1975-10-10.EL ECO D CANARIAS.LA COLMENA

Publicado: 1975-10-10 · Medio: EL ECO D CANARIAS

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LAS  PALMAS  DE  GRAN  CANARIA,  Viernes,  10  de  octubre  de  1975 

et  ECO  DE  CANARIAS  —  Página  17 

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LA 
COLMENA 

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1 A  lo  me¡or,  lo  que  necesita  este  viejo  po s 

—quizó,  si:  lo  Lola  Gaos  de  Borou  sea  Es 
paña—  es  un  gran  sicoanólisis.  Relajarse,  se 
urgentemente  a  convivir 
darse  y  aprender 

con  lo  sorpresa  y  el  «nuevo  orden».  Me  dice  un  po 
lítico:  «Hace  meses  escudriñamos  al  Gobierno.  Hace 
semanas,  al  Régimen.  Hoce  días,  al  Estado».  Bien. 
¿Pero  que  está  haciendo  el  Gobierno  ante  el  hura 
cán  europeo?  Yo  diría  que  jugar  el  «cerrojo»  en  los 
«córners»,  al  «offside»,  en  los  contraataques,  y  o! 
•taque  comercial.  Ahí  está  el  fragor  de  la  batalla 
desde  hace  unas  horas.  Sospecho  que  las  grandes 
empresas  europeas  con  intereses  aquí  han  comen 
zado  a  pedir  árnica  y  se  han  ido  a  sus  embajadores. 
la 
Los  embajadores  han  comenzado  o  repicar  en 
puerta  del  Gabinete  Arias.  Porque  es  lo  que  decía 
Marifé  de  Triano:  «Toito  te  lo  consiento,  menos  que 
me  toques  el  dinero».  Por  lo  pronto,  en  buques  ren 
tados  y  paralizados,  ganamos  por  goleada:  hemos 
actuado  sobre  S4  barcos  contra  16  de  bandera  espa 
ñola.  No  es  que  vayamos  o  declarar  el  terrorismo  co 
mercial  y  a  enviar  «barbouzes»  económicos  a 
las 
multinacionales,  pero  el  queso  holandés  —por  ejem 
plo—  haría  bien  en  tensarse  la  ropa.  Y  el  prefecto 
Monfraix  de  los  Pirineos  atlánticos  acaba  de  decir 
que  el  negocio  —de  hoteles—  es  el  negocio,  que  no 
están  dispuestos  a  «cortar  los  puentes  con  España» 
y  que  desde  hace  días  no  venden  una  escoba.  Hay 
numeritos  tan  divertidos  como  el  de 
«reso»,  un 
«tour  óperator»  propiedad  de  los  sindicatos  suecos 
que  contrató  unas  cuentas  camas  en  Canarias,  que 
se  iban  a  pique  sin  vender  una  rosco  y  que  se  han 
puasto  el  frente  del  «boicot»  contra  España.  Bueno, 
pues  se  me  ocurre  avisar  una  cosa  y  el  que  avisa 
no  e<;  traidor:  Sí,  por  una  casualidad,  en  los  próxi 
mos  días,  el  ministro  Cerón  se  levantase  con  el  ge 
nio  puesto  y  el  pantalón  a  cuadros  —y  creo  que 
Cerón  da  un  puñetazo  en  lo  mesa  de  vez  en  cuan 
do—  a  Olof  Palme  no  le  van  a  llenar  todas  las  hu 
chas  —incluidas  los  multinacionales—  de  Suecia. 

Sospecho  algo  más:  entre  hoy  y  mañana,  Ma 
drid  —y,  luego,  todo  el  país—  va  a  conocer  una  cam 
paña—  espontánea,  por  supuesto,  incontrolable,  por 
supuesto,  popular,  por  supuesto—  con  el  siguiente 
«slogan»:  «No  compres  a  quien  nos  insulta,  compra 
español...». 

