2003-03-19.LA RAZON.HOSTILIDAD HACIA EUROPA AGT

Publicado: 2003-03-19 · Medio: LA RAZON

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HOSTILIDAD HACIA EUROPA 
LA RAZÓN. LUNES 19 DE MAYO DE 2003
ANTONIO GARCÍA TREVIJANO 
La Presidencia de Bush anuncia que el petróleo de Iraq será administrado por una nueva empresa norteamericana. A principios del siglo XX, la identificación de la gran industria con el interés nacional se expresó en una proposición de economía política: «Lo que era bueno para la Ford era bueno para EE UU». A principios del siglo XXI, la comunión del Estado imperial con pozos de petróleo árabe se legitima con una proposición moral: «Lo que es bueno para Estados Unidos es bueno para el mundo civilizado». 
   Las proposiciones irreversibles, donde los términos no pueden ser intercambiados, no expresan relaciones de identidad. El error estratégico de Blair y Aznar viene de un error de pura lógica. Si lo bueno para A es bueno para B, eso no implica que lo bueno para B sea bueno para A. Todo depende de la identidad de los universales expresados en cada término. La supremacía militar de Estados Unidos sobre todo el mundo sólo sería buena para el mundo, si la supremacía militar de todo el mundo sobre EE UU fuera buena para EE UU. Y si ningún ciudadano estadounidense aprobaría esta segunda proposición, ningún ciudadano del mundo puede aprobar la primera. 
   La extraordinaria idea de evitar las guerras, o reducir los conflictos entre las potencias, marcando los fines de la política internacional en función de los intereses espacio-vitales de cada continente, no proviene de la estrategia de la contención atlántica del imperio soviético, diseñada por Kennan en un artículo para el Foreign Office (1947) del que derivó la creación de la OTAN (1949), sino de la sabia política colonial de uno de los grandes presidentes de EE UU, James Monroe. 
   El levantamiento del telón de acero dejó vacío el escenario que creó la estrategia de la contención, la que invocó el vínculo del Atlántico Norte entre EE UU y Europa Occidental para estabilizar las fronteras de la guerra fría y el equilibrio neocolonial entre los países industrializados. Tal estrategia no se ideó para combatir enemigos invisibles, como los buscados por la Presidencia estadounidense tras despertar el once de septiembre. La destrucción militar de Estados vecinos de Europa, supuestamente vinculados al terrorismo o a la posibilidad de atentar con armas de destrucción masiva, ha puesto en práctica una estrategia insecticida de matar moscas a cañonazos que, siendo inocua para la mosca terrorista, altera el equilibrio neocolonialista de los Estados industriales con los productores de petróleo árabe, sacrificando la seguridad del vecindario europeo en nombre de la seguridad norteamericana. 
   Desde esta modesta columna de opinión, y sin esperanza de ser atendido a causa de la incoherencia europea, pido a los jefes de Estado y de Gobierno de los veinticinco países integrados en la UE que, obedeciendo al principio de la justa reciprocidad internacional, dirijan a sus respectivos Parlamentos nacionales, y al de la Unión, el mismo mensaje que el presidente James Monroe transmitió al suyo, en 1823, respecto a las relaciones futuras de Estados Unidos con las potencias europeas. El comunicado al presidente Bush, que redactarán sus íntimos amigos a este lado del Atlántico, Blair y Aznar, ha de responder a la letra y espíritu de aquel famoso mensaje. 
   «Con toda franqueza, y a causa de las relaciones de amistad con los Estados Unidos, debemos declararles que una tentativa por su parte de desarrollar su sistema sobre algún punto de nuestro hemisferio será considerado como un atentado a nuestra paz y nuestra seguridad». «Nosotros no nos ocuparemos de las colonias o dependencias actualmente existentes en favor de EE UU. Pero ante gobiernos a los que hemos reconocido su independencia, la acción de Estados Unidos tendente a oprimirlos o a controlarlos de cualquier manera que sea, no podrá ser juzgada más que como la manifestación de disposiciones hostiles hacia Europa». «Así pues, los continentes europasiáticos no deben ser objeto de neocolonialismo futuro por parte de los Estados Unidos de América».