1977-06-09.DESTINO.EL PACTO QUE NUNCA EXISTIO BASSETS

Publicado: 1977-06-09 · Medio: DESTINO

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-  N-  2.070  -  SO ptas 

f 

!  I 

Él 

Ai 

De  la Junta 
Democrática  a la 
Comisión  negociadora 
El  pacto  que 
nunca  existió 

Los  radicalismos  y  posiciones  de  partido,  los 
protagonismos,  y  la  eventualidad  a  corto 
plazo  de  unas  elecciones,  paralizaron 
toda  acción  unitaria.  35  años  de  unitarismos 
sin  posibilidades  quedaban  cerrados. 

U u ís 

B a s s e ts 

E l trombo que se alojó en la pierna del viejo ge 

neral, en aquel verano de  1974, fue la señal 
de partida. Los partidos, sindicatos y orga 
nismos de la oposición al régimen hablan lle 
vado hasta entonces una vida sin otra perspectiva 
que la movilización contra la dictadura, la consoli 
dación de baluartes, el avance organizativo. Ahora 
no. Ese pequeño coágulo de sangre se convertía en 
la expresión del drama que atravesaba el régimen 
y en el acicate para que la oposición presentara  una 
posibilidad de poder alternativa. 

Pero,  ¿qué  era  en  aquel  entonces  la  oposi 
ción?  En  términos  absolutos,  resultaba  cierta 
la  apreciación  del dictador,  y  toda  la  oposición 
aparecía  como  la  hidra de  cien  cabezas  en  que 
se  transformaba  el  Partido  Comunista.  Los res 
tantes  partidos, o  eran  grupúsculos  surgidos  de 
las  excrecencias  del  PC  o  clubs  políticos  alre 
dedor  de  alguna  personalidad.  Sólo  un partido, 
el  PSOE, que  se  reunía  en  trascendental  congre 
so  en  aquel  mismo  verano,  sentaba  las  bases 
de  su  actual  fuerza. 

blea  de  Catalunya  entraba  en  su  primera crisis 
seria,  al  desautorizar  la  firma  de  quien  había 
actuado  como  representante  suyo  sin  mandato, 
a  la  vez  que  criticaba  con gran  dureza  la  débil 
definición  de  los yunteros  sobre  el tema  de  las 
nacionalidades.  La  incorporación  del  PSUC  en 
la  Junta  y  la  retirada  de  la  Assemblea  termi 
naba  de  consolidar  la  fisura  y  a  pesar  de  los 
ingresos "del  Partido  Socialista  Popular  y  del 
Partido  del  Trabajo,  una  gran  mayoría  de  la 
oposición  empezaba  a  identificar  Junta  Demo 
crática  con  PCE. La obsesión  del  Poder  andaba 
por  los  mismos  pagos.  Se  trataba,  en  sustan 
cia,  de  aplicar  el esquema  clásico  del franquis 
mo  de  identificación  de  toda  oposición  como 
manipulación  del  comunismo. 

Sin  el  socialismo  del  PSOE,  sin  la  democra 
cia  cristiana,  con  una  derecha  desorganizada  y 
monopolizada  en  cuanto  a  representación  por 
Calvo  Serer  y  García  Trevijano. la  Junta  que 
daba  desprovista  de  porvenir.  Pero  los  temas 
lanzados  en  su  declaración  programática  —Go 
bierno  provisional  democrático,  amnistía  total, 
legalización  de  todos  los  partidos,  reconoci-

C o n s t i t u c i ón  de 

la 

J u n ta 

Por  eso  no  extraña  que  fuera  el  secretario 
general  del  Partido  Comunista,  Santiago  Carri 
llo,  quien  lanzara  y  consiguiera  la  creación  del 
primer  organismo  unitario  de  la  oposición,  en 
el  mismo  momento  en  que  aumentaban  los ja 
deos del  viejo  enfermo  de  El  Pardo.  Firmaban  la 
primera  declaración  de  la  Junta  Democrática 
-con  nombre  de  resonancias 
de  España 
históricas-  el  PCE,  la  Alianza  Socialista  De 
mocrática,  Comisiones  Obreras,  Partido  Carlis 
ta,  Assemblea  de  Catalunya  y  más de  doscien 
tas  personalidades  del  mundo  empresarial  y de 
las  finanzas.  Pero  dos  curiosos  personajes  aca 
paraban,  junto  con  Carrillo,  el  protagonismo 
del  organismo:  el  viejo  catedrático  del  Opus 
Dei,  exiliado  a  raiz  del  affaire  del  diario Ma 
drid.  Rafael  Calvo  Serer  y  su  abogado,  de in 
creíbles  habilidades  políticas  y  financieras. 
García  Trevijano. 

