2001-08-27.LA RAZON.INDEPENDENCIA DE MARBELLA AGT
Publicado: 2001-08-27 · Medio: LA RAZON
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OPINIÓN 24 LA RAZÓN LUNES, 27 - VIII - 2001 OTRAS RAZONES INDEPENDENCIA DE MARBELLA M ucha gente DERECHOS HUMANOS RADICALES ¿S e está ex- se pregun- ta hoy có- mo ha sido posible que a la dictadura del miedo haya po- dido sucederle –con las libertades– la co- rrupción, el crimen de Estado y la ex- tensión del terroris- mo. No entiende por qué la Transición, conducida por sujetos tal vez inteligentes aunque su obra lo desmienta, ha consis- tido en pasar, desde la exageración re- presiva de que hizo gala el nacionalismo central, a la exageración permisiva de de- rechos de soberanía en los nacionalismos periféricos. Así como el chiste encuentra su gracia en lo grotesco de la lógica insospechada de lo real, la petición de Independencia para Marbella resulta cómica no por ser más extravagante, inverosímil o infunda- da que la de Cataluña o Galicia, sino por responder con fidelidad a la absurda idea dominante de nación y a la realidad de la dinámica nacionalista. Si el partido an- daluz defiende la autodeterminación de Andalucía con el mismo derecho demo- crático que los partidos nacionalistas de Cataluña, País Vasco y Galicia, ¿por qué negar ese derecho a los ciudadanos de Marbella? Si la Secesión es, como dicen los liberalísimos, un derecho natural de todos los pueblos, ¿acaso no tiene Mar- bella más fisionomía de pueblo que An- dalucía o Cataluña?; ¿se puede dudar de que ha hecho más patria que nadie por metro cuadrado?; ¿no es la idea marbellí un proyecto sugestivo de vida en común y de unidad de destino en lo universal de veraneo? Cuando Napoleón raptó y fusiló al du- que de Enghien en 1804 cundió por Eu- ropa la frase acuñada por el Consejero de Estado La Meurthe y difundida por Ta- lleyrand: «es peor que un crimen, es un error». Pocas veces una frase brillante responde, como ésta, a una idea certera. Las consecuencias políticas de los erro- res de principio son aún más criminales que el mismo crimen que los comete. El crimen pasa, el error permanece. Hasta que lo elimina el error opuesto, repro- ductor de condiciones propicias al cri- men contrario. En los cambios de Régi- men, las culpas impunidad de personales se paga con represalias de los sentimiento colectivos sobre sus propias emociones justificantes de anteriores crí- menes. Y no hay modalidad de represa- lia, aún en la forma aparentemente civi- lizada de Instituciones opuestas a las represivas, que no lleve, en su sino per- misivo, salvoconductos de impunidad a nuevos crímenes. El derecho de autode- terminación, el mayor error que quepa imaginar respecto a España, conduce lla- namente al crimen. la En virtud de la ciega ley sentimental del péndulo, el error básico de la Transi- ción cuajó como reacción mecánica al error sustantivo del Régimen anterior. Un historiador de renombre como Toynbee hizo de la acción-reacción, del estímulo- respuesta, el motor dinámico de la histo- ria cíclica de las civilizaciones. De este modo torpe, el error reclama al error contrario. Y al error sucede el error. La justicia y la libertad son sacrificadas a la necesidad emotiva, propia del infantilis- mo, de corregir un error mediante el error opuesto. A la exageración de un defecto no la compen- sa el equilibrio de la ecuanimidad, sino el contrapeso de la exageración del de- fecto contrario. Lo que puede ser explicable en la re- acciones espontáneas de las masas, deja de serlo en las acciones de la clase diri- gente. Sin pura ambición de poder no se explica el desvarío nacionalista ni la ver- güenza de ser español, que dieron opor- tunidad histórica a la arribada de élites tan mediocres como perversas. Los erro- res de la dictadura, siendo de bulto, no requerían incurrir en otros, tanto o más grandes, para poder subsanarlos. Franco hirió de suma gravedad al sentimiento de patria y nación española. La Monarquía de este funesto Estado de Partidos, en lu- gar de sanarlo, lo deja morir para que oli- garcas nacionalistas secesionen los miembros vivos de un cuerpo inerte. AAnnttoonniioo GGAARRCCÍÍAA TTRREEVVIIJJAANNOO tendiendo la concien- cia de que vivimos en un mundo radicalmen- te injusto? La última reunión de Amnistía Internacional, cuando escribo estas líneas, se está celebrando en Da- kar, y parece que pue- de aportar cambios importantes en la política de dicha organización. Por una parte la Secre- taría General pasa, por primera vez, a manos de una mujer, la jurista bangladesí Irene Zu- beida Kahn, ya elegida para dicho cargo. Pero, además, según las informaciones que se están produciendo y a tono con el discurso de la nueva Secretaria General, es posible que AI amplíe su campo de denuncia, junto a las que tradicionalmente viene formulando referentes a las violaciones de la libertad y el uso de la tortura por los Estados, empezaría