1979-12-12.BN.LA CONSPIRACION JUANISTA

Publicado: 1979-12-12 · Medio: BN

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Historias  secretas  de  la  clandestinidail  (2) 
LA «CONSPIRACIÓN»  lOANISTA 
OOE 010 EL TRONO 
A  RON IRÁN  CARLRS 

FRANCO  no  teníü  ninguno 

prisa  en  designar  stice-
las 
sot.  De  si^uerdo  con 
Leyes  Fundamentales  que  ha 
bía 
If^nta' 
ido  promulgando 
mente  a  lo  largo  de  los  trein 
ta  y  tres  años  que  en  1S69  lle 
vaba  ya  en  el  poder,  d  Estado 
se  perfilaba,  caáa  vez  con  nra 
yor  concreclónn  en  forma  de 
monarquía,  pero  respecto  a  fa 
persona  que  en  so  momento 
debería  ser  Ray.  todas  Jas  le 
yes  dejaban  nioohos  cabos 
sueltos  que  en  la  práctica  p er 
mitían  a  Franco  un  amplio 
margen  de  maniobra  para  ope 
rar  con  gran  libertad. 

En  1969.  sin  embargo,  una 
serie  de  circunstancias  coin-
oidenfeSn  en  buena  parte  pro 
vocadas  por  una  sola  mano, 
presionaron  de  tal  m o do  a 
Franco  que,  a  pesar  de  la  su-
p u e s ta 
Independencia  que 
siempre  apárenlo  en  la  toma 
tuvo 
da  s u 5  decisiones,  no 
otro  remedio  que  nombrar  a 
Don Juan  Carfos  sucesor  en  !a 
Jefatura  del  Esudo  a  lituio  de 
Rey. 

¿POR  QUE  RESTABLECIÓ 
FRANCO  LA  MONARQUÍA? 

Antes  de  responder  a  una 
p r e g j n ta  así  hay  que  aclarar 
otra cuestión:  ¿Franco era  mo 
nárquico?  Yo  creo  que. por  on-
C-ma  de  l o d o,  Franco  era  un 
convencido  franquista,  Es  de 
cir.  quB  no  sólo  ora  astuto  y 
canto,  sino  que.  como  buftn 
gal lago,  únicamente  se 
fiaba 
de  sí  m i s m o,  Pero  Franco  te-
fi\v.  además,  según  puede  des 
prenderse  de  cuanto  hizo  y  di-
jo.  senlimienios 
tradiconales 
y  conservadores,  comunes  a 
ios  de  la  inmensa  mayoría  de 
los  hombres  que  en  aquellas 
años  defendían  la  ¡dea  monár 
quica 

Por  otro  lado,  su  carrera  mi 
litar  progresó  con  tanta  rapi 
dez  gj-acias  a  la  protección  de 

Tras  b  publicación,  la  semana  pasada^  del  «Contubernio  de 
M u n i c h »,  en  el  presente  número  oírccemos  nuevos  datos  so 
bre  la  historia  del  régimen  anterior,  con  el  tema  de  la  llamada 
«conspiracióm  juanista.  Tema  que  completaccmos  en  una  ter 
cera  entrega  con  el  capitulo  referido  a  los  generales  «malditos» 
del  franquismo. 

Participaron  juntos, 
por  primera  vez,  monárquicos,  católicos 
y  comunistas 

P or  V i c e n te  A l e j a n d ro  G U I L L A M ON 

El  punto  dD  arranque  dfi 

la  ofensiva  luán isla  fuá  el  bautizo  del 

Principa  Felip«.  el  B  d«  lebrero  de  19GD. 

Alfonso  Xlll.  que  convirtió  los 
ascensos  por  mérilos  de  gue 
rra  duranle  el  larga  y  penoso 
conflicto  marroquí  en  un  ins 
trumento  de 
favoritismos  y 
lealtades 
compensaciones  a 
personales  que»  aparte  de  los 
móriiDs  y  capacidad  persona 
les,  aprovecharon  OAtraordina-
riamante  a  Franco.  Esie,  pues, 
no  podía  por  menos  que  sen 
tirse  agradecido  con  la 
i r s ih 
tución  monárquica,  aunque  'a 
gratitud  no  suele  ser  la  p r in 
cipal  virtud  de  los  poderosos 

El  Alz^nJlenío  o  sublevación 
militar  def  36  no  se  hizo,  sin 
embargo, con  el  declarado  pio-
pósito  de  restablecer 
la  Mo 
narquía.  Fue  un  hecho  extre 
madamente  complejo  y  vario 
pinto,  en  cuyos  protagonistas 
dominaba,  por  encima  de  cual 
quier  otro  sHntJmienlo  u  obje 
tivo,  el  espíritu  BHH  respecto 
a  Ja  situación  a  la  que  había 
la  República 
desembocado 
con  el  triunfo  del  Frente  Po 
pular. 

Todos  ios  campromeiidos  y 
cuantos  se  unieron  al  llamado 
bando  nacional 
estaban  p^r-
ffíclamenle  de  acuerdo  sobre 
fa  que  no  querían,  pero  en 
cuanto  hubo  necesidad  de  ad 
ministrar  la  victoria  y  definir 
el  futuro  del  nueuo  Eslado  apa 
reciernn  las  discordias  y  oo-
meníaron  las  mingas  y  ompu-
¡ones  de  unos  grupos  a  otros. 
que  le  veno a  Franí:Q como  ani 
llo  al  dedo  para  convertirse  en 
arbitro,  Cífií^r  fi]  franquismo  y 
consolidar  Su  mando  personal. 
Una  situación  mejor  no  se  la 
hubjera  podido  imagmar 

En  su  condición  de  arbitro. 
Franco  fue  definiendo  en  cada 
momento 
los  caracteres  del 
nuevo  Estado  SEgún  los  vien-
ros  dominantes,  pero  sin  pa 
sarse,  sin  mojarse  demas^i-
do,  deíandtJ  sjemprn  puertas 
abiertas  a  otras  salidas,  aun-
que  dentro  de  un  senilda  dis-
cJplJruado,  de  mando  único,  je-

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Blanco y Negro (Madrid) - 12/12/1979, Página 36
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A  propiwsli  do  Fnnco,  |u  Conca  aprobaron  el  nombramiento  de  Don  Juan  Cahos  como  aucctor  en  la jcTalum  del  Eslado-

rárqulco  y  ordenancista,  pro 
pio  de  un  militar  como  é l. 

