1976-06-29.GUADIANA.ENTREVISTA A AGT
Publicado: 1976-06-29 · Medio: GUADIANA
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ENTREVISTA A AGT GUADIANA.29 JUNIO 1976 Antonio García Trevijano es seguramente elemento movilizador, el factor más dinámico entre los integrados en Coordinación Democrática. Guinea, el diario “Madrid”, París y la Junta Democrática, España de nuevo, el acuerdo con parte de la oposición y la prueba de la cárcel... Elocuente, persuasivo, vive la política como una pasión. Más imaginativo que ideólogo, más pragmático que hombre de sistemas, de él han partido bastantes de las iniciativas de un sector de la oposición. Por decisión propia ha abierto puertas y ventanas a fuerzas instaladas fuera de las murallas, practicando un realismo político desafiante de antiguas cegueras. La tan traída y llevada crisis de la Platajunta, ha devuelto su nombre a la viva discusión del día. Por ello, un equipo de GUADIANA le ha visitado para formularle varias cuestiones sobre su personalidad pública, su reciente propuesta de un nuevo partido, el de los “demócratas independientes”, sus relaciones con otros grupos... Siguiendo el método de la revista GUADIANA pregunta y transcribe luego con fidelidad las palabras de García Trevijano sin identificarse con ellas, en el propósito de trazar, semana a semana, un cuadro completo de las fuerzas políticas en presencia, en la izquierda, el centro y la derecha, a través de las opiniones de sus representantes más cualificados. —¿Es cierto que la Platajunta, tal como ha escrito GUADIANA en su penúltimo número y se ha dicho en “Le Monde”, atraviesa un período de crisis profunda? —En Coordinación Democrática existen tensiones políticas mucho más profundas y complejas que las existentes en la Junta. Estas tensiones irán en aumento a medida que ingresen nuevas fuerzas y se acerque el momento de la verdad. Esto era previsible. Hay, sin embargo, una voluntad común y unánime de no romper la unidad formal de Coordinación y justamente para evitar o superar tales tensiones es por lo que doy tanta importancia a la movilización ciudadana. Sin la presión permanente de las fuerzas sociales que han optado por la democracia, y sin la participación de las bases militantes de los partidos, Coordinación Democrática se convertiría insensiblemente en un gabinete de análisis políticos y de oferta de negociación con el poder. Pero el poder no negociará nunca con quien no le cause temor. Porque defiendo la necesidad de la negociación de la ruptura, defiendo la necesidad de la movilización. Sin esta actividad de las masas el poder nos despreciará. COMPAÑERO DE VIAJE — Volviendo atrás, repasamos su actuación política en las filas de la oposición en los últimos tiempos. Se dice que usted es compañero de viaje del comunismo... —Sí, es verdad. Hoy soy compañero de viaje de todos los demócratas individuales y de todas las formaciones políticas y sindicales de la Coordinación Democrática. Todos juntos formamos el gran partido de la democracia. Y seré compañero de viaje hasta la “estación Terminus” que representará el final del período constituyente con la elección popular de un gobierno democrático. En este gran partido aún faltan por coordinarse ciertas fracciones de la derecha democrática todavía no incorporadas formalmente. —También se ha dicho que Trevijano es un agente directo del Partido Comunista de España... —De mí se dicen muchas cosas absurdas y no me molestan porque la causa y la fuente de estas deformaciones informativas residen no en la buena o mala fe de los que las hacen circular, sino en la capacidad del sistema de la sociedad española. Sin libertad de expresión total no es posible pretender objetividad en las imágenes públicas de los hombres políticos. Agradezco esta pregunta porque me da ocasión para poder contestar a las personas de buena fe que nunca he sido comunista, que considero esencial la iniciativa privada en el proceso de la producción económica junto con la iniciativa pública, y, sobre todo, considero que el comunismo fue la respuesta histórica adecuada de la clase obrera al capitalismo fabril, pero hoy no es la respuesta que requiere la moderna sociedad industrial. Contestando más directamente aún, les puedo asegurar que tampoco he sido nunca agente del PC, ni de ningún otro partido. La iniciativa que motivó la creación de la Junta Democrática que la desarrolló no partió del PC español —que entonces estaba en Pacto por la Libertad—, sino de mí mismo. Otra cuestión es que se me haya reprochado que esta iniciativa mía le haya hecho juego al PC. Pues bien, este reproche no me preocupa nada. En política siempre se hace el juego a alguien; quien desee no