2003-12-15.LA RAZON.FRACASO DEL TRATADO CONSTITUCIONAL AGT

Publicado: 2003-12-15 · Medio: LA RAZON

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FRACASO DEL TRATADO CONSTITUCIONAL
LA RAZÓN. LUNES 15 DE DICIEMBRE DE 2003
ANTONIO GARCÍA TREVIJANO 
Llamar a las cosas políticas por su nombre es casi imposible. Lo hacemos con las cosas físicas y las individuales porque ya están constituidas, es decir, delimitadas y definidas. Lo que Adam podía hacer, llamar por su nombre a las plantas y animales que poblaban la Tierra, también lo hemos logrado nosotros gracias a la ciencia. Que comenzó siendo una tabla de clasificación taxonómica. Lo que Adam no hizo, nombrar y clasificar las cosas sociales, tampoco lo hacemos todavía. Estas cosas no son lo que parecen. Y no hay ciencia o filosofía que nombre la realidad social por encima o por debajo de sus apariencias. Aprendimos a distinguirlas no por lo que son, sino por lo que no son. Y ahí estamos todavía. 
   ¿Qué ha fracasado en Bruselas? ¿La Constitución política de Europa? Eso ni siquiera estaba proyectado. Si nos atenemos a lo que el movimiento constitucionalista definió con esa palabra, desde su nacimiento en el XIX y su culminación en el primer tercio del XX, lo que ha fracasado no ha sido un proyecto de Constitución europea, que regulara las relaciones entre poderes separados de un Estado Europeo al que diera nacimiento, sino el pacto intergubernamental de un Tratado constitucional sobre los asuntos comunes que ya están constituidos materialmente. 
   Pese a este fracaso formal, y tal vez a causa del mismo, en Bruselas se ha dado un paso de gigante en la constitución material de Europa. Se ha aprobado por unanimidad, incluso por Gran Bretaña y España, el desarrollo militar del germen de ejército europeo, independiente de la OTAN, creado por Francia, Alemania y Luxemburgo, como reacción a la falta de voluntad de independencia en otros países europeos, frente a la política exterior de EE UU, escandalosamente manifestada en la innecesaria guerra de Iraq. Los medios de comunicación y el Gobierno de España tratan de ocultar o disminuir la importancia de este acuerdo militar, porque apenas hace unas semanas aquí se ridiculizaba la alianza de Francia con Luxemburgo, comparándola con la de Aznar y Bush. 
   Resulta significativo que los dos gobiernos responsables del fracaso político de la UE en Bruselas, el español y el polaco, sean subproductos residuales y emergentes de la última dictadura fascista y la penúltima dictadura comunista. Resulta significativo que estos dos gobiernos pretendieran obtener, contra la esencia del principio democrático, mayor números de votos de bloqueo, contra las decisiones mayoritarias, que el correspondiente a su número de habitantes. Resulta significativo que estos dos gobiernos sean los favoritos (caballos de Troya) de Bush. 
   La Presidencia europea de Berlusconi ha sido más ridícula que perniciosa, más cómica que dramática. Escribiré sobre la condición subordinada del factor italiano en la formación del espíritu europeo y sobre la importancia de los países del Benelux en todos los intentos de unificación de Europa. Y no me olvidaré de lo que todos olvidan, de la presencia, por ausencia manifiesta, del factor ruso en la concepción política de la unidad europea. Tampoco hay que esperar nada positivo de la próxima Presidencia irlandesa. Esta nación, dividida a causa de sus distintas religiones eclesiásticas, no puede ser motor espiritual de uniones políticas aún más complejas. 
   En las próximas semanas seguiré analizando las raíces históricas que impulsaron a la Convención, presidida por la petulante incultura de Giscard d Estaing, a suprimir el cristianismo del innecesario Preámbulo de la Constitución. Para comprender esa barbarie desde el punto de vista de la cultura laica, y evitar confusiones ideológicas, abordaré la cuestión trascendental, que a muchos parecerá escandalosa, de la imposible identificación del humanismo con el cristianismo. La mejor teología católica y protestante demuestra que donde hay Religión revelada, o creencia en el misterio de la Redención, no hay ni puede haber humanismo.