2011-02-26.LA VOZ DE GALICIA.ENTREVISTA AGT

Publicado: 2011-02-26 · Medio: LA VOZ DE GALICIA

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ENTREVISTA A ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO
LA VOZ DE GALICIA. 26 FEBRERO 2011
POR TONI SILVA
«LA LIBERTAD COLECTIVA PUEDE SER DESTRUIDA EN LAS URNAS»
Antonio García-Trevijano estuvo en A Coruña para presentar su último libro, «TEORÍA PURA DE LA REPÚBLICA» 
Antonio García-Trevijano (Granada, 1927) ha dado otra vuelta de tuerca a su pensamiento político para ofrecer un libro de título kantiano, Teoría pura de la república. Su última obra recoge tres ensayos que desembocan en la misma idea de fondo: la definición definitiva de la república, término secuestrado por gobiernos y regímenes de muy diferente calado.
—¿Estamos ante el libro que puede fundar la Ciencia Política?
—Es mi pretensión, pero no sería yo el más indicado para afirmarlo. Es la crítica quien lo tiene que decir. Creo que he descubierto la vida irreductible para definir el edificio de esa Ciencia Política, que es la mónada electoral, que cumple en la política el mismo papel que el átomo en la física o la célula en la biología.
—¿Por qué 100.000 habitantes por unidad como cifra recomendable de esa mónada?
—Me influyó mucho la Atenas clásica, donde eran 100.000 personas, aunque a las asambleas asistían unas 7.000. Luego me lo corroboró estudiando lingüística. Vi el dato de que de las 2.000 lenguas que existían ya no quedaban ni mil. La conclusión de los lingüistas era que cuando se baja de los 100.000 desaparece el idioma.
—Habla de libertad política como libertad colectiva. ¿El sufragio no basta?
—Es una parte muy importante, pero solo una parte. ¿Sufragio para qué? Si es para refrendar las dictaduras, como con Franco, o la elección de los partidos, se convierte en un instrumento de la servidumbre voluntaria y es un obstáculo de la libertad.
—¿Podemos hablar de libertad colectiva en lo que está pasando en Egipto o Túnez?
—Sí, señor, eso es libertad colectiva, lo cual no quiere decir que la tengan mañana. La han tenido para derrocar a sus dictaduras. Pero que la tengan de modo permanente solo hay dos pueblos en el mundo, Estados Unidos y Suiza.
—¿Francia no?
—No, Francia es una semi-democracia, tiene el elemento representativo, las elecciones son verdaderas, se eligen por distritos, por mónadas electorales, como en Inglaterra, son los mejores sistemas. Pero no son democráticas.
—¿Cuál es el campo de Marte español en el que pudiera producirse la revolución definitiva?
—Eso es muy difícil, pero sí que me pone en pie la idea de que en Túnez y en Egipto ha habido un campo de Marte donde han sido sacrificados unos pocos individuos que en uso de la libertad colectiva han querido derribar la dictadura y lo han conseguido. Pero ahora los síntomas que existen son malos. Obama y todas las potencias europeas están pidiendo elecciones para Túnez y Egipto. Esa es la señal de que ya no hay libertad colectiva. Le pongo otro ejemplo: Mayo del 68. Había libertad colectiva en las calles, la sociedad civil estaba entera, pero bastó que convocaran elecciones y todo aquel movimiento se disolvió como un azucarillo en las urnas. Y Pompidou, conservador, logró la mayoría absoluta. Así se demuestra que la libertad colectiva puede ser destruida en las urnas.
—Un concepto que destaca en su libro es la servidumbre voluntaria. ¿Como cuando los partidos políticos españoles pactaron con el franquismo en los años setenta?
—Ese es un ejemplo perfecto. Era decir que se aceptaba ser siervos en nombre de los españoles, aunque ellos mismos no, los que no tienen servidumbre son los partidos estatales.
—¿Hoy se podría hablar de servidumbre voluntaria con las grandes multinacionales o grupos financieros?
—No, en la economía no existe la servidumbre voluntaria, es en la política. Hace falta tener una cierta conciencia de servidumbre y el que está utilizando la energía eléctrica no la tiene con respecto a una compañía de la luz.
—Seguimos con la economía. Para salir de la crisis, ¿convendría otra Platajunta?
—Lo que necesitamos es la república constitucional. La manera de conseguirlo no será una reunión de notables, como fue la Platajunta, contra la que me opuse porque yo quería un órgano de movilización popular. Lo que se necesita es un movimiento con jefes de referencia. Yo pretendo crear un movimiento de ciudadanos hacia la república constitucional con un doble compromiso: no convertirse nunca en partido político y disolverse si triunfa la libertad política. La fundamos hace dos años y se llama Movimiento de Ciudadanos hacia la República Constitucional. Cuando lleguemos a diez mil no nos podrán ignorar.