1976-09-30.INTERVIU.LA FATIGA DE LA OPOSICION ALVAREZ SOLIS. LUNES YALERIAS

Publicado: 1976-09-30 · Medio: INTERVIU

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olerías 

Diario 
íntimo 
de un  periodista 

miércoles 

Una de las frases  más inefables  que 
la  ha 
se  han  dicho  esta  semana 
pronunciado  el  director  general  de 
Radio  Y Televisión,  don  Rafael  An-
són,  admirado  amigo  mío  por  otra 
parte,  aunque  lo  cortés  no  quita  lo 
valiente.  Ha  dicho  que  " el  que  no 
e ^é  de  acuerdo  con  el  gobierno  no 
puede  estarlo  con  RTVE".  Es  un 
error  monumental.  Si  no  fuera  asi, 
uno  no  se  explica  cómo  ha  podido 
funcionar  Televisión  desde  que  fue 
fundada.  Lo  que  pasa  es  que  hay 
fidelidades  que  van  más  allá  de  la 
lógica.  O,  a  lo  peor,  es  que  hay 
nombramientos  ilógicos.  Sé  de  un 
caso  en  que  alguien  se  nombró  a  sí 
mismo,  por 
la  via  de  coger  el 
teléfono  y  de  recomendarse  como 
el  hombre  idóneo  para  un  puesto 
ejecutivo.  Si se me  obliga  a ser  más 
claro,  tendré  mucho  gusto  en  con 
tar 
la  historia.  Y  otras  historias, 
porque  mi  espía  infiltrado  ya  me  ha 
dicho  por  dónde  van  los  tiros  de 
ciertos  vetos  y  de  otras  gaitas 
marineras. 

jueves 

trinan.  Me 

o  sea,  que  como  yo  no  voy  a 
comparecer  ante  la  pequeña  panta 
lla  durante  un  cierto 
tiempo  — 
porque  los  que  mandan  se  pueden 
ir  con  la  música  a  otra  parte,  pero 
los  profesionales  siempre  estamos 
en  el  t a j o—  lo  mejor  será  hablar  de 
las  meretrices 
meretrices.  Están 
del  país  que 
refiero, 
claro,  a  las  meretrices  de  segunda 
división,  o  sea. las  que  aparecen  en 
las  revistas  ilustradas,  no  a  las  que 
aceptan  un  whisky  y  comparten 
una  cama.  Por  lo  visto,  la  denuncia 
de  Emma,  la  largona,  publicada  en 
esta  misma  revista,  las  ha  sacado 
de  quicio.  Sobre  todo,  a una  que  yo 
me  sé  y  que  ustedes  adivinan.  Así 
que  para  evitar  sofocos  y  equívo 
cos,  a  lo  peor,  cualquier  día  de 
estos, me  lio  la  manta  a la  cabeza  y 
me  pongo  a  escribir  la  vida  secreta 
de  alguna  acaparadora  de  portadas, 
y  pase  lo  que  pase.  El  que  avisa  no 
es  traidor. 

Viernes 

Uamo  a Paco  Umbral  y  me  dice  que 
ya  ha  terminado  el  prólogo  de  mi 
libro  sobre  'Las mujeres  de la  vida". 

también,  de  política, 
Hablamos 
^laro.  Dice  el  admirado  Umbral 
aquello  de  que  "ya  sé  por  qué 
somos  el  tercer  país  con  menos 
censo  penitenciario". 
—¿Por  qué,  Paco? 
—4-lombre,  porque  en  las  cárceles 
no  hay  más  que  robagallinas.  Si 
estuvieran 
los  de  Matesa, 
Redondela,  Sofico,  Lochkeed,  fugas 
de  divisas  y  otras  vergonzantes 
picarescas,  tendríamos  un  pobla 
ción  de  reclusos  verdaderamente 
excepcional. 

todos 

Luego, Paco  se va  a comprar  el  pan, 
que  es  lo  suyo  y yo  me  voy  a  tomar 
el  aperitivo  con  algunos  de  mis 
viejos  conocidos  que  deberían  es 
tar  en  Carabanchel.  Gente  encanta 
dora,  eso  sí,  muy  finos  ellos,  muy 
apellidados,  muy  bien  vestidos... 
¡Hombre,  es  que  si  además  lleva 
ran  zamarras  como  Marcelino  Ca-
macho  o  Felipe  González  no  había 
quien  los  sacara de  la t r e n a !. O sea, 
que  es 
fácil  explicarse  por  qué 
nuestras  cárceles  están  vacias. 
Aquí  no  hay  más  delincuente  que  El 
Lute.  Sólo  que  cae  simpático,  segu 
ramente  porque  nunca  se  le  vio  en 
Villa  Rosa,  ni  haciéndose  un  che 
queo  por  esas  clínicas  de  Dios. 

