2016-06-24.LAVOZDGALICIA.FUGAS.ENTREVISTA EL NIÑO DE ELCHE
Publicado: 2016-06-24 · Medio: LAVOZDGALICIA
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[ MÚSICA AGENDA ]PABLO GÓMEZ-PAN | Francisco Contreras (1985), más conoci-do como Niño de Elche, sor-prendió el año pasado con el disco Voces del Extremo, don-de combinó, con la ayuda de Pony Bravo, el rock cósmico, la no wave y el flamenco, con todo lo que se les pasó por la cabeza, demostrando que la experimentación, el compro-miso y la diversión no están reñidas. Pero El Niño de El-che no es nuevo en esto. A los 10 años subió por primera vez a un escenario y lleva ya una década publicando discos. —¿Quién le puso el nombre?—Una persona de una peña flamenca de Murcia. Al lla-marme igual que un cantaor murciano de la época, para que no me confundieran, uti-lizó el modus operandi clási-co: «Niño» y el sitio donde naciste.—¿Cómo empezó a tocar y a cantar? —Mi padre es aficionado, canta un poco y en las fies-tas familiares alguna prima y algún primo también canta-ban. Mi tío tocaba la guitarra, aunque no era flamenco. Ahí empecé yo a relacionarme con lo que suponía hacer un poco de música. Después me interesé por la guitarra. Que-ría ser guitarrista, no cantaor. Lo de cantaor fue un poco más tarde.—La impresión desde fue-ra es que el flamenco es un campo muy cerrado, con sus peñas y sus concursos, tan preocupado por la pureza que parece degenerar en un cierto puritanismo. ¿Cuál es su opinión sobre la escena flamenca? —Ya casi ni tengo, no gasto tiempo ni en crear una opi-nión sobre ella, no me inte-resa, simplemente. —¿Cuáles son sus críticas a la academia del flamenco?—Soy contrario a las fórmu-las educativas academicistas más que a la academia del se aprovechaba del señorito y el señorito que se aprove-chaba del lumpen, es el can-taor o la cantaora al lado de la prostituta. Es ese flamenco que no cobra en el tablao. Es ese Miguel de Molina exi-liado por ser homosexual y cantar copla, yo qué sé... Ese es el flamenco político. Luego, cantar a favor o en contra del rey, pues también es político, pero es una política más clá-sica. El flamenco es mucho más político en sus cuerpos y en sus actitudes que en su contenido concreto, sin duda.—Siguiendo la máxima fe-minista que dice que «lo personal es político», po-dría pensarse que cantar sobre cosas más cotidianas puede dar también resulta-dos muy politizados. ¿Qué entiende por música políti-ca en general?—Bueno, la música siempre está politizada, como cual-quier otro acto artístico o no artístico, por lo tanto no se puede escapar a ello. Lo que pasa es que se habla de mú-sica política cuando es desde una mirada progre, pero lo político puede ser también flamenco en sí. Contrario en cualquier práctica artística. La academia es una actitud de búsqueda del canon —siempre contemporáneo, nunca historicista— que se construye a favor de unos discursos interesados en el momento, atravesados por pensamientos políticos y sociales, por un contexto concreto. Un concepto con-servadurista, que no parte de la legitimidad histórica o del estudio, como podría hacerlo la visión antropológica o la arqueológica, por ejemplo. —¿Qué le aportó a usted, a pesar de todo, la ortodoxia de la academia? —Bueno, me aportó una cier-ta técnica vocal, me aportó conocimiento de las fórmulas clásicas, de las melodías más tradicionales. Básicamente le agradezco eso. Después me aportó subirme a los concur-sos, aguantar la presión, la tensión, la competitividad...—¿Cuándo empezó a salir de esa ortodoxia?—Recibí una invitación de Raúl Cantizano cuando lle-gué a Sevilla para colaborar en Bulos y Tanguerías, y aunque ya había escuchado a algunos cantautores y tal, ahí fue la primera vez que tuve una práctica con un pie ya fuera del flamenco. A Pony Bravo los conocí a través del iluminador que trabajaba en Vaconbacon, un espectáculo basado en la pintura de Fran-cis Bacon que montó preci-samente Bulos y Tanguerías. Me invitaron a una fiesta, co-nocí sus discos y su forma de hacer y desde entonces somos buenos amigos. —¿Existe una tradición fuerte de flamenco político?