a ocuparse de la violación de los más básicos derechos humanos, aquellos que se refieren a las con- diciones materiales de vida. Y en esta línea buscaría colaborar con otras organizaciones como los sindicatos, movimientos campesi- nos, feministas, juveniles. Ello supone, si es aplicado fielmente este propósito, condenar todo el actual orden eco- nómico mundial. Con sus inmensas desigual- dades que sumen en una vida inhumana a más de una cuarta parte de nuestra sociedad inter- ETA Y LA DINAMITA DE FRANCIA A Eta le van a hacer falta explosivos a sivos en Francia o, al menos, lo intentará. Y la preguntan que se hacen los expertos que han hablado con Jb es si las autoridades ga- las han tomado ya las medidas necesarias para evitar que los etarras se salgan, una vez más, con la suya. corto o medio plazo. Las partidas de dinamita, robadas en las localidades francesas de Plevin y Grenoble, no van a du- rar mucho tiempo, según le cuentan a Juan Bravo expertos antiterroristas. Este material, si no se conserva en las condiciones adecua- das, se deteriora con facilidad y su manejo puede resultar peligroso. Además, los eta- rras, en su línea de arriesgar lo mínimo y causar el máximo daño, han utilizado una parte importante de esa dinamita en el mon- taje de coches bomba. La lógica hace sospechar que, cuando la banda lo necesite, volverá a robar los explo- Bastante dramático y sangrante es que una cuadrilla de canallas, que se esconden en Francia y que han robado allí, con aparente facilidad, la dinamita con la que matan y causan destrucción en España, para que esa situación se pueda repetir en el futuro. En manos de las autoridades de París está el evi- tarlo. JJuuaann BBRRAAVVOO REBOREDO Y SAÑUDO nacional, y reducen a la pobreza a la mayo- ría de la población pla- netaria, mientras la ri- queza se acumula crecientemente en más escasas manos con el globalizador proceso de concentración. A modo de botón de muestra podemos se- ñalar el dato escandaloso de que las 225 per- sonas físicas más poderosas económicamen- te acumulan una riqueza equivalente a la que poseen 2.500 millones de habitantes, es decir casi la mitad de la población mundial. Un da- to ciertamente escandaloso, pero que, además, muestra la tendencia a la concentración, si te- nemos en cuenta que dicho número es menor que el de hace años, pues en 1996, alcanzaba a 358 la cifra de privilegiados. Y a fin del si- glo XX las tres mayores fortunas, encabeza- das por Bill Gates, representaban activos que superan el PIB sumado de los 48 estados más pobres del mundo. Pero no sólo el orden económico merece ser condenado, también, en estrecha unidad, el político y el militar. Y es que ambos aspec- tos, tanto la organización mundial, como su proyección sobre la vida individual no pueden ser separados. Desde que en 1948 se formuló por las Naciones Unidas la declaración de los derechos humanos, los Estados Occidentales han insistido en los derechos formales. Y Am- nistía Internacional ha perseguido la infrac- ción de los mismos realizada muchas veces, traicionando sus declaraciones programáticas, por tales Estados. Pero hay que preguntarse por las condiciones de ejercicio de dichos de- rechos. Así el derecho a la libertad, ¿es sola- mente violado por una encarcelación injusta, como las que AI meritoriamente viene reali- zando? ¿Son realmente libres los hombres y mujeres cuya vida se agota en el esfuerzo de subsistir penosamente? ¿Lo son los inmigran- tes que huyen de la miseria a bordo de las pa- teras? ¿Los que tratan, tantálicamente, de al- canzar los EEUU, para ganarse un mísero salario? La tortura en las comisarías es de- nunciada por AI, pero ¿qué mayor tortura que el hambre prolongada, sin esperanza? ¿Las enfermedades que un sistema sanitario no cla- sista podría remediar? Y estos muros, estos alambres de espino que encierran a gran parte de la sociedad en el despojo de lo más prima- rio y propio de una vida humana son erigidos por un sistema internacional, cuyo único fin es la persecución incansable del beneficio y la acumulación capitalista. A cuyo desarrollo se organiza todo el inmenso aparato militar –la OTAN– y policial, que controla despótica- mente el orden internacional. Y, aún pretende disfrazarse de democracia a través de la Or- ganización de las Naciones Unidas, bien con- trolada e incluso despreciada, cual ha hecho la OTAN en sus últimas declaraciones, afir- mando su voluntad soberana para intervenir bélicamente allí donde lo juzgue oportuno. Si en el interior de los Estados se producen graves violaciones de los derechos humanos, resulta aún más escandalosa la que entre los Estados se da con el actual sistema de domi- nación internacional. En virtud de él las ma- sas que habitan los países no hegemónicos se ven relegadas a la condición de ciudadanos y ciudadanas de rango inferior o incluso despo- jadas de su dignidad humana. CCaarrllooss PPAARRÍÍSS