1977-07-16.EL ECO D CANARIAS.GUINEA
Publicado: 1977-07-16 · Medio: EL ECO D CANARIAS
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LAS PALMAS DE G R AN C A N A R IA -^ Sábacto. 16. J u l io 1-977 EL ECO DE C A N A R t AS — Página 19 GUINEA ECUATORIAL Un tema importante en relación con la más reciente histo ria española y que tiene muchas implicaciones económicas es el de Guinea Ecuatorial. Se precisan a ún de muchos trabajos ¡previos p a ra e s c r i b ir algo que pueda ser d e f i n i t i v o. U no q qe considero esencial es el que nos del>e Fernando Fernández Echegoyén, testigo excepcional de la ú l t i ma etapa de la presencia de España en el golfo de Bia- f r a. Hoy, aparte de úí.'otar q ue es preciso consultar lai tesina de Gonzalo Sánchez Casas, «Los p r o b l e m as de una a g r i c u l t u ra colo nial: los territorios españoles del g o l fo de Guinea (1940-1>960)», presentada en 1975 en la U n i v e r s i d ad Autónorna de Barcelona, he leído dos obras que f i g u r an siempre en la bibliografía de f u t u r os análisis. Existen ya más, pero t r a t a ré de eltas una vez las haya manejado. La primera es de Luis Carrascosa, «IVIalabo. Ruptura* co^n Guinea». Ediciones Mayier, 1977. Me apresuro a decir dos cosas. La p r i m e r a, que está m uy bien escrita. La segunda, q ue la leí lin- testimonial de Gabriel mediatamente después del documento García árquez, «García Márquez en Angola», «Le Nouvel O b- servatore», 13 de j u n io d 1977, páginas 95-126. Existen ciertos pa- railelos entre lo sucedido en 1975 en Aingoia y en 1969' en Guinea Ecuatorial. También profundísimas diferencias. Pero lo q ue resul ta claro —y también habrá que d i l u c i d ar en el f u t u ro las culpas — es que el nacionalismo negro está disipuesto a s u f r ir toda suer te de incomodidaides para sus pueblos a c a m b io de que desapa rezca ra presencia blanca. El inicio ds la n a r r a c i ón de García Márquez es este: «Hace unas semanias en Angola no se e n c o n t r a ba ya cerillas- Es necesario haber v i v i do t ai experiencia p a ra saber lo q ue re presenta: los fumadores, ansiosos, asaltaban a los peatones pa ra mendigarles fuego, detenían a los vehículos para pedirles el empleo del encendedor de salpicadero, y se tenía la impresión de que estaban dispuestos a f r o t ar piedras para hacer saltar la chis pa q ue las salvaría la vida. Tamipoco se encontraba ijabón, ni leche, ni aspirinas, ni cu- chiillas de afeitar, ni muchos otros artículos c o r r i e n t es para la vida diaria». Desipués (página 96) nos r e l a ta c ó mo se v an dete niendo los servicios del lujoso hotel en q ue habita en Luanda. Un buen día se i n t e r r u m p ió el servicio de habitaciones: «El mpleado del hotel al que pregunté cuándo iba éste a r e i n i c i a r s e, me d io esta respu «ta bíblica: «¡Nunca rfrás!» En re'alidad no lo dijo con fastidio o malhumorado, sino más bien c on alivio». En la página 284 del l i b ro de Carrascosa sé recoge este p á r r a fo de uno de los mejores periodistas españoles en as situacio nes peHagudas. Diego Careado, y r e f e r i do a la c r i s is de Guinea Ecuatorial de 1969, q ue no se ha hecho más q ue e m p e o r a r: «En las ciudades y pueblos importantes comenzaban a escasear los a l i mentos. Habían cesado todas las actividades económicas. El t r u e que vuelvo a desarrollarse como hace doscientos años». La reac c i ón del presidente Macías es inmediata. En t r a n c r i be exactamente sus palabras: «Claro, f a l t a rá coca-cola, f a l t a rá jabón, porque el Gobierno español t r a ta de hacer bloqueo al Gobierno de Macías. Hermanos, a p r e t ar los cinturones. Des pués de dos meses Guinea Ecuatorial se levantará. Como habéis depositado confia'nzai «n mi ,persona, no i m p o r ta q ue nos f a l te dlin«roa>hora.'Plantar yuca, m a l a n g a, plátanos... H ay mucha> c o m i da #n el pafs que no cuesta dinero». En la página 207 se puede ^^ leer un texto análogo. la pág¡na> 