1994-08-22.LA VANGUARDIA.GARCIA TREVIJANO VILALLONGA

Publicado: 1994-08-22 · Medio: LA VANGUARDIA

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LUNES, 22 AGOSTO  1994

O P I N I ÓN

LA VANGUARDIA  13

CARTA DE PARÍS. JOSÉ LUIS DE VILALLONGA

García Trevijano
Tengo en Madrid  un par de  informado-

historia  de España? Yo sólo conozco bien al ex
notario. Del  hombre  que  financia  la  operación
sólo sé que siendo un especulador metido a ban-
quero consiguió cargarse en poco tiempo uno de
los grandes  bancos españoles,  propinándole  de
paso  una  puñalada  trapera  a  la  poca  credibili-
dad que estaba recuperando España en el mun-
do. En cuanto a la persona que dirige el medio de
comunicación  encargado  de  orquestar  la  cam-
paña,  suele contestar  a los que le advierten  del
daño que la operación le puede causar al país: "A
mí sólo me interesa vender papel, la monarquía -
me es indiferente  y para cargarme al  Gobierno

res  -uno  de  ellos  es  un  ex  agente  del
Mossad- que nunca me han fallado. El
primero me predijo con muchos meses
de antelación la caída del Banesto y de su presi-
dente. El segundo me anunció los futuros  amo-
res  políticos  de  Felipe  González  y  de  Belloch
cuando éstos apenas si se conocían. Ahora  mis
dos  informadores  me  revelan  la  existencia  de
una  confabulación  que  pretende  desestabilizar
al Gobierno,  provocar  la abdicación  del Rey y
proclamar  una  república  de  la cual  sería  presi-
dente el ex notario y hombre de negocios Anto-
_
nio García Trevijano. Según mis informa- 
dores, los protagonistas de esta  operación
serían  el  susodicho  García  Trevijano,  un
conocido  medio  de  comunicación  poco
dado a los escrúpulos éticos y que  cuando
lo cree  conveniente  roza  abiertamente  el
amarillismo,  un  personaje  allegado  a  Al-
fonso Guerra cuyo nombre me reservo por
medidas  de  seguridad  y  un  ex  banquero
que  financia  regularmente  las  campañas
antigubernamentales  emprendidas  por  el
citado  medio.  Todo  esto  suena  a  broma
pero no lo es. Me dicen que Luis María An-
són, entre otros, se lo toma muy en serio.

La operación  se llevaría a cabo por eta-
pas.  Primero se desestabilizaría al Gobier-
no atacando  sin tregua a Felipe  González
en  sus  horas  más  bajas.  Esta  vez  los  ata-
ques serían  de carácter  más  personal  que
político.  Se  atacaría  simultáneamente  a
Narcís Serra, aprovechando su actual vul-
nerabilidad  y  desamparo.  Paralelamente
se  haría  una  fuerte  campaña  en  favor  de
Aznar,  "un  hombre  que  durará  el  tiempo
que  queramos  que  dure",  según  palabras
de uno de los conjurados. Con cuidada sin-
cronía se irían filtrando pequeñas y breves
noticias en detrimento de la figura del Rey,
para  acabar  publicando  un  dossier  que
comprometiera  gravemente  al  Monarca
en  algún  escándalo  irreparable. Todos los
periodistas sabemos lo fácilmente que se monta
un falso dossier en el cual se involucra a la perso-
na que se pretende destrozar. Según los estrate-
gas de la operación, el Rey, harto de tanta basu-
ra, acabaría por abdicar en su hijo don Felipe, el
cual, dada su juventud y su inexperiencia políti-
ca,  sería  más  fácil  de  manejar,  facilitando  sin
oponer resistencia el paso de la monarquía a una
república presidida  por el inefable  García  Tre-
vijano. No  parece  que  ninguno  de  los  conjura-
dos conozca bien ni al Rey ni al Príncipe, porque
de lo contrario no se las prometerían tan  felices.
¿Pero  quiénes  son  estos  señores  que  preten-
den  desviar  en  beneficio  propio  el curso  de  la

MESEGUER 

estoy  dispuesto  a  hacer  lo  que  sea  necesario".
De Antonio García Trevijano,  ex notario  en
no recuerdo qué lugar de las Alpujarras  -amigo
íntimo del sangriento Macías y autor de la Cons-
titución guineana que tanto ayudó a  perjudicar
los intereses españoles en aquel país-, tengo mu-
cho que decir y lo haré un día con más espacio y
más tiempo.

