1976-07-26.LINEA.ENTREVISTAS EMILIO ROMERO Y CALVO SERER

Publicado: 1976-07-26 · Medio: LINEA

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Ayuntamiento de Murcia — Hoja del Lunes, 26/7/1976, página 14

A-'iií^'JÍ-JÍ^^Á' CNTHVSTAS K LA SOIAIIA O EMILIO ROMERO ® CALVO SERER SOY UN PRODUCTO DE •-m-^,-¡¡¿jSgil MILIO Romero y Rafael Calvo Sercr, son dos per sonajes sustanciales y diferenciados en el pano rama político de estos últimos tiempos. La crisis y el nuevo Grobiemo son objetos de opiniones en frentadas de nuestros entrevistados. Calvo Serer aboga por el pacto con la oposición, con esa opo sición que se ve marginada. Mientras Emilio Ro mero habla de la prensa, una prensa que a falta de informa ción veraz y libre se nutre' de rumores. No es la primera, ni será la última vez que estos dos hombres se encuentran. Los dos son observadores de excepción, los dos políticos, escribe "Gentes". Al fondo, el futuro democrático, y ahora, las alternativas y las luchas políticas. "Gentes", en su último número, publica sendas entrevistas con estos personajes, firmadas por Rafael Heredia, con fotos de Jesús Ñuño. A ellas pertenecen los tex tos qne reproducimos. •.».s^ífa^4f,s?»T!í'.;-, . •Ci,íi,>k««¿S»8©¡fflSJ '¿?.«;¡ —¿Qué te pai«oe este Go bierno recién nacido? —Un Gobierno Ue ante sala. —¿Crees qu© hao-á biien la reforma, ci referéndum y las ©lecciones? Er mucho caldo para tan poco pollo. '—¿Qué haioer entonces? —Buscar pollos como re-tfKrzo, estén donde estén si tuados. —¿Enea amigo de Adolío Suáüez? —Lo he sido hace muchos años. Tiene una gran virtud polítíea: que es distraído con sus amigos. sería su re-—¿Ouál forma? —Tr^ Cámaras: una de in tereses, individtuos, territorios, fuerzas social^, profesionales y económica* para hacer las leyes. Otra, políticajmei)te es pecífica, p»ra el control del poder en las grandes líneas. la tercera, económioo-soeial,, para el pacto de las fuerasaa del capit^ y del trabajo, y haiCer la mesa redonda y la planifioación. Por supuesto, en todas ellas, el sufragio uni--versal. El Gobierno nacería ofeligaifanianiente die la se cunda Cámara. —¿Cuál es tu ^runto de vista oomo periodista y como político de la actual reforma política y sindical? —-Gl i^oyecto de •eforina no me parece satisfactorio. Si se instala una democracia hay que hacerlo con sinceridad y pienamaente; únicamente po dría objetar a esto que tam poco me haría feliz una de mocracia antigua, que es un ipoeo la dialécitiica qiue estoy •bservando en muchos de los que' postulan b restajuración democrática. A mi me parece que no es este tiempo de res-tanracionismo republicano de los años treinta y uno, con los mismos oon que se derribó la dictadura de Primo de Rivera. Ban pasado tantas cosas desde entonces, que la dialéc-tiea de reforma o de la demo cracia tiene que digei^ Ir. so ciedad teomológica que tene mos delante, las gentes míe-, Tas, la experiencia política, la crisis o mutaciones de ciertas ideologías. Hay que ha<pr la democracia que corresponde a las postrimerías de, este si-Sio. —Esa democittieia "mo-deroa", ¿es la misma de que haibió Adolfo Suárez en su discurso en las Cortes, ouamdo se aprobó la liey de Asocia ciones Políticas? —Adolfo Sttárez defendía la reforma que hizo d Gobierno Añas y que a mí me parece insatisfactoria y decepcio nante. No entiendo, por su puesto, la necesidad de la existencia del Senado y tam poco estoy de acuerdo en que tenga senadores el Consejo Nacional del Movimiento en su totalidad, según dice la re forma, no debe sobrevivir una parte de consejeros de ese Consejo, ni tampoco el Jefe del Estado nombrar digital-mente a senadores. —En uMa embrevísba que tB hicáieron aproximadiafliieMbe haice un par de m«se& en ei dieírdó "M Sol", de Méjico, y que aiquí no fflegó, por ciieito, tú decíes que hiatoks sido eo-ciailüsta siempre y qo» haibias contóniuado axfcá por servir ai sociailiamo. —^La Idea no es exacta