La  Junta  quedó  sentenciada  el mismo día en 
que  el  viejo  agonizante  se  convertía  en  conva 
leciente.  La  oportunidad  de  su  constitución  se 
convertía  en  decisión  precipitada  y  plagada  de 
defectos  formales  y  de  concepción.  La  Assem-

30 

Sentiago  Canillo,  promolor de  la Junta  Democréli-
ca,  hombre  que  intentó  catalizar  la  oposición  des 
de  el  extranjero. 

miento  de  la  personalidad  política  de  las 
cionalidades  y  celebración  de  una  consulta i 
todas  las  garantías  sobre  la  forma  defmiti 
de  Estado-  y el  llamamiento a  algunas mov 
zaciones,  van  ampliando  la  mordedura  de 
ruptura  en  el  cuerpo  del  viejo  régimen  casi | 
miaño  ritmo  que  la  enfermedad  roe  el 
cansado  y  decrépito  del  general. 

H a c ia 

la  P l a t a f o r ma 

D e m o c r á t i ca 

Mientras  tanto,  la  otra  oposición,  la op 
ción  no  encuadrada  en  la  Junta,  empieza  I 
tantear  el  terreno  para  tomar  la  iniciativa. 
PSOE  y  la  Izquierda  Democrática  de  Joa-
Ruiz  Giménez  son  los  principales  animada 
de  los  contactos  que  se  inician  a  finales 
aquel  mismo  verano  que  fructifican  caá 
año  después  en  la  constitución  de  la  Platafj 
ma  de  Convergencia  Democrática.  El  U  dej 
nio  de  1975,  el  PSOE,  la  ORT,  el MCE, 
quierda  Democrática,  la  USDE.  la  UGT y 
versos  partidos  socialistas  y  socialdemócratj 
de  las  nacionalidades,  junto  con  el  Pa 
Carlista  que  sale  de  la  Junta,  firman  la 
ra  declaración  de  la  Plataforma  en  la 
acuerdan  comprometerse  en  el  «restable 
to  y  consolidación  de  la  soberanía  pop 
mediante  la  indispensable  ruptura  con el 
men  actual  y  la  apertura  de  un periodo 
tuyente». 

Con  la  constitución  de  este  nuevo orga 
se  configura  por  primera  vez  una  a!  rnatj^ 
común  a  una  amplia gama  de  partidos de i 
tura  con  el  régimen,  al  margen  de  que 
dos  las  formas  organizativas  las  que 
adopte,  como  resultado  de  problemas  de «i 
histórico  y  de  correlación  de  fuerzas.  Que 
fuera  de  las  dos  grandes  instancias  uniu 
tres  tipos  de  fuerzas,  cuya  progresiva  integi 
ción  ocupará  miles  de  horas  de  reuniones | 
producirá  un  desgaste  notable  en  la  histc 
del  proceso  unitario.  En  primer  lugar,  loe ¡ 
tidos políticos  de  las  nacionalidades  y región 
que  poseen  una  organización  absoliiuune 
autónoma,  junto con las  instancias  untarías | 
la  oposición  e  instituciones  históricas  Gob 
no  de  Euzkadi  y  Generalitat  de  Catalunya! 
En  segundo  lugar,  los  núcleos  organizativos | 
la  derecha  democrática  que  empieza  a rea 
sus  primeros  escarceos  en  política.  En ten 
lugar,  las  fuerzas  politicéis  comprometidas 
querellas  más  o  menos  familiares  con orga 
zaciones  próximas, cuyo exponente  son quixí  I 
socialistas. 