2 De  acuerdo:  el  país,  de  momento,  ha  ator 

nillado  en  la  ventanilla  la  chapita  de  «es  pe 
ligroso  asomarse  al  exterior». 
Ocho  miembros  de  la  «ETA»  recorren  Europa 
haciendo  relaciones  públicas,  los  comités  de  defen 
sa  de  la  revolución  de  Cuba  han  empezado  a  tirar 
algunas  piedras  sobre  nuestro  tejado.  Pero  hay 
quienes  se  están  ganando  a  pulso  quince  días  de  va 
caciones  en  la  Costa  del  Sol.  El  presidente  de 
la 
«Unesco»  —el  senegalés  Amadou  Moktar—  ha  avi 
sado  que  funcionario  que  salga  a  manifestarse  con 
tra  España,  funcionario  que  se  ve  de  patitos  en  la 

calle.  Y,  luego  pues  tenemos  a  Sara  Montiel.  Sara 
está  en  Méjico  lindo  y  querido.  Como  se  sabe  el  dio 
que  nació  Sara  nacieron  todas  las  flores  democráti 
cas.  Sara  ha  sido  profundamente  presionada  en  Mé 
jico.  A  López  Rodó  también  lo  presionaron  los  me 
jicanos  hace  un  par  de  años,  pero  López  Rodó  pre 
senta  evidentes  diferencias  —algunas  de  relieve— 
con  Sara  Montiel,  que  resiste,  según  parece,  mucho 
menos  a  las  presiones  profundas.  La  noche  en  que 
a  Echeverría  le  cantaban  «Las  mañanitas»  y  «todo  se 
le  iba  en  puro  tomar»,  Sara  salió  a  la  pista  de  la 
«bolte».  Se  le  pedia  una  definición,  Sara  tragó  sa 
livo,  sacó  —obvlemente—  el  pecho  y  en  un  alarde 
de  alta  carrera  diplomática  hizo  su  única  y  definitiva 
aclaración:  «Estoy  tan  triste  como  el  Papa».  O  sea: 
cucurrucú,  paloma. 

Prácticamente,  a  la  misma  hora,  se  producía  una 
baja  en  la  lista  de  españoles  con  honor.  Ante  doce 
nas  de  periodistas,  luego  en  la  Televisión,  más  tarde 
ante  sus  «fans»,  José  Monuel  Serrat  —tu  nombre, 
Juan,  me  sabía  a  hierba—  aplaudía  públicamente  los 
escupitajos  antiespañoles  de  Echeverría,  Insultaba 
gravemente  al  Jefe  del  Estado  de  su  país  —¿por 
qué,  Juá,  por  qué?—  y  antes  de  empezar  sus  nueve 
recitales  invitaba  a  todos  a  «luchar  para  acabar  con 
un  régimen  totalitario».  Sospecho  que  en  las  emiso 
ras  españolas  comenzará  muy  pronto  un  larguísimo 
minuto  de  silencio  por  el  trovador  de  una  generación 
a  la  que  acaba  de  romper  algo  mós  que  unos  dis 
cos. 

3 Supongo  que  algunas  bridas  y  algunos  cal 

mantes  liobró  que  aplicar,  ya.  Por  ejemplo: 
a)  al  «sow»  de  las  cartas,  declaraciones,  pan 
cartas  y  telegromas  de  muchos  extranjeros, 
instoiados  en  nuestra  Infraestructura,  y  que  abjuren, 
entre  delirios  chauvinistas  indígenas,  de  sus  gobier 
nos.  Supongo  que  nos  merecemos  algo  más  sólido, 
b)  A  los  ultraderechistas  que  han  implantado  el  te 
rrorismo  telefónico  con  corresponsales  extranjeros  y 
gente  libre  pensadora  y  decente,  nacional,  c)  A  los 
expendedores  del  rumor  barato,  absurdo,  catastrófi 
co  y  demencial,  que  asta  moñona  se  frotan  las  ma 
nos  porque  el  Gobierno  se  reúne  —con  todo  norma-
Udod  y  serenidad—  en  Castellano,  3. 