296 se Pero la patético para mi de la poUtica econóinlca de Fran- oisco Macías Ngue'ma, es q ue nu> a c e r tó n u n ca a e c l a r ar eso del «v9to monetario» que p a ra él era en realidad u na «niebla mone taria» más espesa a ún que la q qe ¡reina on el c a m i no Ihacia la c u m b re del pico de Santa Isabel. Es c l a ro q ue a través tíe m e a n" oros «fue provienen de las viejas leyendas sobre el Tesoro Colo nial, q ue llegaron hasta mí cuando era presidente de la Comisión del Pian de Deearrollo Económico y Social de Guinea Ecuatorial, Macías emiprende su búsqueda como si de algo tangible y a c u- mulab'ie en un pequeño espacio se tratase. No tiene sentido el plantear qué leyó Macías, pero sí qué películas vio. Sospecho que bloques de billetes df Banco, en escondrijos especiales, poblaron sus sueños desde qué sa hizo con el poder: «Piensa que el d i n e ro existe, y qué está escondido en algún sitio... Una mañana b r i g a das de obrero^ cóh pií)uetes p e r f o r an los suelos de la Delegación de Hacienda» (págiina 215). Con sus veiniticlnco años de funcio n a r i o, ¿no sabe bien él que los fondos han venido s i e m p re d»e Ha cienda? Esta niebla espesa en la que danza se mezcla cori o t ra se r ie de absurdos: fabulosas minas de u r a n io y grandes yacimientos de petróleo (página 207); Bancos que se pueden alzar en el área de la peseta —como el Banco de Guiña Ecuatorial (páginas 299- 306)—, sin c o n t r a p a r t i da ni negociación alguna; i n f r a v a i o r a c i ón del papel de los técnicos españoles, comO lo muestra su t e r r i b le discurso de Eninayong el 19 de f e b r e ro de 1969, que sigue al enlo quecimiento colectivo —de los auditores y del orador— de Nsorl< m uy poco antes, y que provoca el terror y el éxodo d© los españo les de Río M u n i; ignorancia de qué es eso del t i po de c a m b i o, de la c i r c u l a c i ón del dinero o de ios impuestos que decide como pre m io por la independencia q ue «no se pueden subir» (página 204); creencia de que los a l i m e n t os pueden darse g r a t is —^e incluso q ue deben darse—, tanto en España como en Guinea Ecuatorial (página 296); seguridad pasmosa en que la c o m u n i d ad internacio nal limpedirá siempre q ue el hambre se expansione entre los pue blos subdesarroilados: «¡Cómo nos v an a dejar que muramos de b a m b re si ahora Estados Unidos está ayudando a Biafra!... Y a un pueblo pacífico como el nuestro..., ¿cómo nos v an a dejar? Se r ía incorrectOK (páginas 236-297). El p a n o r a ma en el que vive Macías ya* lo había adelantado en España. No f ue en un campo de f ú t b ol (página 231), sino en nuestrO' p a l a c io de Santa Cruz, donde Francisco Macías Ngema increiblr~: proniunció, al menos p or p r i m e ra vez, estas palabras ' «El hombre q ue b i zo posible la independencia de Á f r i ca f ue Fuhrer al provocar la g u e r ra en Europa, consiguió t r a er la liber t ad que hoy día d i s f r u t a m os (ios africanos). Por más que dican que H.itler f ue malo, en realidad se equivocó. H i t l er i n t e n tó s a l v ar a Á f r i c a. Es donde tuvo que luchar, iijero después empezó a anexionarse a los países europeos. Esa es el hombre que nos ha dado la Mbertad. Tened vso bien presente». A n te este I n a u d i to elogio a H i t l e r, que dejó a todos pasmados, y que se pronunció en la conferencia Constitucional, Ndongo pronunció sin saberlo, su sentencia de m u e r t e: " M a c l as no ha hablado en nombre de Monálige; sus opiniones son puramente personales". Al día s i guiente, f ui a almorzar con Pedro Ekong. Me dijo: " N os hizo Ma cías avergonzarnos de ser g u i ñ é a n o s ". El libroi de Carrascosa, j u n to con los otros que se irán p u blicando, había pensado c o m e n t a r lo dentro de u na nota hiistóri- ca genei'ái ¡pzra «Nueva Historia», si es que Ricardo de la' Cierva, senador, sigue Interesado sobre todo p or la Historia contemporá nea. Lo pensé p o r q ue poseo datos que en