mente esa, pero quáeio expli-oarla y raaionarla, bien. Yo soy un proauctío de mi gemeración, que tenía una conciencia so cial veirda.d«ra, porque cuando mío era universitario, el país esiiiaba ocupado por quinientas fanuliías, la renta "per cápüa" era de doscientos dólares, la agriouiltura, rudimentairia; el país eistaba atrosíudo, y enton ces lo que unio pensiaba es que teñí» que nacer una fuerza, desde alguna piarte, superior a la comunidaid, que era el Es tad», pura, socializar aquí co sas. Entonces, según ese punto de vista, yo tenia una con-cienoia sodial o sodaMsita. Hay cosáis que seria muy largo enumierar, peno que cualquier día puedo hacer oon más tiempo. He creído y creo fir memente que en una España de fuerte InHuenicia. de la de recha y del capital, algunas oomo yo y otros hemos reipre-sentado tai ntoderación a los NO ES POSIBLE —¿39 soipreinidiió, don Ria-fael, de que nad'a miás Itegar a España lo metóetran en la cár-tól? En las dieolaraclones que he hecho diunante estos di»s, ya lo he didio: xxA detención era, de prever; por lo tanto, no me ha pillado de sorpresa. Ahora bien, aunque forma parte de un plan, he de decir lo interesante que ha sido mi paso por la privón y el mag nifico trato que en ella be re cibido. El día ^ la. detención, como dijo eratonees un polola o agente de la Brigada Social, no esta detenido, sino rete nido. Las seguda parte es que ir a una cárcel en las condl-clonies en qiu» fui yo tarabdén enes una, excepción; por lo pronitó, para enoomitraxBe a muchos amigos, como Antonio García Trevijano y otros. Lle gar a Españai, use a Caraban-obel y estar unos dia« rodeado de amigos es sorpresa, pero en ti seniUdo más posiUvo de la palabra; la parte negativa es taba prevKfitai; es decir, está llena, de contradicciones lapa-litica aetual. No* hagr más q<u« ver, por nní^ partéj» las decla-raoiones, y por otra, la rectifi cación mínimia de tas leyes, la tcderancia que stá llena de arbitrariediades y a mí me co gió todo este conjunto de con tradicciones que los observa dores vienen señalando desde fuera y no podía producímu! sociiresa ningún». —'En afligún siibio he leído qíufi la detenioiión eistotaa rela-etonadia oon su aanágio Oainri-Ho, ¿es verdad? —^No; la detención se debe, tundamienitalniente, a la aipli-cación estricta de la ley. Como estaba diciendo, de pende dé la autoridaid y de-muesrtm que, eyidenitemente, hay una tolerancia y una a<r-bitrariedad. Tiderancla se está viendo con gente que tiene, según las leyes, unos supues tos delitos y, sin embargo, no se le apAloa el castigo. Ahora, en el caso mío, I^bm un su puesto delito y se aiplicó. ¿Pero quién es xaotamentc quien aplica la ley?.... Como he estado nMicho tiempo fneía, no lo sé, y le agradece ría nnicho que usted me lo di jera o me ayudara a bus-eaiio... —.Bueno, supongo que el iVEinteterio enicargaiilo del or-dien del interior... "Caanibiando el tema, profesor, desde París, donde usted ha vivido y enta blad» relación con gruipos po líticos españoles, ¿cómo se ve ©1 penoroima actual de Es paña? —Usted sabe que, durante lo6 últimos meses he pérniB-necido poco en París. Este úl timo año, podría decir que desde la muerte de Francii he excesos y hemos defendido las causas obreras o sociales. Po dría ofrecer muchos testimo nios. No he tenido una vida sosegada y tranquila, precisa-nKnte por eso, porque si hu biera s^o un mero turiferario de la clase dominante, hu biera estado siempre tran quilo, pero, par ejemiplo, en el Congreso Social de la Tienu de Sevilla cuando hicimos abandonar el salón de actos al general Quieito de Llano, que erai defensor de la oUgar-quia económica ide aquella ciudad, yo fui expulsado imr mis crónicais en defensa de los obreros del campo, y podría citar testimonios innumera bles que se hacían en un mo mento de muchísimo riesgo, porque ahora los sodalistas de aluvión, aquellos que pueden decir lo que quieren en estos miomentos