De  todas  formas,  las  emociones  se  suceden:  den 

tro  de  las  posibilidades  —puramente  teóricas—  del  -
fófló  lüríflíco  sobré  lóS  r'ecursós  iía\  Wñrtb  MHixIS; 
que  se  dilucidará  el  día  24  de  noviembre,  esto  Itt-' 
resurrección  de  enlrp  los  muertos  del  viejo  periódico. 
Técnicamente,  en  pura  hipótesis,  el  nuevo  «Madrid» 
podría  ser  controlado  por  «Tono»  García  Trevijano, 
especialista,  como  se  sobe,  en  demoliciones,  juntas 
y  democracias... 

P e d ro  R o d r í g u ez 

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EL PÉNDULO 

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Ante 

LA  NOVEDAD.  —  Franco,  naturalmente,  hace  po-

lítica  de  Estado.  Por  eso,  cuando  habla,  nadie  puj-  . 
de  buscar  en  sus  palabras  oigo  que  se  quede  más 
acó  del  concepto  «patrio»,  del  concepto  «España»  o 
dal  concspto  «Unidad».  Sin  embargo,  lo  gran  nove-
dad  del  día  es  que  Franco  recibía  por  primera  vez 
a  una  asociación  política,  y  por  primera  vez  les  ho-
biabo,  con  toda  la  novedad  que  tiene  lo  fórmula,  y 
unte  un  temo  sobre  el  que  el  Jefe  del  Estado  sólo  se 
había  pronunciado  en  su  mensaje  de  Fin  de. Año  a! 
pueblo  español. 

cho  tiempo  en  ser  borrado  del  mapa,  pese  a 
los 
«basta»  de  letra  Impresa.  Vistos  los  acontecimientos 
de  cada  día,  la  pregunta  «¿hasta  cuándo?»,  debí 
quedarse  rigurosamente  sin  respuesta.  Porque,  ade 
más, 
la  sorpresa  del  observodor  político  no  tiene  li 
mites  cuando  observa  las  organizaciones  ilegales  de 
sarticuladas,  y  no  hay  semana  en  que  no  aparezcan 
nuevos  nombres  y  nuevas  siglas  en  9I  diccionario  de 
la  subversión.  Ayer  le  tocó  el  turno  a  una  llamada 
«Organización  de  Estudiantes  Patriotas  y  Socialis 
tas»,  cuya  identificación  a  nivel  de  colle  permanecía 
tiústa  ahora  mismo  en  el  anónimo.  De  momento,  su 
estreno  en  tetras  de  molde  ha  sido  su  «desarticula 
ción»,  según  la  terminología  de  las  fuentes  oficiales. 

lo  novedad  de  la  fórmula,  hubo,  por  su-
puesto,  novedad  de  léxico.  «Lo  primero  hasta  hoy 
la 
obra  realizado  por  todos 
ios  españoles».  No  dijo 
Franco  que  será  lo  primero  a  partir  de  hoy,  pero  si 
dejó  en  el  aire  una  consigna:  «Encuadrarnos  para  lo 
csntlnuidad  progresiva  de  España».  La  alocución  del 
Jsfs  del  Estado  es  breve  ^<ipenas  nueve  líneas  me-
canogrofiados—,  pero  encierra,  a  efectos  de  política 
interior,  todo  un  programa  político  «con  vistas  al  fu-
turo»,  como  él  mismo  dijo.  Por  supuesto  que  ese 
tono  de  «encuadrarnos»  enlaza  directamente  con  la 
idea  matriz  del  presidente  del  Gobierno:  pasar  de  la 
odhesión  a  la  particlpoción,  y  a  mí  me  parece  entre-
ver  qu9  la  cúspide  del  Estodo  se  dispone  a  coman-
zar  el  diálogo  con  las  fuerzas  políticas  ordenadas  por 
tsndsncias  y  opciones. 

