1994-11-20.LAVOZDGALICIA.ENTREVISTA ALFONSO ALVAREZ GANDARA

Publicado: 1994-11-20 · Medio: LAVOZDGALICIA

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Domingo20 de noviembre de 1994¡ Gentes del Sur Vigo/41/Alfonso Alvarez Gándara, decano del Colegio de AbogadosAlfonso Alvarez Gándara, 55 años, casado y con tres hijos, pertenece a un clan familiar que ha dado personas geniales, por lo menos desde hace 200 años. Han destacado en medicina, abogacía, literatura y pintura, principalmente, algunos tienen calles en la ciudad. Abogado con vocación literaria, ha obtenidolos el premio de periodismo Fernández Latorre, instituido por La Voz de Galicia, y el premio Faro de Vigo. De trayectoria política nacionalista, fue secretario general del Partido Galeguista, candidato a Valedor do Pobo y hoy se encuentra retirado de la política. Es decano del Colegio de Abogados.«Tenemos cultura de pleiteantes»VIGO. CARMEN PARADA RedacciónDurante bastante tiempo es­tuvo reflexionando si debía de presentarse a la reelección del Colegio de Abogados del que actualmente es decano. Final­mente ha decidido seguir.Las elecciones se vislumbran al parecer bastante tranquilas, al igual que su mandato, pero no siempre fue así. En las últi­mas concurrieron tres listas en unos comicios muy reñidos. Aunque en esta ocasión no hay mucho movimiento de oposi­ción se espera que aparezca al­gún candidato más.En el Colegio de Abogados de Vigo hay mil letrados ins­criptos, de ellos unos 600 en activo y otros 400 que no ejer­cen.Alfonso Alvarez Gándara es­tuvo a punto de ser alcalde de Vigo con Unidade Galega, pero como muy bien dice, son aguas pasadas y la política ac­tiva ya no es lo suyo. Abogado notable, es un hombre brillan­te, ameno conversador y con un alto sentido del humor y de la ironía.—¿Qué significa ser aboga­do hoy, a la puertas del ter­cer milenio?—Significa tratar de ser útil conduciendo justamente con­flictos patrimoniales, persona­les o políticos y sentirse impli­cado en la construcción de una civilización democrática.Los pleitosLos abogados gallegos están presentes en toda la literatura del país quiza por la frecuencia con que los ciudadanos acu­dían a ellos. Es posible que esa cultura no está desterrada.—¿Es Galicia todavía un país de pleitos?—Lo es. Más que una econo­mía de minifundio, yo creo que nos ha quedado una cultura de minifundistas pleiteantes: algo así como una secuela.—¿Cuáles son los litigios de los que un abogado siem- I pre huye?| —Los que pretenden estafar¡ al propio abogado, económica o espiritualmente.—¿Qué pasa con los aboga­dos de oficio?—Les pasa que el Estado si­gue dispuesto a convidar con champán a la población; pero a costa del bolsillo y de la pa­ciencia de la abogacía, cuyoJORGE LENSEl abogado vigués tuvo gran protagonismo en la transición aunque se encuentra alejado de los círculos políticosTodo es demasiado provinciano en la políticaAlfonso Alvarez Gán­dara está casado con Mana Victoria Canella. Es hermano de un médi­co, Daño, que además escribe novelas policia­cas, e hijo de otro Darío también médico, que dejó un gran recuerdo en Vigo y al que la ciudad ha dedicado una calle. Fue secretario del Parti­do Galeguista, pero su opinión de los políticos es un tanto negativa. «Todo es demasiado provinciano», dice.Fue secretario del Par­tido Galeguista y llega­do el momento de los que no quisieron un puesto cómodo en el PSOE. En aquel instante se retiró de la política activa.Su pasado lo resume diciendo que sus esfuer­zos en política se diri­gieron a crear un espíri­tu de autoconfianza, de emancipación; «a supe­rar la mentalidad de sa­télite».Escribe muy bien, tie­ne en su haber más de cien artículos en la pren­sa diaria, en Cuadernos para el diálogo y en Po­der judicial. No piensa en este momento escri­bir un libro pero ni él mismo sabe lo que pasa­rá en el futuro.Estos días tiene como libros de cabecera la biografía de Franco, de Paul Preston y el libro de Antonio García Tre- vijano «El discurso de la República».prestigio se desgasta en una ta­rea inacabable y mal pagada. Es hora de que el Estado asu­ma la responsabilidad y encar­gue de este servicio a letrados de sus plantillas. Así, por un lado, los poderes públicos aprenderán lo que vale un pei­ne y, por otro, la abogacía re­cobrará su independencia.Los alcaldesEl actual decano del Colegio de Abogados fue teniente de alcalde, pero, salvo en esa le­gislatura, no continuó en las ta­reas municipales.—¿Defendería a un alcalde en un hipotético caso de co­rrupción?—Siempre y sin preguntar a qué partido perteneciese ni que partidos le persiguieran. Le preguntaría —eso sí— quien iba a pagarme y cuánto y por qué.Las relaciones de los letrados entre sí conservan buen estiloEl decano del Colegio de Abogados ejerce sus tareas en este organismo casi en si-' lencio. No es hombre de ce­náculos públicos, al menos esa es la impresión que da desde fuera. El defecto del decano no es precisamente el de figurón. No parece hom­bre que le guste la proyec­ción pública aunque, eso si, cuida su imagen de forma que se refleje tal como es, ni más ni menos.—¿Cómo ve el mundo del Derecho que Galicia sume las competencias en mate­ria de Justicia?- Me parece que será para bien, supongo.-¿Cómo son la relaciones de los abogados con los jue­ces de Vigo?—Optimas.-¿Y entre los abogados?—Buenas. Se conserva to­davía un excelente estilo.—¿Por qué algunas per­sonas llaman a grandes abogados de Madrid para resolver sus asuntos?—Eso es erróneo. ¿Quién lo ha dicho?—¿Qué hace un día cual­quiera?—Trabajar y leer unas po­cas página?.—¿Y en vacaciones?-En vacaciones leo mucho más. Adoró la playa y, algu­nas veces,; voy a jugar al golf. j—¿Le molestan muchas cosas de la gente?-Sobre tpdo la insinceri­dad. I—¿Y de los políticos?—Lo mismo y la horterez generalizada.—¿Quienes son sus ami­gos?—Los que pueden unir la sinceridad y un mínimo de amenidad.