—Tradición fuerte sería difí-cil planteárselo. Es que el fla-menco es político ya de por sí, no es solamente Manuel Ge-rena o El Cabrero, ni es solo Manuel Vallejo cantando a la República. Es ese lumpen que fascista. Incluso lo que tildan de apolítico, porque siempre tiene un posicionamiento y una visión del mundo. Una cosa es lo que supone polí-ticamente un acto. Porque si hablamos de políticas con-cretas —este partido, esta ley, este caso de corrupción, todo eso— hay también formas de acercarse a estos temas, y esto es ya más delicado. Yo lo que he aprendido de los activistas es que cuando abordas temas concretos, dar nombre y ape-llidos siempre deja claro que no estás haciendo una cosa banal sino profundizando y posicionándote ante un tema que si tratas como importante es porque crees que lo es. Ahí está el compromiso. Luego, está claro que no todos los temas políticos te pueden afectar por igual. Yo cuando veo a compañeros de los mo-vimientos de izquierda más clásicos a los que todos los temas los arañan igual, con un tinte como homogeneizado, pues alucino. A mí, como ser sociopolítico, no me puede arañar todo igual. Eso es algo más de la profesión del polí-tico, que tiene que hacer ese SU ÚLTIMO DISCO, «VOCES DEL EXTREMO», FUE EL AÑO PASADO UN ACONTECIMIENTO PROMETEDOR, UNA REUNIÓN DE MÚSICA FLAMENCA, KRAUT ROCK Y NEW WAVE CON POEMAS DE AUTORES CONTEMPORÁNEOS, QUE REAFIRMA LA TEORÍA DE ESTE CANTAOR DE QUE «TRADICIÓN Y EXPERIMENTACIÓN ESTÁN INTRÍNSECAMENTE UNIDAS». BRILLANTE Y ARRIESGADO EN SUS COLABORACIONES CON LA DANZA O LA PERFORMANCE, IMPARABLE Y ENORMEMENTE CONSCIENTE A SUS 30 AÑOS, NIÑO DE ELCHE VUELVE A GALICIA PARA PARTICIPAR EN EL ATLANTIC FEST«Canto contrael capitalista que llevo dentro»NIÑO DE ELCHE CANTAOR VIERNES 24 DE JULIO DEL 2016 La Voz de Galicia [ 2-3 ]teatro de que todo le afecta igual. Como sujeto sociopolí-tico es imposible que te afec-te así. Eso le pasa a la gente que ha malentendido qué es el activismo y qué es ser de izquierdas.—¿Piensa mucho en su fun-ción social?—No pienso mucho, no. La función social se puede entender desde muchos prismas. Como una fun-ción externa, que creo que es por donde va la pre-gunta, aunque yo creo que la fun-ción social pri-meramente viene de uno mismo. Mi forma de can-tar contra el capitalismo es cantar contra el capitalista que llevo dentro. Al fin y al cabo somos sujetos, somos núcleos de un universo so-cial. Esa fórmula clásica de la izquierda de focalizar hacia el exterior olvidándote de que eres uno más, un sujeto de toda esa esquizofrenia so-cial y política, bueno... deja mucho que desear. Yo con los movimientos libertarios —y no solo con ellos, tam-bién con religiones o prácti-cas espirituales— reconocí y conocí que primero hay que focalizar en uno mismo y en nuestro proceso. Esa es mi fórmula para que luego todo recaiga en lo común, en lo social. Si no, es imposible.—Se ha cumplido hace no mucho el quinto aniversa-rio del 15M. ¿Dónde lo vivió y qué supuso para usted?—Para mí el 15M fue un mo-mento de inflexión. Sirvió para crear una base, aclarar qué entendíamos por rela-ciones políticas y cómo po-díamos encontrar una espe-cie de luz dentro de lo esta-blecido, de lo que Antonio García-Trevijano llamaría «la oligarquía de partidos». Coincidió también con un proceso más personal, en el que se me abrieron un mon-tón de lecturas, de seres y de discursos que ya estaban establecidos en gran medida en los años 90. En esa déca-da ya se había dado un tipo de pensamiento filosófico muy interesante en Espa-ña. El disco Voces del Extremo es consecuencia de muchos de esos escritos, que eran el resultado de un momento de cam-bio, tras el ingreso en la OTAN, tras conocerse el enga-ño de la Transición, etcétera. Se gene-raron entonces un montón de pensamientos que rom-pían el imaginario colectivo de lo que se suponía que era España, y el 15M bebió de ahí.—En su espectáculo «RaVer-dial» [un juego de palabras entre las fiestas rave y los Verdiales] le dice al ravero que eso que él busca no son fiestas. ¿Qué es para usted una buena fiesta?