A  tenor  de  eslas  caracterís 
ticas,  era  muy  improbable  que 
el  régimen  de  Franco  no  des 
embocara,  al 
final,  en  algún 
tJpo  de  monarquía,  en  lo  q je 
tiene  esta 
forma  de  estado 
tradicional  y  de  mando  o  po 
der  arbitral  de  uno  solo,  cuya 
autoridad,  por  su  carácter  he 
Institucional,  no 
reditario  e 
puede  ponerse  en  tela  de  j u l' 
CÍO.  Por  eso,  Ea  monarquía 
ideada  por  el  franquismo  se 
co-
deíjnta  como 
íólica.  coclal  y 

tradicional, 

representativa. 

Pero  en  ningún  memento 
quiso  ligarse  a  ninguna  perso 
na  concreta  ni  reconocer  de 
rechos  exclusivos  de  nadie 
hasta  q jo  llegó  la  fecha  histé 
rica  de!  22  do  julic  de  19G9, en 
la 
las  Cortes  aprobaron 
que 
propuesta  de  Franco  de  nom 
brar  a  Don  Juan  Caries  suco-
cccor  en  iñ  Jeioiura  del  Esta 
do  a  titulo  de  Roy. 

No  obstante,  si  Franco  hu 

biese 
tiempo 
tardado  algún 
más  en  designar  sucesor,  tal 
vez  el  nombramiento  no  hu 
biese  recafdo  en  el  actual  Rey, 
sino  en  su  primo  Alfonso  de 
Borbán-Dampierre,  pero  la  bo 
da  de  Éste  con  la  nieta  del  Ge 
neralísimo  N e gó  demasiado 
tarde^ 

^OPERACIÓN  SAL.MON-

La  promoción  de  Don  Juan 
l a b o r ío 
fue  una  obra 
Caries 
sa,  cíimplicfld-T  y  m a f i i i r f l,  íii> 
le  la  cual  el  observador  dos 
apasionado,  cualesquiera  soan 
sus  preferencias  políticas,  no 
tiene  mds  remedio  que  descu 
brirse.  Fue  planificada  y  eje-
curada  con 
la  meticulosidad 
y  precisión  de  una  gran  bata 
fueron 
lla  militar.  ¿Quiénes 
sus  artífices? 

Laureano  Lópeí  Rodó,  emi 
nencia  gris  del  almirante  Ca 
rrero  Blanco,  ñus  da  cterlas 
claves  en  su  volunUnoau  libro 

La  /arga  marcha  hacia  Ja  Mo 
narquía,  que  hay  que  saber 
leer  muy  entre  líneas,  porque 
tiene  mucha  dinamila  dentro. 

El  auior  dice  ya  en  la  prime 
ra  págma  de  texto:  -La  vuel 
la  Monarqura  ha  sido 
ta  de 
q  u i  z L^  la  operación  política 
más  deficada,  m;^s 
inlrincada 
y  más  laboriosa  que  ha  cono 
la  hisioría  coniomporü-
cido 
nea,  no  sótc  de  España,  sino 
tal  ver  i n c l j so  de  todo  el  mun 
do  occidental»,  V  cuando  Ló 
pez  Rodó  lo  dice,  por  algo  se 
rá,  ya  quo.  como  brazo  dere 
cho  de  Carrero,  padrino  de  la 
-operación  salmón»,  f  u e  el 
ejecutor  material  de  la  misrmi. 

Lo  da  a  entender  paginas 
más  adebnte  con  oste  oira 
confesión;  -La  l a r ca 
funda 
mental  que  me  propuse  reali 
la 
zar  at  hacerme  cargo  de 
Secretaría  General  Tt^cnJca  da 
la  Presidencia  del  Gobierno 
los  prjmeros 
(en  1956,  Iras 
[ue 
disturbios  estudianlllosl 
contribuir  a la  construcción  de 

un  Estado  social  de  derecho  y 
luchar  por  el  restablecimiento 
de  la  Monarquía-.  Piíro  no  una 
Monarquía  cjatqulera,  podría 
mos  oñadir  ahora  nosotros, si 
no una  Monarquía  muy  concre 
ta  y  particular  que  el  asesina^ 
los 
to  de  Carrero  echó  por 
sueles, 

Dfl todos  modos, no  hay  Mo 
narquía  sin  Monarca,  y  ello 
planteaba  m ú l t i p l es  proble 
mas,  porque  surgieron^  como 
ocurre  siempre  en  estos  ca 
sos,  muchos  aspirantes  a  la 
Ibíiñez  Marim.  en  un 
plaia, 
r^pEo  de  fervor  franquista,  lle 
gó  a  proponerle  al  Jefe  del  Es-
fado  que  se  coronase  Rey-  pe 
ro  Franco,  al  que  nunca  le  fal 
tó  e!  sentido  común,  rechazó 
con  buen  criterio  la  sugeren 
cia  alegando  que 
la  Monar 
quía,  como  los  buenos  vinos, 
requiere  solera 

Quedaban  otras  muchas  op 
ciones.  ocTo  desde  que  Don 
Juan  conslnllo.  t-n  IIWB,  que 
sus  hijos  estudiasen  en  Espa-

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a? 