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E  —dijo  el  Jefe  del  Estado—  ha  sido  agradecer 
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UNO  NUEVO.  —  De  esto  forma,  el  día  tuvo  su 
imagen  de  paz  en  el  asociaclonismo,  con  «ANEPA» 
que  llegaba  al  Consejo  Nacional  con  su  bagaje  de 
30  mil  firmas,  y  Soiís,  que  volvía  de  Barcelona  de-
jando  aiií  la  seguridad  de  que  había  puesto  a  ger-
minar  la  semilla  asociativa  con  «sugerencias  apertu-
ristas»,  según  un  periódico  catalán.  Digo  que  es  la 
imagen  de  paz,  porque,  por  otros  derroteros,  la  san-
gre  volvió  a  correr.  Al  tiempo  que  los  periódicos  es-
tan  inundados  de  testimonios  de  condena  —«no  soy 
franquista»,  decía  ayer  u  ncomunlcante,  «pero  si  es-
,  volvió  a  correr  lo  sangre  en  Barcelona  en 
pañol 
un  desgraciado 
la 
palabra  «terror»,  en  esta  escaioda  o  «espiral»,  como 
dice  el  Papa  en  su  olreado  telegrama.  Tardará  mu- 

LAS  BASES.  —  A  lo  que  parece  el  hecho  de  re 
novar  los  acuerdos  con  los  Estados  Unidos  no  pro 
voca  entusiasmos  en  la  clase  política.  Lo  refleja  el 
«debate»  de  «Arriba»,  aunque  casi  nadie  sabe  hasta 
que  punto  España  sale  victoriosa  de  esta  nueva 
prueba.  Si  no  hoy  entusiasmos  aparentes,  tampoco 
los  va  a  aumentar  la  noticia  del  día;  Los  Estados 
Unidos  nos  compran  por  medio  de  las  bases  mer 
cancías  por  importe  de  51  millones  de  pesetas.  Nn 
es  para  sentirse  feliz  por  esta  vía  a  la  exportación. 
Esa  cantidad  es,  seguramente,  la  que  debería  pagar 
de  impuestos  en  uña  buena  política  fiscal  más  de 
un  potentado  español. 

VUELVE  HASSAN.  —  De  todas  formas,  es  bien 
cierto  que  «hoy  años  en  que  uno  no  está  para  na 
da».  Por  si  tuviéramos  poco  con  Echeverría  y  Pal 
me  y  Europa  y  los  extremismos  —¿para  que  hablar 
de  Gibroltor,  tema  muerto  por  asfixia?—,  ha  vuelto 
Hassan  o  aportar  su  pequeña  piedra  a  la  ceremonia 
de  la  confusión,  a  ver  si  pesca  en  el  rio  revuelto 
Ceuta,  Melilla,  Las  Chofarínas  y  Los  Peñones.  Me 
parece  que  ni  al  Régimen,  ni  a  España  le  queda  ya 
ninguno  mejilla  que  poner. 

incidente.  Mucho  me  temo  que 

F e r n a n do  O n e ga 

(c) Del documento, los autores. Digitalización realizada por la ULPGC. Biblioteca Universitaria.

EDUCACIÓN: 
CRUZ ECONÓMICA 

pero 

HoWó  ©/  ministro  de 

¡Etíiicación 
Y Ciencia.  Se  Je \escuchó  con  aten 
ción,  porque 
i/os  problemas  e<iu-
'en  el  aquí  y  ahora  de  Es 
cativos, 
ios  serias 
paña,  suponen  una  de 
las 
Jamiliares 
preocupaciones 
a 
res 
trata  Ve  dar 
que 
,eJ  Estado 
se  encuentra, 
puesta, 
de 
sin  el  ctebido  acompa 
momento, 
ñamiento  de  recursos.  Decía  ayer 
fie  ur 
un  colega, 
gencia,  que  >e/  ministro 
convenció. 
Nosotros 
algo  más: 
que  el  ministro  ha  dado  muestras 
realismo  para  cen 
del  suficiente 
lo 
trar  el  ^problema  jeducativo  pn 
que 
problema 
social. 

