1976-09-30.INTERVIU.LA FATIGA DE LA OPOSICION ALVAREZ SOLIS. LUNES YALERIAS
Publicado: 1976-09-30 · Medio: INTERVIU
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olerías Diario íntimo de un periodista miércoles Una de las frases más inefables que la ha se han dicho esta semana pronunciado el director general de Radio Y Televisión, don Rafael An- són, admirado amigo mío por otra parte, aunque lo cortés no quita lo valiente. Ha dicho que " el que no e ^é de acuerdo con el gobierno no puede estarlo con RTVE". Es un error monumental. Si no fuera asi, uno no se explica cómo ha podido funcionar Televisión desde que fue fundada. Lo que pasa es que hay fidelidades que van más allá de la lógica. O, a lo peor, es que hay nombramientos ilógicos. Sé de un caso en que alguien se nombró a sí mismo, por la via de coger el teléfono y de recomendarse como el hombre idóneo para un puesto ejecutivo. Si se me obliga a ser más claro, tendré mucho gusto en con tar la historia. Y otras historias, porque mi espía infiltrado ya me ha dicho por dónde van los tiros de ciertos vetos y de otras gaitas marineras. jueves trinan. Me o sea, que como yo no voy a comparecer ante la pequeña panta lla durante un cierto tiempo — porque los que mandan se pueden ir con la música a otra parte, pero los profesionales siempre estamos en el t a j o— lo mejor será hablar de las meretrices meretrices. Están del país que refiero, claro, a las meretrices de segunda división, o sea. las que aparecen en las revistas ilustradas, no a las que aceptan un whisky y comparten una cama. Por lo visto, la denuncia de Emma, la largona, publicada en esta misma revista, las ha sacado de quicio. Sobre todo, a una que yo me sé y que ustedes adivinan. Así que para evitar sofocos y equívo cos, a lo peor, cualquier día de estos, me lio la manta a la cabeza y me pongo a escribir la vida secreta de alguna acaparadora de portadas, y pase lo que pase. El que avisa no es traidor. Viernes Uamo a Paco Umbral y me dice que ya ha terminado el prólogo de mi libro sobre 'Las mujeres de la vida". también, de política, Hablamos ^laro. Dice el admirado Umbral aquello de que "ya sé por qué somos el tercer país con menos censo penitenciario". —¿Por qué, Paco? —4-lombre, porque en las cárceles no hay más que robagallinas. Si estuvieran los de Matesa, Redondela, Sofico, Lochkeed, fugas de divisas y otras vergonzantes picarescas, tendríamos un pobla ción de reclusos verdaderamente excepcional. todos Luego, Paco se va a comprar el pan, que es lo suyo y yo me voy a tomar el aperitivo con algunos de mis viejos conocidos que deberían es tar en Carabanchel. Gente encanta dora, eso sí, muy finos ellos, muy apellidados, muy bien vestidos... ¡Hombre, es que si además lleva ran zamarras como Marcelino Ca- macho o Felipe González no había quien los sacara de la t r e n a !. O sea, que es fácil explicarse por qué nuestras cárceles están vacias. Aquí no hay más delincuente que El Lute. Sólo que cae simpático, segu ramente porque nunca se le vio en Villa Rosa, ni haciéndose un che queo por esas clínicas de Dios. sábado la crítica de Uamo a Alfredo Amestoy para ofre televisión de cerle " V i v a ", la revista que. muy pronto, saldrá a la venta — ¡ f a l t a r ía m á s— por Zeta. Bueno, pues me dice Alfredo que hasta enero o febrero tiene que andar por esos mundos de Dios con su ya varías veces centenaria comedia y que, claro, como él tiene que salir también a escena, le resulta imposible ver la " t e l e ", pero que ya hablaremos cuando regrese.—A media tarde me enternezco con la noticia de que la feliz pareja compuesta por Antonio Gades y Marisol, van a invertir unos duros en la revista "Posible", idea que me parece mucho más positiva que la de partirle el cráneo a César Lucas. Y como ya quedan sólo seis meses y pico para las elecciones esas que quiere organizar el Go bierno, empiezo a consultar las listas de siglas y de partidos, no me vaya a coger desprevenido en el ineludible deber patrio de votar. Sólo que el asunto es más bien complicado. Me parece que me voy a abstener, sobre todo teniendo en cuenta que el señor Fraga se ha echado también al monte. Porque si es verdad lo que dice Ricardo de la Cierva, ¿cómo se las maravillará el admirado don Manuel para darse la paz con el pintoresco don Gon zalo Fernández de la Mora? De cualquier manera, una cosa está clara: las derechas van a arrollar en esa primera convocatoria. Por una simple y elemental ley de inercia. Y ( c o n t i n úa en p á g. 67) interviú. una vez im paiSi por Antonio Alvarez Solís ^ :,1i , - . ! S l. •--'••; vov')!'