sábado 

la  crítica  de 

Uamo  a Alfredo  Amestoy  para  ofre 
televisión  de 
cerle 
" V i v a ",  la  revista  que.  muy  pronto, 
saldrá  a  la  venta  — ¡ f a l t a r ía  m á s— 
por  Zeta.  Bueno,  pues  me  dice 
Alfredo  que  hasta  enero  o  febrero 
tiene  que  andar  por  esos  mundos 
de  Dios  con  su  ya  varías  veces 
centenaria  comedia  y  que,  claro, 
como  él  tiene  que  salir  también  a 
escena,  le  resulta  imposible  ver  la 
" t e l e ",  pero  que  ya  hablaremos 
cuando  regrese.—A media  tarde  me 
enternezco  con  la  noticia  de  que  la 
feliz  pareja  compuesta  por  Antonio 
Gades y Marisol, van a invertir  unos 
duros  en  la  revista  "Posible",  idea 
que  me  parece  mucho  más  positiva 
que  la  de  partirle  el  cráneo  a  César 
Lucas. Y  como  ya  quedan  sólo  seis 
meses  y  pico  para  las  elecciones 
esas  que  quiere  organizar  el  Go 
bierno,  empiezo  a  consultar 
las 
listas  de  siglas  y  de  partidos,  no  me 
vaya  a  coger  desprevenido  en  el 
ineludible  deber  patrio  de  votar. 
Sólo  que  el  asunto  es  más  bien 
complicado.  Me  parece  que  me  voy 
a  abstener,  sobre  todo  teniendo  en 
cuenta  que  el  señor  Fraga  se  ha 
echado  también  al  monte.  Porque 
si  es  verdad  lo  que  dice  Ricardo  de 
la  Cierva,  ¿cómo  se  las  maravillará 
el  admirado  don  Manuel  para  darse 
la  paz  con  el  pintoresco  don  Gon 
zalo  Fernández  de 
la  Mora?  De 
cualquier  manera,  una  cosa  está 
clara:  las  derechas  van  a arrollar  en 
esa  primera  convocatoria.  Por  una 
simple  y  elemental  ley  de  inercia. Y 

( c o n t i n úa  en  p á g.  67) 

interviú. 

una vez 

im  paiSi 

por Antonio  Alvarez  Solís 

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vía  de  altos  jefes  militares  en  Madrid 
y  una  reacción  documental  —a  través 
de  «El  Alcázar»,  de  Madrid—  por 
parte  de  la  üitra-derecha. 

En  la  reunión  de  generales  aconte 
cida  en  Madrid,  pocos  días  antes  del 
relevo  del  hasta  ahora  vicepresidente 
primero,  general  De  Santiago,  no  to 
dos  los  asistentes  se  mostraron  de 
acuerdo  con  la  línea  política  del  pre 
sidente  del  Gobierno,  que  compare 
cía  ante  dicho  cónclave  para  explicar 
el  alcance  y  los  propósitos  de  la  re 
forma.  Realmente  el  señor  Suárez de 
bió  sufrir  duras,  aunque  formalmen 
te  discretas,  oposiciones.  El  mismo 

«Alcázar»  transparenta  este  hecho  al 
escribir,  nada  menos  que  por  pluma 
de su director, el señor  Izquierdo, ple 
namente  consciente  de  que  es  porta 
voz  de  una  entidad  tan  significativa 
como  la  Confederación  Nacional  de 
Combatientes,  feudo  fuerte  del  giro-
nismo:  «Don  Femando  de  Santiago 
y  Díaz  de  Mendívil  cumple  con  su 
deber de soldado y de español al aban 
donar  un  Gabinete  que  se  propone 
la  sustitución  de  un  Estado  por  otro 
Estado  o,  lo  que  es  igual,  el  incum 
plimiento  de  un  mandato  constitucio 
nal  en  cuyo  nombre  administra  los 
más  altos  intereses  de  España.» 

Había,  por  tanto,  generales  en  gra 
ve  tensión  y  enfrentamiento  con  el 
presidente  del  Gobierno.  La  reunión 
debió  revelar  con  claridad  una  situa 
ción  difícil  y el presidente  se vio abo 
cado,  sí  son  correctas  nuestras  supo 
siciones,  a  una  de  estas  dos  posturas: 
contemplar  pasivamente  el  deterioro 
de  su  política,  con  graves  riesgos  en 
trañados  en  este  deterioro,  o  imponer 
el  criterio  del  Gabinete  abriendo  el 
juego  político  hacia  el  ala  liberal  de 
las  Fuerzas  Armadas,  con  el  llama 
miento,  pleno  de  simbolismo,  al  ge 
neral  Gutiérrez  Mellado,  hombre  que 
ya  había  contemplado  con  profunda 

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Gutíénei Mellado 

De  repente,  la  bomba.  Sin  signos 
aparentes  de  que  un  hecho  de  este 
calibre  estuviera  próximo  a  suceder, 
sin  señales  premonitorias  de  clase  al 
guna,  accede  a  la  vicepresidencia  pri 
mera  del  Gobierno,  encargado  ade 
más  de  los  Asuntos  de  la  Defensa, 
el  general  Gutiérrez  Mellado,  uno  de 
los  dos  «supermanueles»,  con  don 
Manuel  Diez  Alegría,  del  ala  liberal 
del  Ejército.  Vamos  a  entendernos, 
sin  embargo,  midiendo  las  palabras: 
nosotros  llamamos,  sin  mayor  alcan 
ce,  ala  liberal  del  Ejército  al  sector 
militar'  que  estima  que  las  Fuerzas 
Armadas  constituyen  un  dispositivo 
técnico primordialmente encargado de 
defender  la  soberanía  nacional,  lle 
gado  el  caso,  y  sin  otra  opción  polí 
tica  que  la  salvaguarda  del  orden 
constitucional  dentro  de  unos  limites 
de  discreto  democratismo.  Desde  este 
ángulo  hay  que 
interpretar,  según 
creemos,  el  liberalismo  que  represen 
ta  el  señor  Gutiérrez  Mellado,  y  si 
las  cosas  no  han  cambiado  desde  que 
constituyera  una  de  las  esperanzas 
aperturistas  en  los  días  primeros  de 
la  monarquía  actual.  «Point.  C'est 
tout*. 