parte deben darse a conocer y que explican el confuso panorama M U N G E - M O N A L I- GE-IPGE que se presenta en las páginas 140-149. También deben rectificarse ciertas informaciones, como por ejemplo, cuando al pequeño «Pizarro» se la convierte ya en c r u c e ro (páginai 82), ya •en acorazado (página 294). Adelanto que, p or ahora es este a u t or el O'je adivina más cosas, aunque i g n o ra algunas esenciales. Pero sí me i m p o r ta decir que está escrito desde la dignidad, y aijeno a todo un m u n do de sabandijas de las que, parece, t u vo a l g u na noticia, pero que debe haber considerado Carrascosa que pertenecen, c o mo algo n a t u r a l, a las excrecencias que proporcio na la humedad de Fernando Póo y Río M u n i. Otro libro q ue del>e leerse, sobre todo después del durísimo ataque que el autor recibió del PSOE, es el die A n t o n io García Trev¡ja<no, «Toda< ia verdad». Mi i n t e r v e n c i ón en Guinea». Dron- te, 1977. En el prólogo señala (páginas 8-9) que va a e s c r i b ir un l i b ro sobre el «drama» y la «comedia» de Guinea Ecuatorial. Es curioso que los que actúan en la «comedia» sean 'los que pa'rtici- p an en actividades eco'nómico-fi'nancieras. En el libro se habla de ciertos conocidos míos. Me desagradó su léxico para' los 'muertos políticos ajusticiados por Macías: «lacayo» (páginas 21 y 37) pa ra A t a n a s io N'Dongo; «secuaz» p a ra A r m a n do IMúñez de Bolboa Dougan (páginas 17 y 38) y S a t u r n i no Ibongo. Algunos documentos sobre el Banco de Guinea Ecuatorial, sobre «Finguinea», sobre el Banco Central de la República de Guinea Ecuatorial y acerca del INFOGE — I n s t i t u to Nacional de Fomento de -la GUÍnea Ecuatorial— (páginas 79-83, 95-106, 37,, 42-43, aunque parciales, vienen m uy bien p a ra conocer entresijos y complementos de infarmaciones que yo había acumulado sobre estos temas. Es curioso q u" a veces me (legasen a través de miem bros de mi cátedra, a los q ue ciertas personas de la «comedia» t r a t a r on vanamente de involucrar en esas cuestiO'nes. Dejo a un lado el tema de «Italcambio», '(páginas 108-110), ipero sí me inte resa destacar que si existe un disparate científico es el q ue sa c<}ntiene en el documento 14 p a ra efectuar una planificación del desarrollo de Guinea Ecuatorial, en lá que aparece la fantástica f i g u ra del doctor Montoya (páginas 111-120 y 122). Si esto tiene a l g u na disculpa', quizá se halle en la p á g i na 45, cuando García Trevi'jano señala que todo lo redactó ^(&\n n i n g ún l i b ro q ue poder consultar». Entre los economistais científicos, eso, cuando m í n i mo, se llama irresponsabilidad' Es curioso q ue Montoya (página 122) le diga a García Trevijano: «...tú no has cobrado m i n u ta a l g u na ni obtenido beneficio en relación con los trabajos de inves- tigación de Recursos Naturales realizada por rtií en dicho país y p a ra tu Plan de Desarrollo». Ese «tu Plan de Desarrollo» así mencionado él 25 de octubre de 1976, es significativo. La c a r ta de Macías página 107, y añado, ¿redactada p or quién?— habla ba diQ ayudas del Banco M u n d i a l. Como es lógico, este organis mo discute de temas serios y con í n t er Loe uto res que saben de qué ss t r a t a, no de desatinos científicos. Ignoro si ayudó en algo o en nada. Dejo a un lado el asunto SIMED, donde se involucra a Pedro Ekong, que p or cierto está exiliado en Camerún- Dejo para un tra bajo de o t ro ti'po m il otro detalles curjosos o importantes como el de la peseta guineana. iPero he de decir q ue el PSOE ha a d m i t i do con demasiada f a c i l i d ad todo el documento de la A N R D, y pues to así algunas —creO' que no muchas— armas de defensa en m a nos dh García' T r e y i j a no y del «presidente del Comité Central del Partido Unicó Nacional de Trabajadore® (PUNT) y presiden te v i t a l i c io de la República, g r an camarade y mayor general de las Fuerzas A r m a d as Populares, S.E. Me$ié Biyc-go Negué Idong» (página 