La  lenta  muerte  del  viejo  general  pill* 
improviso  a  toda  la  oposición.  ¿Ouién  no 
cuerda  la  sorpresa  de  tantos  y  tantos  r e '' 
tes  de  obra  y  de  corazón  al  ver que  no j 
nada?  Pero  la  realidad  es  que  sí  pasaba  • 
Empezaba  un  proceso  de  liberación  de eneri 
acumuladas  durante  muchos  años.  Sí el  " 
bo  veraniego  de  1974  fue  la  señal  para 
avanzadilla  de  la  oposición,  el  chasquido dej 
losa  de  Cuelgamuros  fue  el  signo  de 
para  el  pueblo.  Mientras  los  organismos  uffi^ 
ríos  -nunca  unitarios  del  todo—  seguían 
incansables  esfuerzos  sus  trabajos  her 
por  configurar  una  alternativa  posible  al 
el  pueblo  empezaba  a  invadir  la  caite' 

La 

r u p t u ra 

d e m o c r á t i ca 

¿Oué  habla  conseguido  basta  entonce»] 

oposición  organizada?  En  primer  lugar, un 
cial  arraigo  de  masas,  rico  en  expectauvas. 
las  regiones  y  nacionalidades  donde  se co^ 
guraba  unitariamente.  En  segundo  lugar, 
delimitación  de  objetivos  en  el  concepto 
ruptura  democrática  con  las  instítucione* 
viejo  régimen  que  pasaba,  en  primerisuB  ' 
gar,  por  la  amnistía,  y  luego por  las '1''ert^j 
políticas  y  nacionales.  El oscuro  fin  de  v*1! 

je  fusilamientos  y  detenciones,  las  sentencias 
ie  muerte  que  quedaron  por  firmar  y  el  pri 
mer  indulto  real 
-último  del  franquismo-
proporcionaron  bases  suficientes  para  extender 
-:.  clamor  por  la  amnistía  por  toda  la  geo 
|  ¡rafia. 

Con  este  potencial,  la  oposición  aparecía  en 
I aquel  entonces,  a  pesar  de  sus  divisiones,  co 
jmo  auténticamente  temible.  Y  más  aún  des 
I pués  de  los  llamamientos  conjuntos  de  Plata 
Ijonoa  y  Junta,  en  septiembre,  contra  las  penas 
1 de muerte  y  leyes  especiales  y  en  octubre,  en 
pleno proceso  agónico,  convocando  al  pueblo  a 
i (movilizaciones  y  acciones  pacificas  necesarias 
Ipara  el  establecimietno  de  órganos  de  poder 
I ejecutivo  de  amplia  coalición»  a  la  vez  que  se 
] rechazaba la  continuidad  del  régimen  fuera 
I nal fuera  la forma del Estado. 

aparecen  ya  dos  lenguajes  distintos.  Por  una 
parte,  el  programa  de  la  POD,  de  signo  aún 
claramente  rupturista, que  habla  de  «formación 
inmediata  de  un  Gobierno  de  amplio consenso 
democrático  que  abra  y  garantice  el  proceso 
constituyente  del  Estado,  como  vía  para  unas 
elecciones  Ubres»,  y  que  exige  como  puntos mí 
nimos  la  legalización  de  todos  los  partidos, re 
conocimiento  de  los  estatutos  autonómicos  his 
tóricos,  etc.  Por  la  otra,  el  documento  Ollero, 
que  empieza  a  gestarse  poco  después  como 
texto  base  para  entrar  en  una  negociación  po 
sibillsta  con  el  Gobierno.  La  POD reivindica 
para  sí  la  posibilidad  de  negociar,  en  nombre 
del  amplísimo  abanico  de  fuerzas  de  la  oposi 
ción  en  ella  integrada.  Pero  potencialmente só 
lo  Coordinación  Democrática,  conmovida por la 
crisis  interna  entre  partidos grandes  y  peque 
ños,  se  configura  como  capaz  de  plantear  una 
negociación. 

Las  bases  mínimas  de  negociación  con  el 
Gobierno  se  configuran  durante  el  mes  de  no 
viembre,  en  reuniones  de  triple  nivel:  POD,  CD 
y  partidos  grandes  en  contactos  aparte.  Las 
bases  parten  del  reconocimiento  de  todos  los 
partidos  y  sindicatos,  reconocimiento  y  ga 
rantías  para  el  ejercicio de  las  libertades  públi 
cas,  amnistía  política  y  reconocimiento  de  la 
necesidad  de  institucionalizar políticamente  to 
dos  los  países  y  regiones.  En cuanto  a  tema  ya 
electoral,  consideran  imprescindible  la  disolu 
ción  previa  del  Movimiento,  la  neutralidad  de 