Bien.  Ya  tenemos  al  general  Gutié 
rrez  Mellado,  superados  sus  relati 
vos  exilios  orgánicos,  empoltronado 
en  la  vicepresidencia  primera  del Go 
bierno  y  como  hombre  fuerte  del 
mismo,  si  nuestros  palpitos  son  exac 
tos.  Pero  la  calle  se  pregunta,  y  con 
la  calle  este  observador  que  suscribe 
y  otros  muchos  observadores,  ¿por 
qué  ha  ocurrido  este  hecho?,  ¿cómo 
ha  ocurrido  este  hecho?,  ¿y  qué  al 
cance  tiene  en  definitiva? 

Vayamos  por  puntos  y  con  el  má 
ximo  cuidado  posible  en  la  construc 
ción  de  hipótesis,  ya  que  el  material 
válidamente  informativo  que  posee 
mos  es  muy  poco  y  aún  no  tan  vá 
lido  como  fuera  de  desear. 

Hay  dos  datos  objetivos  que  con 
viene  tener  en  cuenta  para  reflexio 
nar  con  alguna  posibilidad  de  acierto 
acerca  de  este  llamativo  y  encandila-
dor  nombramiento:  una  reunión  pre-

preocupación 
las  últimas  etapas  del 
franquismo  de  cara  al  futuro  del  país. 
Y  el  presidente  Suárez  eligió  la  vía 
de  la  imposición,  quizá  frente  a  pos 
turas  asimismo  preñadas  de 
fuerza 
que  se  levantaban  con  creciente  deci 
sión  ante  el  Gobierno  y  su  pretendi 
da  |K>litica  de  apertura.  Por  ello,  tras 
un  despacho  con  el  Rey  —cuya  nota 
informativa  fue  dada  por  todos  los 
periódicos—  se  produce  este  cambio 
pendular  en  la  vicepresidencia  prime 
ra,  que  ha  levantado  una  ola  de  ex-
f)ectación  en  España  y  en  cuantas 
cancillerías  siguen  con  atención 
la 
evolución  española. 

Digamos  que  el  relevo  fue  tan  sú 
bito,  tan  rápido  y  diligente  que  mu 
chos  ministros  se  enteraron  del  mismo 
cuando  el  general  De  Santiago  acu 
dió  a  despedirse  de  ellos.  Tal  vez  es 
te  modo  de  acción  radical  por  parte 
del  presidente  Suárez  ponga  de  re 
lieve,  mejor  que  cualquier  otra  cosa, 
la  gravedad  del  momento,  con  notas 
tan  significativas  como  las  recientes  y 
duras  declaraciones  del  señor  Girón 
indicando 
la  irritación  en  que  él  y 
los  suyos  se  encuentran  por  la  acción 
del  Poder  y  este  expresivo  y  preocu 
pante  párrafo  del  mentado  artículo 
de  «El  Alcázar»,  tocando  más  o  me 
nos  a  rebato:  «Todos  los  indicios  ha 
cen  suponer  que  el 
ilustre  soldado 
—el  señor  De  Santiago—  no  ha  que 
rido  prestar  su  aquiescencia  a  un  de 
creto-ley  que  destruirá,  sin  paliativos, 
la  Organización  Sindical  del  régimen 
de  Franco,  para  conceder  patente  de 
corso  a  las  Comisiones  Obreras  del 
Partido  Comunista,  a  la  U GT  mar-
xista  y  a  otras  muchas  entidades  sin 
dicales  puestas,  más  que  al  servicio 
de  los  trabajadores,  al  servicio  de  és 
ta  o  aquella  Internacional  o  de  ésta 
o  aquella  potestad  extranjera».  El  in 
creíble  lenguaje  se  corona  con  estas 
sibilinas  y  preocupantes  frases  en  que 
creemos  intuir  la  llamada  a  rebato  a 
que  antes  nos  referíamos:  «Le  acom 
pañarán  —se  refiere  otra  vez  al  gene 
ral  De  Santiago—  sus  hermanos  de 
armas  que  fueron  fieles  con  él  a  su 
juramento  y  empeñados  en  la  pala 
bra  dejaron  algo  más  que  un  despa 
cho:  dejaron  la  vida.» 

Se  había  dicho  en  los  mentideros: 
para  octubre  habrá 
intentona  ultra-
derechista  a  fin  de  restaurar  la  ruta 
en  rumbos  anteriores.  Y  ya  ven  us 
tedes  que  este  rumor  se  acompaña 
por  una  serie  de  significativos  acon 
tecimientos  —el  más 
importante  el 
nombramiento  del  general  Gutiérrez 
Mellado—,  por  medio  de  los  cuales 
el  Gobierno  parece  dar  una  respues 
ta  correctora  que,  a  la  vez  que  sal 
vaguarda  el  orden  constitucional  exis 
tente  —y  acerca  del  cual  no  entra 
mos  en  juicio  de  valor  alguno—,  le 
recobra  algo  en  su  deteriorada  cre 
dibilidad  ante  el  país. 

