1997-06-07.EL MUNDO.LA GRAN TORTILLA ESPAÑOLA AGT

Publicado: 1997-06-07 · Medio: EL MUNDO

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EL MUNDO. SÁBADO, 7 DE JUNIO DE 1997
ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO 
Si me exigieran decir en dos palabras cuál ha sido el sentido de la ahistórica y frívola transición, si tuviera que definirla con rigor por uno sólo de sus grotescos trazos, si me preguntaran por algún movimiento superior que haya podido orientar hacia alguna parte las caóticas agitaciones del momento y de las ambiciones personales, no podría hablar de libertades ni de justicia, ni de ciencia ni de arte, ni de moral ni de gustos. En esas dimensiones no hay realmente nada que haya marcado carácter a la vida social, ni espíritu público a los últimos veinte años. Hemos retrocedido en moral y cultura lo que hemos avanzado en tecnología y deseo de evasión. Pero alguna buena esperanza debe seguir alimentando la alegría de una juventud sin porvenir profesional y el afán de trabajo de empresarios, facultativos y obreros sin horizonte. Si no lo pienso dos veces, seguramente afirmaría que el sentido de la transición, lo que la define mejor que el hundimiento de todos los ideales y más que la degeneración política, es la ya operada integración de la economía española en el mercado europeo. 
Por eso hoy damos tanta importancia a lo que está sucediendo en Francia, Alemania, Reino Unido y Suecia, como ayer le dimos a lo que pasaba en Italia. La unión monetaria a fecha fija, el dogma monetarista se está esfumando con el calor de la presión social como neblina matinal de los valles húmedos en un día soleado de invierno. La crisis del euro non nato no es una crisis económica ni monetaria. Es una crisis de política económica. Es una crisis de confianza en la capacidad de dirección de los Gobiernos. Sean del signo que sean. Se avecinan rápidos cambios de equipos de gobierno. Y esta época no se estabilizará hasta que se acometa la reforma política. La que transforme las corruptas oligarquías de partidos estatales en democracias políticas, con separación de poderes y sistemas electorales representativos de la sociedad civil. Está sucediendo ahora lo mismo, pero a la inversa, que en la década de los setenta. Se tardó demasiado en comprender que la inflación producía desempleo. Los programas de convergencia en la unidad monetaria dificultan hoy la comprensión de que sin inflación ni déficit no se crea empleo. 
Lo ridículo y peligroso de nuestra clase gobernante no está en sus errores de mimetismo europeo, sino en el carácter dogmático que imprime a su política económica. La sistemática propaganda de la necesidad de sacrificarse, es decir, de sacrificar a los asalariados, para ingresar en la UEM el 1 de enero de 1999, deja inermes a los españoles ante los bruscos cambios de criterio de los franceses y los alemanes. La nueva experiencia socialista en Francia abre una incógnita sobre el inmediato porvenir del euro. Aunque lo mas interesante es la presencia en el Ministerio del Interior de un hombre de izquierdas que dimitió de su cartera anterior como protesta por la Guerra del Golfo. Mientras que la intención alemana de revalorizar sus reservas de oro y reducir en casi dos billones de pesetas su deficit público es una burda operación de ingeniería financiera para defraudar a sus socios europeos, el Gobierno sueco ha tomado ya sus precauciones y no ingresará en  Unido, con el republicano Blair, tampoco se dejará embaucar. Holanda seguirá la senda alemana. Bélgica, , ensimismada en su crisis, está lejos de poder influir en los demás. Nuestra transición ha puesto todos los huevos en una sola cesta. No importa. Los políticos no se equivocan nunca. Hacen siempre lo que hay que hacer. Si la UM fracasa, Aznar y Felipe harán la gran tortilla española. 
La que repugna a Pujol.