J 

la  formación  de  la  Comisión  Negociadora,  sin 
que  la  unidad  se  haya  conseguido,  a  pesar  de 
las  continuas  rebajas  que  sufren  los  puntos mí 
nimos.  Los  radicalismos  y  posiciones  de  princi 
pio,  los  protagonismos  de  partido  y  de  perso 
nas,  y  la  eventualidad  a  corto  plazo  de  unas 
elecciones  cuyas  posibilidades  quedaron  evi 
denciadas  con  la  aprobación  de  la  Ley  de  Re 
forma  Política,  producen  la  salida  realista  de 
las  fuerzas  políticas  de  mayor  peso  específico. 
La  historia  de  los  organismos  unitarios  de  la 
transición  se  cierra  ahí, después  de  35  años  de 
unitarismo  sin  posibilidades  y  de  dos  años  de 
carrera  hacia  el  pacto. 

La  historia  posterior  es  ya  sólo  un  epilogo, 
aunque  termina  de  caracterizar  las  cualidades 
e  iniciativas  del  Poder.  El  presidente  Suárez 
sólo  recibe  subcomisiones  de  la  Comisión  Nego 
ciadora,  en  unos  contactos  cuyo  carácter  de 
conversación  o  de  negociación  no  queda  nunca 
precisado.  Los  trabajos  de  otras  subcomisiones 

L os 

l í m i t es 

de 

C o o r d i n a c i ón 

I  D e m o c r á t i ca 

Coordinación  Democrática  se  constituye  con 
I la firma de  los  siguientes  partidos  y  sindicatos: 
PCE,  PTE.  PSP,  CC.OO., PSOE,  ID, UGT. PSD, 
USDE, Partido  Carlista  y  MCE, además  de  las 
I personalidades  independientes  de  la  Junta,  que 
le  agrupan  como  tales  para  resolver  el  proble-
-a  de  representación.  Quedan  fuera  de  Coor 
dinación,  por  una  parte,  agrupaciones  impor 
tantes del  espectro  de  centro  izquierda  y  por 
I la otra, la  gran  mayoría  de  partidos  de  las  na 
I ámalidades  y  regiones.  Frente  al posibilismo 
negociador  de  la  Platajunta,  los  organismos 
unitarios  de  las  nacionalidades  plantean  como 
cuestión  de  principio  innegociable  la  restaura 
ción  de  los  estatutos  autonómicos  históricos, 
cuando  no  la  formación  de  gobiernos  autóno 
mos provisionales.  Lógicamente,  las  discusiones 
es base  a  este esquema  quedan  continuamente 
| Angadas. 

Las  concesiones  y  debilidades  de  Coordina 
Ición  Democrática  no  aparecen,  además,  plena 
I nenie configuradas  en  el  momento  de  su  for-
I nación  ni, incluso,  durante  su  funcionamiento 
hasi  el  verano.  Si  débil  y  desunida  es  la opo-
| Kión,  más lo  es  el  Gobierno  y  el  aparato  del 
I Estado.  El  naufragio  del  gabinete  Arias-Fraga, 
á represión  dentro  del  estilo  más  clásico  en 
I Vitoria  y  Montejurra,  el  tratamiento  de  mu 
• chas  movilizaciones  callejeras  y  la  ineficacia 
I reformista  a  la  hora  de  producir  cambios  lega-

fracaso  del 

es importantes  son  bazas  que  aumentan  como 
I consecuencia  «del 
refonnismo». 
Hasta el nombramiento de  Adolfo  Suárez  como 
I presidente  del  Gobierno,  la  iniciativa  política 
I Wenece  mayoritariamente  a  la  oposición.  El 
I Poder se  limita,  o  a  reprimir,  como  hizo en  la 
I Propia constitución  de  CD deteniendo  a  varias 
I Personas, o  a  tolerar.  Pero  es  incapaz  de  rao 
| Afear la legalidad y de legitimar. 

