2004-02-19.LA RAZON.EUROPA UNA DIFICULTAD DE SER AGT
Publicado: 2004-02-19 · Medio: LA RAZON
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OTRAS RAZONES 36 LA RAZÓN JUEVES, 19 - II - 2004 OTRAS RAZONES EUROPA, UNA DIFICULTAD DE SER L a idea de Euro- píritu de Weimar en los Estados de Parti- dos, y lo moderno o creador, es decir, la no- vedad espiritual de la comunión de los Esta- dos europeos. UN ESTADO CONFESIONAL pa se encuentra en una dificul- tad de ser. El significa- do de esta expresión es difícil de captar en el idioma español. Pues parece indicar algo di- ferente de la simple di- ficultad de existir o es- tar en el mundo, como una sola entidad política. Pero en la lengua francesa, esa clase de dificultad ontológica ha sido utilizada para describir situaciones que ponen en peligro la persistencia en su ser de personas, instituciones o ideas. Cuando la leí por primera vez me fascinó por su escueta ele- gancia y quise saber si respondía a algo pro- fundo o era una de esas sorprendentes sonori- dades lingüísticas que hacen parecer más inteligente la literatura francesa. En su origen tuvo un significado preciso. Cuando el sobrino de Corneille, Fontenelles, estaba agonizando le preguntaron qué sentía. «Comme une dificulté d’être», respondió. La brillante frase del moribundo tuvo fortuna. No sólo expresaba la dificultad física de los últi- mos suspiros, sino que vaticinaba la muerte in- dividual como solución social a la dificultad de la vida para permanecer en el ser personal. La psiquiatría de la depresión y la ideología nacionalista se basan en el supuesto de un ser moral permanente, que la biología del cambio celular, y el oportunismo de la adaptación al medio ambiente y al modo de vida social, contradicen. La dificultad de ser tomó otros vuelos filo- sóficos cuando Benjamin Constant dijo que los Estados modernos padecían una enfermedad, «la dificulté d’être», que desconocían los anti- guos. El creador del liberalismo continental no identificó la causa de su misterioso diagnósti- co. Podemos imaginar que se refería a la do- lencia que luego han sufrido todas las Restau- raciones. El malestar cultural de la nostalgia. La agonía de revivir un pasado muerto. Cha- teaubriand la situó no tanto en la «dificultad de ser» del Estado restaurado, desconocida en los anteriores a la Revolución, como en la respi- ración artificial que pide la Restauración de lo antiguo, aunque solo sea para disolver las emociones que trajeron las ideas nuevas des- terradas. Esa «dificulté d’être» era el secreto encan- to del romanticismo y la oscura fuente de la «impossibilité d’être» que condujo a la apolo- gía del suicidio. La rebelión juvenil de mayo del 68 expresó la última protesta de la imposi- bilidad de ser de la utopía romántica. Al final de ese año, un ensayo de Pierre Emmanuel centró en Baudelaire la toma de conciencia de la «dificulté d’être» del romanticismo, y de la «raison d’être» de la modernidad en tanto que necesidad de creación de novedades espiritua- les que eviten el recreo del pasado o la ame- ricanización de la vida europea. En la UE se está produciendo la dificultad de ser de los procesos de síntesis de realidades históricas contrapuestas. No me refiero ahora al elemento nacionalista que se perpetúa en la unión. Pues esa contradicción política, dentro de la primacía dinámica de la comunidad eco- nómica, no tiene fuerza constituyente y se su- perará en un futuro no demasiado lejano. Lo grave, lo que puede convertir la dificultad de ser en una verdadera imposibilidad, es la con- tradicción entre lo antiguo y reaccionario, es decir, la permanencia de la restauración del es- Se han estirado. Se han achula- do. Se están destapando como en sus mejores tiempos. Capturado el botín constitucional y con- quistados los Acuerdos de 1979 con la compli- cidad del más claudi- cante eunuquismo po- lítico, la única iglesia verdadera se permite lujos colaterales que parecían exclusivos del nacional-catolicismo. Privilegios económicos, docentes y fiscales la sitúan en el Edén del sis- tema, donde más se manda. Después de la ex- hibición de prepotencia en la tutela «compasi- va» de los profesores de religión, ésta se torna en disciplina regular. Como si nada. En nom- bre de la cultura «integral» de los españolitos que vienen al mundo, cada vez con mayor riesgo de que se les hiele el corazón. Ni Estado laico ni Estado no confesional. Archicatólico, pero clandestinamente. En las catacumbas y La dificultad de ser está en la Europa de los Partidos y no en la de los Estados. El plu- ralismo de éstos puede transformarse en de- mocrático. El de los partidos, por su propia na- turaleza oligárquica, jamás. Sin sacarlos del Estado y devolverlos a su lugar propio, como elementos esenciales de la sociedad política, no será posible que la democracia formal con- trole el poder monetario y económico de Eu- ropa, con un ejecutivo elegido por la ciudada- nía europea y un legislativo de diputados, sin mandato imperativo de los gobiernos o parti- dos nacionales. AAnnttoonniioo GGAARRCCÍÍAA TTRREEVVIIJJAANNOO UNA CARETA PARA CAROD E TA ha usado a Carod de careta. Y no es un juego de palabras. A Carod, algo fal- samente, le acusamos de haber dicho a ETA que no