68), nombre actual que se da Francisco Mecías Nguema, y . al que añade el de «gran líder popular» (página 67). En «News- weeik» de 20 de j u n io de 1977 ('pá9ina 28), b a jo el t i t u lo «Reigns of terror», el tema se a c t u a l i za y resume así: «En Guinea Ecua t o r i a l, en la costa occidental a f r i c a n a, el Presidente Francisco Macías Nguema, que según dicen sus opcinentes d io m'uerte a 50.000 de los 3244}00 ciudadanos de su nación— da caza y m a ta a l os pocos subditos educados que le quedan. Asegura Macías: «Los así ilaniados intelectuales son el mayor problema con el que se enfrenta hoy África.» De acuerdo. El día qiue asesinaron los secuaces del gran líder a mi a m i g o, q ué -me honró con 'el t í t u lo de «hermanó», Agustín Eñeso ÍSieñ», decidí ique este ©rimenino-qtiedaria-imptrne. Los»-Inte-- lectuales somos peores que el «gen-gen». Molestamos t a n to como él y de pronto picamos c o mo la mamba. A h o ra el g r an líder y sus lacayos b án ^ n e t r a do e n t re cacaoteros y el «gen-gen» ha empezado a mOIe^iarles. Ya no sólo se hace presente desde el lado de Felipe González, y eso que el ataque de éste ya' levantó una ampolla que qp se ha c u r a do mi mucho menos. (Catedrático <d<> Economía de la Universidad de M a d r i d, en «Arriba») Juan VELARDE FUENTES DIALOGO CONSTRUCTIVO SOBRE i LAS ISLAS EL FUTURO DE LA ESCUELA CANARIAS El documento sobre la ense ñanza que han publicado los obis pos españoles al concluirse su XXVI asamblea plenariá no apor ta, en realidad, grandes noveda des en cuanto a su contenid>o ideológico. Si las hay, en cam bio, en lo que se refiere a la cla ridad «n las formulaciones y al estilo y tono dialogante del do cumento entero. Los obispos no chaman tenantes, no exigen en nombre de Dios, no amenazan en nombre de poder alguno, «pre sentan respetuosamente» a la co munidad española su pensamien to y anticipan que en modo al guno desean que un tema como éste pueda convertirse en fac tor de división en'tre los españo les. 'Esta suavidad no excluye, sin embargo, la energía en la defen sa de unos derechos qwí no son, en rigor, de los obispos ni de la Iglesia misma, sino de los padies creyentes, a quienes los obispos no jnicdein en modo alguno aban donar en algo tan sagrado como es la promoción de la fe de sua hijos. La escuela —recuerdan los obispos— no puede ser neutra. Siempre hay tras un proyecto educativo una determinada ma nera de ver y de explicar el mun do. Desde otro ángulo, la fe no es separable de la cultura. Arrin conar la fe en el campo de la pu ra conciencia individual es des natura'izarla, es violarla y diesa- rraigarla. Es, pues, perfectamente lógico el que un padre creyente desee que la fe sea parte del pro yecto educativo de sus hijos. En España, concretamente, recien tes encuestas prueban sobrada- damente que éste es él deseo ex- pireso del 93 por 100 de los pa» dres con hijos en edad escolar. ¿Podría el Estado ignorar este de recho? ¿Podría limitarse a acep tarlo en teoría haciéndolo invla' ble en la práctica? Aquí los obispos son tajantes en sus afiTmaciones; no corres' po«d« al (Estado fijar por su cuenta o por el criterio alternan te de sus equipos de Gobierno el modelo educativo que ha de ins pirar, en lo ideológico, el sistema de enseñanza. El Estado debe, más bien, ofrecer todos los .mo delos educativos que sean reflejo de las tablas de valores que se registren en el cuerpo social- Que en la España actual exis ten varias tablas de valores pa rece claro. Que un porcentaje al tísimo d« padres —como prueba la estadística— desean una for mación cristiana lo es también, Tendrá, pues, el Estado que pro- teig«r esa pluralidad, tendrá que abrir caminos efectivos para qvf esa mayoría de pad*es vea refle jada su aspiración cristiana en tre lo.