1994-08-29.INTERVIU.ENTREVISTA AGT

Publicado: 1994-08-29 · Medio: INTERVIU

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ENTREVISTA A ANTONIO GARCÍA TREVIJANO
EL REPUBLICANO SE DEFIENDE «Todo es falso, es una patraña» 
INTERVIU, 29 AGOSTO 1994
Ex notario, abogado y hombre de negocios, Antonio Trevijano ha estado presente en distintos momentos de la historia reciente de España, particularmente como promotor de la Junta Democrática que reunió a distintos dirigentes y grupos de oposición en París en los meses finales del régimen de Franco. García Trevijano ha tenido una cierta reaparición en escena en los últimos meses como articulista y contertulio radiofónico, siempre como crítico severo de la marcha política del país.
—¿Qué tiene que decir de la conspiración que se le atribuye?
—Que es todo falso, desde la primera a la última palabra del artículo de Vilallonga. Salvo que publicara a finales de octubre un libro sobre la situación en España, ni un solo dato es cierto. Todo, todo, es falso. Y que es un ataque frontal a la Asociación de Escritores y Periodistas Independientes, es decir, la AEPI, que constituimos hace unos cuantos días un grupo de periodistas y escritores como Antonio Gala, Francisco Umbral, Luis María Ansón, José Luis Gutiérrez, Pedro J. Ramírez, Antonio Herrero, Luis del Olmo y otros muchos, asociación que preside Camilo José Cela. Y que todo permite suponer que están muy preocupados con esta iniciativa y con esa asociación. Este articulo trata de sembrar la semilla de la confusión y la discordia interna contra la AEPI, no me cabe duda. Es enteramente una patraña. Han pedido al más tonto que se ocupara de atacamos para provocar el escándalo.
—¿Cree usted que la AEPI da tanto miedo?
—Pues, eso cabe deducir de la reacción registrada. Parece que asustan los muchos e importantes profesionales que se han sumado, y que pertenecen a muchísimos medios, casi al setenta por cien de la audiencia de los medios de comunicación, salvo televisión. Están presentes escritores, periodistas, la prensa escrita, la radio. Y les puede asustar nuestro decidido propósito, expuesto en la declaración de intenciones, de defendernos contra el monopolio del Estado y contra los eventuales monopolios de las empresas de comunicación en lo relativo a libertad de expresión.
—De manera que, según su opinión, en la reacción de Vilallonga hay más miedo de las empresas que de la monarquía...
—Por supuesto. Inquietamos a las empresas, no a la monarquía. A algunas empresas periodísticas, y si quiere que sea más concreto, a Polanco. La prueba está en que “El País" no publicó una sola línea acerca de la constitución de la asociación (de los escritores y periodistas independientes, acontecimiento que me parece que tiene una cierta importancia siquiera por lo insólito en un gremio que no suele ser muy asociativo. En cambio, “El País" se apresuró a reproducir en su página editorial un resumen del artículo de Vilallonga en “La Vanguardia”.
—Vilallonga mencionaba otros nombres, en su denuncia de su conspiración...
—Sí, mencionaba a Luis María Ansón, de un próximo a Guerra, que no puedo imaginar quien será, todo lo cual me parece ridículo. Para empezar, a Guerra ni siquiera lo conozco. Y en cuanto a decir que Luis María Ansón se lo toma en serio..., pues, bueno. Pero, en tal caso, no estaría conmigo en la asociación de periodistas y escritores independientes. Probablemente es eso lo que más desconcierta a Vilallonga. Porque, hasta la fecha, “ABC” había elogiado algunos trabajos míos en sus secciones culturales.
—De manera que, para usted, todo se reduce a un “una catilinaria del verano”
—En efecto, no es nada serio.
—¿Reaparece una vieja enemistad entre ustedes dos?
—No soy consciente de tal cosa. Vilallonga no interviene para nada durante la Junta Democrática, salvo algunas gestiones concretas de relaciones públicas. No cuenta Y es falso que fuera portavoz. El portavoz era Vidal Beneyto. Pero no merece la pena remontarse a entonces. Creo que no vale la pena entrar en polémica. Sencillamente, ha escrito un artículo de encargo, por interés de determinados medios periodísticos. Por la forma sé distinguir de qué se trata. Si no lo hubiera reproducido “El País”, me haría dudar.
El republicanismo de García Trevijano no es ninguna novedad.
—Sí, pero ya en 1977, cuando escribí “La Alternativa Democrática", me definí con toda claridad antes demócrata que republicano. Y siempre he mantenido la tesis de que entre una monarquía presidencialista y una república del tipo de la italiana o la alemana, prefiero una monarquía. Yo busco la democracia. Mi objetivo es la democracia. Si la monarquía es presidencialista estaré de acuerdo. Pero todo eso no es secreto para nadie. Yo mismo me encargué de explicárselo a don Juan de Borbón. Lo que siento es el bajo nivel de cultura política y el desprecio que supone para la opinión pública de los españoles que periódicos como “La Vanguardia” y “El País” publiquen una conjura que haría sonreír, por su infantilismo, a un país caribeño a finales del siglo XIX.
—¿Cuál es, finalmente, su estado de ánimo, tras este episodio: sorprendido o indignado?
—No estoy sorprendido ni indignado. Tal vez un poco avergonzado de tener que desenvolverme y vivir en un clima cultural tan bajo. España no debe ser confundida con los personajes y la cultura de la transición.
J.C.J.