ña,  el  panorama  sucesorio  ad 
quiría  un  cariz  muy  definido. 

A  despejar  este  panorama, 
inequívocamente  a  favor  de 
Don  Juan  Carlos,  se  dedicó 
López  Rodó  con  las  bendicio 
nes  de  Carrero  y  la  colabora 
ción  de  no  pocas  personas  del 
introducidas  como 
Régimen, 
tentáculos  en todos  sus meca 
nismos,  menos  en  la  Organi 
zación  Sindica!,  hasta  que  en 
la  crisis  ministerial  del  69, 
provocada  por  ei  caso  Matesa, 
López  Rodó  colocó  los  Sindi 
catos  bajo  el  mando  de  uno 
de  s us  sacristanes:  García 
Ramal. 

Al  plan  para  sacar  adelante 
la  candidatura  de  Don  Juan 
Carlos  se  le  llamó  operación 
salmón,  «por  la  tenacidad  y 
paciencia  que  requería»,  se 
gún  palabras  del  propio  López 
Rodó, quien  confiesa  en  su 'li 
bro  de  referencia  que  empleó 
con  el  Generalísimo  la  estra 
tegia  q ue  aprendió  precisa 
mente  en  Galicia,  donde 
le 
contaron  que  si  se  quiere  me 
ter  a  un  cerdo  en  la  cochique 
ra  no  hay  que  empujarle  ha 
cia  dentro,  pues  entonces  se 
para,  sino  tirarle  del  rabo  ha 
cia  fuera,  y  de  esta  manera 
entra  flechado. 

Los  principales  hechos,  do 
cumentos,  vicisitudes  y  alti 
bajos  de semejante  operación, 
con  sus  problemas  y  dificul 
tades,  han  sido 
registrados 
por  el  ex  ministro  de  Franco 
en  dicho  libro  con  la  escrupu 
losidad  minuciosa  del  perfec 
to  covachuelista,  por  eso  nos 
sentimos  liberadas  de  repro 
ducir  lo  que  está  al  alcance 
lector  curioso, 
de  cualquier 
sólo que Lóp_ez Rodó sabe, con 
toda  seguridad,  muchas  más 
cosas de  las  que cuenta  en su 
obra,  porque,  según  evidencia 
a  lo  largo  de  las  setecientas 
páginas  de  la  misma,  el  almi 
rante  Carrero  y  él  tuvieron  en 
todo  momento  la más  comple 
ta  información  de  cuanto  ha 
cían  y  preparaban  todos  los 
adversarios  de sus  planes. Por 
esta  causa,  cuando  los  demás 
pensaban  ir  hacia  algún  sitio, 
el tándem  Carrero-López  Rodó 
estaba  ya  de  vuelta.  ¿Quién 
les  podía  impedir,  por  tanto, 
provocar  c i e r t os  aconteci 
mientos  y  maniobrar  para  con 
fundir  a  sus  adversarios  y  re 
blandecer  la  tenaz  resistencia 
de  Franco?  El  cúmulo de  solu 
ciones  y  pretendientes  que 
aparecieron  entre  1967 y 1969, 
¿fue  totalmente  espontáneo  o 
en parte auspiciado  por  manos 
ocultas  p a ra 
impresionar  a 
Franco?  Quizá  algunas  perso 
nas  que  manejaron  diversos 
acontecimientos  de  aquellos 
anos  estarían  en  condiciones 
de  aclararnos  muchas  dudas 

La  "operación  salmón"  desbarató  los 
planes  de  tos  juanistas 

si  se  decidieran  a  hablar  con 
claridad,  pero  mientras  no  lo 
hagan,  las  sospechas  y  suspi 
cacias  subsistirán. Motivos  no 
faltan. 

LA  CONSPIRACIÓN 
JUANISTA 

Lo  que  llamo  conspiración 
¡uanista,  ¿ p u e de 
inscribirse 
dentro  de  esa  clase  de  ma 
niobras  que parecen  perseguir 
un  objetivo  y  a  la  postre  favo 
recen  exactamente  lo  contra 
rio?  Por  mi  parte,  no  quiero 
anticipar  valoraciones,  s i no 
que  voy  a exponer  los  hechos 
y  que  el  lector  juzgue. 

Como  consta ya  en  numero 
sos  libros,  las  relaciones  en 
tre  Don  Juan  de  B o r b ón  y 
Franco, aunque nunca estuvie 
ron  r o t as  del  todo,  fueron 
siempre  difíciles,  reticentes  y 
sólo  mantenidas  por  la  fuerza 
de 
las  necesidades.  Ambas 
personalidades  e m i t í an  en 
muy  diferentes  ondas  y,  por 
ello  mismo,  difícilmente  po 
dían  sintonizar. 

Apenas  concluida  la  guerra, 
Don  Juan,  o  sus  partidarios, 
trataron  de  empujar  a  Franco 
para  que  dejase  su  lugar  al 
heredero  al  Trono  de  Alfon 
so  XIII,  pero,  como  indica  el 
cuento  del  cerdo,  achucharon 
mucho, si  bien  nunca  supieron 
tirarle  del  rabo.  La  verdad  es 
que  Don Juan  jamás  quiso  de 
berle  la Corona a  Franco, y és 
te,  por  su  parte,  no  consentía 
que  nadie  tratara  de  echarle 
del  sillón. Ello  explica  que  sus 
relaciones  fueron  casi  siem 
pre  tan  complicadas  y  equí 
vocas. 