y no pasa nodo, no tienen acreditado su valor, cuando había que acreditarlo y defender esos intereses era en siitmtciones difíciles y arriesgado, como yo. Por lo tanto, no he abjurado en ningún caso de mi con ciencia social o socialista, como se quiera; no he mili tado en sus partidos históricos o clandestinos, pero creo que he defendido oon tesitante eifiloacia los initereses obreros y sociales en esitos últimos .años. —¿"Ite sientes emitomices más oenca de las Izccuíeirtdlais que se están agrupando en Cooidí-aaídán EXeimocráitiica o eigiues tenienidio tu idea de sotíalásmo oomo aniteis? -^a cuanto a la libertad, no tengo pvejmioios, porque S07 un escritor, y los escrito res amamos la libertad, por que es el elemento capital de nuestro oficio, y si tenigo una cabeza social, o socializada, o socialista, o como se quiera, lógicamente he de estar más cerca de la Izquierda que de la derecha, pero no quisiera estar de manera coral, sola mente llevado hasta eHa por emociones y oportunismos. Tengo experiencia histórica y me gustaría que la izquierda española tuviera grandeza y no fuera mínimja, que no tu viera triunfaüsmo de resuci tados, sino que pensara que éste es un país que necesita la colaboración de todos y , de que sus posiciones serán muy interesantes, porque la iz-quierda, en el pasado, no tiene más que números rojos. Du rante la República no fue ejemplar, como tamipoco lo fu« la derecha. —¿Crees que será posible la "ruptuí'a pacífica" a la que aspira Cooiiditnación Demo crática y que es niecesaaiio ese periodo consüítuyenibe que eüOB haiblan? —Yo creo que son proble mas más bien scntimentalea que prácticos. Somos un país —y lo sigo diciendo— políti camente inma-duro, y por ello se está creando una dialéctica entre refoima para la conti nuidad o ruptura para el pro ceso constituyente. Entonces, ¿qué lo mismo da la reforma que la ruptura, si la reforma siempre, si es profunda, e¡s una ruptura con el pasado?, ¿no será mejor que la izquierda se iucoporara, poniendo más ni veles a la reforma y no ha ciendo imposible el diálogo?, ¿no es mucho mejor que aceptaran una reforma más profunda que la de los refor mistas para llegar en un plara> máíi o men«» próximo a una constitución más real para la vida española, sin tener que violentar conciencias o anta-gcmizar grupos o personas? Por el camino de esta dialéc tica, o proceso constiituyentes, o reforma en la continnidad, «'_«••'•«!-LA CRISIS LA HAN EFECTUADO UNOS CUANTOS DE LA DEMOCRACIA CRISTIANA COLABORACIONISTA Y FALANGISTA DE ULTIMA HORA viajado por Europa, desipu^ por América y unos días en Méjico. Por lo tanto, la visión que tengo no es sólo d^de París, aunque de allí puedo decirle que por raigones c«)mo ict cercanía, por el conjunto de liberación española exi liada y por el interés esipecial de la política, proccsia en la información adversa sobre Esivaíúi.. Es interesante te, pro yección que nuestro país pro duce en Europa, en s centros fund<amentales. Pirís, por ejemiplo. ¥0 diría que allí se ve la situación española te niendo en cuenta tí contexto de todos estos elementos, desde un Iodo retrosiieictivo, pern la oficial, y en este caso me refiero incluso al presi dente de la República y, na turalmente, a la unión de los izquierdas, teniendo en cuenta que las izquierdas en nrancia son una potencio, del pafe. Pa rece claro desde el primer momento que Glscar d'Els-talng ha tenido un verdadero deseo de ayudar a esta nueva Esipaña, pero al mismo tiemipo se ha visto que Ib unión de los izquierdas ha q.ueridi> defen der la canso, de la libertad. Sobre esta tensión que se ad vierte en muchos ambientes franceses, en el Gobierno, en la Asamblea Nacional y en la prensa, se advierte igualmente en la calle. Y, por otra parte, también ha habido reuniones, conferencias, discusiones, emisiones en la mdio, en los que esta, diversidad de esta contradicción de los d is gran des puntos de visita qtie hay en España, se han explicado reiteradamente; ahora, yo creía que en su conjunto la tónióa y las tendencias gene rales, como se puede confir mar por la tendencte del Go bierno francés respecto a !