ten  comentario 

añadiríamos 

justamente 

es.  un 

recursos 

Tristemente  —o 

dramáticamen 
te—,  Ja  Bducación  pn  España  si 
gue  dependiertdo  pe 
ifi-
suficientes.  Pese  a  disponer  de  la 
partida  más  elevada  en  Jos  Pre 
)deJ  Estado, 
supuestos  Generales 
peficiencias 
tal  el  número  de 
es 
iniciadas 
arrastradas,  de  reformas 
Y  fiunca 
defectos 
que  siguen  sien 
de  planificación, 
Es 
do  doJorosamente 
escasos. 
situación, 
comprensible, 
Esteruetas 
que  'el  propio  Martínez 
la  ban 
haya  acudido  a  Jevantar 
como 
dera  de 
las  dís-
método  para 
ló 
\y  es 
ponibilMddes 

incrementar 
tinancieras, 

terminadas, 

la  reforma 

arte  esta 

¡fiscal 

tie 

le  han 

El  hombre  dedica  su  vida  o  bus 
car 
los 
los  medios  pora  e-ludir 
restricciones  que  al  ambiente  y  su 
frágil  condición  tísica 
im 
puesto.  Inventó  los  acueductos  pa 
ra  liberarse  de  la  Incomodidod  que 
suponía  el  tener  que  ir  o  buscar 
o  sus  fuentes  el  vitol  elemento. 
la  energía  eléctrica, 
Y  desarrolló 
poro  economizarse  esfuerzos  y  la 
Fransformó  en 
luz,  flaro  redimirse 
de  la  esclavitud  que  le  imponía  los 
tinieblas. 

Asimismo,  ha  buscado 

fórmulas 
que 
le  proporcionen  seguridad  y 
lebnestar  y  le  eximan  de  la  ener 
vante  obligación  de  cuidar  de  su 
vida  Y  de  sus  bienes.  Y  enton 
ces  creó  estatutos  y  entidades 
protectoras  en  los  que  delegó  au 
toridad  suficiente  para  que 
le  ga 
rantizaran  sus  derechos  sociales 
libre  práctico 
y  comunitarios, 
la 
de  actividades 
lícitas  y  propicios 
condiciones  para  su  proyección 
personal.  €s  decir,  para  que  de 
fendieran  su  libertad. 

los 

AL  intentar  establece  una  esca 
lo  de  valores  para 
la  selección 
de 
libertades  que  el  hombre 
licencias  de 
demanda,  antes  de 
tipo  intelectual,  se  destaca  el  an 
helo  de  vivir  en  un  medio 
tran 
quilo  que 
le  permita,  sin  angus 
tia,  cumplir  con  la  reoüzación  de 
los  bis-
sí  mismo  y  disponer  de 
indis 
nes  de  primera  necesidad, 
pensables  para  su  subsistencia. 

lo 

tener 

legalización  de  ia  propiedad 
otorgó  a 
ios  humanos  el  dlsifrute 
de  uno  vivienda  y  de  otros  elemen 
tos  de  consumo.  Pero,  atendiendo 
a  su  propio 
Interés,  tuvo  que  su 
jetarse  a  uno  serle  de  disciplinas. 
Sus  casos  debían 
locaiizo-
ción,  proporciones  y  oltura  deter 
minadas,  V  sus  coches  no  podían 
transitar  sino  por 
las  vías  cons 
truidas  o  demarcados  al  efecto, 
observando 
reglamentaciones  de 
velocidad  y  dirección.  Es  decir,  tu 
vo  que  admitir  tasaciones  a  su  li 
bertad,  paro  poder  disfrutor  de 
sus  pertenencias.  Y  a  nadie  se  e 
ocurrió  gritar:  «fEn  este  país  no 
hoy 
jNo 
ocepto 
los  controles  ol  derecho 
Inallnoble  de  la  velocldadj». 

libertodes  de 

trófico! 

la 

Y  entonces,  de 

invulnerabitl-
dod  y  eficacia  de  las  entidades  y 
organismos  oficiales,  comenzando 
por  el  propio  Gobierno,  concebidos 
leyes  y 
para  hocer  respetor  sus 
costumbres,  dependió 
IHiertad 
ia 
del  borrvbre. 

