1996-12-14.EL MUNDO.LA CONJURA DE LOS MUERTOS RAUL DEL POZO

Publicado: 1996-12-14 · Medio: EL MUNDO

Ver texto extraído
LA CONJURA DE LOS MUERTOS
EL MUNDO. 14/12/1996 Página, 5
RAUL DEL POZO
Después del saqueo hacían falta piquetas y apenas llegaron pintores. El Congreso sigue siendo una calle mayor de terciopelo donde los políticos cacarean necedades; el Poder Judicial se envenena cada vez más con la política de cuotas, se amansan los magistrados con las siglas en la puñeta; los sindicatos hacen protestas de fax, porque también viven del pesebre. Sólo un sector insurgente de la Prensa y de la Judicatura denuncia la corrupción y la superchería. Hacían falta reformas y en esto llegó Aznar, con las manos atadas de la exigua minoría. Creo que venía con intenciones de reformador, a pesar de su ideología; es un error creer que los conservadores no reforman; («Lo característico de ellos -dice Ortega- es que reforman al revés»). Hacían falta reparaciones, porque el Estado estaba averiado, y en vez de hacerlas, Aznar introdujo chapuzas para lograr que fuera la realidad la que se adaptara al Estado y no al revés. No sabemos qué presiones habrá sufrido -de Zarzuela, de San Jaime, de la propia Génova, de Ferraz- lo cierto es que ahora reina el aturdimiento y la decepción. José Maria Aznar gobierna razonablemente el estilo de centrista, sin fantasías: pacta con todos, sabe bailar con lobos, ha quitado los bates de béisbol a sus votantes; pero en lo referente a la crisis de Estado no satisface a los que le apoyaron desde las barricadas progresistas. El espíritu de cambio y de regeneración que prometía se posó, apenas un instante, en nuestra actualidad y ahora tiene todo el aspecto de extinguirse. No llega el caos porque caos significa confusión y desorden; en los meses de Aznar se detecta alguna confusión, pero no desorden, a excepción de lo que ocurre, como premonición, en Barajas.
El Parlamento no se recupera del acoso letal al que fue sometido. Cada vez hay menos Prensa crítica porque los políticos ya se adormecen ante el rumor de nuestras «afrentosas blasfemias». El lenguaje hipócritamente moderado lo rompen, aún, rebeldes como Gabriel Albiac y Agustín Moreno o Antonio García-Trevijano en su extraordinario y decisivo libro Frente a la gran mentira. Albiac denunciaba ayer, en este mismo diario, un golpe de Estado consensuado por toda la casta política, sin tanques ni chatarreras ni tricornios, sino impuesto desde el Poder Ejecutivo sobre el Legislativo primero y sobre el Judicial después. Agustín Moreno presenta esta mañana en el Palacio de Congresos, ante cientos de sindicalistas, la Fundación para la Igualdad y la Democracia. Camacho y Moreno, purgados por Gutiérrez, sacan del arcón del consenso otra vez la bandera roja. Dicen que España no cumple ninguna de las condiciones de convergencia y con esa coartada se presiona ferozmente a los trabajadores para ir de viaje a un lugar al que nunca llegaremos; mientras se redactan Presupuestos restrictivos.
¿Qué hace Aznar? Es como si se hubiera convertido en un portavoz de las generaciones muertas que oprimen como una pesadilla el cerebro de los españoles. Hay una conjuración de muertos; pero no de las víctimas, sino de los canallas. De la dominación del sable y la sotana pasamos al butrón felipista; y del felipismo; a un Gobierno amordazado por los muertos.