2002-08-29.LARAZON.ESCORIAL.INVITACION A LA SABIDURIA.AGT

Publicado: 2002-08-29 · Medio: LARAZON

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AGT EN LOS CURSOS DEL ESCORIAL
LA RAZÓN. 29 AGOSTO 2002
EVA MUÑOZ
GARCÍA-TREVIJANO: «La dignidad es el último refugio cuando nos abandonan los ideales»
El escritor y abogado negó ayer en El Escorial el mito de que sabiduría y ancianidad van unidos 
El escritor y abogado Antonio García-Trevijano (Granada, 1927), articulista de LA RAZÓN, participó ayer en el curso «Los ancianos en el Ágora. Invitación a la sabiduría» que esta semana dirige Femando Sánchez Dragó en la Universidad de Verano de la Complutense. Con voz casi estentórea, García-Trevijano realizó una deconstrucción del nombre del curso, para aventurar una definición provisional de «sabiduría», un concepto sobre el que dijo que seguirá reflexionando y que para él es «el sentimiento que te pone en contacto con lo universal sin perder lo particular». 
García-Trevijano asegura que la sabiduría empieza por ser coherente
“Ya no hay patriarcas que mediten a la sombra de una higuera mediterránea”, dijo Antonio García-Trevijano en relación a la ancianidad. Su discurso, no obstante, no fue un canto nostálgico a la recuperación de la «sabiduría anciana». Por el contrario, el escritor, abogado de profesión y notario en excedencia, advirtió: «voy a fundamentar la falsedad de que la sabiduría sea patrimonio de los ancianos». Pero antes, se dedicó a tirar por tierra otro mito. A saber, que en Grecia existiera una gerontocracia «¡Grecia no tenía Senado! La idea de .“Los ancianos en el Agora” no responde a la realidad histórica griega. En lo que sí acierta plenamente (el título del curso) es en la “invitación” a la sabiduría, porque la sabiduría anciana se la inventan los viejos. Ellos dicen ser los únicos que pueden educar a los jóvenes, a los más guapos y a los más ricos, y, a cambio, obtienen favores sexuales».
A lo que Sánchez Dragó confesó: «Me ha pillado». Y García-Trevijano apostilló: «Siempre me ha sorprendido el origen espurio de este concepto de sabiduría. Es una colosal mentira transmitida de generación en generación porque se queda bien con aquellos a quienes la sociedad aparta».
Lo cierto es que el escritor ve una suerte de incompatibilidad entre la ancianidad y la sabiduría. Pues «la prudencia, la amortización de la audacia y la pasión por conservar» son los rasgos que caracterizan a la vejez y son «incompatibles con la audacia que requiere el conocimiento». Y añadió que le «repugnan» tantos artistas e intelectuales viejos «que han perdido el deseo de crear y lo han sustituido por el de conservar y se dedican a hacer mausoleos para mayor gloria de sí mismos». Una crítica a la que no escapó ni el mismo Chillida y que Sánchez Dragó se apresuró a corroborar.
García-Trevijano quiso distinguir también entre erudición y sabiduría, pues «saber es ver las cosas antes de que ocurran, decirlo después es de idiotas». Se refirió también al conflicto que arranca ya en la antigüedad entre la razón y la experiencia como fuentes de sabiduría. El escritor, siguiendo a Homero, se inclina por la primera opción. No obstante, matizó, porque «la sabiduría no la constituye sólo la lógica, también el sentimiento y el misterio». Así, se refirió a la mirada de Dante a su amada Beatrice, «que le da el conocimiento de lo universal a través de lo particular», e improvisó una definición provisional de sabiduría: “es el sentimiento que te pone en contacto con lo universal”