hacerlo caerá en la total impotencia o en el intelectualismo. ¿OPORTUNISMO? —Bien, vayamos más lejos. El 25 de abril de 1974 se produce la revolución portuguesa y el PCP pasa a la legalidad. Usted no tenía buenas relaciones con la oposición tradicional española, socialistas, democristianos, etc. Entonces se acerca al PCE y crea en este partido la Junta Democrática. ¿Esta aproximación tiene su origen en la realidad de la revolución vecina o responde a un mero oportunismo? —Primero, he de decir que no es cierto que la Junta Democrática nazca a raíz de la revolución portuguesa. Mi concepción de la misma empieza con el fracaso de Ruiz-Giménez en las elecciones del Colegio de Abogados frente a Pedrol, en mayo de 1973 si no recuerdo mal. Yo lo interpreté como el fracaso del “pacto por la libertad”. La oposición retórica resulta derrotada. Yo atribuyo la insuficiencia del “pacto” al hecho de que constituya un pacto de las organizaciones convencionales con el PCE sin, éste aparecer. Pienso, en consecuencia, en una estrategia radicalmente distinta: presentar públicamente al PCE junto con los partidos convencionales y las fuerzas sindicales y sociales (colegios profesionales, asociaciones de vecinos, etc.), así como personas individuales, no para establecer mesas de negociación o diálogo, sino para construir verdaderas plataformas de movilización ciudadana. No mesas de negociación con el poder establecido en el Estado, sino centros permanentes de acción política, para la conquista de la hegemonía política en el seno de la sociedad antes de pretender negociar con la representación del Estado. Esto fue la Junta. Hoy, sin embargo, la necesidad de contar con la unidad de los partidos convencionales apoyados por los gobiernos europeos, ha obligado a una dura negociación entre Junta y Plataforma, que ha conducido a la Coordinación Democrática. Mientras estuve en la cárcel de Carabanchel me ha parecido ver que vuelve a surgir a través de Coordinación Democrática la antigua estrategia del “pacto por la libertad”. Si esto es así sigo pensando que supone un grave error y trataré por todos los medios políticos a mi alcance corregir la desviación hasta obtener que se comporte de hecho en concordancia con lo enunciado en su texto constitutivo. En concreto: yo tuve la primera conversación con Carrillo acerca de la Junta en junio de 1973. En marzo del 74 le presenté a Calvo Serer. La creación de la Junta se precipitó al acelerarse los acontecimientos con la muerte de Carrero. Y la Junta consiguió sacar al PCE de su “ghetto” social. Aunque ahora pueda quedarse en un “ghetto” legal. CON FRAGA, EN EL “RING” Parece que se está librando un combate a quince asaltos entre los señores Fraga y Trevijano. Hasta ahora, sin haber terminado, va ganando por puntos el señor Fraga. Claro que cuenta con el apoyo del “establisment”. ¿Con qué cuenta el señor Trevijano para salir airoso en la pelea? —Antes quiero precisar que no me considero antagonista personal del señor Fraga ni creo tampoco que el ministro actúe con respecto a mí por motivos personales. Entre uno y otro existe un abismo, sin posibilidad, para mí al menos, de acusar los golpes como en un “ring”. Este abismo lo constituye una concepción del mundo que media entre los dos. El señor Fraga es un funcionario distinguido, activo y ambicioso, incapaz de concebir siquiera lo que es el Estado democrático. Yo no soy un funcionario, ni tampoco el símbolo representativo, como él lo es, de la pequeña burguesía profesional que en la época de la miseria ponía todas sus aspiraciones en el servicio del Estado como fuente de seguridad familiar. En cambio, yo soy un hombre mucho más ambicioso que el señor Fraga, pues, trato nada menos que de elevarme tras o con la elevación de las clases, sectores y categorías sociales reprimidas bajo la era franquista. Es natural que el señor Fraga, para satisfacer su ambición no necesite transformar el Estado sino revocarlo en su fachada. El combate es desigual, porque él representa típicamente el partido de la oligocracia y yo, radicalmente, el de la democracia. PARTIDO A LA VISTA —¿Piensan ustedes, los “independientes”, en la creación de un partido formalmente constituido? ¿A que, o a quien o que ideología representarían? —Antes de mi encarcelamiento no advertí nunca la necesidad de sentirme apoyado por fuerza política propia, pero durante mi estancia en Carabanchel he podido observar cómo el interés de los partidos políticos se concretaba más en lo que tiene de particular y de facción que en lo universal que pretenden conquistar. Es decir, me he apercibido de que, incluso en circunstancias tan excepcionales como las actuales, en las que lo natural sería