De  todas  las  maniobras  jua 
nistas  para  echar  a  Franco, 
ninguna  t an  espectacular  y 
ruidosa  como  la  de  1968-69; 
quizá  por  eso  también  fue  la 
última.  Las  líneas  generales 
de  esta  operación  me  las  ha 
relatado  Antonio  García Trevi-
jano, aunque, como  en el  caso 
de  López  Rodó,  pienso  que sa 
be  'bastante  m á s  de  lo  que 
cuenta. 

García  Trevijano  no  había 
aparecido  hasta  entonces  en 
los  círculos  de  la  oposición. 
Al  menos  yo, como  secretario 
general  de  unos  sindicatos 
clandestinos  que  se  estaban 
gestando  en aquella  época, no 
tuve  noticias  de  él  con  ante 
rioridad.  Apareció,  si  no  es 
toy equivocado,  de  la mano de 

Calvo  Serer  y  Antonio  Fontán, 
que entonces  jugaban a la con 
tra,  como  presidente  del  Con 
sejo  de  Administración  y  di 
rector,  respectivamente,  d e 1 
diario  Madrid. 

Según  su versión, que  ha te 
nido  la  bondad  de  facilitarme 
ahora,  Franco  sufrió  una  lipo 
timia  en  septiembre  de  1967 
en  el  curso  de  una  cacería  en 
la  sierra  de  Cazorla.  La  infor 
mación 
llegó  rápidamente  a 
oídos  del  Conde  de  Barcelona 
a  través  de  un  marino  inglés, 
amigo  común  de  Don  Juan  y 
de  Carrero,  de  quien  procedía 
'la  especie. 

«En aquella  época  —explica 
García  Trevijano—  yo  colabo 
raba  en  la  organización  de Co 
misiones  Obreras,  a  las  que 
facilité  un  local  abandonado 
en  la  plaza  de  Castilla, de  Ma 
drid,  perteneciente  a  medias 
Vilma,  en  el  que  se  celebra 
ron  unas  reuniones  en el  mes. 
de  julio  para  preparar  el  con 
greso  de  c e.  0 0.  de  octubre 
próximo,  que  había  de  ser  el 
inicio  de  una  serie  de  movili 
zaciones  obreras  para  minar 
los  cimientos  del  régimen.» 

En efecto,  durante  el  indica 
do  mes  de  octubre  se  intenta 
ron  diversas  movilizaciones  y 
acciones  laborales  en  distin 
tos  puntos  de  España, pero  su 
alcance  fue  más  bien  escaso. 

El  relativo  fracaso  de  estas 
acciones 
lo  expliqué  pocos 
meses  después  en  e!  übro Es 
paña,  perspectiva  1969, edita 
do  por  Guadiana,  de  los  her 
manos  Camuña,  que  escribi 
mos,  por  temas,  Areiiza,  Luis 
Ángel  Rojo,  Antonio  Tovar, 
Juan Luis Cebrián, Rafael Con 
té,  Miret  Magdalena,  Guiller 
mo  Medina  y  yo. 

Decía  entonces:  «A  pesar 
del  malestar  reinante  (debido 
a  una  cierta  crisis  económica 
y  a  la  falta  de  libertad  sindi 
cal),  el  mundo  obrero  ha  de 
mostrado  en  1968  una  capaci 
dad  de  reacción  y  de  acome 
tividad  inferior  a  la de  los  dos 
años  anteriores».  Luego  me 
extendía  en  los  problemas  de 
la  clandestinidad,  que  explica 
ban,  en  buena  medida,  el  des 
censo  en  el  nivel  de  com 
batividad.  «La  clandestinidad 
—decía—  resulta  muy  cara  y, 
hoy  por  hoy,  sólo  existen  en 
España  uno  o  dos  grupos  de 
cuantos  se  mueven  al  margen 
la  legalidad  vigente  que 
de 
disponen  de  una economía  ca 

paz  de  mantener  el  tipo  con 
alguna  resonancia.  Los  demás 
grupos  arrastran  una  existen 
cia  llena de  sacrificios  y pena 
lidades  para  sostener  a  duras 
penas  la  llama  de  los  ideales 
que  les  animan.  Parece,  por 
consiguiente,  que el  problema 
de ciertos  grupos  de  oposición 
extra-legal  no  es 
tanto  de 
ideas  o  de  hombres,  sino  de 
costos.» 

En  realidad,  los  únicos  que 
tenían  medios abundantes  para 
seguir  adelante  eran  los  co-

Franco y el Conde de  Barcelona, 
en el  bautizo de la Infanta  Elena. 

munistas  y 
los  monárquicos 
juanistas,  a  la  sazón  aliados, 
junto  con  los  demócratas  cris 
tianos  de  Ruiz  Giménez, siem 
pre  atento  a  las  indicaciones 
de  Benélli;  los  miembros  de 
las Vanguardias  Obreras  y  del 
Movimiento  Católico  de  Em 
pleados,  dependientes  ambos 
de  los  jesuítas, y  otros  católi 
cos  de  origen  diverso. 

PREPARATIVOS 

En  los  meses  de  marzo  y 
abril  de  1968 se  realizaron  im 
portantes  preparativos  para 
zarandear  al  régimen.  En nom 
bre  de  Ja  Federación  Sindical 
de  Trabajadores  participé  en 
diversas  reuniones  en  los  só 
tanos  del  Hogar  del  Trabajo, 
sede de las Vanguardias  Obre 
ras,  a  las  que  asistían,  entre 
otros,  Marcelino  Camacho  y 
Julián  Ariza en  nombre  de Co 
misiones  Obreras,  ya  en  pro 
ceso  de  organización;  Ceferi-
no  Maeztú,  en  representación 
de  un  grupo  sindical  que  tam 
bién  estaba  organizando  por 
entonces;  M a n u el  Traba, 
Amancio  Cabrero  y  Luis  Royo, 
en  nombre  de  la  Asociación 

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_  . 

