2017-10-27.ABC.JEFFERSONET RUIZ QUINTANO
Publicado: 2017-10-27 · Medio: ABC
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ABC (Madrid) - 27/10/2017, Página 110 Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes. El precio de la mantequilla en Francia ha crecido un 172% en los últimos dos años. Encontrar ayer un tarrina en algunos super-mercados resultaba una ardua tarea: estantes vacíos con un car-tel pidiendo disculpas ante la falta de stock. La prensa francesa se atreve a hablar de la mayor escasez de mantequilla desde la Segun-da Guerra Mundial, como consecuencia de la caída de la producción de leche. Y, au-tomáticamente, el precio del croissant (cruasán, en español, según la traducción oficial de la Real Academia) ha comenzado a subir de manera significativa: 10 céntimos en una sola semana, pasando de 1,05 a 1,15 euros (de media) en las panaderías parisinas. Stéphane Traver, ministro de Agri-cultura, se ha visto forzado a interve-nir, insistiendo en que los precios «van a bajar, próximamente». Evidentemen-te, nadie se cree ese tipo de declara-ciones, intentando calmar la fronda popular, acompañada de los fuegos ar-tificiales propios de toda guerra po-pular que se precie: declaraciones de-sairadas en las colas de las panaderías de los barrios populares y adverten-cias de asociaciones y gremios rela-cionados con la producción, distribu-ción, venta y consumo de mantequi-lla y cruasanes. Claude Francois, dueño de un obra-dor en la región central de Cher, se ha visto obligado a reducir las horas de sus trabajadores en un 70% porque no puede suministrar suficiente mante-quilla para mantener la producción de repostería. El precio de las harinas y el pan es un motivo secular de insurrecciones, desde la Edad Media. A las puertas de la revolución de 1789-93, ante las pro-testas por la carestía del pan, se pres-ta a María Antonieta esta sentencia: «¿Que no tienen pan para comer? Pues que coman bollitos de pastelería…». María An-tonieta fue guillotinada, como su esposo, en la ac-tual Plaza de la Concor-dia. El cruasán fue intro-ducido en la alta paste-lería francesa pocas décadas más tarde, cuan-do August Zang, oficial de artillería austríaco, en 1838, abrió una «paste-lería vienesa» en el número 92 de la parisina rue Richelieu. El cruasán comenzó siendo una de-licia aristocrática, burguesa, para ter-minar «proletarizándose» (sic), hasta convertirse en un icono del desayuno nacional francés. Un símbolo, como Luis XIV, Napoleón, el Louvre o la an-tigua sopa de col. Víctima de la subida del precio de la mantequilla, el miedo al encarecimien-to del cruasán se ha transformado en una suerte de fenómeno social. En 1977, la subida de los precios provocó una penúltima guerra del cruasán de me-morable recuerdo. Años más tarde, la serie de televisión «Pas de pitié pour les crois-sants» (Sin piedad para los cruasanes) tuvo un éxito considerable. En tiempos de Macron y su implacable lógica económica, liberal-libre-cambista, panaderos, pasteleros y empresarios de la restau-ración denuncian el estallido de una nueva guerra del cruasán. Sin muer-tos, por ahora. La contienda de fina-les de 1977 terminó en una suerte de paz armada: los consumidores termi-naron pagando la factura que les pa-saban en la pastelería o el bar, con el desayuno. El Estado francés suele tras-ladar este tipo de revueltas a la decla-ración fiscal del año siguiente. EL PULSO DEL PLANETAEstalla la guerra del cruasán en FranciaEl precio de la pieza de bollería ha subido diez céntimos en una semana debido a la gran escasez de mantequilla AFP Falta de stock. Estantes frigoríficos de mantequilla vacíos, con un cartel pidiendo disculpas por la falta de existencias, ayer en un supermercado de Rezé, al oeste de Francia JUAN PEDRO QUIÑONERO CORRESPONSAL EN PARÍSEl coste de las harinas y el pan es motivo de insurrecciones desde la Edad MediaSeparatismo, ¡pero a ver!, es lo del Jeffersonet, en cuyo folio (a diferencia del de Filadelfia) no tenemos una sola verdad por evidente en sí misma La casualidad, mi musa predilec-ta, hace que el gatillazo de la Re-pública catalana del «senyor» Puigdemont Casamajó, el Jeffersonet de Gerona, coincida en fecha con la cortés rectificación que en Cartas al Director hace don Mariano Abad, ca-tedrático en Oviedo, a un vistazo mío sobre Companys, quien, en efecto, de-claró el «Estado catalán», no la «Re-pública catalana», como escribí, sin duda por el «lapsus menti» de estar citando (mal) a Trevijano (el repúbli-co de la Junta Democrática, aclaraba yo), que era quien se había dado cuen-ta de que lo del viejo Companys en el 34 no fue separatismo, sino lo mismo que lo prometido en este 17 por el jo-ven Pedro Sánchez: un Estado cata-lán en una República federal. (Libe-rales de meñique alzado andan pro-moviendo en el periódico global… ¡el jacobinismo federal español!). Separatismo, ¡pero a ver!, es lo del Jeffersonet, en cuyo folio (a diferen-cia del de Filadelfia) no tenemos una sola verdad por evidente en sí mis-ma. Cuesta, pero se va entendiendo el sistema: en el Estado de Partidos nada es verdadero, y el bullarengue que importa es el de los partidos es-tatales, no el de la Nación. Unidad de poder y pluralidad de funciones, que decía el general. El 155, que ju-rídicamente no lleva a nada serio, sólo es la escoba del tren de la bru-ja. Por eso el Jeffersonet duda como picaflor entre el «¡Catalans, a les ar-mes, a les armes!» y un «¡Catalans, a les urnes, a les urnes!» con que el 78 recobraría una vidilla como la de las esculturas del Tenorio. Es la hora, pues, de los flabelífe-ros en la TV y de los chivolitos en el Parlamento. Chivolito, mote de Salomón No-riega Cuesta, era un humorista de velorio reporteado por Alberto Sal-cedo Ramos: –Chivolito llega al velorio a las ocho de la noche... Da el pésame a los deudos y se sienta al lado del ataúd, desconsolado. Luego se va al patio y comienza su función, hasta el alba. En cualquier caso, no retiren us-tedes las banderas del balcón, que ya no es Alt Right.IGNACIO RUIZ-QUINTANOJEFFERSONETVISTO Y NO VISTOVerbolarioPensador, m. Interiorista. POR RODRIGO CORTÉSVIERNES 27.10.2017Editado por Diario ABC, S. L., Juan Ignacio Luca de Tena, 7, 28027 Madrid. Diario ABC, S.L. Reservados todos los derechos. 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