que todos los partidos no pensasen más que en un solo frente unido para conquistar las libertades, sin embargo, prevalece en ellos la tendencia que puedo calificar, sin ánimo peyorativo, como sectaria. El sectarismo se produce cuando un partido ve el mundo y la política bajo el prisma de lo que representa como partido-organización, en lugar de verlo a través de los intereses de la clase social que pretende interpretar. Pues, bien, mientras en la Junta Democrática yo no he visto tendencia alguna al sectarismo he podido trabajar y actuar en política plenamente identificado con mi conciencia, sin necesidad de apoyarme en una fuerza propia, porque me bastaba coordinar y sintetizar la fuerza no sectaria de los demás. Pero, ahora, la mayor complejidad de la “Coordinación Democrática”, y la aparición en ella de tendencias al sectarismo, me ha planteado la necesidad de organizar, aunque sea mínimamente, una fuerza política capaz de sostener dentro de aquella y con la ayuda de la mayor parte de los miembros de este organismo unitario, un combate singular y original contra el oportunismo político que es la consecuencia indefectible de los análisis sectarios. Esto es lo que ha motivado la reunión de los “independientes” y la adopción del importante acuerdo de convocar un gran congreso al que ya están invitados todos los ciudadanos españoles sin diferencia de sexo o condición social, para que en él se decidan democráticamente las más vitales cuestiones que hoy interesan al Estado y a la sociedad española. —¿Saldrá un nuevo partido de este congreso? —No sé si los “demócratas independientes” decidirán convertirse en una nueva, grande y moderna formación política. De lo que sí estoy seguro es que este acontecimiento va a repercutir seriamente en la conciencia democrática nacional. En todo caso, si las circunstancias no han cambiado sustancialmente, yo defenderé en el congreso que este impulso no se transforme en un partido político, al menos tal como se entiende tradicionalmente esta concepción. Pero acepto de antemano la decisión colectiva que salga desde la base. Probablemente celebraremos el congreso en noviembre. Será el “Congreso de la Democracia”. TIENE “MALA PRENSA” —Usted, Trevijano, es un hombre que tiene eso que se llama “mala prensa”. Esto es obvio. ¿A qué razones lo atribuye? iA sus negocios en Guinea, al “affaire” del “Madrid”? —No creo que sea justo atribuirme una “mala prensa”. He tenido una permanente “prensa adversa” durante el régimen personal de Franco: la prensa del Movimiento, en general, y la dirigida por Emilio Romero en particular. El origen de las leyendas y difamaciones que he sufrido por parte de esta prensa está en dos hechos concretos: mi intervención en la independencia de Guinea contrariando la política colonial del almirante Carrero y mi toma de posición pública en el diario “Ya” contra la demagogia del entonces delegado nacional de Sindicatos, señor Solís, cuyo intento de reforma antes del Congreso de Tarragona califiqué como propósito de “peronización” de los sindicatos. Sectores importantes del Ejército comprendieron y apoyaron mi denuncia y la Organización Sindical orquestó una campaña contra mí a través de la prensa o del rumor transmitido boca a boca. LOS NEGOCIOS DE GUINEA —Se dice que usted ha financiado a la Junta Democrática con los beneficios de sus operaciones en Guinea Ecuatorial. —En primer lugar, afirmo que jamás he realizado el más mínimo negocio en Guinea, pese a que ninguna dificultad moral, política o legal tenía para ello. No los he realizado porque no he querido empañar con una mezcla de interés egoísta la noble tarea de contribuir como español a la independencia de un pueblo colonizado por nosotros. La Junta Democrática ha financiado sus gastos con la contribución directa de los partidos, sindicatos y fuerzas sociales e individuales integradas en ella. —Se dice también que usted ha tenido relaciones estrechas con el Opus Dei. —Ninguna. No sólo desde el punto de vista religioso era imposible toda relación, sino que, además, no he realizado ni una sola operación económica con hombres o grupos del Opus Dei, y ni siquiera he tenido en mi despacho de abogado ni un solo cliente de la Obra. Mi única relación está representada por la amistad personal que tengo con Rafael Calvo Serer desde hace más de veinte años; amistad personal que siempre ha sido matizada por diferencias políticas sustanciales que mutuamente hemos respetado hasta hoy. Nuestro equipo continúa el diálogo con Antonio García Trevijano; diálogo “off the record”, reservado su eco para cuando lleguen mejores tiempos. Su concepción de la democracia, el parlamentarismo, el sistema presidencialista.