2012-01-27.EL IMPARCIAL.FRAGA RUBIO ESTEBAN
Publicado: 2012-01-27 · Medio: EL IMPARCIAL
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FRAGA EL IMPARCIAL 27 ENERO DE 2012 MARTÍN-MIGUEL RUBIO ESTEBAN https://www.elimparcial.es/noticia/98545/opinion/fraga.html Con motivo del soberbio discurso de recepción del Académico de Número, Excmo. Sr. Don Gregorio Robles Morchón, que sustituyó al finado general Don Sabino Fernández Campo, en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, y al que fui invitado por mi admirado y noble amigo Gregorio, pude ver al final del precioso acto – magnífica y penetrante la disertación del nuevo académico sobre la teoría comunicacional del Derecho, tan cercana al territorio de la filología y la hermenéutica puramente lingüística –, en la misma puerta de entrada a la Academia, a Manuel Fraga Iribarne. Era el 3 de noviembre de 2009, die tertio ante Nonas Novembres Anni Incarnationis MMIX. Manuel Fraga se encontraba en una silla de ruedas, acompañado de una amable señora y al lado ya de un monovolumen con todo el aparataje necesario en uno de sus costados para llevar y traer a las personas que necesitan silla de ruedas para desplazarse. No quise perder la oportunidad de saludarlo la primera vez en mi vida, pues siempre me atrajo la persona que con tal agudeza y erudición supo interpretar la obra de uno de nuestros más grandes pensadores políticos, Diego de Saavedra Fajardo. Le recordé su libro de su época de Catedrático de la Universidad de Madrid, y estreché una mano amable. Entonces él empezó a declamarme un fragmento del que debido a su hablar ya farfullante – siempre su elocuencia, o mejor, la hypocrisis de su férvida oratoria fue atropellada y anacolútica, como corresponde al que tiene tantas ideas y saber en la cabeza que pugnan por salir a la vez en la misma frase -, se me hizo difícilmente inteligible y sólo pude entender palabras sueltas. Luego, ya en casa, me di cuenta de que se trataba del comienzo de las Empresas Políticas del pensador murciano: “En la trabajosa ociosidad de mis continuos viajes…” Me emocionó su memoria indesmayable y su elegante declive adornado de las lecturas aprendidas by heart. Pero según nuestra condición debemur morti nos nostraque. Y como hombre sin duda con Horacio en la cabeza – quizás haya sido el último gran político español que sabía leer de corrido en latín – demasiado bien sabía que “mortalia facta peribunt”. Hablar de Fraga es problemático, sobre todo en este país tan heroico de valientes comprobados, en donde el 99% de los españoles, sacando el pecho, nudo corpore, lucharon con valor infinito, impetu acerrimo, con contumaz fortaleza moral contra la dictadura de Franco, sin importarles la libertad, la vida o la hacienda. Y es natural que en un país con un sentido del honor y la virtud tan ejemplar y excelso ( v. gr. La Familia Real ), se hace difícil hablar bien de un ministro del nefario Franco, encumbrado al poder mediante un complot alevoso, aunque haya sido todo un niño superdotado y un trabajador infatigable ( “El abominable hombre de las nueve” lo llamaban los funcionarios de sus Ministerios ), y, sin embargo, el combate masivo y multitudinario del pueblo contra Franco debió hacerse tan a oscuras y en secreto que se hace difícil registrarlo. Por otro lado, Fraga, además de estar protervamente empecatado por haber sido Ministro de la dictadura franquista, no supo aprovechar la marginación a la que le llevó el tardofranquismo cuando se le mandó de una patada a Londres como embajador de España por haberse convertido en un l´enfant terrible del régimen con su “manía” de aperturismo a todos los niveles. Durante aquel tiempo, when he wore a liberal bowler, put on his big head, fue el símbolo de la rebeldía para todos los liberales españoles y la gran esperanza para la venida de la Democracia. Pero su falta de cálculo, al aceptar imprudentemente ( with careless consent ) el Ministerio del Interior que le ofreció Arias Navarro, el Ministerio más difícil en una época de transición a otro régimen, enfrió las simpatías que había concitado entre millones de españoles y las alas de las esperanza se troncharon. Una pena, porque Fraga era un gigante cultural en comparación del guapo Adolfo Suárez, desde luego más sabio en clases de Postura que el honesto y frugal terremoto Fraga. La mayor parte de los que han criticado la ejecutoria de Fraga en estos últimos cincuenta años de la Historia España son un inmenso ejército de fariseos si analizados sus biografías. Frente a Franco hubo 20.000 valientes comunistas, dos docenas de socialistas, veinte antiguos falangistas, diez monárquicos con Anson, un eximio catedrático de latín ácrata y cuatro republicanos con Trevijano. Es decir, sólo 20.061 españoles tendrían autoridad moral para hacer una crítica fundamentada y honesta a ese sin embargo gran estudioso y patriota que fue Manuel Fraga Iribarne. Y la mayor parte de ellos ya están con Fraga illuc, in illo loco unde negant redire quemquam. España es “ansí”.