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I II  -

para  scsicnerlas.  Cuestión  de 
medios,  como  ya  ho  dicbo 
antee 

KL  BAtTIZO  DEL 
PRINCIPE  Í Í X I PE 

El  punto  de  arranque  de  la 
ofensiva 
juanista  fue  el  bau 
tizo  del  Príncipe  Don  Felipe, 
celebrado  el  dia  3  de  febrero 
de  19Ü8.  Actuaron  dd  padrinos 
la  Reina  Victoria  Eugenlai  es 
posa  de  Alfonso  XIII,  que  no 
había  vuelto  a  España  desde 

del  J B IH  del  Estada,  y  eJ  se 
gundo  había  pedido  permiso 
a  Franco  Los  otros  irEs  íue-
ron  por  su  cuanta  y  riesgo, 
incómodo  ^1  Caudillo, 
y  ello 
que  no  había  autorizado 
la 
asistencia  de  don  Camilo, 
aunque  éste  deseaba  viva 
mente  dar  la  bienvenida  a  la 
Reina  madre  Hay  q je  hacer 
constar  que  don  Camilo  lúe  un 
puntal  decisivo,  dada  su  catre-
cha  amistad  con  Franco,  en 
la  ••peraclón  salmón». 

Durante  la  estancia  de  Don 
Juan  en  Madrid  ocurrieron  mu-

Ij  poslbiirdfld  (Je  que  AHonso  de  Borbón  tutta  nomtiraiío  sucesor 
r^egó  urda.  Su  boda  can  ung  nkta  de  Franco  lúa  podfirior  al  nom-
bramlEnlo  da  u  primo  Juan  CirIo«  <¡t  Borb6n. 

que  su  marido  d€jó  el  Trono 
en  1931. y  su  hí\o.  el  Conde 
de  Barcefona,  depositario  de 
los  derechos  de  la  Corona, 

chas  cosas, 
la  mayoría  de 
ellas  omitidas,  pienso  que  de 
liberadamente > por  López  Rodó 
en  su  tan  repetido 

libro. 

Aunque  el  Gobierno 

tomó 
algunas  precauciones  para  elu 
dir  situaciones  embarazosas, 
no  pudo  evitar  que  una  gran 
masa  de  monárquicos  acudie 
ra  ai  aeropuerto  de  Barajas 
para  recibir,  a  fas  cuatro  de  \a 
tarde  del  dia  7,  a  Doi^a  Victo 
ria  Eugenia.  Allí  se  encontra 
ba  también,  fregado  desde  Es-
t o r i l.  Don  Juan.  Los  enfeA'o-
rizados  monárquicos  dieron 
repetidos  vivas  el  Rey.  Según 
cuenta  López  Rodó,  - f ue  reaf-
mente  una  apoteosis  monár 
quica  como  nunca  se  había 
visto  de  cerc3  en  cuarenta 
años*. 

ta  luna  de 

Fue  tanta  la  aglomeración  y 
el  barullo  que 
la 
sala  do  honor  del  aeropuerto 
saltó  hecha  añfcos.  Cinco  mi 
nistros  acudieron  a  este  reci 
bimiento:  Lacalle  ÍAJre),  OrJof 
[Justicia),  Casliella 
(Exterío-
r e s j.  Espinosa 
íl+aciendaj  y 
tEducacJún].  El  primero 
Lora 
representación 
ostentaba 

la 

Se 

formaron 

largas  colas 
ante  el  palacio  de  Dría»  resí-
dencia  de  los  duques  de  Alba,^ 
que  a o j a r on  a  la  Reina  ma 
dre,  adonde  acudían  sus  lea-
fes  a  rendirle  pleitesía.  Don 
Juan,  por  su  parte,  recibió  a 
sus  seguidores  en  el  domici 
lio  de  los  duques  de  Albur' 
querque. 

Franco  y  su  esposa  asistie 
ron  al  bautizo,  celebrado  en 
el  palacio  de  la  Zarzuofa,  pero 
no  mantuvo  ninguna  conver-
sacldn  privada  con  Don  Juan, 
con  el  que  ya  no  quena  sa 
ber  nada.  Decía  que  eí  Conde 
de  Barcefona  erg  del  úftjmo 
le  habfaba.  En  cambio, 
q ue 
cuenta  López  Rodó.  Franco 
hizo  un  apartB  con  Doña  Vic 
toria  Eugenia,  a  la  que  con 
fesó  que  se  I n di naba  a  favor 
de  su  nieto,  Don  Juan  Carlos 
La  Rema,  -al  parecer,  le  dijo 
qua  aceptaba  de  Antemano  su 
decisión  sobre  ef  fioiribramíen' 
to  de  sucesor»,  pero  yo  dudo 

Afgunas  BntrBviflUí  áa  Doa  Jusn  pusIsrOTí  neivlosc  a  Franco. 

Áretta  era  j«fe  áal  ucretaiiada  político  ú&  E>on  Juan. 

Sindical  de  Trabajadores,  f i 
lial  de  las  citadas  Vanguardias 
Jesuítas  y  antecedente  de  la 
actual  Organización  Revolucio 
naria  de  Trabajadores,  de  ca 
rácter  maoísta. 

Estas  reuniones  tenían  p or 
objeto  lanzar  una  gran  acción 
do  masas  con  motivo  del  Pri-
merít  de  MiSyo próximo.  Yo  me 
di  cuenta  en  seguida  que 
la 
acción  tenfa  más  relación  con 
los  entusiasmos  oposicionis 
tas  asumidos  de  pronto  por 
ciertos  jóvenes  de  buenas  fa 
milias  que  con 
tos  intereses 
estrictos  de  la  clase  obrera. 