Veremos  ahora  qué  da  de  sí  el  es 
fuerzo 
liberal  y  democratizante  del 
genera!  Gutiérrez  Mellado,  hombre 

6 

zas  conservadoras  como  la  pretendi 
da  por  el  señor  Fraga,  que  tanto  puc 
den  significarle  de  cara  al  manten; 
miento  de  una  España  verdadera 
mente  de  derechas,  pueda  dar  al 
traste  a  manos  de  una  descabellada 
acción  por  parte  de  las  fuerzas  bun-
kerianas.  Quizá  para  sujetar  al  bun 
ker  a  todos  los  niveles  haya  pensado 
en  movilizar  para  el  mando  político 
a  un  hombre  como  el  señor  Gutiérrez 
Mellado,  que  fue  hace  tan  sólo  unos 
meses  la  esperanza  del  mañana,  co 
mo  rezaba  la  letra  de  la  canción  po 
pular.  En  una  palabra,  tanques  para 
la  reforma. 

Como  ha  dicho  el  ministro  de  In 
formación  y  Turismo  «en  España,  en 
lo  político,  han  sonado  las  cinco  de 
la  tarde».  Unas  cinco  de  la  tarde  que 
matiza  muy  bien,  y  sin  embargo,  el 
demócrata  interno  del  Sistema  y  ca 
cique  a  nivel  estatal,  señor  Fernán 
dez  Sordo,  cuando  advierte:  «Que  na 
die  piense  que  la  evolución  política 
será  el  cambio  de  tortilla». 

las 

Pues  bien,  el  Gobierno  parece  de 
cidido  a  proteger  esta  gran  operación 
del  conservadurismo  más  conserva 
la  exhibición  de  una 
dor  mediante 
energía  que  ahora  proyecta  preven-
toriamente  sobre  el  bunker,  como  an 
tes,  y  siempre,  concentró  sus  fuegos 
sobre  el  Partido  Comunista,  al  que  se 
deja  en  una  ilegalidad  muy  preocu 
futuro  democrático 
pante  para  el 
del  país.  El  Gobierno  no  cede,  por 
tanto,  y  aún  recibe 
inyecciones 
pretendidamente  estimulantes  —aun 
que  uno  cree  que  más  dañosas  que 
otra  cosa,  dado  su  histerismo—  de 
don  Luis  María  Ansón,  que  acaba  de 
escribir  en  «La  Vanguardia»  y  en 
«Ya»  uno  de  los  artículos  más  reac 
cionarios  de  los  últimos  años,  acusan 
do  de  cobardía  a  la  clase  política  en 
el  Poder  por  no  hallarla,  según  pare 
ce,  en  la  debida  línea  anticomunista. 
Un  artículo  que  ha  merecido  en  res 
puesta  una  de  las  más  bellas  páginas 
escrita»  por  Vázquez  Montalbán  en 
«Por  Favor»  de  la  pasada  semana. 
«No  excite  usted,  señor  Ansón  —es 
cribe  Vázquez—,  a  la  vieja,  gastada 
frustrada 
clase  gobernante.  Podría 
equivocarse.  Se  invoca  a  Pompidou  y 
sale  Pinochet.  Sería  terrible  y  usted 
tendría  ante  sí  otra  vez  el  grave  dile 
ma  de  ametrallar  o  ser  ametrallado». 
Y  añade  el  gran  escritor  y  periodista 
de  la  izquierda,  en  su  varapalo  a  este 
retórico,  feble  e  inefable  ex  niño  pro 
digio  de  «una  de  las  causas  más  evi 
dentes  aplazadas  de  la  reciente  histo 
ria  española»:  «Además  no  ha  rear 
mado  usted  de  argumentos  a  una  de 
recha  comedida^  moderada  en  sus  re 
rearmado  usted 
presiones.  No. \ Ha 
con  argumentos  a  una  derecha  edu 
cada  en  el  toque  a  degüello  y  que  ha 
estado,  y  todavía  está  en  el  fondo 
del  fondo,  en  condiciones  de  recu 
rrir  a  él  cuando  le  venga  en  gana,  a 
poco  que  se  sienta  acorralada». 

Tal  vez  el  Gobierno  Suárez  preten 
da  que  la  derecha  no  se  sienta  aco-

i 

que  ha  llegado  a  defender  la  honora 
bilidad  patriótica  —aunque  condene 
a  la  organización,  como  ilegal—  de 
aquellos  compañeros  de  armas  que 
han  sido  expulsados  del  Ejército  en 
virtud  de  recientes  condenas  como 
miembros  de  la  U M D. 

la  operación 
de  la  derecha 
reformista  } \ 

La 

impensada  energía  puesta  de 
relieve  por  el  señor  Suárez  en  este 
cambio  de  vicepresidencias  se  ha  de 
considerar,  además,  sobre  un  fondo 
muy  importante  de  movilización  po 
lítica-  la  movilización  de  la  derecha 
reformista.  El  Gobierno  está  consi 
guiendo  dos  objetivos  que  le  aparejan 
cierta  confortabilidad  de  cara  al  in 
mediato  futuro:  el  resquebrajamiento 
de  la  Oposición  democrática  —con  la 
crisis  de  Coordinación  Democrática 

