2003-12-22.LA RAZON.ESPAÑA NO VA BIEN AGT

Publicado: 2003-12-22 · Medio: LA RAZON

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ESPAÑA NO VA BIEN 
LA RAZÓN . LUNES 22 DE DICIEMBRE DE 2003
ANTONIO GARCÍA TREVIJANO 
La pasión de poder deforma la visión de los Gobiernos y la Oposición. De tal defecto patético proviene el optimismo de presente en aquellos y de futuro en ésta. Cuando no inventa una realidad ficticia, como en las dictaduras, la propaganda de partido oficializa la parcialidad que su padecido intelecto percibe. Los partidos se creen providenciales porque, ante una totalidad inabarcable, reducen la infinidad de particularidades divergentes a una cuantas generalidades superficialmente convergentes. Decir que España va bien supone un simplismo intelectual tan reduccionista como el de que no va bien, pues eso depende de con quién o con qué se la compare. 
   El Poder hace de la realidad que él configura el mejor de los mundos posibles. El terremoto de Lisboa, una dicha para la economía de reconstrucción, introdujo lo positivo del mal en la filosofía política. Cándido y Pangloss encarnaron, como Job, la miserable felicidad del conformismo. La ironía de Voltaire no pudo con la metafísica del mal en la teodicea de Leibniz. El Terror, razón suficiente del Bien, no era simple mal menor o precio de la Revolución. La dictadura del proletariado no salió del pesimista materialismo dialéctico, como creyeron sus profetas, sino del contagiante optimismo de la providencia histórica. El mal nazi, sin mezcla de bien, ya no permitió separar el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad. Nada podría ser visto o querido como antes. 
   Pero tras el holocausto se siguió trasladando a la política, que es cosa humana y voluntaria, la resignación cristiana ante la constitución del Mal como ingrediente del Bien, que es cosa divina y necesaria. El fascismo hizo buenos a los Estados que amalgamaron sus materiales de derribo con los de la libertad. Confundiéndola con el parlamentarismo, Churchill divulgó la triste y falsa idea de que la democracia era el menos malo de los sistemas conocidos. Los padres del patriotismo constitucional, parido con la vergüenza de ser alemán, aseguran que nos dieron la mejor Constitución posible. Tan irreformable, pues, como la Creación. 
   Las catástrofes naturales aseguran las maravillas vitales de la Naturaleza y las malas Constituciones la bondad de los sistemas políticos. Si González pudo decir que España iba bien con la corrupción, Aznar lo pregona con la descomposición del poder estatal y la degradación cultural que dignifica a la indiferencia. España va bien porque su parte vasca o catalana van mal; porque finge creer que Francia va a peor; porque contra el bendito terrorismo entró en el mejor de los mundos posibles, el de Bush. 
   El estado de las naciones modernas se mide con parámetros de bienestar y de malestar que indican la situación material y espiritual de cada una dentro de la civilización en que se ha desarrollado. Dominada por el espíritu conservador del catolicismo, España se desvinculó de Europa y se creyó reserva espiritual de Occidente, despreciando el valor cultural de la riqueza colectiva. Le han bastado treinta años para alcanzar un nivel de vida material comparable al de Francia. Pero su mentalidad, su cultura y su sensibilidad, sin un acontecimiento de ruptura que las cambiara en lo profundo, no han madurado a la vez que el aumento de la riqueza y han pasado a ser las de un nuevo rico que inventa su pasado. 
   Esnobismo de la vulgaridad, famoseo de los cuerpos, apogeo de las difamaciones, exhibicionismo de la ignorancia, moral de éxito, desprecio del mérito, cultivo de lo efímero, demagogia de la igualdad, desarraigo de las tradiciones honorables, abandono de los ancianos, delincuencia doméstica, infantilismo de las aficiones, vacuidad de las vocaciones, deslealtad en las cooperaciones, irresponsabilidad en las profesiones, degradación en la enseñanza, justicia sin jurisprudencia, envidia del Estado en las regiones y falta de ánimo europeo en las Instituciones. La España diferente se ha vuelto indiferente.