1994-08-29.TRIBUNA.ENTREVISTA AGT

Publicado: 1994-08-29 · Medio: TRIBUNA

Ver texto extraído
ENTREVISTA ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO
TRIBUNA, 29 AGOSTO 1994
FERNANDO VICENTE
—¿Son ciertas las acusaciones que le hace Vilallonga?
—Como ha escrito la biografía del Rey parece que puede saber algo, pero desde la primera palabra hasta la última es todo falso.
—¿Nada de lo que le achaca es correcto?
—Dice que he sido notario en Las Alpujarras y yo jamás he estado de notario en la provincia de Granada; dice que soy hombre de negocios y jamás lo he sido; dice que he aconsejado inversiones extrajeras del Banco Coca, y no he conocido en mi vida ni a Coca ni a nadie. También es falso que Vilallonga haya sido nunca portavoz de la Junta Democrática, el portavoz era José Vidal Beneyto; él no fue absolutamente nada.
—Vilallonga le acusa de conspirar contra la Monarquía junto con un amigo de Alfonso Guerra, Mario Conde y Pedro J. Ramírez.
—De toda la oposición puede que yo sea la única persona que no conoció nunca a Alfonso Guerra, no he hablado en mi vida con él ni conozco a ningún amigo suyo. Otra falsedad. Si todo es falso, si es ridículo, es imposible.
—¿Y Mario Conde y Pedro J. Ramírez?
—He estado con Mario Conde dos veces en mi vida, siendo presidente del banco, después no. Jamás me habló de sus intenciones políticas ni me preguntó por las mías. Hablamos de economía, de cultura y de política en general. Para ver la diferencia entre Pedro J. y yo no hay más que leer sus artículos y los míos. Mientras que yo no creo en este sistema, que es imposible que se regenere y que hay que cambiarlo, Pedro J. cree que es posible y que con el fin del felipismo cambiará todo. Hablar de conspiración o conjuración es un infantilismo que ofende a mi inteligencia.
—Vilallonga apoya sus argumentos en testimonios de...
—Todos los testimonios de que habla son de personas muertas, un ex agente del Mossad... ¡pero si todo eso es un cuento, hombre, se ve clarísimo!
—¿Piensa querellarse?
—No sé si debo poner una querella porque como es un vaina, un tonto, es darle demasiada importancia. No voy a tomar en serio a un personaje semejante. Además, me llama arribista, eso lo es él y le voy a contar un dato: el 24 de junio del año 74, Vilallonga estaba en París cuando se enteró de que don Juan se había negado a cumplir su promesa de hacer unas declaraciones al diario «Le Monde» coincidentes con las de la Junta Democrática. Estaba en su casa delante de varias personas y de repente, sin decir nada, se levantó, abrió un armario y sacó una bandera monárquica. La rajó, la rompió y dijo: «Se acabó, he dejado de ser monárquico, a partir de ahora republicano.» Después dijo: «A Juan Carlos jamás lo aceptaré como rey.» Y mire lo que está haciendo ahora, eso es arribismo. ■ 
TRIBUNA / 29 DE AGOSTO DE 1994 / 97