<)S vascos y por la propia tra«a-eión francesa y la situación concreta de la vida políitica de Fnancla, le obliga a que el conjunto sea a,v»lable de la causa democrática española. —•¿Cómo han sido sus con-teotoe con el extranjero, a ni veles parücuüasres o oomo un representante de Coondina/-ción I>emoca-ática.? —^En este último período, cuando se comienza a revisar la Junta Democrática, se creó una adegaicióu exterior; en es-te sentído logró una relación ci>n los GoMemos de distintos países, como si fuera una re presentación legítima de la caii&a del movimiento demo crático. Ahora em.x>ieza a Iw,-\ blarse de la oposición, y en el mundo de las democrajcias, la opi^ición es el poder posible, viaJble e inmediali); muchas veces es nomvil que los Go-biemols estén habiljuados, en los diisiimtos pa^es, al diálogo con el Gobierno e induiso oon la Ofiisioián. Xa lo ba visto con Gi^card en Argelia y también a Mitterrand; va us ted a Estados Unidos y ve que van los jefes de Gobiemo con la. (QMisición, entablando diá logo, y cuando estaban en la orv^lción, sóU)^, tambiép fue ron como tales. En este sen tido, e nila Junta Demoorálaca, y en nuesitro caso concreto en la consecución de logros, tra tamos de ser la reipresentación de la democraioia. ¥ para ojn-eretar un poco más —^y me va a perrmiitir que algunas de es tas entrevi^itas no deba citar las—, hemos tenido entrevis tas con él Gobiemo y hasta contra aljrunos políticos del mismo Gobiemo. Usted me ha pr^untado ooontactos oficia les, aunque no públicos, pero si como representantes de una idea. En Argelia, como dialo gante con Bnme^tau; en Ve nezuela, ci>n fA presidente... Cuando digo esto es que han sido delegaciones o contisio-nes... Hemos estado em Méjico, em Rumania, con parlamenta rios del Parlamento de Eu ropa, (fin el Consejo de Eu ropa. Esto podríamos decir que a nivel oficial, pero parti cular, en Estados Unidos he tenido oontacitop con los sena dores demóoTiaitos que repre sentan esta idea en las Cáma ras. ¿NO PRESIONA U.S.A. PARA QUE EL PAR.TIDO CCNMiUNISTA NO SElA R£-OONOCH>0? Tengo que reconocer aqui que Caflnro Sexer, talento reco nocido, peirioiaiata que dio el "doíde pecho" con tm solo ar tículo, es práctioaanente inin-te'liígible. Su voz mediterránea se pasea de tai modo por las vocales, qaie a veces he oído una. corta frase hasta diez ve ces para poder transcribirla. Pienso que no es orador, que debería estar metido en la,s Ideas, oon o sin cájmaíra, para dictar muchas lecdones al país, y si puede ser, escríbir-llas. De este modo no habría lugar a d!udas. Ouamdo ha hablado de Es tados ünidOB, potencia que me preocupa mucho, ponqué creo qiue es la gran negaitiiva al re conocimiento de ailgiún partido que trabaja en la oscuridad tíe la ilegalidad, le he pedido uu alto eu el camino... —¡Va.ya, Norteamérica!... A mi me interesa mucho, jKxrqiue creo, y con ello tnajdluaco el eentár popular. No está pre-.sionando Estados Unidas, pre cisamente para que ei Partido C&munista no sea reconocido, aunque haya otras SiUgeren-cias importainites que lo aicon-sejen. —I^a política española, desde este punto de vista, la política del Departamento de EiStado, la política de la Casa Blanca, no cabe duda que se sitúa en el contexito general de ^uropa Occidental y es cierto que ia política de Kis-singer ha sido evidentemente contra la partilolpació?! de los partidos comunisitas y lop Go-bierno.s de la Eur.