gico  que  en  su  entrevisto 
sada 
una  vei  más  a  estas 

tenido 

tioya 

pue 

televi 
feferirs<e 
deticiencias. 
que 

lo 

esto, 

tenemos 

la  mayor 

y  ello  da 

los  pspectos 

los  hijos  de  los 

lEducoción  no  son 

fios 
si  existe, 
ijfi  programa  de 

Dicho 
efectivamen 
preguntar 
relanzamiento 
te, 
exclusivamente 
que  ya  no  piense 
leídas 
en  Ja  Universidad.  Oídas  y 
'de  Martínez  Es-
las  declaraciones 
lo 
teruelas,  es  evidente  que  sí: 
la 
gratuidad 
enseñanza, 
en 
electi 
igualdad  de  oportunidMes 
ru 
va.  Jo  atencieón  a  una  £spaña 
la  promo 
ral  todavía  desatendida, 
trabaja 
ción  de 
parte 
dores,  ocuparon 
idea 
dé  su  intervención, 
soclates  de 
de  que 
"un  simple 
la 
sino 
planteamiento 
un  objetivo  perseguido  por  el  equi 
po  actual  de  ^Educación  y  Ciencia. 
en  un 
social  y  económico 
planteamiento 
taz 
tvisible 
la  única 
—que  no  es 
reque 
que 
de  unas  declaraciones 
rirán  posteriores 
comentarios—,  e) 
tema  que  más  preocupa  a  los  mi-
liortes  de  pddres  de  familia 
que 
una  plaza  esco 
deben  encontrar 
siendo, 
lar  pora  sus  hijos  sigue 
como  en  1970,  el  de  Jo  gratuidad, 
ya  que  parece  que 
escoloriza-
ción  plena  está  a  punto  «te  alcan 
zarse.  Los  caminos  elegidos 
para 
la  creación  de 
esto  fneta  son  dos: 

Pero  ya  que  estamos 

programático, 

la 

\a  estabilidad  de 

histórico  prueba  que  en  cuanto  se 
han  afianzado  los  condiciones  ode-
lo 
cuodos  para 
vida  humofio  es  cuando  surgen  vo 
ces,  que  se  creen  originales,  de 
ios  gentes  menos  sufridas,  ávidas 
de  resonancia  política,  y  exigen  lo 
anulación  del  orden  tradicional  y 
la  odulteroción  de  normas  que, 
alegremente,  tachón  de  crueles  y 
obsoletas,  pero  que  son  'los  mis 
mas  que  han  producido  las  condi 
ciones  de  paz,  estobUidod  y  bie 
nestar  que  permitieron  Ja  adecua 
do  formación  de  tos  nuevos  «re-
volucionorios»  de  salón.  Y  piden  I-
tiertodes  o  gritos;  de  pensamiento, 
de  expresión...  y  de  subversión.  De 
todo.  tPues  todo, para  ellos,  es  aco 
tación 
los  derechos 
del  hombre  y  necesariamente  ma 
lo.  La  postura  mós  llamativa,  fácil 
y  relevante  es  lo  de  oposición.  Ade 
más,  criticar  al  Gobierno  parece 
ser,  en  los  últimos  tienupos,  un  ín 
dice  de  personalidad  y  cultura  que 
Intelectua 
agrega  cierto  tinte  de 
lidad  ol  «voliente»  inconforme,  es 
pecialmente  cuondo  sus quejas,  con 
un  viso  de  ízquierdiemo,  claman  en 
contra  del  totalitarismo  estatal  y 
predican  la  impunidad  como  efec 
tivo  aliciente  para 
libre  expre 
sión. 

