2007-05-15.BLOG AGT.FANTASMADAS ELECTORALES AGT

Publicado: 2007-05-15 · Medio: BLOG AGT

Ver texto extraído
FANTASMADAS ELECTORALES
BLOG DE AGT, 15 DE MAYO DE 2007
ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO
Los intelectuales tienen tal admiración por los hombres de acción triunfante que ni siquiera se detienen a pensar en la naturaleza de los actos que les conducen al éxito. La tarea llevada a cabo por Clausewitz, para desmitificar el conocimiento de los actos bélicos victoriosos, no hizo escuela en la ciencia política. Y la naturaleza de las votaciones en el Estado de partidos, que sin elección de personas entregan el poder al jefe del partido ganador, sigue siendo enigmática o, al menos, misteriosa.
Cuando los gobiernos europeos eran representativos de la sociedad liberal, que los elegía indirectamente, todo el mundo culto sabía cual era la naturaleza del acto electoral. La representación política del diputado de distrito, aunque no se basara en mandato imperativo de los electores, seguía teniendo la naturaleza genérica de todos los tipos voluntarios o involuntarios de la representación jurídica.
Pero este modo de pensar los actos políticos, por su analogía con los jurídicos, se derrumbó después de la guerra mundial, cuando los pueblos perdedores adoptaron el sistema de listas de partido para votar, sin elegir separadamente, los poderes estatales. Ya no era posible acudir a la ficción del mandato representativo, puesto que había desaparecido todo vestigio de representación. Tampoco a la del cuasicontrato de gestión de negocios ajenos sin mandato, porque la ratificación de los votantes del partido gubernamental equivale al mandato expreso.
Para llegar al fondo de la cuestión electoral debemos partir de la imposibilidad de comprenderla con criterios formales, y de la necesidad de pensar “ex novo” la naturaleza material del acto de votar una lista de partido, sin elegir a persona alguna. El choque contra el sentido común es tan brutal que nos induce a pensar en que tal acto no proviene de la imaginación de lo real, sino de la fantasía de los sueños. La distinción entre imaginación y fantasía, tratada en mi filosofía estética, la doy aquí por supuesta.
El termino griego “fantasía” significaba aparición, acto de mostrarse, representación, visión de algo irreal. En Platón, lo fantasmal es apariencia contrapuesta al conocimiento de la realidad, la sombra de las cosas verdaderas, el arte sofista de las meras figuraciones, la opinión creadora de imágenes en lugar de formas o ideas. En Aristóteles, la fantasía ni siquiera es opinión, pues en ésta hay creencias y convicciones. En los estoicos, llega a ser la representación cataléptica. En San Agustín, la fantasía es una fuerza inferior del alma. En la escolástica, una facultad receptiva o productiva de fantasmas. En los modernos, una imaginación desenfrenada, o incluso lúdica, si juega libremente con las representaciones para producir figuraciones fantasmales.
El joven Ortega y Gasset calificó de fantasmagórico al Régimen de la Restauración. Aquella retórica antimonárquica se ha convertido en verdad metafísica, en todos los Estados de Partido, tras nuestro recién descubrimiento de que el sistema proporcional, además de no ser representativo de la sociedad civil ni de los electores –eso siempre se ha sabido-, tampoco puede representar, contra lo que comúnmente se cree, a los partidos presentes en el Estado, en tanto que órganos permanentes del mismo.
Los partidos incorporados a la estructura de poder del Estado, realizan la fantasmada de estar en misa estatal y repicar a misas electorales, de estar doblemente presentes en el Estado, como Cristo en el sacramento de la eucaristía, sin representar a nada real ni a nadie perteneciente a la sociedad civil.
La descripción del fenómeno electoral en el Estado de Partidos constituye por si misma una definición ontológica del sistema electoral, en tanto que productor de puros fantasmas o puras figuraciones de la realidad. Y firmemente asentada en esta base metafísica, es inobjetable la evidencia de que las finalidades de la fantasmada electoral sean ondear sabanas blancas del Ku Klux Klan de la corrupción y llenar de figurantes fantasmones los Parlamentos. El análisis espectral del cementerio de votantes donde se renueva la clase política, y se traba la circulación de las élites, revela la realidad cadavérica ocultada bajo el festín electoral.