2004-01-24.LA RAZON.ELOGIO DE IRLANDA RUBIO ESTEBAN
Publicado: 2004-01-24 · Medio: LA RAZON
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OTRAS RAZONES 18 LA RAZÓN SÁBADO, 24 - I - 2004 ELOGIO DE IRLANDA OTRAS RAZONES AÑO 2004 (IV). EL PACIFISMO A ño 2004. De E n su columna claudiana del pasado día 12 enero nuestro de maestro Antonio Gar- cía-Trevijano, con motivo de la Presiden- cia irlandesa en la UE, enfatizaba con toda ra- zón sobre la importan- cia radical que tuvo Ir- landa en el continente europeo. Tras el colosal hundimiento del Imperio de Occi- dente en el siglo V, con todo el colapso cul- tural y moral que ello supuso, Irlanda quedó como único faro cultural y civilizador, y ar- chivo de la herencia romana. Varios son los factores que podrían explicar la salvación de la latinidad en esta gran isla del extremo oc- cidental europeo. En primer lugar, Irlanda quedó fuera de las rutas de devastación y bar- barie de los feroces y desoladores pueblos germánicos. Durante tres siglos, no se oyó si- no el fragor melancólico de la gran obra gre- colatina desmoronándose a pedazos. Hunos, finlandeses, sicambros, suevos, godos, ván- dalos, hordas tras hordas, rodaban del Norte y del Este, y entrechocadas, se arrancaban fu- riosamente unas a otras los harapos de la so- ciedad antigua, quedando a salvo el extremo oeste, lo mismo que Bizancio. Y, por otro la- do, los celtas cayeron muy pronto en el res- plandeciente sortilegio de la cultura clásica. Ya durante el Imperio grandes escritores la- tinos son de raza celta, lo que puede tener que ver con el gran parecido gramatical de estas dos lenguas indoeuropeas, el latín y el celta, unidas en la misma rama un milenio antes del nacimiento de Roma. Recordemos que el cel- ta comparte con el latín, entre otras, las si- guientes características morfológicas: –El genitivo de la flexión temática apare- ce en ambas lenguas como *-î. –Asimilación del esquema *p-kw en *kw- kw en palabras como «quinque» frente al griego «pènte», etc. –Conversión en labial /p/ de la labiovelar indoeuropea en un importante número de pa- labras. –La formación del superlativo es semejan- te en itálico y en céltico. –El futuro perifrástico en «-bo». –La utilización del elemento «-r» en la fle- xión verbal para caracterizar la voz pasiva de los tiempos de «infectum». –Numerosísimas concordancias en el vo- cabulario. De hecho, el parecido de las dos lenguas era tan evidente que César podía hablar y en- tenderse con los representantes de los pueblos galos sin tener que recurrir a ningún intérpre- te. San Patricio, apóstol de Irlanda, hizo la transcendental recomendación de conocer las letras seculares (la literatura romana, básica- mente), para mejor interpretar las sagradas. La hermenéutica bíblica conllevó de este mo- do la conservación de gran parte de la litera- tura clásica. Del mismo modo que san Pablo citaba a poetas griegos como Arato, Epimé- nides y Menandro, y aconsejaba «Omnia pro- bate, quae bona sunt, retinete», asimismo también los monjes irlandeses se dispusieron a interpretar el texto bíblico con la tradición cultural dominante (Roma), y así justificar sus conocimientos clásicos. El arsenal retóri- co de la libertad clásica sirvió para alabar me- jor a Dios, a la Virgen y a los santos. Los li- bros de Casiodoro y Boecio, los últimos grandes compiladores itálicos de la literatura clásica, conquistaron Irlanda, y desde aquí, a través del monje Aldhelmo, sobrino del rey Inas y preceptor del príncipe Ethelwal- do, la Iglesia de Ingla- terra y el mundo sajón en general. Más tarde, otro monje, san Beda el Venerable, que exa- minaba de latín a sus frailes, con su «De schematis et tropis Sacrae Scripturae liber» aplica la retórica clásica en las sagradas es- crituras, haciendo de éstas el centro y origen de toda manifestación cultural o científica, y de este mundo inglés «celtizado» vendrán los aires que aterricen en Francia, haciéndose cargo las escuelas carolingias de la herencia literaria de Roma. En resumen, la expansión cultural de Irlan- da («tierra de arios») en la Alta Edad Media produjo el renacimiento carolingio, y sin éste no se explica el enorme esplendor cultural de las universidades medievales. Es así que la importancia de Irlanda en Europa ha sido de- finitiva, en cuanto que define a Europa. So- mos lo que somos porque los irlandeses en- caramaron sobre sus espaldas a gigantes. MMaarrttíínn--MMiigguueell RRUUBBIIOO EESSTTEEBBAANN alguna mane- ra, cien años después, nos encon- tramos en una similar disyuntiva. Sólo que ahora no es Europa quien domina el mun- do, sino precisamente aquel gigante que des- pertaba y crecía en los inicios del siglo XX: los Estados Unidos de América. Y si Marx, Engels, Lenin, yacen enterrados en los desastres de la historia, otros ideólogos, más religiosos y fanáticos que aquéllos, se aprestan a sucederles, a li- berar el veneno de la revuelta que