y  las  dudas  colaboracionistas  de  par 
tidos  como  Izquierda  Democrática, 
de  Ruiz  Giménez,  y  el  Socialista  Po 
pular  de  Tierno—  y,  por  el  contrario, 
la  galvanización  de  la  derecha  con 
servadora,  con  el  gran  pacto  que 
busca  cerrar  el  señor  Fraga,  ya  de 
cididamente  en 
la  derecha  autorita 
ria  —¡ay,  recuerdo  de  Narváez!—, 
con 
los  señores  Silva  Muñoz,  o  la 
pasión  elitista  de  los  Propagandistas 
Católicos,  Martínez  Esteruelas,  Fer 
nández  de  la  Mora,  o  la  pasión  fascis 
iluminadas,  Fer 
ta  de  las  minorías 
nández  Sordo,  o  el  caciquismo  a  ni 
vel  de  Estado,  López  Rodó  y  López 
Bravo,  o  la  dogmática  del  tecnocra-
tismo  que  cree  que  racionalidades  y 
eficacias,  como  madres,  no  hay  más 
:  •> 
que  una. 

^  , 

El  Gobierno,  que  sigue  pensando 
que  ganará 
las  elecciones  a  diputa 
dos  por  un  sesenta  y  seis  por  ciento 
de  los  sufragios  —para  conseguir  lo 
cual  desea  gobernar  a  su  aire  el  perío 
do  predemocrático,  entre  las  dudas  y 
los  entreguismos  sincopados  de 
la 
Oposición  o,  ai  menos,  de  parte  de 
ella—,  no  está  dispuesto  a  que  alian 

rralada  y,  procediendo  con  más  pon 
deración  formal  que  el  señor  Ansón, 
le  va  despejando  el  camino  para  que 
nadie  pueda  trabarle  el  paso  ni  a  su 
izquierda  ni  ahora  a  su  mano  dies 
tra.  Y  como  pieza  maestra  del  proce 
dimiento  liberador  de  inconvenientes 
para  este  conservadurismo  puesto  en 
pie  á  careta  quitada  aparece  este  nom 
bramiento  del  señor  Gutiérrez  Mella 
do,  sobre  cuyas  espaldas  parece  car 
garse  el  logro  de  una  aún  tierna,  o 
más  bien  esquematizada  tan  sólo,  de 
mocracia  de  carácter  limitado  o  de 
mocracia  de  fórmula  norteamericana 
para  la  exportación. 

El  Gobierno  se  ha  decidido  a  ga 
nar  unas  elecciones  de  las  que  pre 
tende  sea  artillería 
importante  esta 
proyectada  coalición  conservadora  so 
bre 
la 
la  que  se  vuelca  asimismo 
bendición  financiera  de  la  gran  Ban 
ca.  Nada  menos  que  dos  mil  millones 
de  pesetas  se  rumorea  que  la  Banca 
pudiera  invertir  en  costear  los  planes 
conservadores,  siguiendo  en  la  línea  de 
intervención  política  activa  que  ya 
destapó  con  ocasión  del  nombra 
miento  del  Gabinete  Suárez,  en  cuya 
gestión  tuvo  un  papel  hasta  ahora  no 
desmentido  un  hombre  como  Pablo 
Cárnica,  pivote  sobre  el  que  gira  de 
modo  notable  el  Banesto.  Debe  de 
cirse  que  el  señor  Fraga  ha  desmen 
tido  este  apoyo  financiero  con  las  si 
guientes  palabras:  «Nadie  da  dinero 
a  cambio  de  nada  y  mucho  menos 
los  banqueros.  Nosotros  buscaremos 
el  dinero  para  nuestras  actividades 
dentro  de  España,  pero  será  un  di 
nero  claro,  conocido,  que  no  proceda 
del  extranjero  y  que  no  suponga  ni 
consigna  ni  condicionamiento  algu 
no».  Sin  embargo,  ni  el  mentís  de 
la 
Fraga  es  rotundo,  pues  disuelve 
cuestión  en  vagas  referencias  a  finan 
ciaciones  externas  por  parte  de  otras 
organizaciones  —siempre  el  oro  de 
Moscú—,  ni  la  Banca  ha  dicho  aún 
esta  boca  es  mía.  Al  fin  y  al  cabo 
resulta  perfectamente  coherente  con 
sus  procedimientos  e  intereses  que  la 
Banca  afronte  estos  medios,  que  da 
do  el  rendimiento  que  pudieran  supo 
nerle  al  permitirle  proseguir 
la  ex 
plotación  económica  del  país,  tampo 
co  son  excesivos. 

• ' • • • ; > ! -' 

la  fatiga 
de  la 
Oposkión 

Y  ahora  veamos  la  otra  cara  de 
esta  moneda  de  la  política  española. 
La  llamada  cara  de  la  Oposición.  Pe 
ro  ¿hasta  qué  punto  cabe  hablar  ya 
de  Oposición,  así,  en  bloque  y  sin 
fisuras?  Mientras  el  PSOE  abandona 
ba 
la  reunión  en  que  la  Platajunta 
nombró  a  sus  delegados  para  la  reu 
nión  de  plataformas  unitarias  en  Va 
lencia,  ya  que  se  negaba  a  que  Coordi 
nación  Democrática  tuviera  por  por 
tavoz  al  señor  García  Trevijano,  par 
tidos  como  Izquierda  Democrática  y 
el  Socialista  Popular  firman  el  tibio 
documento  de  la  Platajunta  recusan 
do  el  plan  transicionista  del  Gobier 