í' víji'i -J.:- •• !•' J'-.' i'ib vía de altos jefes militares en Madrid y una reacción documental —a través de «El Alcázar», de Madrid— por parte de la üitra-derecha. En la reunión de generales aconte cida en Madrid, pocos días antes del relevo del hasta ahora vicepresidente primero, general De Santiago, no to dos los asistentes se mostraron de acuerdo con la línea política del pre sidente del Gobierno, que compare cía ante dicho cónclave para explicar el alcance y los propósitos de la re forma. Realmente el señor Suárez de bió sufrir duras, aunque formalmen te discretas, oposiciones. El mismo «Alcázar» transparenta este hecho al escribir, nada menos que por pluma de su director, el señor Izquierdo, ple namente consciente de que es porta voz de una entidad tan significativa como la Confederación Nacional de Combatientes, feudo fuerte del giro- nismo: «Don Femando de Santiago y Díaz de Mendívil cumple con su deber de soldado y de español al aban donar un Gabinete que se propone la sustitución de un Estado por otro Estado o, lo que es igual, el incum plimiento de un mandato constitucio nal en cuyo nombre administra los más altos intereses de España.» Había, por tanto, generales en gra ve tensión y enfrentamiento con el presidente del Gobierno. La reunión debió revelar con claridad una situa ción difícil y el presidente se vio abo cado, sí son correctas nuestras supo siciones, a una de estas dos posturas: contemplar pasivamente el deterioro de su política, con graves riesgos en trañados en este deterioro, o imponer el criterio del Gabinete abriendo el juego político hacia el ala liberal de las Fuerzas Armadas, con el llama miento, pleno de simbolismo, al ge neral Gutiérrez Mellado, hombre que ya había contemplado con profunda , . ! ( ' •' > rr t > •n •A ..> -A ta ' ' * •"' . 4. ,' ' . - , ,-1 • •" -- " A- fj '^ • 'j I X. .1 .1' J í 'í I; J Gutíénei Mellado De repente, la bomba. Sin signos aparentes de que un hecho de este calibre estuviera próximo a suceder, sin señales premonitorias de clase al guna, accede a la vicepresidencia pri mera del Gobierno, encargado ade más de los Asuntos de la Defensa, el general Gutiérrez Mellado, uno de los dos «supermanueles», con don Manuel Diez Alegría, del ala liberal del Ejército. Vamos a entendernos, sin embargo, midiendo las palabras: nosotros llamamos, sin mayor alcan ce, ala liberal del Ejército al sector militar' que estima que las Fuerzas Armadas constituyen un dispositivo técnico primordialmente encargado de defender la soberanía nacional, lle gado el caso, y sin otra opción polí tica que la salvaguarda del orden constitucional dentro de unos limites de discreto democratismo. Desde este ángulo hay que interpretar, según creemos, el liberalismo que represen ta el señor Gutiérrez Mellado, y si las cosas no han cambiado desde que constituyera una de las esperanzas aperturistas en los días primeros de la monarquía actual. «Point. C'est tout*. Bien. Ya tenemos al general Gutié rrez Mellado, superados sus relati vos exilios orgánicos, empoltronado en la vicepresidencia primera del Go bierno y como hombre fuerte del mismo, si nuestros palpitos son exac tos. Pero la calle se pregunta, y con la calle este observador que suscribe y otros muchos observadores, ¿por qué ha ocurrido este hecho?, ¿cómo ha ocurrido este hecho?, ¿y qué al cance tiene en definitiva? Vayamos por puntos y con el má ximo cuidado posible en la construc ción de hipótesis, ya que el material válidamente informativo que posee mos es muy poco y aún no tan vá lido como fuera de desear. Hay dos datos objetivos que con viene tener en cuenta para reflexio nar con alguna posibilidad