Insufrible  de 

la 

Lo  que  los  agitadores  catión  es 
la  enumeración  de 
ltt>ertades 
que  es  necesario  sacrificar  para 
lo  que  ellos  proponen. 
conseguir 

ios 

Y  asi, 

los  pueblos  que  vivían 
dentro  de  ia  paz  que  otorga  el  or 
den  continúalo,  oyen  hablor  de 
sistemas  d«  Gobierno  que,  encua 
drados  dentro  de  nuevas  estam 
pas  de  anticuado  «Manc^estereo-
nismo»,  prometen  al  hombre  Iq  «li 
bertad  total  o  que  tiene  derecho». 
Y  sin  conocerlos  y abandonando  su 
costumbre  administrativo,  pero  con 
el  acicate  de  lo  novedoso  y  el  can 
sancio  de 
lo  permanente  ée  lan 
zan  en  busoa  del  fantasma  de  una 
democracia  de  forma  y  fondo.  Y, 
jubilosos,  como  niños,  se  Integran 
en  osociociones  y  partidos,  nom 
bran  sus  caciques,  o  éstos  se  au-
tononrvbran  y  ocuden  a  estrenar  ur 
nas  y  o  ejercer  el  «sagrado  dere 
cho  al  voto»,  para,  en  «popuíar  su 
la  eteoción  de 
fragio»,  conseguir 
sus  mandatarios.  Trotan  de  igno 
rar,  cloro  está,  para  que  el  juego 
interés,  que  éstos  han 
no  pierda 
sido  ya  predeterminados  por 
las 
las  cxmarHIas  polí 
dictaduras  de 
ticas  que  comienzan  a  proliferar  al 
amparo  del  sistefna. 

la 

«Aparentemente  —digo  en  mi,li 
bro  «Crisis»—,  ante 
lenidad  o 
ausencia  de  sanciones,  aumenta  la 
libertad  del  ser  humono.  Pero  ese 
exceso  de  libertad  produce  la  des 
trucción  de  la  seguridad  sociol  y 
la  autoridad 
el  envilecimiento  de 
estatal.  Y 
lo  verdaderamente  pa 
la 
radójico  es  que,  ol  debilitarse 
autoridad  oficial,  en  función  de  lae 
libertades  del 
Individuo,  éste  co 
mienza  a  perder  protección  y,  en 
consecuencia,  a  perder  libertad*. 

Sin  embargo,  un  triste  anólisis 

Para  entonces,  para  sorpresa  de 
los  electores,  las  conclusiones  de 
la  votación  no  producen  ningún 
efecto,  V  los  políticos  se  ríen  de 
k¡  «voluntad  ded  pueblo».  En 
los 
recientes  y  retozones  comicios  de 
Portugal,  el  comunismo  obtuvo 
los 
lamente  el  12  por  ciento  de 
votos,  y,  sin  embargo,  ifue  el  Par 
tido  que  derribó  al  Gobierno  ante-
al  parecer,  continúo 
rlo  y  que 

Identificando  su  Ideología  adminis 
trativa.  Sirve,  además,  cómo  ejem-

= 

esauelas  públicas 
y  el  manteni 
miento  de  la  enseñanza  privada  a 
base  de  subvenciones 

estatales. 

trienio 

realmente 

teememos  que 

Bl  esfuerzo  en  este  último  sen 
tido  es 
espectacular: 
de  un  gasto  de  setecientos  millo 
nes  de  pesetas  se  ha  pasado  en 
a  ocho  mil  millones. 
un 
¿Se  nota,  a  nivel  popíMar, 
la  san 
gría  que  supone  a  los  gastos  del 
Estado?  Nos 
no. 
Por  grandes  que  sean  las  subven-
clones,  el  coste  de 
ja  enseñanza 
privado  sigue  subiertdo.  y  no  es 
tán  ton  lejanas  Jas  voces  que  des 
frentes  de  la  socie 
de  todos  los 
la  últi 
dad  se  Jevahtoron  contra 
ma  elevación 
Ocurre 
tarifas. 
de 
así  que  un  innegable  esfuerzo  del 
Estado  apenas 
tiene  eco  ni  agra-> 
decimiento  popular,  porque  se  en 
las  necesida 
cargaron  de  toparlo 
des  de 
entidades 
de 
educativos  privadas.  £s  cierto  que 
pueden 
esas  necesidades 
desconocer, 
centros 
porque 
privcídos  educan  a  Ja  tercera  par 
te  de  la  población  en  edad  esco 
lar.  Pero  también  es  pierto  que  los 
corregir 
descontentos 
¡clarificación. 
con  una  odecuatía 
Ganaría,  de  paso, 
credibilidad 
del  programa  de  uno  de  los  equi 
pos  que  merecen  mayor 
asisten 
cia 

no  se 
los 

se  podrían 

pública. 

