1995-06-26.EL MUNDO.LA GRAN CONSPIRACIÓN AGT
Publicado: 1995-06-26 · Medio: EL MUNDO
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EL MUNDO. LUNES 26 DE JUNIO DE 1995 ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO Hay conspiración desde que Rumasa, contra las expectativas civiles del principio de legalidad, fue robada a su propietario para ser repartida a bajo precio entre los amigos del gobierno expoliador. Hay conspiración desde que el Gobierno socialista ideó y ejecutó los crímenes del GAL. Hay conspiración desde que el Partido Socialista extorsionó a los empresarios para financiar ilegalmente sus campañas electorales. Hay conspiración desde que el Gobierno adjudicó a sus propagandistas el oligopolio privado de radio y televisión. Hay conspiración desde que este Gobierno dio licencia a los suyos para sustraer fondos reservados sin control de su destino. Hay conspiración desde que los hombres del Gobierno y de su partido cobran comisiones a contratistas de obras y servicios con cargo a los presupuestos del Estado. Hay conspiración desde que el Gobierno y el Banco emisor intervienen en la administración de la banca privada, en beneficio de sus amigos en la oligarquía financiera. Y hay una gran conspiración contra todos desde que el CESID y la policía escuchan al jefe del Estado, a jueces, dirigentes políticos, directores de periódico, periodistas, abogados y personalidades sin cuento. Y cuando este Gobierno de conspiración contra las libertades y derechos civiles es descubierto, por el rastro de sangre, dinero y teléfonos que va dejando en su dislocada carrera de poder, no se le ocurre más que declararse víctima, precisamente de una conspiración contra el Estado. No fallan las predicciones sobre este Gobierno. De sus acciones puede esperarse todo lo malvado; de sus palabras, toda darse aires de imparcialidad, el fiscal del Estado y el jefe de la oposición piden pruebas de la tesis conspirativa del Gobierno. Como si la imbecilidad no consistiera justamente en eso, en admitirla como hipótesis. El señor Aznar contribuye a consagrar la idiotez cuando se ofrece voluntario a combatir la conspiración si se demuestra su existencia. Los burros no vuelan, aunque lo demuestren asnos paracaidistas. Y una trama civil para producir la involución del régimen, sin una trama militar que esté preparando un golpe de Estado, es una bandada de burros volando en la mente de un loco o de un idiota. La historia sólo ofrece conspiraciones desde el poder contra las libertades y derechos ciudadanos. Como o felipismo es una conspiración permanente de tipo bonapartista. Los Estados de la antigüedad reposaban sobre los magistrados que estaban a su cabeza. Su autoridad fundamentaba la potestad del cargo. Las conjuras contra ellos conmovían las instituciones. Hoy no es así. La potestad del cargo es la única fuente de autoridad de quien lo ejerce. Al Estado no lo sostiene la autoridad moral de las magistraturas, sino una organización burocrática con fines propios. La autoridad no precede al poder, lo sigue. Una conjura para socavar la autoridad con la intención de cambiar de Gobierno es inconcebible. Los gobiernos oligárquicos no tienen autoridad. Les basta la fuerza de los votos. Además de la crisis permanente de representación parlamentaria, causada por la inadecuación de la sociedad política a la civil, los estados modernos padecen males que no afectaban a los antiguos. El Estado de Bienestar hace suyas las crisis económicas. Y el Estado de partidos genera crisis morales porque gobiernos sin autoridad se desvían de los fines del Estado, por corrupción de los gobernantes, o porque el propio régimen acude a la corrupción de las instituciones para gobernar. El felipismo ha unido estas dos clases de corrupción. Por ello, un cambio de Gobierno puede resolver, con un milagro de moralidad, el problema de la corrupción personal, pero ni un milagro político podrá evitar la corrupción institucional que el régimen necesita para durar. La crisis actual no es ya la crisis de Gobierno, que se arrastra desde el 14-D, ni todavía la crisis de Estado que asoma en el horizonte.