Trevijano  fue  el coordinador,  en París, de la
Junta  Democrática  de  la cual tuve el honor  de
ser el portavoz. Rupturista radical -cosa que no
éramos  ninguno  de  los demás  miembros  de la
Junta-,  Trevijano  condenaba  sin  apelación  a
todo aquel que hubiese tenido una mínima con-

comitancia con el franquismo.  "Hay semilla de
tirano  en  este  hombre",  me  decía  Tristán  la
Rosa, periodista catalán  de talante liberal y co-
medido.  Despótico  y  altanero,  íntimamente
convencido de tener siempre razón, García Tre-
vijano nunca supo evitar herir con su orgullo el
orgullo  de  los  demás.  "Este  hombre  no  sabe
mandar,  sólo  sabe  ordenar",  me  dijo  un  día
Tierno  Galván  al  salir  de  una  borrascosa  reu-
nión con el coordinador.

Este implacable Saint-Just, frustradas sus am-
biciones  políticas, se convirtió en  el abogado y
valedor de los grandes evasores de capitales en
la época del derrumbe del Banco Coca. No
sólo ayudándoles  a sacar  dinero de Espa-
ña,  sino  que  también  aconsejándoles  en
sus inversiones en el extranjero. De las co-
rrerías de García Trevijano  por Brasil, en
compañía  del  señor Miñarro  y de  uno de
los hermanos Camuñas, se podría  escribir
un libro.

Actualmente  Trevijano  hace  grandes
alardes de republicanismo. Pero no nos en-
gañemos, el republicanismo del ex notario
nada tiene que ver con el de una Pilar Ra-
hola. Trevijano  es republicano por despe-
cho.  Cuando don Juan Carlos era  todavía
Príncipe  de  España,  Trevijano  pretendió
trabajar en la Zarzuela. Allí, para quitárse-
lo de encima,  le explicaron que podría ser
más útil "desde fuera". Ni corto ni perezo-
so,  Trevijano viajó a Portugal y ofreció en
Estoril los servicios que habían  rechazado
en la Zarzuela. Pero don Juan tampoco tra-
gó  el  anzuelo.  Buenos  son  los  Borbones
para  no calar a primera vista las ambicio-
nes  de  un  arribista.  Entonces,  sin  el con-
sentimiento  del conde de Barcelona, Tre-
vijano organizó oscuras conjuraciones con
algunos generales que estaban en desacuer-
do con el franquismo, sin que nunca se lle-
gara a nada concreto.

Hombre de muchas lecturas y poseedor
de una formidable memoria, Trevijano es,
sin embargo, el hombre que más se ha equivoca-
do en sus vaticinios políticos.Su  viejo odio ha-
cia el PSOE y su odio actual hacia la monarquía
es un odio obsesivo que le resta todo valor a sus
razonamientos. Que  don Juan  Carlos haya rei-
nado durante  años en  natural consonancia con
un  Gobierno socialista, siempre ha  exasperado
a  Trevijano.  Tengo  entendido  que  dentro  de
poco publicará un libro en el que nos explicará el
tremendo error que hemos cometido los españo-
les  al  no  contar  con  él.  Será  un  libro-ladrillo,
como todos  los suyos. Pero en el medio  de co-
municación  antes  citado  la crítica  será  segura-
mente excelente.»