no,  pero  se  reservan  el  derecho  a  ne 
gociaciones  bilaterales  ya  que  creen 
aún  en  la  posibilidad  de  un  entendi 
miento  con  el  Gabinete  Suárez  a  fin 
de  apresurar  desde  adentro  el  trán 
sito  hacia  la  soñada  democracia.  Más 
aún:  el  mismo  PSOE  sigue  practi 
cando  una  ambigua  praxis  de  contac 
tos  con  el  Poder  en  tanto  endurece 
su  terminología  ante  la  base  a  fin  de 
recuperar  una  credibilidad  que,  para 
qué  vamos  a  engañarnos,  había  visto 
sustancialmente  erosionada  ante 
las 
masas.  En  el  fondo  el  PSOE  siente 
una  grave  preocupación  ante  su  con 
greso  de  noviembre  e  intensifica,  de 
cara  a  la  reelección  de  sus  dirigentes, 
un  lenguaje  que  se  ve  luego  desvir 
tuado  hasta  cierto  punto  en  los  com 
portamientos  cotidianos  de  las  esferas 
dirigentes  del  purtido. 

La  Platajunta  y  las  organizaciones 
moderadas  de  la  Oposición,  entre  ellas 
todas  las  llamadas  liberales,  viven  un 
momento  de  crisis  que  uno  tiende  a 
interpretar  como  fruto  de  una  doble 
realidad:  de  una  parte  el  deseo  de 
esos  liberales  de  ensamblarse  cuanto 
antes  en  el  esquema  constitucional 
que  promete  poner  en  marcha  el  Go 
bierno  Suárez  y,  de  otra,  la  crecien 
te  coincidencia  de  intereses  sociales 
que  existen  entre  esos  liberales  y  los 
reformistas  pertenecientes  al  Sistema, 
ya  que  ambos  defienden  el  mismo  re 
pertorio  de  ¡deas  básicas,  las  mismas 
creencias  en  una  sociedad 
jerarqui 
zada  e 
idéntico  cuadro  de  valores 
acerca  de  la  propiedad,  la  empresa 
y  los  mecanismos  económicos.  Por 
otra  parte  parece  que  esta  creciente 
divergencia  entre  la  Platajunta  y  los 
partidos  moderados,  e  incluso  entre 
algunos  partidos  de  la  misma  Plata-
junta,  no  puede  ser  salvada  ni  por  el 
mismo  documento  Ollero,  el  segundo 
debido  ya  a  este  mismo  catedrático, 
documento  que  ha 
tratado  de  aga 
villar  a  la  Oposición,  pero  sobre  un 
suelo  del  que  nuestros  lectores  po 
drán  juzgar  sin  más  si  leen  uno  de  los 
párrafos  de  este  traído  y  llevado  pa 
pel  frente  al  que  a  la  hora  de  redac 
tar  esta  crónica  se  levantan  resisten 
cias  de  partidos  izquierdistas  pertene 
cientes  a  Coordinación  Democrática: 
«Ni  las  ideas  generales  que  parecen 
presidir  el  proyecto  Suárez,  ni  el  es 
quema 
institucional  previsto  pueden 
considerarse  en  principio  como  for 
malmente 
la  po 
sible  vigencia  efectiva  y  a  plazo  más 
bien  breve  de  un  sistema  político  de 
mocrático  homologable  con  otros  mu 
chos  que  verdaderamente  lo  son  en  la 
Europa  Occidental  en  que  estamos 
histórica  y  existencialmente  inmersos.» 

incompatibles  con 

Debe  reconocerse  que  el  Gobier 
no  Suárez  va  teniendo  suerte  con  los 
documentos  que  en  teoría  debieran 
serle  adversos,  ya  que  todos  acaban 
viendo  la  luz  en  tonos  muy  modera 
dos  y  bajo  la  presión  de  unas  tenden 
cias  derechistas  que  tanto  en  el  inte 
rior  de  España  como  en  el  contexto 
europeo  se  están  mostrando  mu.y  ac 
tivas  y  dominadoras  de  la  situación. 
El  mismo  Consejo  de  Europa  acaba 
de  aprobar  una  resolución  sobre  Es 
paña  en  que  se  reconocen  multitud 
de  esfuerzos  realizados  por  el  actual 
Gobierno  español  en  su  camino  ha 

interviú 

cia  la  democracia,  si  bien  a  última 
hora  las  fuerzas  socialistas  presentes 
la  asamblea  parlamentaria  del 
en 
Consejo  evitaron  que  se  aprobara  na 
da  más  y  nada  menos  que  esto:  «To 
mando  nota  de  la  voluntad  manifes 
tada  por  el  Gobierno  de  don  Adolfo 
Suárez  de  trabajar  con  el  pueblo  es 
pañol,  cuya  soberanía  queda  recono 
cida,  en  la  instauración  de  un  siste 
ma  político  verdaderamente  democrá 
tico,  y  de  organizar  elecciones  gene 
rales  por  sufragio  universal,  directo 
y  secreto  para  un  parlamento  dotado 
de  poderes  constituyentes  antes  del 
mes  de  junio  de  1977.» 