de acierto acerca de este llamativo y encandila- dor nombramiento: una reunión pre- preocupación las últimas etapas del franquismo de cara al futuro del país. Y el presidente Suárez eligió la vía de la imposición, quizá frente a pos turas asimismo preñadas de fuerza que se levantaban con creciente deci sión ante el Gobierno y su pretendi da |K>litica de apertura. Por ello, tras un despacho con el Rey —cuya nota informativa fue dada por todos los periódicos— se produce este cambio pendular en la vicepresidencia prime ra, que ha levantado una ola de ex- f)ectación en España y en cuantas cancillerías siguen con atención la evolución española. Digamos que el relevo fue tan sú bito, tan rápido y diligente que mu chos ministros se enteraron del mismo cuando el general De Santiago acu dió a despedirse de ellos. Tal vez es te modo de acción radical por parte del presidente Suárez ponga de re lieve, mejor que cualquier otra cosa, la gravedad del momento, con notas tan significativas como las recientes y duras declaraciones del señor Girón indicando la irritación en que él y los suyos se encuentran por la acción del Poder y este expresivo y preocu pante párrafo del mentado artículo de «El Alcázar», tocando más o me nos a rebato: «Todos los indicios ha cen suponer que el ilustre soldado —el señor De Santiago— no ha que rido prestar su aquiescencia a un de creto-ley que destruirá, sin paliativos, la Organización Sindical del régimen de Franco, para conceder patente de corso a las Comisiones Obreras del Partido Comunista, a la U GT mar- xista y a otras muchas entidades sin dicales puestas, más que al servicio de los trabajadores, al servicio de és ta o aquella Internacional o de ésta o aquella potestad extranjera». El in creíble lenguaje se corona con estas sibilinas y preocupantes frases en que creemos intuir la llamada a rebato a que antes nos referíamos: «Le acom pañarán —se refiere otra vez al gene ral De Santiago— sus hermanos de armas que fueron fieles con él a su juramento y empeñados en la pala bra dejaron algo más que un despa cho: dejaron la vida.» Se había dicho en los mentideros: para octubre habrá intentona ultra- derechista a fin de restaurar la ruta en rumbos anteriores. Y ya ven us tedes que este rumor se acompaña por una serie de significativos acon tecimientos —el más importante el nombramiento del general Gutiérrez Mellado—, por medio de los cuales el Gobierno parece dar una respues ta correctora que, a la vez que sal vaguarda el orden constitucional exis tente —y acerca del cual no entra mos en juicio de valor alguno—, le recobra algo en su deteriorada cre dibilidad ante el país. Veremos ahora qué da de sí el es fuerzo liberal y democratizante del genera! Gutiérrez Mellado, hombre 6 zas conservadoras como la pretendi da por el señor Fraga, que tanto puc den significarle de cara al manten; miento de una España verdadera mente de derechas, pueda dar al traste a manos de una descabellada acción por parte de las fuerzas bun- kerianas. Quizá para sujetar al bun ker a todos los niveles haya pensado en movilizar para el mando político a un hombre como el señor Gutiérrez Mellado, que fue hace tan sólo unos meses la esperanza del mañana, co mo rezaba la letra de la canción po pular. En una palabra, tanques para la reforma. Como ha dicho el ministro de In formación y Turismo «en España, en lo político, han sonado las cinco de la tarde». Unas cinco de la tarde que matiza muy bien, y sin embargo, el demócrata interno del Sistema y ca cique a nivel estatal, señor Fernán dez Sordo, cuando advierte: «Que na die piense que la evolución política será el cambio de tortilla». las Pues bien, el Gobierno parece de cidido a proteger esta gran operación del conservadurismo más conserva la exhibición de una dor mediante energía que ahora proyecta preven- toriamente sobre el bunker, como an tes, y siempre, concentró sus fuegos sobre el Partido Comunista, al que se deja en una ilegalidad muy preocu futuro democrático pante para el del país. El Gobierno no cede, por tanto, y aún recibe inyecciones pretendidamente estimulantes —aun que uno cree que más