Luces y sombras de Berlusconi
U n  analista  económico

LLUIS FOIX

quienes pensaran  que el buen  fun-
cionamiento  de  Italia  se debe  me-
dir por los resultados positivos que
arroje  la economía. El prestigio  de
un país tiene muchas otras varian-
tes  que,  finalmente,  van  a  incidir
también en la situación económica.
Berlusconi  es  un  hombre  que  no
ofrece confianza como político. No
porque no lo sea sino porque tiene

tendría que dar un apro-
bado  alto  a  Silvio  Ber-
lusconi  c u a n do  han
transcurrido poco más de cien días
de su Gobierno. Italia salió del sis-
tema  monetario  europeo  dejando
la lira devaluarse más allá de lo per-
mitido por lo que entonces eran las
rígidas franjas del sistema  financie-
ro  europeo.  La  devaluación  libre
permitió a Italia -mucho más que a
Gran Bretaña y a España- conquis-
tar  mercados  en  el  mundo  entero
reequilibrando  espectacularmente
su balanza comercial.

Una lira débil fomentó las expor-
taciones de forma considerable y el
crecimiento  empezó  a  dispararse.
En  el  mes  de junio  la  producción
industrial aumentó más de un cin-
co por ciento y el crecimiento eco-
nómico  del  primer  semestre  se si-
túa en un 2,6 por ciento.  Paradóji-
camente,  la  devaluación' de  la  lira
no  ha  tenido  consecuencias  sobre
los precios hasta el punto que la in-
flación  se sitúa  hoy  en  un  3,7  por
ciento, sólo un poco por encima de
la media europea aunque un punto
por debajo de la española.

Pero hay más. En plena crisis po-
lítica  y  de  régimen  el  comporta-

miento  de  los agentes  sociales  ita-
lianos  ha  sido  inexplicablemente
positiva.  El  crecimiento  salarial
para este año se sitúa en la mitad de
la inflación. La otra manera de ha-
cer las cosas que anunció Berlusco-
ni cuando se hizo cargo del Gobier-
no tiene efectos positivos. Aunque,
bien  es  cierto,  heredó  una  econo-
mía que estaba en proceso de recu-
peración  sostenido.  Hace  un  año
Berlusconi  era  sólo un  empresario
con éxito. En cinco meses  preparó
su propia formación  y en marzo de
este año, tras su victoria  electoral,
formó  una coalición  con otros  dos
partidos  con  los que  sólo tenía  en
común  un  programa  de  liberaliza-
ción económica.

Y  aquí  vienen  los  problemas.
Uno de ellos es la prometida reduc-
ción de impuestos. Mientras los de
la Liga Norte  están  de acuerdo  en
eliminar hasta donde sea posible la
burocracia del Estado y el gasto pú-
blico, los neofascistas,  que  recuer-
dan  con  nostalgia  la  política  de
Mussolini, quieren  mantener y au-
mentar  la  vertiente  social  del  go-
bierno. Y si el ministro de Hacien-
da anuncia una política de austeri-
dad,'  el  de  Transportes  quiere
preservar  en  su  totalidad  el  gasto
social. Algo parecido ocurre con las
privatizaciones.  Se  equivocarían

AUNQUE LOS
datos económicos son
positivos no podrá
mantener unida la
coalición de  Gobierno

que explicar demasiadas cosas para
que  su  credibilidad  sea  aceptada
sin  reparos.  Un  primer  ministro
que sea propietario  de un gran  im-
perio  industrial  tiene  dificultades
para separar sus intereses persona-
jes y públicos.

Un hombre que ha admitido que
sus empresas sobornaron  a  funcio-
narios de Hacienda no goza de mu-
chos  argumentos  para  exigir  que
los italianos cumplan con sus debe-