El  grupo  sindical  al  que  per 
tenecía  no  vimos  nada  claro 
a  qué  venia 
todo  aquello  ni 
qué  finalidad  tenía.  Tampoco 
estábamos  dispuestos  a  em 
barcar  a  [os  trabajadores  en 

una  aventura  tan  dudosa^  por 
eso  me  atreví  a  preguntar,  en 
u na  de 
las  reuniones,  que 
dónde  estaban  los  tanques  y 
los  aviones,  pero  Camacho  se 
salió,  como  es  iiabltual  en  ét, 
por  los  cerros  de  Ubeda,  em 
pleando  grandes  palabras  y 
conceptos  más  que  sobados. 

En 

l os  de 

resum^^rr. 

ia 
F.  S.  T.  llegamos  a  Ut  conclu 
sión  que  el  resultado  de  tanto 
esfuerzo  apenas  podría  ser 
otro  que  el  de  llevar  a  unos 
cuantos  trabajadores  a  la  car 
es!,  y  que  si  ello  era  lo  que 
buscaba  el  P.  C.  para  prose 
guir  en  CarabancliBl  su  labor 
de  catequests  y  proselitísmo, 
nosotros  na  reñíamos  astóma-
go  para  fabricar  victimas  en 
beneficio  de  Intereses  extra-
recursos 
teníamos 
ríos  ni 

Blanco y Negro (Madrid) - 12/12/1979, Página 39
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3» 

la 

de  esta  versión,  dado  que  a! 
Jlegsr  a[  a e r o p j s r to  h l io  a  Don 
Juan.  Sü  hijo, 
reverenda 
que  es  protooolaria  al  Jefe  de 
la  Casa  Reel.  luego  mal  puade 
con 
cornpaginarsG  un  dalo 
o i r o.  y  niucho  menos  con 
la 
f l r m c ía  que  Dor^a  Viciorla  Eu 
toda 
genia  maniuvo  durante 
su  vida  para  evitar  selldas  de 
tono  de  ningún  hijo  a  nieto 
frente  a  los  derechos  dinásti 
cos  del  Conde  de  Barcelona. 

García  Trevijano  refiere  asi 
los  principales  acontecimien 
tos  da  aquellos  días: 

-Arelka<  como  jefe  deJ  se 
cretariado  político  de  O on 
Juan,  se  encargó  de  los  ectos 
protocofaríos,  pero  el  Conde 
de  Barcelona  me  pidió  a  mí 
que  le  organizase  ios  contac 
tos  políMcos  que  estimara 
oportunos,  y  en  la  propia  Zar 
zuela  monté  recepciones  con 
diversos 
representantes  do 
grupos  de 
la  oposición.  De 
todas  maneras,  la  entrevista 
que  suscitó  mayor  preocupa 
ción  en  el  Pardo  fue  la  que  se 
celebró  en  secreto  en  mj  casa 
con  el 
teniente  general  Ma 
nuel  Olez Alegrfan  ¡eiñ  del  A l to 
Estado  Mayor.  íbamos  en  cu 
la  co 
che,  acompañados  de 
rrespondiente  escofia  pollcialn 
del  palacio  de  los  duques  de 
Aiburquerque  al  de  la Zarzuela, 
Al  llegar  a  mJ  casa,  frente  a  b 
clínica  de  Fa  Concepción,  de 
tuvimos  ef  coche,  y  sin  dar 
cuenta  a  nadie,  subimos  al 
piso  Don  Juan,  el  duque  y  y o. 
Én  casa  se  hallaba  ya  el  gene 
ral  Díe^  Alegría.  La  sorpresa 
de  los  policías  de  Id  escolta 
fue  mayúscula,  porque  de 
pronto  advirtieron  que  se  tes 
habla  perdido  el  -pájaro*.  Em 
pezaron  a  dar  la  alarma  y  a 
bloquear  los  teléfonos,  creyen 
do  que  nos  habíamos  metida 
en  la clínica da  la  Concepción, 
tal  vez  a  visitar  a  algún  en 
fermo,  Al  cabo  de  un  tiempo 
más  o  menos  largo,  averigua 
ron  que  i^on  Jusn  se  hallaba 
en  mi  casa  reunido  con  - u n os 
militares»,  entre 
fes  que  se 
contaba 
Incluso  a  Carrero, 
pero  nunca  pudieron  saber  ni 
quiénes  ni  cuántos, y  ello  puso 
muy  nervioso  a  Franco.  Tal 
vez 
las  causas 
que  indujeron  a  ésiB  a  nom 
brar  sucesor,  antes  de  que  los 
militares  la  obligaran  a  reco-
nocftr  lo^  dftr^r^hos  dinásticos 
que  encarnaba  el  Conde  de 
la 
Barcelona.  Conste  que  es 
primera  vez  que  hablo  de  esta 
entrevista.  Antes,  ni  yo  ni  na 
die  la  dio  a  la  pubticidad-. 

fue  una  do 

• En  junio  de  1969  —conti 
núa  explicando  García  Trevl-
Jano—  habifi  con  don  Camilo 
sobre  ta  necesidad  de  restau 
rar  la  Monarquía,  y  el  minis 
tro  de  la  Gobernación  me  con 
la  visita  de  Don 
testó  que 
Juan  había  decidido  ^n  ei  áni' 

mo  de  Franco  la  designacjón 
de  Oon  Juan  Carlos.-

CLIÍVIA  DE  REVUELTA 

Er\  el  segundo 

semestre 
de  1968  ocurrieron  una  serte 
de  acontecimientos  que  vinie 
ron a  incrementar  el  estada  de 
incerlldumbre  que  SB  respira 
ba  en  el  pais. 