dañosas que otra cosa, dado su histerismo— de don Luis María Ansón, que acaba de escribir en «La Vanguardia» y en «Ya» uno de los artículos más reac cionarios de los últimos años, acusan do de cobardía a la clase política en el Poder por no hallarla, según pare ce, en la debida línea anticomunista. Un artículo que ha merecido en res puesta una de las más bellas páginas escrita» por Vázquez Montalbán en «Por Favor» de la pasada semana. «No excite usted, señor Ansón —es cribe Vázquez—, a la vieja, gastada frustrada clase gobernante. Podría equivocarse. Se invoca a Pompidou y sale Pinochet. Sería terrible y usted tendría ante sí otra vez el grave dile ma de ametrallar o ser ametrallado». Y añade el gran escritor y periodista de la izquierda, en su varapalo a este retórico, feble e inefable ex niño pro digio de «una de las causas más evi dentes aplazadas de la reciente histo ria española»: «Además no ha rear mado usted de argumentos a una de recha comedida^ moderada en sus re rearmado usted presiones. No. \ Ha con argumentos a una derecha edu cada en el toque a degüello y que ha estado, y todavía está en el fondo del fondo, en condiciones de recu rrir a él cuando le venga en gana, a poco que se sienta acorralada». Tal vez el Gobierno Suárez preten da que la derecha no se sienta aco- i que ha llegado a defender la honora bilidad patriótica —aunque condene a la organización, como ilegal— de aquellos compañeros de armas que han sido expulsados del Ejército en virtud de recientes condenas como miembros de la U M D. la operación de la derecha reformista } \ La impensada energía puesta de relieve por el señor Suárez en este cambio de vicepresidencias se ha de considerar, además, sobre un fondo muy importante de movilización po lítica- la movilización de la derecha reformista. El Gobierno está consi guiendo dos objetivos que le aparejan cierta confortabilidad de cara al in mediato futuro: el resquebrajamiento de la Oposición democrática —con la crisis de Coordinación Democrática y las dudas colaboracionistas de par tidos como Izquierda Democrática, de Ruiz Giménez, y el Socialista Po pular de Tierno— y, por el contrario, la galvanización de la derecha con servadora, con el gran pacto que busca cerrar el señor Fraga, ya de cididamente en la derecha autorita ria —¡ay, recuerdo de Narváez!—, con los señores Silva Muñoz, o la pasión elitista de los Propagandistas Católicos, Martínez Esteruelas, Fer nández de la Mora, o la pasión fascis iluminadas, Fer ta de las minorías nández Sordo, o el caciquismo a ni vel de Estado, López Rodó y López Bravo, o la dogmática del tecnocra- tismo que cree que racionalidades y eficacias, como madres, no hay más : •> que una. ^ , El Gobierno, que sigue pensando que ganará las elecciones a diputa dos por un sesenta y seis por ciento de los sufragios —para conseguir lo cual desea gobernar a su aire el perío do predemocrático, entre las dudas y los entreguismos sincopados de la Oposición o, ai menos, de parte de ella—, no está dispuesto a que alian rralada y, procediendo con más pon deración formal que el señor Ansón, le va despejando el camino para que nadie pueda trabarle el paso ni a su izquierda ni ahora a su mano dies tra. Y como pieza maestra del proce dimiento liberador de inconvenientes para este conservadurismo puesto en pie á careta quitada aparece este nom bramiento del señor Gutiérrez Mella do, sobre cuyas espaldas parece car garse el logro de una aún tierna, o más bien esquematizada tan sólo, de mocracia de carácter limitado o de mocracia de fórmula norteamericana para la exportación. El Gobierno se ha decidido a ga nar unas elecciones de las que pre tende sea artillería importante esta proyectada coalición conservadora so bre la la que se vuelca asimismo bendición financiera de la gran Ban ca. Nada menos que dos mil millones de pesetas se rumorea que la Banca pudiera invertir en costear los planes conservadores, siguiendo en la línea de intervención política activa que ya destapó con ocasión del nombra miento del Gabinete Suárez, en cuya gestión tuvo un papel hasta ahora no desmentido un hombre como Pablo