1999-04-26.LA RAZON.GUERRA DE FANTASÍA AGT

Publicado: 1999-04-26 · Medio: LA RAZON

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GUERRA DE FANTASÍA
LA RAZÓN. LUNES 26 DE ABRIL DE 1999
ANTONIO GARCÍA TREVIJANO
Es una fantasía bombardear, de modo sistemático y duradero, las instalaciones militares y políticas de Un país independiente, sin que este acto implique una declaración de guerra, Es otra fantasía declarar que este bombardeo no está dirigido contra el pueblo que lo sufre, sino contra la persona “imbombardeable” que lo representa y dirige, con plena aprobación y solidaridad de ese mismo pueblo. Es una fantasía que la potencia bombardera amenace, con mayores males sin cuento, al país bombardeado, si su gobierno osa juzgar ante un tribunal militar a tres soldado ejército bombardeador, capturados en territorio enemigo y hechos prisioneros, Y es otra fantasía intervenir bélicamente en apoyo de una comunidad étnica mediante su Autonomía provincial, sin provocar el aumento de la represión interior y la posterior necesidad de su Independencia. ¿Por qué el máximo poder de acción, que tanta importancia concede a la opinión internacional, emplea la máxima estupidez en sus justificaciones?
Ciertamente, una propaganda de fantasías debería responder a una guerra de fantasía. Pero si toda propaganda bélica, para ser tal, ha de ser falsa, no tiene por que ser necesariamente estúpida. Y no hay mayor idiotez, salvo en el arte y en el amor que la de acudir a la exclusiva fantasía para suplir el defecto de imaginación. El poder puede permitirse lujos de torpeza mental que causarían ruina en la riqueza; y en la pobreza, indigencia. El recurso a la fantasía es tal vez el primero de esos lujos. Si no destruye al poder que la emplea en su discurso, es porque sustituye con otras fantasmagorías las ya desvanecidas a la cruda luz del día. Desde que la opinión está fabricada por los medios, y estos han devenido dependientes de los centros mundiales de información, el poder gobierna a pueblos, incluso cultos, adictos a las más disparatadas fantasías políticas. La misma guerra ha de parecer fantástica para que sea aceptable. Y aunque la acción militar, desplegada para destruir y matar, no pertenece desgraciadamente al campo de la fantasía, deja a la propaganda bélica el cuidado de que así aparezca. De este modo, llegamos a ver las guerras reales con menos emoción que las de película. Pero la guerra en Yugoslavja no es de fantasía.	
La visión de la guerra como fantasía, tras toca profundamente la función natural de nuestras facultades psíquicas. Suplanta el entendimiento por el delirio y elimina el sentido común. Convocar a la fantasía para cumplir menesteres prácticos que son propios de la imaginación -representadora de la realidad que no está presente-, no sólo denota poca inteligencia de lo que puede ser con razón imaginable, sino sobre todo una alarmante falta de disciplina en el control de los propósitos morales. Un tipo de control que sólo el arte está en condiciones de imponer a la fantasía, a causa de la necesidad de disciplina que requiere la comunicación de ritmos y formas expresivas a la materia inerte. Los pasos en falso de la fantasía, al carecer de valor simbólico conducen al servilismo, a la adulación de las cosas fuertes.
Las declaraciones fantásticas del secretario de la OTAN, meros ecos de la voz de su amo, pertenecen a la retórica moralizante de un sermón de campaña, sin ser, lo que dice, poéticas. ¡Qué sumiso Y peligroso capellán de las armas! ¡Qué beato y que tonto más útil! Para cumplir la misión de turco en los Balcanes para convertir el deseo de Autonomía de Kosovo, dentro del Estado de Yugoslavia, en. necesidad vital de Independencia por mediación del terror; para hacer escarnio de la función moral del dolor y de la muerte, nada mejor que la fantasiosa oración de un renegado otanista, educado en la moderna escuela española del crimen de Estado, de la mentira de Estado y de la imbecilidad de Estado. La barroca fantasía de un tonto servil, cuando quiere ser útil, no tiene límite.