1995-05-19.LA VANGUARDIA.GUINEA

Publicado: 1995-05-19 · Medio: LA VANGUARDIA

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VIERNES,  19 MAYO 1995

O P I N I ÓN

LA VANGUARDIA  37

CARTA a JUAN  BALBOA  BONEKE de JOSÉ MARTÍ GÓMEZ Y JOSEP RAMONEDA

H ay  pesadillas que reaparecen  cíclica-

mente. Guinea es una de ellas, queri-
do amigo. Hace ya la friolera  de quin-
ce años que empezamos a escribir so-
bre terror y abusos, sobre corrupción, muertes y
esperanzas para Guinea. Seguimos igual, ¿no? Si
acaso ha variado algo, es que han menguado mu-
cho las esperanzas.

Por el camino, usted debió conocerlo, se quedó
un hombre educado y jovial, José Luis Jones, ex
extremo del Atlético de Madrid cuando el Atléti-
co era algo en fútbol  con aquella  delantera for-
mada por Jones, Adelardo, Mendoza, Peiró y Co-
llar.  Jones  fue el fiscal  que pidió  una pena de
muerte para el ex dictador  Macías. Le metieron
siete,  aunque  con una ya había  suficiente. Los
miles de Jones que creyeron que con Macias aca-
baba una pesadilla cometieron un error. La pesa-
dilla siguió.

T

Tal vez usted pueda aportarnos puntos de vista
distintos, pero en palabras de aquel Jones malhe-
rido por su permanencia  en las cárceles  guinea-
nas y por la nostalgia del exilio el drama guineano
se resumía en tres afirmaciones  concretas:

a) España colonizó mal.
b) España descolonizó peor.
c) Ni el franquismo, ni la UCD ni el PSOE han
tenido el valor de reconocer los muchos  errores
que la Administración  española ha cometido en
Guinea. Parece, ¿sabe usted algo sobre el tema?,

La oscura
Guinea

PARECE  QUE  ESPAÑA

colonizó mal,  descolonizó

peor y nuestra clase

política nunca ha

reconocido los errores

que son muchos los personajes que al margen del
caso ya conocido  de Antonio  García  Trevijano
desempeñaron  papeles  oscuros en la no menos
oscura historia de la Guinea independiente. ¿Al-
gunos colonos, por ejemplo?  ¿Tiene usted  algún
conocimiento  de la rocambolesca  historia que
implica al ayer famoso  financiero  y hoy  famoso
triple agente  Francisco  Paesa  fugándose  en Da-
kar con millones de dólares destinados por el Go-
bierno  español  al recién  creado  Banco  de Gui-
nea? Esta es una historia que todos cuentan, pero
que  nadie  sabe probar,  cosa que  sucede  mucho
cuando tocas un tema de Guinea: hay mucha gen-
te que dice saberlo todo, pero todavía no hemos
encontrado  a nadie que nos explique  de forma
coherente qué ha pasado en ese país al margen de
que  empezó  siendo  una dictadura  y  continúa
siéndolo.

Nos falta siempre el porqué de todo eso. Tene-
mos  siempre la sensación  de que en el tema de
Guinea ha habido y quizá sigue habiendo intere-
ses muy poderosos que primero  mantuvieron el
tema  guineano como  materia  reservada y luego
han  seguido  manteniendo  silencio  sobre los te-
mas de fondo.

Suponemos  que coincidirá  con nosotros en
que la clase política  española  no tiene ganas de
hablar de los entresijos guiñéanos. La primera es-
tupidez ya fue obligar a Plaza y Janes a
que en la versión española de la no\ e- 
la de Frederick  Forsyth  "Los pe- 