La  Oposición  española,  en  sus  ma 
nifestaciones  más  progresistas,  se  opu 
so  a  que  este  párrafo  fuera  aprobado, 
tal  como  queda  transcrito, por  el  Con 
sejo  de  Europa  y  logró  que  este  or 
ganismo  consultivo  cambiase  los  tér 
minos  del  escrito  por  otros  en  que, 
de  acuerdo  con  el  tibio  documento 
de  la  Platajunta,  al  que  antes  nos  he 
mos  referido,  se  insiste  en  que  no  es 
admisible  un  referéndum  ni  una  con 
vocatoria  electoral  si  previamente  no 
se  legitima  a  todos  los  partidos  y  or 
ganizaciones  sindicales,  se  les  admite 
a  diálogo  y  se  abre  un  período  cons 
tituyente  simple  y  llano  con  previe-
dad  a  las  mismas  elecciones.  Sin  em 
bargo,  el  Gabinete  del  señor  Suárez 
navega  con  bastante  fortuna 
frente 
a  la  llamada  Oposición  de  izquierdas 
y  está  logrando,  por  el  contrario,  una 
movilización  real  y  apretada  de  las 
derechas  conservadoras  en  pro  de  sus 
proyectos  de  transición  controlada. 

Signifíeación 
de  un  lock-out 

'"^Sffi^h' 

-^^f^^^^^jh 

tangible  e 

De  la  voluntad  de  la  derecha  con 
servadora,  y  de  lo  que  socialmente 
representa,  en  lo  que  se  refiere  a  con 
trolar  y  conservar  el  poder  hay  una 
prueba 
indiscutible:  el 
lock-out  que  protagonizaron  estos 
días  las  empresas  metalúrgicas  de  Sa-
badell,  y  que  ha  afectado  a  unos 
veinte  mil  trabajadores.  De  repente  las 
empresas  han  abandonado  todo  sis 
tema  de  discusión  y  entendimiento 

los 

dialéctico  y  se  han  limitado  al  cierre 
de  sus  puertas,  produciendo  una  si 
tensión.  Es  la 
tuación  de  gravísima 
primera  vez  en  cuarenta  años  que 
las  empresas  recurren  al  expediente 
del  lock-out,  autorizado  además  por 
la  Delegación  de  Trabajo.  Como  es 
lógico,  en  el  seno  de  un  sistema  to 
talmente  protector  de 
intereses 
empresariales,  como  es  el  sistema  es 
pañol,  la  autorización  del  Gobierno 
para  que  las  empresas  procedan  a  po 
ner  en  marcha  el  recurso  extremo  del 
lock-out  ha  desequilibrado  totalmen 
te  la  balanza  en  su  favor,  reduciendo 
las  fuerzas  obreras  a  un  papel  pa 
sivo que  sólo  resulta  compensable  me 
diante  las  acciones  de  masas  y  las 
posturas  radicales,  acciones  y  postu 
ras  que,  como  es  obvio,  merecen 
siempre  el  más  duro  tratamiento  por 
parte  de  la  Administración.  Los  he 
chos  son  estos:  los  empresarios  se  han 
quitado  la  careta  y  viendo  que  ya  no 
cuentan  eficazmente  con  la  trinchera 
del  sindicalismo  vertical  en  apoyo  de 
sus  permanentes  intereses,  han  recu 
rrido  a 
la  acción  directa  mediante 
un  cierre  de  las  factorías,  lo  que  ha 
forzado  seguidamente  un 
laudo  del 
Ministerio  de  Trabajo  que  deja  a  los 
trabajadores  sin  lo  más  sustancial  de 
sus  aspiraciones. 

Este  lock-out  sobreviene  a  continua 
ción  de  una  serie  de  reuniones  de  los 
empresarios  a  lo  largo  y  a  lo  ancho 
del  Estado  español  para  establecer 
centrales  patronales  que  movilicen  y 
cohesionen  los  medios  de  que  dispo 
nen  los  patronos  para  iniciar  un  diá 
logo  social  duro,  con  la  ventaja  que 
para  ellos  supone  el  no  estar  aún  au 
torizadas  legalmente  aquellas  organi 
zaciones  obreras  que  podrían  darles 
una  respuesta  proporcionada.  Estos 
empresarios  se  han  expresado  ya  con 
absoluta  claridad  acerca  del  momen 
to  que  les  toca  vivir.  Por  ejemplo,  y 
a  la  pregunta  que  formula  un  perio 
dista  en  estos  términos:  «¿Cree  usted 
tiene 
que  esa  visión  del  empresario 
que  cambiar  en  este  momento  polí 
tico?»,  responde  el  industrial  catalán 
señor  Torras  Trías:  «No,  no  tiene  que 
hacerlo.  Hay  que  tener  en  cuenta  que 
lo  largo  de  los  últimos  cuarenta 
a 
años  la  empresa  ya  ha  evoluciona 
do.  Y  ahora  no  debe  transigir  en  si 
tuaciones  de  fuerza  ni  coacciones.» 
Y  por  su  parte  un  periódico  español 
de  gran  sabor  patronal,  escribe:  «Don 
Ignacio  Gómez-Acebo 
.se  pronunció 
en  el  sentido  de  que  el  empresario  es 
pañol  no  puede  ceder  más  de  lo  que 
ha  cedido,  si  no  llega  a  una  tregua 
social.  La  situación  es  grave  y  exige 
una  solución.» 

Así  están  las  cosas  mientras  el  Go 
bierno  avanza  hacia  la  estructuración 
definitiva  de  la  gran  ofensiva  de  la  de 
recha  de  cara  a  las  próximas  eleccio 
nes.  Frente  a  todo  ello  ¿qué  energías 
ciertas  le  quedan  a  la  Oposición  pro 
gresista? 