<! modelos educativos del país. Y tan incorrecto como se ría imponer obligatoriamiente una fe a quien no 'a desea, resultaría inaceptable el que se pusieran «mpedimien'tos activos -a pasivos para quien desea ver la fe refle jada en la educación cultural que sus hijos reciben. Este derecho de los-padres cris tianos, podrá en algún caso co'i- sionar con otros derechos. Y fun ción del Estado será conseguir que esos derechos se compaginen sin aaularse. En rigor, la fe no puede ir contra la Justicia c con tra la aspiración de que iodos los españoles Puedan llegar gra tuitamente a la enseñanza. il«ero tampoco estas Justas aspiraiio- nes podrán chocar con :a fe. Y las exigencias de la fe no TM>dran Ir contra la calidad de la ense ñanza, así como la búsqueda d« esta calidad no tiene por qué ser un obstáculo para el anuncio de la fe. A nadie se le oculta que esta mos ante un tema delicado en el que más de una vez se cruzaron intereses creados y en el que pue de que algunos enfoques econó micos se disfrazaron con el her moso nombre de la fte. Tendrán que corregirse los abusos, pero sin atentar a los derechos. Los obispos exponen todas es tas consideraciones con la mano tendido del diálogo. Manifiestan expresamente su confianza en la recta intención de los grupos po líticos, incluso d« aquellos que han manifestado visiones distin tas del problema. Confían en que el diálogo común imnida que es te tema termine por convertirse en un conflicto religioso que pu diera dividir a los españoles. De lo que se trata es del bien oo- c>»mún de todos, no de imponer vm-^s criterios de grupo. (Pensa mos que esta mano tendida de los obispos debe encontrar abier ta la mano del diálogo de todos cuantos buscain no imponer su ideoloffía, sino s*rvir al bien co mún. En «ABC» Las Islas Canarias, e inequívocamente, son españolas terminante España n.o iperraitirá bajo ninguna circunstancia una investigación o una negociación relacionada con la perte- ntjncia de las Islas Canarias. Esta será la contestación del Gobierno español, cuando de m a n e ra definitiva la Organi zación p a ra la Uniaad Africana (OUA) decida enviar una comisión investigadora al grupo de islas del Archipiélago 'Canario, p a ra convencerse sobre la profundidad y el arrai go en estas islas del así denominado "Frente de Liberación p a ra la Autonomira y la Independencia del Archipiélago Ca nario» «MPAIAO. Con motivo de la celebración de la Con ferencia de la OUA en Libreville (Gabón) los ministros de Asuntos Exteriores africanos han decidido el envió a las Islas C a n a r i as de una comisión investigadora semejante. Esta decisión se halla todiavia pendiente del asentimiento de los jefes de Estados africanos. Los ministros de Asuntos Exceriores han e^:presado su opinión de que las Islas Cana rias, sin duda alguna, pertenecen a África. Sin embargo, los cit"<los ministros no están del todo seguros de si el MPAIAC, representa, en efecto, la voluntad de la pobla ción canaria. El MPAIAC. bajo el mando del abogado Cubi llo, iQue vive en el exilio, se ha dado a conocer por medio de, una serie de atentados con bombas en l as Islas Cana rias. El Gobierno argelino, después de la entrega por parte del Gobierno español del Sahara Occidental a Marruecos y Mauritania, ha ofrecido a Cubillo toda clase de facilida des p a ra dirigirse por Radio Argel, en emisiones de noche, a la población canaria. Estas emisiones se oyen muy bien, a p a r te deiftn las Islas Canarias, en la Península. También la oposición española de tendencia izquierdista, que en el asunto del Sahara se situó más bien al lado de Argelia y del Movimiento de Liberación del Polisario, ha exigido a Argelia que cese en su ayuda a Cubillo y al MPAIAC To dos los partidos políticos españoles se han pronunciado en contra de la separación de las Islas Canarias de España-, aunque sí recomienaan más derechos do autonomía p a ra los' canarios. (c) Del documento, los autores. Digitalización realizada por la ULPGC. Biblioteca Universitaria. RAMÓN, en "Pueblo" ?óoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooood$ W A L T ER H A U B R I C H, en «Frankfurter Allgemeine Zeitung»