—Bueno, cuando el texto del colectivo francés Tiqqun dice que no son fiestas, re-calca que no solo son fiestas. Subraya que cuando se gene-ra una fiesta hay un conteni-do político y no siempre so-mos conscientes de ello. Lo hay en los Sanfermines, en la Feria de Abril, en los Ver-diales o ya ni te cuento en el Rocío. Las fiestas rave tam-bién tienen una connotación muy muy política. Hubo en Francia colectivos muy in-teresantes que las utilizaban como tal. Eso no significa que la fiesta ya no sea fiesta, al revés, cuanto más fiestas sean, más políticas son. Esa es la diferencia entre el pen-samiento de ocio de un par-tido comunista y un partido por ejemplo anarquista. Tú ves las fiestas de un partido comunista y son totalmente serias, aburridas, conserva-doras, rancias... En cambio, el movimiento hippie, los movimientos libertarios o el movimiento beat tenían otro espíritu y otra forma de afrontar la fiesta como acto político. Pero son fiestas. Porque lo más importante es que sean fiestas.—¿Qué ha estado escu-chando últimamente?—Mucha electrónica: Mathew Herbert, Clark, Andy Stott, Darkstar... Y mucho ambient, particular-mente Opitope, mi dúo fa-vorito. También el último de Antony, Anohni; el de Sufjan Stevens, que me ha parecido muy bonito. A Arthur Rus-sell, siempre. Su World of Echo es mi disco de cabece-ra. También a Scott Walker, Julia Holter, Diamanda Ga-las, John Fahey, Bill Orcutt... El otro día me compré Eins-tein on the Beach de Philip Glass. También hay hueco para Pepe Marchena, Fos-forito o Antonio Mairena... —¿Con qué proyectos está ahora mismo?—Presentando el espectácu-lo En el nombre de con los Voluble, preparando otro con el bailaor Israel Galván y un disco con Toundra. En enero empiezo una an-tología heterodoxa del fla-menco dirigida por Pedro G. Romero. Estoy también con unas nanas ambient con David Cordero y un disco conjunto con Miguel Álva-rez-Fernández. Y deseando conseguir que se edite en España el disco Strates, que grabamos el guitarrista José Sánchez y yo. CELIA MACÍASPRIMERO HAY QUE FOCALIZAR EN UNO MISMO. ESA ES MI FÓRMULA PARA QUE LUEGO TODO RECAIGA EN LO COMÚN, EN LO SOCIAL»ATLANTIC FESTHabía otros festivales posibles pero nunca estarían en esteA ILLA DE AROUSA. Diversos espacios. Del vier-nes 24 al domingo 26. Abono: 47,50 eurosCARLOS CRESPO | «Hay otros mundos posibles pero están en este» escribía el poeta dadaista francés Paul Eluard. Así también, hay otros festiva-les posibles. Y probablemente esa sea la razón de que exista este. El Atlantic Fest se asoma desde A Illa de Arousa a la siempre vertiginosa espiral de la programación musical estival con un concepto avan-zado que sus creadores lleva-ban años madurando. Un con-cepto que pasa por redimen-sionar estructuras y obviar tópicos en cuanto a públicos, momentos y espacios. «Queremos ser un gran fes-tival, no un festival grande» adelantaban sus promotores a modo de fundamental decla-ración de principios cuando presentaron el evento. Y a tenor de lo ahora propuesto se podría convenir que están en el camino de conseguirlo.En su primera edición, el Atlantic Fest hereda, al menos en lo geográfico, el privile-giado entorno del Festival do Norte, del que se podría decir no que sea su sucesor pero sí su evolución. El festival aboga por un «cordial sentimien-to familiar», con diferentes actividades en horarios per-fectamente asumibles para poder disfrutarlas con los más pequeños.Habrá, por supuesto, un es-cenario principal, por el que mañana pasarán Temples, José González, Tindersticks, Alex Cooper, Xoel López, Na-cho Vegas y Be Forest. Pero, con ser importante, el Atlan-tic Fest no se entiende sin propuestas complementarias como el ciclo D’Tascas que llevará a diferentes locales de A Illa a bandas emergentes como Malandrómeda, Planti o Bala, en la jornada de hoy, y a Músculo, Diola y Pala en la del domingo. La plaza de Abastos acogerá la actuación de Best Boy y el auditorio mu-nicipal la de Niño de Elche.Un mercado discográfico y actividades náuticas comple-tan la oferta de un festival que estaba en otro mundo y que ahora ya está aquí.