mate en Cataluña y que sí puede matar en el resto de España, o en España, en versión ERC. No es exacto: Carod es un torpe político, un clientelista de cortas miras, segura- mente no mal intencionado, que creyó que po- dría, él solito, arreglar el tema de ETA, al me- nos para su tierra. Quizá hubiese querido arreglar la cuestión en todo el mundo mundial, pero, modestamente, se conformó con limitar su acción mediadora y benéfica a su patria chi- ca, no tan chica para él. Pensando que con ETA se puede jugar sin pagar una altísima factura. Y ETA, utilizando a Carod de careta, ha irrumpido en la campaña electoral para, según su costum- bre, sembrar, simplemente con un comunicado, el caos al margen de las urnas. De momento, entre todos han logrado que el tripartito catalán, formado tan contra natura, esté a punto de esta- llar; su continuidad es imposible. Si lo que Ca- rod quería era favorecer las posibilidades de la izquierda ante el 14-M, el efecto ha sido exac- tamente el contrario: el favorecido está siendo REBOREDO Y SAÑUDO el PP. Si trataba de forta- lecer a Maragall, su teóri- co jefe, ya les digo por donde le ha salido el tiro, nunca peor dicho. Si era ayudar a Cataluña lo que deseaba, fíjense la inesta- bilidad política en la que ha sumido a los cata- lanes. Lo que el señor Carod-Rovira ha demos- trado es que no se pueden forzar pactos contra natura para ver cumplidas ambiciones persona- les, como la de Maragall de alcanzar la presi- dencia de la Generalitat. Y que quien juega con fuego acaba quemándose. Y que a la política de Estado hay que venir sabiendo, no para apren- der a base de graves equivocaciones. Ahora, en Cataluña, que fue cuna de estabilidades y buen sentido político, no hay más remedio que co- menzar de nuevo. Tal vez incluso haya que re- petir elecciones a no muy largo plazo. Y nos- otros que creíamos que con lo ocurrido en las elecciones autonómicas en Madrid habíamos alcanzado el summum del dislate... JJoosséé AAnnttoonniioo JJÁÁUURREEGGUUII en los palacios a un tiempo. «A escuras y en segura», con toda la luz del poder puesta de cara. Lo han utilizado para causar más muer- te y sufrimiento en el sida, predicando contra el condón mucho más que lo hicieron contra los pobres cátaros. Pa- ra, de paso, degradar la relación sexual prego- nando la continencia San Alejo o la emascula- ción de los efebos cantores. Los han exhibido en su feroz persecución de los homosexuales, a los que hay que tratar con caridad, mas no con amor. Constituyen una patología que de- be ser corregida y un disturbio moral que des- agrada a la divinidad, a lo que se ve grande- mente atenta a las travesuras y juegos sexuales de homosexuales y lesbianas. Algunos de ellos podrían repetir los versos de Alcántara: «No digo que sí o que no / digo que si Dios existe / me debe una explicación». Más de una. La salutación del rey David a Jonathan no vale pa- ra nada. «¡Oh Jonathan, hermano mío, tu amor es para mí dulcísimo, mucho más que el amor de las mujeres!». Pues no señor. David era un peje mimado por el Dios de Noé y las alitera- ciones y las metáforas exigen una lectura prés- bita. Ya no pueden disfrutar con el encarcela- lesbianas y miento de homosexuales, prostitutas. Gozaron lo suyo, pero ya pasó. No pueden tampoco prohibir, del bracete de la au- toridad secular, anticonceptivos diversos y cos- tumbres castivanas, oponiendo la cárcel a la diversión y al ingenio pornoerótico. Pero sí pueden perturbar la conciencia de sus conmilitones –las reses del redil de Cris- to– proscribiendo la unión legal de parejas de hecho. El argumento es genial. No existe más familia que la fundada en la unión heterose- xual ni otro matrimonio que esa unión, pero sacramentada. Hay que reconocer que han avanzado mucho. Ya se han olvidado de que la casada por lo civil es una pecadora pública, una barragana. Con el veloz incremento de la casta de barraganas, fueron olvidando el asun- to. A tiempo. De lo contrario, el príncipe ten- dría por novia un miembro de la casta de pe- cadores públicos. Pero el avance no va a más. De niños adoptados por parejas homosexua- les, nada. Por el bien del niño, que conste. Ne- cesitan todos ellos la figura paterna y materna (también en caso de viudez). Pero pueden adoptar los solteros y nada dice la iglesia. Es más, el legislador prefiere la adopción por una sola persona. Mienten. Piensan que es horri- ble para la formación moral del menor que sea adoptado por una pareja homosexual. Mejor solo. En el orfanato. Huérfano de todo. La Santa Madre vela por esas criaturas a través del Paráclito. No las quiere directamente, sino por caridad. Por caridad las deja en bellísimos orfanatos. Si los científicos dicen que los ni- ños adoptados por parejas homosexuales no se distinguen de los demás, si acaso por ser más abiertos, que se vayan a la mierda (herética, por supuesto) esos científicos. Una cruz, un imperio y una espada. ¡Qué pena tan lastimo- sa la carrera veloz del tiempo alado! ¡Qué glo- ria tan deslumbrante la pareja de hecho entre la iglesia el Estado! ¡Qué hermosura tan ex- quisita la alianza entre el altar y el trono! Jun- to a ello, los problemas de adopción quedan pequeñitos. Como de liliputienses. JJooaaqquuíínn NNAAVVAARRRROO