A partir  del  verano,  la  situación  toma  un 
I sesgo diametralmente  opuesto.  El Gobierno  ini-
lo*  un  camino  de  concesiones  perfectamente 
I controladas  que  nunca  llegan  a  los  objetivos 
jamimosnipturistas, pero que ihaionan a los sectores 
I 'B*s moderados del espectro político, mientras la tole 
| ^Wa adquiere carta de naturaleza. Dentro de Coor-
adón Democrática empieza a vislumbrarse, a los 
I Pocos meses, la perspectiva de una negociación direc-
I Ü ?"  e' G^iemo con vistas a pactar una consulta 
I electoral para unas nuevas Cortes con carácter consti 
ente.  Simultáneamente,  el movimiento  unitario 
Itiduce lentos y costosos frutos que culminan en la 
institución ^  Ia Plataforma de Organismos Demo-
«ticos a finales de octubre. 

Una  de  las  reuniones  de  Coordinación  Democrética.  con  Sánchez  Montero. Raúl  Morodo.  Carda  Trevija-
no  y  flu/>  Jiménez,  entre  otros. 

la  Administración,  la  utilización  equitativa  de 
los  medios  de  comunicación  estatales,  la  nego 
ciación  de  las  normas  electorales  y  el  control 
democrático  de  su  aplicación. 

La  n e g o c i a c i ón  c on  el 

P o d er 

El  día  1 de  diciembre  queda  configurada  la 
Comisión  Negociadora,  con  la  disconformidad 
de  la  gama  a  la  izquierda  del  PCE, de  la  Fede 
ración  de  Partidos  Socialistas  y  de  las  fuerzas 
de  las  nacionalidades  que,  en  algún  caso como 
Catalunya,  se  limitan  a  aprobar  mandatos  para 
impulsar  una  negociación  por separado. Forman 
la  Comisión  un  liberal,  un  socialderaócrata,  un 
democristiano,  dos  socialistas,  un  comunista  y 
un  representante  por  Catalunya,  otro  por  País 
Vasco  y  otro  por  Galicia.  Hasta  el  día  23  de 
diciembre  el  presidente  Suárez  no  accede  a  re 
cibir  a  los  dos  representantes  que  le solicitan 
la  apertura  de  conversaciones. 

de  trabajo,  en  coordinación  con  el  Gobierno, 
fructifican  hasta  tal  punto  que  un  hombre  de 
la  CN  -Fernández  Ordóñez—  llega  a  integrarse 
en  la  opción  electoral  del  Gobierno.  La  reali 
dad  y  coartada  de  los  poderes  ficticios  termina 
de  redondear  la  comprensión  entre  oposición  y 
Gobierno,  a  pesar  del  largo  proceso  de  legali 
zación  del  PCE  y  de  los  esquinazos  presiden 
ciales  a  Carrillo.  Pero  los  miembros  de  la  Comi 
sión  ven  consolidadas  sus  posibilidades  electo 
rales  y  llegan  a  entender  que  las  elecciones 
pueden  terminar  y  consolidar  lo que  Suárez  no 
ha  podido  -o  no  ha  querido, nunca  se  sabrá  -
hacer.  A la  vez,  el  propio  Suárez  sale reforza 
do  y  legitimado  de  los  contactos. 

El  episodio  de  la  legalización  del  PSOE his 
tórico  y  la  consiguiente  ruptura  del 
idilio 
Suárez-Felipe  González,  ponen  los  puntos  sus 
pensivos  al  funcionamiento  de  la  Comisión  Ne 
gociadora.  El punto  final  lo  ponen  las  eleccio 
nes.  Los  organismos  unitarios  y  la  misma  Co 
misión,  quedan  como  instrumentos  para  expre 
sión  de  sentimientos  comunes  en  circunstan 
cias  que  requieren  una  pronunciamiento  testi 
monial.  Pero  a  partir del  15 de junio,  no  serán 
ya  más  que  historia.  • 

31 

y* 

u n i d ad 

i m p o s i b le 

• i^  aparición  de  la  PCD,  el  día  23  de  octu-

consagra,  sin  embargo,  el  viraje  profundo 

I ?/  x' ha  producido en  Coordinación  Democrá-
j r?  .?.  más  concretamente,  entre  las  fuerzas 
Icticas  decisivas,  los  partidos  grandes.  Así, 

La  unidad  de  la  oposición  ha  quedado  ya 
superada  como  utopia  útil  durante  un periodo, 
pero  molesta  para  arrancar  acuerdos  con  el 
Poder.  Los  esfuerzos  iniciados  dos  años  antes 
con  la  Junta  Democrática  terminan  su  ciclo  en