Aunque  en  los  medios  labo 
rales  la  anormalidad  fue  esca 
sa,  como  ya  he  dicho,  aún  se 
registró  en 
la  m i n e rb  astu 
riana  una  cadena  de  protestas, 
sanciones  y  paros  que  se  pro 
longaron  desde  el  mes  de  sep 
tiembre  al  de  enero  del  ano 
siguiente. 

Do  todas  maneras,  los  des 
órdenes  mayores  tuvieron  lu 
gar  en  los  medios  universita 
rios,  como  reflejo  del  famoso 
francés,  al  Igual  que 
m a yo 
ocurrió  en  otras  muchas  uni 
versidades  de  Europa  occiden 
tal  y  Norteamérica.  Recuérde 
se,  entre  otras,  las  revueltas 
de  Bekerley 
ÍCalifornia)  y  el 
asalto  y  ocupación  de  la  Uni 
versidad  de  floma. 

Aquí  jos  hechos  también  ad 
quirieron  c i e r ta  gravedad 
Cabe  destacar,  por  ejemplo, 
inienclonado  que 
el  incendio 
\a  techumbre  de  (a 
destruyó 
vieja  Universidad  de  ia  calle 
de  San  Bernardo,  de  Madrid. 
la  noche  del  29  de  noviembre, 
y  el  intento  de  defenestración, 
el  17  de  enero  siguiente,  del 
rector  de 
la  Universidad  de 
Barcelona,  profesor  Albadate-
JD.  por  un  grupo  de  estudian-
invadieron  el  recto 
íes  que 
rado. 

I95B 

El  año 

también 

fue 
pródigo  en  sanciones  de  pren 
sa  y  suspensión  de  periódicos. 
Néstor  Lujan, director  de  Des 
tino,  suirió  una  multa  de  cin 
cuenta  mil  pesetas  aparte  de 
Inhabilitado  para  al 
quedar 
ejercicio  de 
ia  profesión.  Al 
cura  VJcior  Manuel  Arbeloa, 
actual  presidente  de  la  Dipu 
tación  Foral  de  Kavarra,  en 
nombre  del  PSOE,  también  le 
procesaron  por  un  articulo  pu 
blicado  en  Signo, 
semanario 
de  la  Juventud  de  Acción  Ca 
le  ocurrió 
tanto 
tólica.  Otro 
a  Juan  Fernández  Flgueroa,  di 
rector  de  índice,  aparte  de  los 
expedientes  y  sanciones  me 
nores  que  padecieron  diversos 
periodistas  más. 

El  diario  Madrid,  de  Calvo 
Serer  y  Pontón,  sufrió  dos 
suspensiones  seguidas  de  dos 
meses  cada  una.  ID  segunda 

motivada  por  un  articulo  del 
primero  r  "9  se  publicó  en  el 
numero  d i-  30  de  mayo,  titu 
lado  -Retirarse  a  tiempo,  no 
al  general  De  Cauile-,  que,  en 
realidad,  se  refería  a  Franco 
Finalmente,  el  23  de  sep 
tiembre 
fue  suspendido  Bí 
Alc3zar.  que  podríamos  llamar 
liberal,  editado  por  hombres 
vinculados  al  Opus  y  a  la  cau 
sa  monúrquica.  Pocos  dias 
editado 
reaparecía 
después 
por  la  l-lermandad  de  Nuestra 
Señora  Santa  Waria  del  Alcá 
zar  de  Toledo,  en  la  linea  que 
más  o  menos  tiene  hoy. 

de  1959,  por  un  periodo  de 
tres  meses. 

Después  de  algunas  deten 
ciones,  particularmente  de  co 
interrogar  a 
munistas,  y  de 
numerosos  miembros  de 
la 
oposición,  como 
-aviso  para 
navegantes-,  el  estado  de  ex-
cepciún  se  levantó  el  dia  22 
de  marzo,  un  mes  antes  de  lo 
previsto.  El  Gobierno,  aunque 
muy  dividido  entro  sí,  preten 
día  dar  la  sensación,  con  tal 
medida,  de  que  dominaba  por 
ia  situación.  En  de 
completo 
finitiva  todo 
iba  a  servir,  in-
Cluldíi  (a  agitación  y  nervlo-

Oon  Juífí,  conviíraando  con  Guillermo  Luca  ú&  T^nii. 

acium  di-

nctor  da  -A B C-. 

Fraga,  en  aquel  entonces 
como  ministro  de  información 
y  Turismo, no  daba  abasto  san-
clonador. 

Por  otro  lado,  en  las  Navida 
des  de  ese  año  fueron  expul 
sados  de  España  por  extranje 
ros  -que 
los 
asuntos  interinos  del  país-  el 
pretendiente  carlista  Garlos-
Hugo,  su  padre  y  sus  herma 
nas. 

intervenían  en 

todo 

Al  mismo  tiempo  que  ocu 
rría 
fo  anterior  se  dio 
vJa  libre  a  las  primeras  aso 
ciaciones  de  estudiantes,  que 
resultaron  un  fracaso,  y  empe 
gaba  a  discutirse  en  el  Con 
sejo  Nactonal  del  Movimiento 
et  asociaclonlsmo  pofítico  den 
tro  del  propio  Movlmlcnlo, 
aunque  todavia  tardaría  años 
íorma. 
en  adquirir 

Toda  esta  serie  de  aconte 
cimientos,  de  los  que  apenas 
hemos  dado  un  pálido  reflejo, 
crearon  un  clima  habitual  de 
pclÉmica  y  tensión,  lo  que  in 
dujo  at  Gobierno  a  declarar 
el  estado  de  excepción  en 
toda  £spa<\a,  el  24  de  enero 

sismo  *del  año  anterior,  para 
el  asalto  final  que  preparaban 
Carrero  y  López  Rodó-

ULTIMOS 
ACONTECIMIENTOS 

por  si  fallaba  algo  para  re 
ducir  ia  resistencia  de  Franco 
a  nombrar  sucesor,  ahi  esta 
ban  los  juanistas,  que  en  el 
primer  semestre  de  1969  se 
mostraron  particularmente  ac 
tivos,  haciendo  continuos  via 
jes  a  Estorll.  En  uno  de  estos 
estuvieron  juntos  Serrano  Sú-
ñer  (cuñado  de  Franco  y  hom 
bre  fuerte  en  los  primeros  mo 
hasta 
régimen, 
mentos  del 
que 
fue  desplazado  por  Ca-
rreroj  y  Areliía,  Al  saberlon 
los 
Franco  comentó: 
cria  V  ellos  se  j u n t a n -. 