res  fiscales.  Si,  además,  tiene  un
hermano que, colaborando  con él,
es acusado de prácticas de corrup-
ción, tampoco es positivo. Acusar a
la  prensa  y a  los jueces  de  querer
destruirle  es  un  argumento  que
puede  tener  fundamento  pero  que
no es admisible en las sutiles com-
plicidades de un Estado moderno.
Siendo todo esto grave para  que
un  primer  ministro  pueda  sopor-
tarlo  sin  estar  sometido  a  fuertes
erosiones  políticas,  lo  que  sitúa  a
Berlusconi  en  una  posición  que
puede llegar a ser insostenible es la
extraña  alianza  con  dos  partidos
que  cada  uno  tira  por  su  cuenta.
Las  debilidades  del  Gobierno  ita-
liano no las ha inventado Berlusco-
ni.  Se remontan  al  parlamentaris-
mo  de  la  primera  República  en  la
que,  tal  como ahora,  el jefe  de go-
bierno  tiene un poder bien  limita-
do.  A eso hay que añadir la tensión
entre sus socios de coalición.  Si se
acerca  demasiado a la Liga, puede
romper  con  los neofascistas.  Y  al
revés. Unas elecciones  anticipadas
no resolverían  el problema  porque
ni la izquierda ni los residuos de la
vieja  Democracia  Cristiana  están
en  condiciones  de  convencer  al
electorado para el relevo. La agonía
del  viejo  régimen  empieza  a  sola-
parse con la del nuevo. •

EULALIA SOLÉ

Invitación a
Antonio Gala
Cuántos años hace que An-

tonio Gala no ha estado en
Barcelona? No cabe duda
de que son  muchos, de lo
contrario no presupondría que el es-
treno  aquí  de  su  última  comedia
sólo  estaría  destinado  a  los  inmi-
grantes,  a  quienes,  según  él,  se  les
llama "charnegos". Es evidente que
Gala  no  se  ha  enterado  de  que  la
avalancha  de inmigrantes  se  acabó
tiempo ha, y de que los barceloneses
forman  un  todo;  bilingüe,  eso  sí,
pero  homogéneo.  Por  otro  lado,
tampoco tiene en cuenta que el cali-
ficativo  "charnego"  sólo  puede  in-
terpretarse  a  partir  de  un  análisis
clasista.

Barcelona ha abierto los brazos a
los de afuera desde tiempo inmemo-
rial,  igual que  lo ha  hecho  España.
Inmigrantes  ricos y pobres  han  en-
contrado puerta franca  en todas las
regiones,  pero  los  desafortunados
epítetos de "charnego", o el más re-
ciente  de  "sudaca",  sólo  han  sido
aplicados a las capas bajas (y no por
parte de todos los autóctonos, es de
justicia  reconocer). Sabido es que a
los  inmigrantes  cualificados,  por
ejemplo  a los directivos  de grandes
empresas, jamás se les ha llamado ni
"charnegos" ni "sucadas".

Por suerte, las condiciones econó-
micas  que durante  lustros  expulsa-
ron de su tierra a millares de españo-
les, dando lugar a grandes corrientes
migratorias  internas, ya  no se  dan.
Así pues, de igual forma que las nue-
vas  generaciones  de  barceloneses
desconocen  la  palabra  "charnego",
difícilmente el teatro de Gala obten-
dría  un  público compuesto  sólo  de
inmigrantes, puesto que no existen.
Otra curiosa idea apuntada por el
dramaturgo  se refiere  a  la  posibili-
dad  de traducir  la obra  de  marras,
"Los bellos durmientes", al catalán.
No parece posible que Gala pase por
alto el hecho de que ninguna traduc-
ción  puede emular al original, y de
que  nadie  desea  una  transcripción
cuando es capaz de entender la len-
gua del autor, trátese del  castellano
o de cualquier otro idioma.

T

Alguna  entidad  catalana  debería
invitar a Antonio Gala a visitar Bar-
celona y otros lugares de  Cataluña.
Conociendo la realidad  podría des-
intoxicarse  de  las patrañas  que  in-
creíblemente han hecho mella en un
hombre de su categoría. Quizá con-
templando algo tan sencillo como el
baile de la sardana comprobaría que
en esta danza las manos se unen s.m
discriminación  de  sexo,  edad,  len-
gua ni pericia, que se separan y vuel-
ven a unir para recibir a nuevos  in-
tegrantes tantas veces como éstos lo
deseen, y que  forman  un corro  que
se va  haciendo  más  y más  grande.
No cabe duda de que el contacto con
la  sociedad  catalana  le  induciría  a
modificar algunas de sus opiniones.
Al  fin  y al  cabo,  rectificar  siempre
ha sido cosa de sabios. •

EULALIA SOLÉ, sociólogo y escritora

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