„  7

.  ~'

rros de la guerra" Guinea se transformase en una
inexistente Zangare  En "Memorias de estío" es-
cribe Herrero de Miñón que el almirante Carrero
y el ministro de Exteriores Castiella no se habla-
ban y al tratar el tema de Guinea aún se hablaban
menos  porque  mantenían  actitudes  dispares.
¿Ha sido esa la política habitual de España  hacia
Guinea?  ¿Crear  banderas,  falsas  expectativas,
políticas erráticas, silencios cómplices y algunas
cosas más sobre las que tal vez usted nos pueda
arrojar  luz?  Hubo  un tiempo,  hará  de eso diez
años, en el que se decía que en Guinea  mandaba
la URSS y que era en Moscú  donde se tomaban
las decisiones que se firmaban en Malabo. ¿Qué
se dice ahora, con la URSS fenecida y enterrada?
Y
Los curtidos  diplomáticos  del Foreign  Office
tienen  una frase  para  definir  África:  "Un acci-
dente geográfico que Dios puso en el mundo para
amargar la vida a la diplomacia británica". A ve-
ces pensamos que nuestra diplomacia podría de-
cir lo mismo sobre Guinea, pero muchas veces, se
lo confesamos, lo que pensamos es todo lo con-
trario: que mucha gente de Guinea  debe  pensar
que España es un accidente geográfico  que  Dios
ha puesto en el mundo para amargar la vida a los
honestos guiñéanos, que creen que su país mere-
ce vivir con más garantías constitucionales y me-

nos corrupción.

.  "'. - - 

Si cree que eso es imposible, nos lo
hace saber. Un abrazo cordial.*

CORR

:NCIAS

RESPUESTA  de JUAN  BALBOA BONEKE

EX MINISTRO DEL
GOBIERNO DE OBIANG

Corrupción
a espuertas

ESPAÑA  NO TUVO

en cuenta que Guinea

Ecuatorial  es un mosaico

de etnias carentes de

sentido de  Estado

Tal  cual  apuntáis  en vuestra  carta,  ami-

gos míos, la pesadilla en Guinea  Ecua-
torial sigue su curso con mayor virulen-
cia.  No obstante,  debéis  saber  que  el
drama de hoy, bajo el actual  régimen  obiangue-
nista, es continuador del anterior régimen macis-
ta. Lo cierto es que el régimen de Macías logró so-
brevivir durante  más de una  década gracias a la
concurrencia  de dos elementos  determinantes:
uno, el grave error del gobierno español de la épo-
ca al decretar la ley de Materia  Reservada  (con-
tando con el aditamento de la ayuda que Antonio
García  Trevijano  prestara  al dictador  para su
mantenimiento en el poder el máximo de tiempo
posible a cambio de pingües beneficios), y el se-
gundo elemento lo constituye la existencia de la
URSS, a cuya vera hallarían cobijo y protección
todos los totalitarismos del Tercer Mundo.

Del mismo modo, hoy el régimen de Teodoro
Obiang, en paralelismo  con el de su tío Macías,
sobrevive merced a la débil, indecisa y vacilante
política española y a la existencia de Francia, que
le sirve de cobertura y sostén contando con la in-
diferencia y diría que mirada cómplice de los ac-
tores internacionales. Causa verdadero estupor y
escándalo el hecho de que la democrática Francia
intervenga  en el sostenimiento  de ese régimen
sanguinario armando a los siniestros cuerpos re-
presivos de Obiang.

España ha deseado a toda costa silenciar y sos-
layar que cometió el error de obviar el tema clave

de la problemática étnica, que tan-
ta sangre ha costado. Es necesario te-
ner en cuenta la existencia de una  multi-
plicidad  de etnias,  culturas,  organizaciones so-
ciales  con poco  o  ningún  concepto  de Estado
como realidad superior a las mencionadas etnias.
Apareció una metrópoli colonialista que se confi-
guró como un elemento  aglutinador de ese mo-
saico de pueblos para el logro de sus fines colonia-
listas. Ello dio lugar a un idioma común y a la in-
troducción de la idea de unidad, pero la política
colonial no se caracterizó precisamente por el he-
cho de impulsar las relaciones interétnicas como
base para el conocimiento mutuo entre las diver-
sas etnias que configuran  el país. La marcha del
colonizador supuso para los pueblos colonizados
el asentamiento  dictatorial  de uno de los clanes
pertenecientes a la etnia mayoritaria dando lugar
a las reivindicaciones de las minorías.