-Dios 

Cuando  ya  estaba  a  punto 
de  producirse  el  anuncio  de 
nnmbramlenío  de  sucesor  se 
reunieron  en  Estorll,  los  dias 
14 y  15 de  lulio,  ios  miembros 
del  Secretariado  Político  de 
Don  Juan,  ninguno  de  los  cua 
les  tenía  la  menor  noticia  de 
que  en  fecha  inmediata 
iban 
a  producirse  grandes  aconte 
cimientos,  tai  era  el  secreto 
y  la  cautela  con  que  se  movían 
ios  impulsores  de  la  -opera 
ción  salmón-

Los  miembros  del  Secreta 
riado  Político,  entre  ellos  ef 

¿Empujó  alguien  a  Don  Juan  con  intención 
de  hacerle  fracasar? 

Blanco y Negro (Madrid) - 12/12/1979, Página 40
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m 

Franco  eia  favorable  a  la  Monarquía^  debido  a  la  protección  d«  Alfomo  XML 

Laureano  López  Rodó  deipejú  el 
panorama  r^  favor  del  Príncipe^ 

EJ  Prindpe  Den  Juan  Carlos^  despldlíndoae  del  almirante  Carrero 
BJAnco  |ra$  un  acto  celebrado  un  1973. 

Don  Juan,  su  « p o sa  y  su  hija,  la  InranU  Margarila,  en  Esloril.  centro  de  reunJon  de  los  monárqulcol-

cünde  dtí  Moiitiirco,  Yangu^a 
Mesías  y  SaJnz  Rodríguez,  ase-
tjiírsion 
ri  Don  Juan  qu»  no  iba 
a  ocurj-jr  riada.  Sólo  Luis  Ma 
ría  Anson  mostró  j na  oplníún 
conirana.  aseguj-Bíido  que  ha 
bía  muchas  posibllrdades  de 
que  - el  CítudillQ  de3fgr&  suce 
sor...,  ya  que  López  Jbor  y 
lo  dan  por 
oirás  peraonaa 
cierto'^  y  s js  motivos 
teit-
drán-

Sainí  Rodríguez  le  atajo  ex-
tlamando:  -[Faniaalas  de  ps-
r l o d i s t a l -. 

Al  día  siguiente  de  esia  re 
unión 
IB  llegíiron  dos  cartas 
a  Don  Juan.  Una,  de  Franco^ 
entregada  por  el  embajador  es 
pañol  en  Lisboa,  y  otra,  ma 
nuscrita,  de  su  hijo,  que  llevó 
en  mano  el  marques  de  Mon-
d&]sr.  en  las  q ue 
le  daban 
cuentti,  cada  uno  desde  su 
poslciónn  que  Franco  habi^  de 
cidido  nombrar  sucesor  a  Don 
Juan  Carlos,  La  suerte  estaba 
echada-

Don  Juan  llamó  en  seguida 
por  teléfono  a  c3£a  de  García 
TrevJ|anD, a  quien  le  dijo:  -Lo 
temíamos  ba  pasado.  El 
que 
número  uno  me  ha  escrito. 
Venga  ^  v e r m e -. 

García  Trevjjsno  tomó  el  pri 
mer  aviún  que  salía  hacia  Lis-
boa  y  se  r'esentó 
inmediata 
mente  en  £storil,  Al  día  si 
guiente 
Saini  Rodríguez, 

lo  hicieron  Areilza  y 

-Tuvimos  una  reunión  —re 
fiere  el  primero  de  los  I r e s— 
en  la  que  se  vio  que  no  exis 
tia  ningún  plan  de  actuación 
para  hacer  trente  a  una  even-
lu^iídad  semejante.  También 
me  di  cuenta  de  qus  nc  esta 
luchar  A 
ban  dispuestos  a 
partir  de  ese  momento  aban 
done 
la  idea  de  la  restaura-
clon  de  Don  Juan  y  empecé  a 
trabajar  por 
la 
•posición  desde  la  base,  para 
la  ruptura  con  el  franquismo. 
Ese  trabajo  cuajo  en  fa  Junta 
Democrática.* 

la  unidad  de 

Don  Juan  se  s i n t ió  agravia 
da,  pero,  al  íjn.  se  dio  cuenta 
de  que  tenia  la  partida  perdi 
transigir, 
da  y  que  era  mejor 
en  bien  de  la  institución  mo-
niirquica,  que  unfreniarae  a 
su  hÍ)o.  Asi  terminaron  las  as 
piraciones  de  un  Rey  sin  co 
rona. 

¿Actuaron 

los  juanJStaa  de 
fuerza  de  choque  en  íavor  de 
sus  adversarios? 
tOulsieron 
lanío  al  cerdo,  con 
empujar 
perdón.  Que  López  Rodo  y  Ca 
rrero  no  tuvieron  más  que  IS-
rflí  suavemente  del  rabo  para 
meterlo  en  su  cochiquera?  Abi 
están  ios  hechos  y  datos  que 
me  ha 
reunir. 
-sjdo  posible 
Jujt|UH  cada  lector  por  SÍ. 

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V-  A.  G. 

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