incendie el mundo. Para los conservadores o los re- volucionarios, para los reyes o los profetas, para los caudillos o los poderosos jefes de los partidos que gobiernan las repúblicas, no importa la sangre derramada. Para ellos la historia es una locomotora salvaje que arrolla cuanto les sale al paso: aunque las víctimas sean decenas de millones de seres humanos. Si Lenin había combatido las promesas del socialismo de Bernstein en «¿Qué ha- cer?», hoy este qué hacer, y sobre todo qué pensar, debiera hurgar las mentes de los aco- modaticios intelectuales, tan conservadores como ciegos, a la hora de reflexionar sobre los problemas del siglo que está naciendo. La tiranía del dinero. Los conflictos religio- PORQUE SÍ Y PORQUE ES ASÍ EDUCAR PARA PENSAR E ducar es alimentar el alma. Pero, a nues- tro sistema educativo, le da poco que pensar la vida espiritual del alumnado. Inmenso error. Vivir ha sido, es, y, parecería que va a seguir siendo, cosa de carne y espíri- tu. Tan necesario como el conocimiento, es pensar con el alma, para no desfallecer en la vi- da y sostenerse animosa e inteligentemente. Só- lo cuando enseñemos a pensar libremente, en casa, en la escuela, en la universidad, evitare- mos que de cada diez cabezas sólo una piense y las otras nueve embistan, al decir de don Anto- nio Machado. ¿Lo estamos haciendo? No esta- ré seguro, mientras lo único que nos importe sea el saber libresco. Otro gran error. Se nos olvida que un asno cargado de li- bros sigue siendo un asno. Enseñamos, sí, multitud de cosas, pero no lo que más importa, que es un saber de vida para esperar de ver- dad. Para vivir, aquí y ahora, con más contento y paz; con más espacio para la bondad y el bien. Con más sustancia en el alma para pen- sar y no embestir. JJeessúúss FFOONNSSEECCAA REBOREDO Y SAÑUDO sos. La xenofobia y el enfrentamiento de ra- zas. La miseria que conduce a la desespe- ranza absoluta. La co- rrupción de la opulen- cia. El militarismo. Los enloquecidos je- fes de Estado que se creen representantes de Dios –de Sadam a Bush– alentados por minorías económicas y políticas que impiden elecciones demo- cráticas o las controlan y manipulan a través de sus poderosos medios de persuasión, los medios de comunicación controlados, los fa- náticos religiosos o intelectuales que se con- vierten en orientadores y embaucadores de las masas, eran problemas del ayer y son problemas del hoy ante los que sólo la sere- nidad de un pensamiento comprometido con el ser humano, todo ser humano, cualquier ser humano, con el desarrollo de los pue- blos, sin distinción de razas, religiones, lati- tudes, pasados históricos, puede ofrecer la salida en un diálogo antes que una vez más se consume la catástrofe. Y el rechazo a la guerra, cualquier guerra, toda guerra, como método para solucionar los conflictos. El pa- cifismo absoluto, sin cortapisas ni condicio- nantes, sigue siendo la gran asignatura pen- diente de la humanidad, el reto de quienes escriben, hablan, opinan, educan, crean. Si un partido debiera existir en cada pueblo, buscar su expresión universal, debiera ser el partido de los pacifistas. Pero sin interme- diarios ni teólogos que intenten condicionar sus fines. O se está por la paz o se está por la guerra. O se está por el desarme o se es militarista. Profetas y ejércitos han sido, des- de los más remotos tiempos, el mayor obs- táculo al desarrollo de una civilización hu- mana, racional, tolerante, progresista. Profetas y militares siguen condicionando el pensamiento, la libertad, el desarrollo de la civilización y de una concepción del mun- do auténticamente libre, progresista. El te- ma del pacifismo y el militarismo me re- cuerda el tema de la libertad y la censura. Nada debiera existir, política, literariamen- te, incorrecto. Sólo la violencia y el poder ejercido por quienes pretenden imponer sus ideas, sus códigos morales, sus leyes, fren- te a la voluntad de quienes opinan de un modo distinto al suyo, impone las inquisi- ciones dogmáticas o culturales. El terrible desgaste de los partidos políticos, su mise- ria ideológica, su oportunismo y corrupción, vienen condicionados de una parte por su falta de imaginación, por su esclerótico len- guaje, pero sobre todo por sus fines y pro- gramas que apenas diferencian a los unos de los otros: la mera alternancia en el ejercicio del poder no puede ilusionar a los que saben que nada va a significar para ellos, pues no dejarán de ser víctimas del sistema que mantienen unos u otros, jamás intentan re- almente imponer los cimientos que posibi- liten una sociedad, un mundo diferente. De ahí que las palabras y las ideas pasen a ser cadáveres, a la hora de la verdad, en la bo- ca de quienes gobiernan o aspiran a gober- nar, conscientes de sus terribles limitacio- nes. Hablarán de realismo. Despreciarán a los utópicos. Vencerán. Mentirán. Pero ya jamás podrán convencer. AAnnddrrééss SSOORREELL