Cárnica, pivote sobre el que gira de modo notable el Banesto. Debe de cirse que el señor Fraga ha desmen tido este apoyo financiero con las si guientes palabras: «Nadie da dinero a cambio de nada y mucho menos los banqueros. Nosotros buscaremos el dinero para nuestras actividades dentro de España, pero será un di nero claro, conocido, que no proceda del extranjero y que no suponga ni consigna ni condicionamiento algu no». Sin embargo, ni el mentís de la Fraga es rotundo, pues disuelve cuestión en vagas referencias a finan ciaciones externas por parte de otras organizaciones —siempre el oro de Moscú—, ni la Banca ha dicho aún esta boca es mía. Al fin y al cabo resulta perfectamente coherente con sus procedimientos e intereses que la Banca afronte estos medios, que da do el rendimiento que pudieran supo nerle al permitirle proseguir la ex plotación económica del país, tampo co son excesivos. • ' • • • ; > ! -' la fatiga de la Oposkión Y ahora veamos la otra cara de esta moneda de la política española. La llamada cara de la Oposición. Pe ro ¿hasta qué punto cabe hablar ya de Oposición, así, en bloque y sin fisuras? Mientras el PSOE abandona ba la reunión en que la Platajunta nombró a sus delegados para la reu nión de plataformas unitarias en Va lencia, ya que se negaba a que Coordi nación Democrática tuviera por por tavoz al señor García Trevijano, par tidos como Izquierda Democrática y el Socialista Popular firman el tibio documento de la Platajunta recusan do el plan transicionista del Gobier no, pero se reservan el derecho a ne gociaciones bilaterales ya que creen aún en la posibilidad de un entendi miento con el Gabinete Suárez a fin de apresurar desde adentro el trán sito hacia la soñada democracia. Más aún: el mismo PSOE sigue practi cando una ambigua praxis de contac tos con el Poder en tanto endurece su terminología ante la base a fin de recuperar una credibilidad que, para qué vamos a engañarnos, había visto sustancialmente erosionada ante las masas. En el fondo el PSOE siente una grave preocupación ante su con greso de noviembre e intensifica, de cara a la reelección de sus dirigentes, un lenguaje que se ve luego desvir tuado hasta cierto punto en los com portamientos cotidianos de las esferas dirigentes del purtido. La Platajunta y las organizaciones moderadas de la Oposición, entre ellas todas las llamadas liberales, viven un momento de crisis que uno tiende a interpretar como fruto de una doble realidad: de una parte el deseo de esos liberales de ensamblarse cuanto antes en el esquema constitucional que promete poner en marcha el Go bierno Suárez y, de otra, la crecien te coincidencia de intereses sociales que existen entre esos liberales y los reformistas pertenecientes al Sistema, ya que ambos defienden el mismo re pertorio de ¡deas básicas, las mismas creencias en una sociedad jerarqui zada e idéntico cuadro de valores acerca de la propiedad, la empresa y los mecanismos económicos. Por otra parte parece que esta creciente divergencia entre la Platajunta y los partidos moderados, e incluso entre algunos partidos de la misma Plata- junta, no puede ser salvada ni por el mismo documento Ollero, el segundo debido ya a este mismo catedrático, documento que ha tratado de aga villar a la Oposición, pero sobre un suelo del que nuestros lectores po drán juzgar sin más si leen uno de los párrafos de este traído y llevado pa pel frente al que a la hora de redac tar esta crónica se levantan resisten cias de partidos izquierdistas pertene cientes a Coordinación Democrática: «Ni las ideas generales que parecen presidir el proyecto Suárez, ni el es quema institucional previsto pueden considerarse en principio como for malmente la po sible vigencia efectiva y a plazo más bien breve de un sistema político de mocrático homologable con otros mu chos que verdaderamente lo son en la Europa Occidental en que estamos histórica y existencialmente inmersos.» incompatibles con Debe reconocerse que el Gobier no Suárez va teniendo suerte con los documentos que en teoría debieran serle adversos, ya que todos acaban viendo la luz en tonos muy modera dos y bajo