<>i>a Occiden tal. Ahora bien, en el coso concreto de Esj^aña, creo que visto desde Wasihingion, desde el Departamento de Estado, me imagino que el problema con que se encuentran —^y hablo de conteoltis ofidceos— es con el problema del Partido Comuinista italiano, con las izquierdas francesas, que evi dentemente es una causa in mediata, y con el Partido Comunista portugués, . que evidentemente es wintradicto-rio con la posición de estoB dos partidos, se ha encon trado, visto desde Washington, con las prepauciomes que sus citó Portugal y los preocupa ciones latentes en Francia. F»ir ello no se ve de 'in modo puramente objetivo, delsde el punto de vista español... —Va,mos, que están Influ ye ndo para Qoe no sea via ble. —¡Esto es; Es decir, se ve el caso del Partido Comunista español en función de las re percusiones que va a tener el Partido Comunista francés y su peso en la opinión pública francesa. Creo que esto es lo que pesa en Washington, por que si nosotros hoy • estamos como en el año cuarenta y cinco en Italia o en Francia, de modo inmediato a ellos no les afecta, ya que lo ven desde el pvmto de vista de después de la "guerra fría", mientras que en Francia o en Italia las relaciones de tolerancia con el IWi-iido eran anteriores a la "guerra fría", pero luego también por sus consecueni-cas. Pero, de todos modos, lo que sí puedo decirle es que he si no se es tronsigiente desde cada sitio, vamos, inevitable mente, al enfrentamiento. —¿Cómo vea tú, peirio-dista, que tamito ha eBcrdlto de pottítiioa y qm¡ la conoces miuy Ijien, a la Liesy de Asolaciones Políitioais? ¿Es un modo de oomsntbaír a unois sr.upos o peai'menite es un paso a los paaitidos poSáticois reaíes, reco-ooeiiéndoQos todos? —^Bl tratamiento de la de mocracia no sie hace a, través de otra cosa más que de los partidos, por lo tanto eso es Inevitable, y ya dije en una conferencia hace dos años que las asociaciones políticas eran partidos políticos con gaseo.sa. Vamos a quitarle la gaseosa y después uña ley electoral que haga impasible que el país se fraccione o se atomice dema siado, porque entonces no ha brá manera de gobernar. De la misma forma que en los países más progresivos áe Oc cidente como Inglaterra y Alemania y ahora Italia, que acaba de polarizar en dos grandes grupos las ideas poli-ticas, España merece una ley electoral que no admita al Juego político a otras fueizas que no sobrepasen nunca las tres o cuatro, porque de otro advertido un cambio desde que se formó la Junta Demo crática —y lo he vivido muy de cerca—; pero un cambio real en la actitud de ia vida norteamericana con -.especto a España y a nuestro Partido Comunista ha sido el que ha dado más pruebas de su sepa ración del stalinismo y parti dario de la reforma democrá tica. Ahí están los testimonios de la política del Partido Co munista, que, a partir de Praga, reconsidera sus ideas, eomo el partido de la libertad y la política de reconciliación. Todos están de acuerdo en querer la unidad. Mas tam bién el hecho de que están las pruebas evidentes dd giro democrático de las fuerzas Gomiuiistas, más cerca de Portugal, de Italia o de Fran cia, y todo ello creo yo que se está situando en ima persi)ec-tiva que se va a acentuar con el resultado de las próximas elecciones; creo que también se tomará una actitud dife rente con respecto de Es paña. SIEMPRE HE DICHO QUE FUI DEL OPUS DEI —Dicen, señor Oailvo Serer, que usted fue del Opuis, ¿es verdad? —Dei... —B.ueno, sí del Opus Dei, pero, ¿es verdad que fue? ' —No, i!0 fui, soy; siempre lo he dicho. —¿Y no es eSilo incompati ble con su actuaición política, es decir, no ooaiita las liberta des? —Esoljo e.itá clarísimo; el Opus Dei deja una libertad e independeincia completas a los que pertenecemos a é!. r. una institución, cuya finalidad es esiencialmente espiritual. —¿Y no política? —No puede, no tiene auto ridad ni debe ni lo hace inter venir en política. —^¿Qué hay de vendad en Ja maniobra del Opus a travéis de los "Lófpez"? —Entiendo que los teonó-cratas de Carrero Blanco no tienen nada que hacer. Asig narles un pap^ de protago nistas en el momento en que el país espera y lucha por la libertad carece de tod|- sen tido. EUos sí que