Formulamos  sólo  una  pregunta. 

'tr.  ví-R-  irijr 

A.  A.-S. 

interviú. 

:\ 

ya  la  dimisión  el  señor  Arespaco-
chaga,  último  alcalde  nombrado  a 
dedo  de  la  Corte  y  Villa  de  Madrid. 
Lo otro,  lo  de  que  un  viernes,  a  las 
siete  de  la  tarde,  el  Paseo  de  la 
Castellana  se  convierte  en  un  in 
fierno  circulatorio,  es  pura  peripe 
cia  anecdótica.  Y  del  sefior  Viola, 
más  vale  no  hablar  desde  Madrid, 
no  vaya  a  ser  que  me 
llamen 
menesterioso.  centralista  y  todas 
esas  gaitas. 

martes 

Recibo  una  carta  impresionante.  La 
firma  una  mujer  que  dice  ser  "Otra 
Mónica".  Se  carcajea  por  haberme 
escandalizado  con  la  historia  que 
conté,  en  la  sección  "Las  mujeres 
de 
la  vida",  de  una  muchacha 
quinceañera  que  ya  se  dedicaba  a 
la  prostitución.  Me  cuenta  algo 
alucinante.  Voy  a  transcribir  esa 
carta,  integramente,  en  mi  libro. 
También 
le  envío  una  copia  al 
director  de  esta  Revista,  por  si 
considera  oportuna  su  publicación. 
A  mi  me  gustaría  hablar,  de  vis  a 
vis,  con  es  otra  "Mónica".  que  me 
habla  de  viejos  verdes,  de  drogas, 
de  celestinas  y  de  otras  repugnan 
tes  picarescas.  ¡Oye,  criatura!  Es 
críbeme  a  INTERVIÚ,  Alcántara.  3 
(Delegación  en  Madrid)  y  díme 
dónde  puedo  llamarte.  O  telefoné 
ame  a  mi  casa,  que  es  la  tuya.  Por 
razones  obvias,  no  puedo  darte  mi 
número  de  teléfono,  pero  puedes 
pedírselo  a  cualquiera  de  nuestros 
comunes  amigos.  Me  encantaría 
conversar 
¿Hace?  Y. 
contigo. 
bueno,  si  Ramón  Tamames  gana  el 
premio  "Planeta"  de este  año, a  mi 
que  me  registren.  Esas  son  cosas 
las 
de  Lara  y  del  esplendor  de 
ideologías.  Que  no  todas  van  a  ser 
crepusculares,  mal  que  le  pese  a 
Gonzalo  Fernández  de  la  Mora  y 
sus  circunstancias.  Así  que  ya 
digo... 

YALE 

(viene  de  la  pág.  2) 

de  todo  lo  demás,  claro.  A  no  ser 
que  nombre  goberganor  civil  de 
Madrid  a  Marcelino  Camacho;  de 
Barcelona, a Sartorius; de Vizcaya  a 
Pablo  Castellanos,  y  de  Valencia,  a 
Raúl  Morodo.  Pero  no  creo... 

domingo 

Si  es  verdad  eso  de  que,  cuando 
Adolfo  Suárez  reunió  a  los  altos 
jefes  militares  para  darles  cuenta 
de  su  plan  de  reformas,  pronunció 
la frase  de  "pueden fusilarme  uste 
des  ahora  mismo";  si  es  verdad, 
repito,  que  el  diálogo  se  desarrolló 
de  la  manera  en  que  lo  ha  contado 
"Cambio  16",  yo  me  hago  suare-
zista  desde  ahora  mismo  y  que 
salga  el  sol  por  Antaquera.  ¿Pasa 
algo?  A  mí  es  que  don  Adolfo  me 
cae  bien,  aunque  sus  periodos  de 
esplendor  —director  general  de Ra 
dio y Televisión, ministro  secretario 
general del Movimiento,  presidente 
del  Gobierno—  coincidan  siempre 
con  mis  crisis  televisivas.  Digo  yo 
que  será  pura  coincidencia.  Y,  en 
serio,  comienzo  a  sentir  un  pro 
fundo respeto  por  la labor del  señor 
Suárez.  Está  haciendo  encajes  de 
bolsillo.  Su  único  error  ha  consis 
tido en tutear  a Felipe  González  y a 
mi.  Pero,  jolín,  es  que  a  mí  me 
conoce  de  hace  la  tira  de  años. 

lunes 

Llamo  a  don  Rafael  Ansón.  Nada, 
que  el  hombre  está  ocupadísimo  y 
que  no  hay  manera  de  echar  una 
parrafada. Llamo  a Garcia  Trevijano 
y  se  pone  enseguida.  Es la  diferen 
cia  entre  el  Poder  y  la  Oposición. 
Bueno,  pero  es  que,  además,  don 
Antonio  es  mi  abogado.  Llego  a  la 
conclusión  de  que  quien  tiene  un 
amigo  en  el  Poder  no  sabe  lo  que 
pierde.  Y  viceversa.  Excepción  he 
cha, naturaltT>ente, de Enrique  de  la 
Mata,  que  ese  si que  es  un  político 
del  presente  y  del  futuro.^-Bueno. 
pues,  hablando  de  otra  cosa:  el 
caso  Llantada  es  una  de  las  diez 
primeras  motivaciones  por  las  cua 
les  tendría  que  haber  presentado 

fe-^*^ 

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