la presión de unas tenden cias derechistas que tanto en el inte rior de España como en el contexto europeo se están mostrando mu.y ac tivas y dominadoras de la situación. El mismo Consejo de Europa acaba de aprobar una resolución sobre Es paña en que se reconocen multitud de esfuerzos realizados por el actual Gobierno español en su camino ha interviú cia la democracia, si bien a última hora las fuerzas socialistas presentes la asamblea parlamentaria del en Consejo evitaron que se aprobara na da más y nada menos que esto: «To mando nota de la voluntad manifes tada por el Gobierno de don Adolfo Suárez de trabajar con el pueblo es pañol, cuya soberanía queda recono cida, en la instauración de un siste ma político verdaderamente democrá tico, y de organizar elecciones gene rales por sufragio universal, directo y secreto para un parlamento dotado de poderes constituyentes antes del mes de junio de 1977.» La Oposición española, en sus ma nifestaciones más progresistas, se opu so a que este párrafo fuera aprobado, tal como queda transcrito, por el Con sejo de Europa y logró que este or ganismo consultivo cambiase los tér minos del escrito por otros en que, de acuerdo con el tibio documento de la Platajunta, al que antes nos he mos referido, se insiste en que no es admisible un referéndum ni una con vocatoria electoral si previamente no se legitima a todos los partidos y or ganizaciones sindicales, se les admite a diálogo y se abre un período cons tituyente simple y llano con previe- dad a las mismas elecciones. Sin em bargo, el Gabinete del señor Suárez navega con bastante fortuna frente a la llamada Oposición de izquierdas y está logrando, por el contrario, una movilización real y apretada de las derechas conservadoras en pro de sus proyectos de transición controlada. Signifíeación de un lock-out '"^Sffi^h' -^^f^^^^^jh tangible e De la voluntad de la derecha con servadora, y de lo que socialmente representa, en lo que se refiere a con trolar y conservar el poder hay una prueba indiscutible: el lock-out que protagonizaron estos días las empresas metalúrgicas de Sa- badell, y que ha afectado a unos veinte mil trabajadores. De repente las empresas han abandonado todo sis tema de discusión y entendimiento los dialéctico y se han limitado al cierre de sus puertas, produciendo una si tensión. Es la tuación de gravísima primera vez en cuarenta años que las empresas recurren al expediente del lock-out, autorizado además por la Delegación de Trabajo. Como es lógico, en el seno de un sistema to talmente protector de intereses empresariales, como es el sistema es pañol, la autorización del Gobierno para que las empresas procedan a po ner en marcha el recurso extremo del lock-out ha desequilibrado totalmen te la balanza en su favor, reduciendo las fuerzas obreras a un papel pa sivo que sólo resulta compensable me diante las acciones de masas y las posturas radicales, acciones y postu ras que, como es obvio, merecen siempre el más duro tratamiento por parte de la Administración. Los he chos son estos: los empresarios se han quitado la careta y viendo que ya no cuentan eficazmente con la trinchera del sindicalismo vertical en apoyo de sus permanentes intereses, han recu rrido a la acción directa mediante un cierre de las factorías, lo que ha forzado seguidamente un laudo del Ministerio de Trabajo que deja a los trabajadores sin lo más sustancial de sus aspiraciones. Este lock-out sobreviene a continua ción de una serie de reuniones de los empresarios a lo largo y a lo ancho del Estado español para establecer centrales patronales que movilicen y cohesionen los medios de que dispo nen los patronos para iniciar un diá logo social duro, con la ventaja que para ellos supone el no estar aún au torizadas legalmente aquellas organi zaciones obreras que podrían darles una respuesta proporcionada. Estos empresarios se han expresado ya con absoluta claridad acerca del momen to que les toca vivir. Por ejemplo, y a la pregunta que formula un perio dista en estos términos: «¿Cree usted tiene que esa visión del empresario que cambiar en este momento polí tico?», responde