T

Otra perspectiva se centra en los escándalos fi-
nancieros  sostenidos  por una gigantesca  red  de
corrupción  en las altas  esferas  del poder, y hay
muchos  ejemplos  que aportar  para  avalar  este
aserto. Es un hecho constatado que todos los per-
sonajes  del clan en el poder,  incluido el primer
mandatario del país, son socios, con acciones sin
desembolsar -testaferros- de todas las empresas
extranjeras  que quieran  invertir en la República
de Guinea Ecuatorial. En clara operación  mafio-
sa, esos extranjeros se convierten en los garantes

• 

-  " 

de la  fortaleza  del dictador. La
desfachatez y ausencia de escrúpulos
de los dirigentes del país se contagia por
osmosis a los inversores y arribistas que  cuando
llegan  a Guinea  renuncian  a los postulados de
moral  política y ética  pública  con la que actua-
rían en sus países de origen porque todo les pare-
ce  posible  en esa república  bananera.  Sirva de
ejemplo  lo que a continuación  les expongo: la
Empresa  Nacional  de Pesca  guineana  tiene  a
Obiang como presidente de honor y a medio go-
bierno en su consejo de administración.

Hay  empresas  españolas  radicadas en el país
desde tiempos inmemoriales que no admiten los
testaferros  pero que tienen  que consignar en sus
presupuestos  la cantidad  destinada  al pago de
verdaderos  impuestos  revolucionarios  destina-
dos a contentar  a los amos del cotarro  de cada
momento. Muchos de esos empresarios  españo-
les  defienden  al dictador  porque  defienden sus
ganancias, otros son soplones del gobierno y algu-
nos, para asegurar su inversión, recurren al con-
cubinato con mujeres  del clan pudiéndose consi-
derar  afortunado  el que consigue  ligar  con una
mujer  que guarde  cierta  relación  de parentesco
con el dictador. De las aves de rapiña española se
excluyen los cooperantes.

Guinea se configura como una fábrica de seres
humanos  que  son carne  para el exilio  mientras,
indiferentes, gobiernos e instituciones  velan por
la trastienda de sus intereses.»

¿Cree que si se protege menos el desempleo se puede acabar con el paro?

ENCUESTA

VICENC  CARDELLACH
Presidente del Col.legi
de Graduáis Socials

MIQUEL A. FRAILE
Secretario general de la  •
Confederado de Comerc de Caí.

JORDI FORT BUSCATÓ
Pte. comisión de Relaciones
Laborales del Fomento Trabajo

JUAN FCO. SEGARRA
Asesoría
Segarra-Foix

MIQUEL  FALGUERA
Abogado del servicio de estudios
de CC.00.  de Cataluña

R.ORTIZICERVELLÓ
Director general de Relaciones
Laborales de la Generalítat

No. Cosa distinta es que la
protección  del desempleo
debe  contemplar  mecanis-
mos que potencien la moti-
vación  para  buscar  activa-
mente empleo, así como un
mayor control del  fraude.

No, si bien la protección no
debe representar una excu-
sa  ni  una  desmotivación
para  la  obtención  de un
empleo. No es lógico ganar
más en el paro que cuando
se trabaja.

Ésta es una de las solucio-
nes adoptadas en países tan
avanzados como es el caso
de Dinamarca. Ahora bien,
no es la única  forma de re-
ducir  el paro y debe  reali-
zarse con gran tacto.

Sería  conveniente  contro-
lar más la situación  real de
desempleo así como incen-
tivar la contratación;  éstas
medidas sí que, a mi enten-
der,  influirían  en la reduc-
ción de la tasa de paro.

Los desocupados, por defi-
nición, no crean per se em-
pleo. No puede considerár-
seles mano  de obra  dispo-
nible  y  negarles  las co-
rrespondientes  prestacio-
nes de subsistencia.

No.  Aunque  el exceso de
protección  puede  desmoti-
var la búsqueda de coloca-
ción, el empleo se crea fo-
mentando  la  inversión  y
creando  el marco  adecua-
do para la contratación.