1995-06-28.ABC.HUYE LA HORA REVIRIEGO
Publicado: 1995-06-28 · Medio: ABC
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28 / A B C NACIONAL MIÉRCOLES 28-6-95 Cuaderno de notas EN TORNO A LA VICEPRESIDENCIA N'OS tienen desconcertados. Felipe González y Jordi Pujol juegan las mismas cartas y con idéntico cinismo. Estábamos todos los que nos de- dicamos a observar profesionalmente lo que pasa en actitud de espera ante un presunto final del ma- trimonio de conve- niencia que tienen contraído. Vinieron luego los hechos con su desmentido. Se restableció la coyunda política y ahora dicen los pujo- listas que han sido mal interpretados por los felipistas. Creen que pueden pasarse de listos mediante el en- gaño fácil y no se percatan del daño que hacen a su propia ima- gen, como ya pudo comprobar el presidente de la Generalidad con los resultados de las elecciones municipales catalanas. En este momento, con la ayuda de la Prensa y los medios de co- municación más adictos, tratan de establecer una nueva expecta- ción, consistente en una remode- lación del Gobierno central para los días próximos. ¿Nos lo cree- mos? Parece lógico que si dos miembros del Gobierno, Serra y García Vargas, han visto acepta- das sus respectivas dimisiones, estas vacantes se cubran pronto, con lo cual ia remodelación sería un hecho. La adivinanza que se nos propone es si el cambio mi- nisterial va a ser simplemente dual o afectará a más carteras. A estas alturas, la verdad, toda una irrelevancia. ¿Qué importa el nú- Por Lorenzo CONTRERAS mero? Felipe González, con el respaldo de su socio catalán, ha conseguido que la vida política española se haya convertido en pura trivialidad y pa- tética diversión. En el fondo, un chiste sin gracia. Sólo un nombra- miento posible daría que pensar: el de la persona que haya de sustituir a Narciso Serra, si es que de verdad abandona la vicepresidencia del Gobierno. El bru- moso González ha conseguido convertir en un enigma su pro- pia sucesión al frente del partido o del liderazgo. Un vicepresi- dente del Gobierno llamado So- lana invitaría a creer que tan limi- tado y gris personaje es el «del- fín» elegido o preconizado. Si la preferencia de González re- cayese en Joan Lerma, presi- dente saliente de la Generalidad valenciana, la sospecha cambia- ría de signo. Nada se diga si se produjera la sorpresa de un as- censo de Belloch, el ex juez «in- dependiente», a la vacante anun- ciada, tras sus tortuosos compor- tamientos, sus errores lamentables y, en suma, los per- juicios políticos que ha acarreado al jefe de filas. Increíble. Ahora, el antiguo simpatizante del mundo «abertzale», chuleado por ETA, comprueba cómo la banda terro- rista vuelve a las andadas y le co- loca el problema en Madrid, con el clásico goteo de muertes «se- cundarias», preludio de un aten- tado de grandes dimensiones y con víctima principal. El Burladero HUYE LA HORA Por Víctor MÁRQUEZ REVIRIEGO encuentro tres actos de mucha convocatoria. A saber: la presentación del «Don Juan» de Anson, «El dis- curso de la República» de Anto- nio García-Trevijano y el acto del pasado lunes. Y en los tres hallo un aire común: la pesarosa nostalgia de lo que no ha ocu- rrido. Pues eso es lo terrible de la historia patria: nos duele lo que nos falta y que nunca tuvimos. Ni siquiera somos como el mutilado que siente el dolor del miembro ausente. Añoramos el tiempo que no pasó, la esperanza nunca cumplida. Vivimos el drama enorme de no ser nuestros pro- pios contemporáneos. Y cuando Adolfo Suárez ha- blaba de las desviaciones posi- bles de la democracia, y cuando era aplaudido, a solicitud de An- son, primero, y por sus propias palabras, después, ¿qué se aplaudía? Sin duda, la buena vo- luntad de quienes quisieron acer- tar en lo principal, aunque -Suá- rez dijo- «es muy posible tam- bién que i n c u r r i é r a m os en errores». Entre tanta gente presente, me saludó Jorge de Esteban, viejo compañero en la Facultad de Po- líticas. Tan presente ella en el li- bro de Seara, y allí representada por las figuras proceres de Luis Diez del Corral y Antonio Truyol. Y me dijo Jorge: «¿Tú crees, Víctor, que dentro de quince años será imaginable un acto así con Felipe Gonzá- lez?» Siempre digo que a veces, para salvar el futuro, hay que sa- ber perder el presente. Pero tampoco sabemos ser contempo- ráneos de! mañana. EN una hermosa novela corta -«El duelo»- cuenta Jo- seph Conrad la retirada del lla- mado «batallón s a g r a d o », cuando el fracaso de Napoleón en Rusia. Son tres páginas épi- cas, que describen a coroneles sin regimiento en funciones de sargentos, a generales que capi- taneaban compañías, y todos ellos bajo el mando de un maris- cal de Francia, príncipe del Im- perio. Me vino a la memoria la otra noche, en la presentación del li- bro «El poder y la palabra», de Luis González Seara Luis González Seara. Fue Seara ministro ucedeo, y el en- tonces presidente Adolfo Suárez uno de los cuatro padrinos pre- sentadores del acto (con Luis María Anson, Camilo José Cela y Raúl Morodo). Y estaba la gran sala del Casino de Ma- drid llena de gente y, entre ella, no sé cuántos ministros y pro- hombres ucedeos: generales sin división, coroneles sin regimiento, capitanes sin barco.... Allí, Calvo-So- telo, Landetino Lavilla. García Añoveros, Al- berto Oliart, Juan Anto- nio Ortega, Carmela García Moreno, Jimé- nez Blanco, Salvador Sánchez Terán, García Diez y supongo que tal vez antes no más, vistos que olvidados. No es que Suárez sea Napoleón, aunque lleve ei exilio interior con dig- nidad ciertamente impe- r i a l. Pero en su mo- mento supo ser el hom- bre d e! d e s t i no y encarnar el espíritu del tiempo. Porque ahí que- ría llegar yo. Aficionado como soy a estos sa- raos, donde la danza y la música la ponen las palabras, hago recuento del curso que termina y -Vuelvo muy satisfecho de esta cumbre de la Unión Europea, porque he conseguido para España que la dirección de ese hotel de Cannes me cam- biase la colcha de la cama de mi habitación. ABC (Madrid) - 28/06/1995, Página 28 Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. 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Lo cual, a los efectos prácticos de este instante polí- tico, favorece el as- censo a la vicepresi- dencia de un hombre sin pretensiones: Al- fredo Pérez Rubal- caba. A Pujo! no le in- quietaría.