el industrial catalán señor Torras Trías: «No, no tiene que hacerlo. Hay que tener en cuenta que lo largo de los últimos cuarenta a años la empresa ya ha evoluciona do. Y ahora no debe transigir en si tuaciones de fuerza ni coacciones.» Y por su parte un periódico español de gran sabor patronal, escribe: «Don Ignacio Gómez-Acebo .se pronunció en el sentido de que el empresario es pañol no puede ceder más de lo que ha cedido, si no llega a una tregua social. La situación es grave y exige una solución.» Así están las cosas mientras el Go bierno avanza hacia la estructuración definitiva de la gran ofensiva de la de recha de cara a las próximas eleccio nes. Frente a todo ello ¿qué energías ciertas le quedan a la Oposición pro gresista? Formulamos sólo una pregunta. 'tr. ví-R- irijr A. A.-S. interviú. :\ ya la dimisión el señor Arespaco- chaga, último alcalde nombrado a dedo de la Corte y Villa de Madrid. Lo otro, lo de que un viernes, a las siete de la tarde, el Paseo de la Castellana se convierte en un in fierno circulatorio, es pura peripe cia anecdótica. Y del sefior Viola, más vale no hablar desde Madrid, no vaya a ser que me llamen menesterioso. centralista y todas esas gaitas. martes Recibo una carta impresionante. La firma una mujer que dice ser "Otra Mónica". Se carcajea por haberme escandalizado con la historia que conté, en la sección "Las mujeres de la vida", de una muchacha quinceañera que ya se dedicaba a la prostitución. Me cuenta algo alucinante. Voy a transcribir esa carta, integramente, en mi libro. También le envío una copia al director de esta Revista, por si considera oportuna su publicación. A mi me gustaría hablar, de vis a vis, con es otra "Mónica". que me habla de viejos verdes, de drogas, de celestinas y de otras repugnan tes picarescas. ¡Oye, criatura! Es críbeme a INTERVIÚ, Alcántara. 3 (Delegación en Madrid) y díme dónde puedo llamarte. O telefoné ame a mi casa, que es la tuya. Por razones obvias, no puedo darte mi número de teléfono, pero puedes pedírselo a cualquiera de nuestros comunes amigos. Me encantaría conversar ¿Hace? Y. contigo. bueno, si Ramón Tamames gana el premio "Planeta" de este año, a mi que me registren. Esas son cosas las de Lara y del esplendor de ideologías. Que no todas van a ser crepusculares, mal que le pese a Gonzalo Fernández de la Mora y sus circunstancias. Así que ya digo... YALE (viene de la pág. 2) de todo lo demás, claro. A no ser que nombre goberganor civil de Madrid a Marcelino Camacho; de Barcelona, a Sartorius; de Vizcaya a Pablo Castellanos, y de Valencia, a Raúl Morodo. Pero no creo... domingo Si es verdad eso de que, cuando Adolfo Suárez reunió a los altos jefes militares para darles cuenta de su plan de reformas, pronunció la frase de "pueden fusilarme uste des ahora mismo"; si es verdad, repito, que el diálogo se desarrolló de la manera en que lo ha contado "Cambio 16", yo me hago suare- zista desde ahora mismo y que salga el sol por Antaquera. ¿Pasa algo? A mí es que don Adolfo me cae bien, aunque sus periodos de esplendor —director general de Ra dio y Televisión, ministro secretario general del Movimiento, presidente del Gobierno— coincidan siempre con mis crisis televisivas. Digo yo que será pura coincidencia. Y, en serio, comienzo a sentir un pro fundo respeto por la labor del señor Suárez. Está haciendo encajes de bolsillo. Su único error ha consis tido en tutear a Felipe González y a mi. Pero, jolín, es que a mí me conoce de hace la tira de años. lunes Llamo a don Rafael Ansón. Nada, que el hombre está ocupadísimo y que no hay manera de echar una parrafada. Llamo a Garcia Trevijano y se pone enseguida. Es la diferen cia entre el Poder y la Oposición. Bueno, pero es que, además, don Antonio es mi abogado. Llego a la conclusión de que quien tiene un amigo en el Poder no sabe lo que pierde. Y viceversa. Excepción he cha, naturaltT>ente, de Enrique de la Mata, que ese si que es un político del presente y del futuro.^-Bueno. pues, hablando de otra cosa: el caso Llantada es una de las diez primeras motivaciones por las cua les tendría que haber presentado fe-^*^ • i ,#