están atadots, y bien atados, al pasado. La democracia es cosa de demó cratas y no de teonóeratas autoritarios que ahora quie ren ser reformistas. "Además, contestando 1, su pregunta, le pueí«i de<;ir que, según tengo eaitendido, la crisis la han ejecutado unos pocos demó crata-cristianos colaboracio nes y falangistes de ultima hora. modo es imposible convivir. —¿En este Juego de parti dos políticos tei-minarán reco nociendo al Pa.rtido Comu nista o lo dejarán en la ilega-lidaid, como está aJiora, con lo que sns fiuerzas se nedobla-rán? —Yo creo que es un pro blema este de si autorizan o no a! Partido Comunista qne no tiene sentida; lo que sí es absolutamente necesario es que se establezca un terreno de juego, acotado por la Ley. En cuanto el Estado, en su re forma de la Constitución, es tablezca las condiciones para jugar en la legalidad, todos los partidos deben ser admiti dos y aquel que la sobrepase se enfrentará con la ley y coa la autoridad. No soy partida ria de las exclusiones prenaf a nadie. —¿Todia esta reforma no crees que se está haciendo un poco de cara al extranjero, para entrar en las mesas d« negociacisnes e'urope.as? —Ha habido, por una parte, cierto aldeanismo, que siem pre tiene la política española en algunos personajes de se gunda clase, y, por otra parte, la responsabilidad de algunos, que han pensado quie esto no es una isla donde debamos permanecer aislados y hay que conectar con Europa. ¥0 tengo que decir, desde fuera, donde estoy ahora, no dema siado dentro, pero como es pectador que ve con algwia serenidad y objetividad lo que pasa, que hay dos maneras do entrar en este supuesto: una, inteligentmente, a la manera de José María de Areilza, que ha visto la necesidad de in corporamos 9 la relación in ternacional, y otra, la de aquellos políticos qu^ sola mente por enseñar su euro-peismo, piensan que así son más demócratas o más euro peos, o más modernos. —Al cambiar las Cortes y convertirse en dos Cámaras y desaparecer el Consejo NíWíio-nal, Emilio Romero, al no po der ser consejero nacional del Movimiento, ¿qué hará? —Consejero nacional no podré ser, porque desaparece, pero tampoco quiero ser sena-flor. Me parece una palabra muy antigua. Pienso en estos momentos —^no sé lo que pa sará de aquí a un año— pre sentarme a diputado por mi provincia, que es la que me ha llevado siempre a los Cá maras, porque yo no he sido un miembro de las Cámaras digital, sino por elección, aun que el cuerpo electoral fuera reducido, aunque de algima manera, estuviera influen ciado por el poder, pero en cualquier caso, yo he sido un sujeto electoral que he ciñ-dado, por otra parte, la pro vincia a la que he represen tado y a la que pienso rendir cuentas de mi gestión, y pedit sus votos para el Congreso. —Dicen que él que dirijas "La Jaula" ha sido una equi-vocajoión por tu parte, porque tú no eres director de sema narios, sino de periódicos. ¿Qué opinas? —Pues, efectivamente, la revista es un periodismo enla tado, porque prescinde de 1» actualidad. Me sorprende y me irrita muchas veces no meter la actualidad en un» revista, pero, sin embargo, tiene la ventaja de que en la revista puede ir más pensa miento, más crónica, mas glosa que en la prensa diaria, porque el sujeto de la prensa diaria es la noticia; el de la revista es otra cosa, la foto grafía, o el comentario, o la glosa. Hemos dado imu vuelta p«f el país, auscultando grupos y movimentos, reformas y con-trarred'ormas. Y los tiempoa cambian, es verdad, y lo qu* quedan son las obras, los nombres, los discutidos. E¡n esto pequeño despacho de la calle Hurtado de Mendoza, donde Emilio Romero escribe, piensa, habla por teléfono, di rige la revista "con país den tro", es donde espera, con su aran aliado, el tiempo, a que lo vengan a buscar para que su experiencia política y pe riodística se meta en el em-granaje de una nueva era li bre y magnifica, que es la. que todos deseamos.