1996-09-02.EL MUNDO.GOLPE REACCIONARIO DE AZNAR AGT

Publicado: 1996-09-02 · Medio: EL MUNDO

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GOLPE REACCIONARIO DE AZNAR
EL MUNDO. LUNES 2 DE SEPTIEMBRE DE 1996
ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO
El día dos de agosto el Gobierno rompió la débil atadura que lo sujetaba a la Justicia, convirtiéndose así en el primer Gobierno libre de  como  decisión de impedir que los tribunales inculpen al jefe del terror blanco ha sido convertida, con la ley de Secretos, en norma constituyente. La acción del Estado tiene tres dimensiones: la legal o coactiva, la engañadora o ideológica y la secreta o delictiva. La legal no es libre porque está supeditada a otros valores superiores al de la libertad de gobierno. La ideológica depende del concierto con otros medios no gubernamentales. Sólo la libertad del secreto para delinquir con impunidad es libre. Por alterar la relación entre poderes del Estado, la ley de Secretos Oficiales, ley de SOS (Socorros Oficiales Sinvergüenza), trastoca el orden constitucional. El Gobierno será tan libre e irresponsable como el Rey. Y aquí está la madre del cordero. ¿Por quién y para qué se da este golpe de Estado, ni violento ni representativo? ¿Por el Rey, Pujol y Fraga para impedir que la difusión de la verdad por un Felipe acusado hunda el Reino de los Partidos? 
Los ingenuos que veían en Aznar a un regenerador de la moral pública no imaginaron el sucio servicio al que estaba destinado. Tampoco él había presentido que si cumplía lo prometido en la oposición se llevaría por delante al «sistema», como empiezan a decir sus leales. Menos mal que el pobre no tiene mayoría. ¡A qué desastre regenerador nos habría llevado! Tan honrado patriota tenía que ser a toda costa presidente. Incluso para rehabilitar a González a fin de que vuelva cuanto antes con una nueva mayoría que tranquilice a todo lo que ha sido dorado en su mandato. Sí, Felipe abusaba de esa mayoría y cometía gravísimos delitos, pero no tenía que quitarle la careta al régimen para blindarlo con leyes dictatoriales. El cinismo bastaba. Pero con Aznar todo ha de ser diferente para que todo siga igual. Cada Fuerza Real -la realista, la autoritaria, la desnacionalizadora y la corruptora- le ha impuesto su condición particular. Y él ha entendido en segundos de ascenso lo que nunca habría sabido de haber obtenido mayoría absoluta: que España es plurinacional, que del Rey abajo ninguno, que en los partidos se está para obedecer al jefe y que los altos cargos de confianza son para los amigos. 
¡Cómo debió sentirse humillado con la real imposición de un ministro felipista que diera garantías de no desclasificar el Pte del CESID! ¡Cómo estará sufriendo con la inmolación de su leal teniente catalán! ¡Cómo debe herirle verse adulado por los que lo vejaron y despreciado por los que lo ensalzaron! Pero la realidad siempre deja huecos de refugio a las esperanzas de  impunidad criminal y la libertad de gobierno, que la avispada ley de Secretos cauciona, aún no son firmes. El Tribunal Supremo puede anular el golpe reaccionario que Aznar ha propinado al imperio de la Justicia y al gobierno de  que  llame a Felipe el cinco de septiembre para que responda de los Gal y que  anule en su día la ley de Secretos. ¿Quién tiene motivos para dudar de la sabiduría y dignidad de nuestros magistrados? ¿Acaso no conocen, como el histórico juez Coke, que el Rey no protege al derecho, sino el derecho al Rey? ¿No está en sus conciencias el pundonor o punto de honor con el que  frenó al poderoso Roosevelt? ¿No saben que Rumasa acabó con el prestigio del Tribunal Constitucional? ¿Ignoran que el Gal de Felipe puede acabar con el del Supremo, y el pánico real de Aznar a la verdad, con el régimen?