lucro 

las 

la 

pío  para  ponderor  el  envilecimien 
to  de 
la  autoridad  cuando  se  re 
cuerda  que 
lo  PoJicia  portuguesa, 
hoce  pocos  días,  no  pudo  impedir 
la  Embjada  españolo  en  Lis 
que 
boa  fuera  asaltada  e 
Incendiada, 
alegando  que  los  manifestantes  le 
habían  cerrado  el  paso... 

O  bien,  los  que  resultan  dirigien 
do  ios  destinos  de  los- democráti 
cos  «ufroaontes,  no  siempre  son 
aquellos  por  los  que  se  inclinó  el 
consenso  público.  Los  Estodos  Uni 
dos  de  Norteamérica  votaron  por 
Nixon,  pero  son  gobernados  por  un 
vicepresidente,  políticamente  des 
conocido,  que  fue  escogido  y  nom 
brado  por  el  derrocado  mandata 
rio.  La  conclusión  «democrótica» 
es  que  uno  solo  persono,  el  señor 
Nixon,  fue  quien  eligió  al  primer 
mandotario  de 
la  estructura  eco 
nómica  mós  importonte  del  mun 
do. 

Argentina  votó  por  Cómpora, 
«mascarón  de  proa»  "rvdispensable 
dentro  del  mecanismo  democrático, 
paro  que  Perón  pudiera  desempe 
ña  lo  presidencia.  Pero,  pora  des 
resultó 
concierto  general,  quien 
ocupando  la  primera  mogistraturo 
de  uno  noción  de  treinta  millones 
de  habitantes  fue  la  señora  María 
Estela 
tenía 
'Martínez,  que  nada 
que  ver  con  la  vida  ni  con  lo  tra 
dición  político  de  uno  de  las  más 
grandes  democracias  del  continen 
te  onwricano. 

£n  Nuevo  York,  el  ciudadano  pue 
de  votar  cqdo  cuatro  años,  en  su-
frogios  no  muy  claros, como  lo  aca 
ba  de  protxir  el  bochornoso  pro 
ceso  «Wotergate»,  y  así  ejerce  su' 
«libertad»  democrática,  a  comblo 
de  un  estado  de  inseguridad  tene 
le  impide  solir  de  no 
broso  que 
che  de  su  casa,  pues  hasta  en  la 
centralísima  «Broodwoy» 
la  viola 
ción  y  el  asolto  están  o  lo  orden 
del  dio.  Pues,  aunque  algunas  ve 
ces  desconocidas,  las  estadísticas 
la  capítol  de 
de  criminalidad  en 
los  democracias  alcanza  cifras  es-
colofriante^.  Es  el  resultado  de  lo 
impunidad,  de  códigos  debilitados, 
de 
lo  corrupción  adminlstrotiva  y 
del  envilecimiento  de  lo  autoridad. 
Porque  lo  mós  grave  de  los  confi 
guraciones  estatales  complacientes 
es  que.  en 
la  misma  proporción 
en  que  se  derrochan  libertades  a 
nivel  nacional,  el 
ihombre  se  ve 
obligado  a  restringir  sus  libertades 
personales  y  los  de  su  ifamilia  po 
ra  evitar  el  atropello,  el  robo,  el 
asesinato  y  él  secuestro,  pues  el 
Estado  se 
Incapacita  para  prote 
gerlo.  En  los  Estados  Unidos  fue 
abolida  la  pena  capital,  y  hoy  día 
sus  ciudadanos  disparan,  cosí  dla-
rlomente,  contra  su  presidente,  sin 
otro  sonción  que  la  de  ser  enviados 
a  un  psiquiatra. 

El  hombre  esto  perdiendo 
tades  por  culpa  de  la  llt>ertad. 

liber 

J o r ge  D.  C A S T E L LO 

S A L A Z AR