1998-02-16.ABC.EL NERVIOSISMO DE GONZALEZ LUIS MARIA ANSON

Publicado: 1998-02-16 · Medio: ABC

Ver texto extraído
LUNES  16-2-98 

N A C I O N AL 

A BC  177 

Javier  Arenas  subraya  que 
«el  PP  consiguió  el  poder 
gracias  a  las  elecciones»  y 
Fraga  recuerda  que  «quien 
ha hecho el  cambio ha sido 
el pueblo español» 

una  conspiración», aseguró para  agregar  a 
continuación que lo que quiere este grupo «es 
hundir la investigación  (de los GAL),  evitar 
que haya juicio  y condena, y si esto se pro 
duce, evitar que haya cárcel». 

Francisco Álvarez-Cascos 

El vicepresidente  del Gobierno, Francisco 
Álvarez-Cascos, que  se encontraba  ayer en 
Galicia, rehusó hacer cualquier tipo de decla 
ración en relación con el contenido de la en 
trevista en la que Luis María Anson habla de 
la  supuesta  conspiración  que  acabó con el 
Gobierno s'ocialista de Felipe González. 

Javier Arenas 
El  ministro de Trabajo  y presidente  del 
Partido Popular andaluz, Javier Arenas, de 
fendió la legitimidad del cambio de Gobierno 
que dio el poder al PP y afirmó que las elec 
ciones de marzo de 1996 permitieron en Es 
paña «una segunda alternancia». El PP acce 
dió al poder gracias a haber ganado dichos co 
micios, señaló, ya que «nada sustituye en un 
Estado democrático a la grandeza de las elec 
ciones». «Después de la segunda alternancia 
-del PSOE al PP- tenemos un Estado de Dere 
cho en España que goza de muy buena salud 
y nada, ninguna opinión personal ni ninguna 
actitud puede superar  a la grandeza de unas 
elecciones, que es como el PP ha logrado el 
poder  político en España  y con el apoyo de 
otras fuerzas parlamentarias».  -

Manuel Fraga 

El presidente  de la Xunta  de Galicia,  Ma 
nuel Fraga, apuntó  que quien ha hecho el 
cambio en España ha sido el pueblo. «Él [en 
referencia a Luis María Anson] responde  de 
sus declaraciones, pero hay gente que en mu-
chps casos se siente más importante de lo que 
es»,  dijo Fraga, para quien el relevo en el Go 
bierno lo han hecho posible los españoles. 

Iñaki Anasagasti 

El  portavoz  del PNV Iñaki  Anasagasti 
señaló que «unos quisieron acabar  con  ETA 
con  el GAL  y otros  quisieron acabar  con 
González con una  campaña  de acoso y de 
rribo absolutamente  infumable». 

Antonio Romero 
El coordinador general de Izquierda en An 
dalucía,  aseguró que Luis María Anson de 
bería especificar si habla en nombre propio o 
de alguna otra instancia superior y señaló 
que la preparación del «punto final a los jui 
cios del GAL» es la causa de las palabras del 
periodista. 

Diego López Garrido 

El secretario general del Partido Democrá 
tico de la Nueva Izquierda (PDNI), Diego Ló 
pez Garrido,  afirmó  que «no merece la pena 
dar beligerancia política» al tema. 

EL  NERVIOSISMO CRECIENTE DE  GONZÁLEZ 
SI en el próximo juicio  sobre el  GAL, 

en el que está inculpado José Barrio-
nuevo,  el Tribunal  Supremo con 
dena al ex ministro, habrá sido condenado 
a la vez Felipe González. La 
opinión  pública  nunca 
aceptará que el responsable 
de los crímenes  de Estado 
sea el ministro y no el presi 
dente del Gobierno al que 
ese ministro pertenecía. La 
condena de Bárrionuevo su-
;  pone  que  Felipe González 
encontraría gravísimas difi 
cultades  para continuar en 
la  vida  política  y presen 
tarse a elecciones generales 
dentro de seis años, como es 
su disimulado propósito. 

Si,  por el contrario, Gon 
zález y su equipo consiguen 
que Bárrionuevo  no sea condenado, esta 
bleciendo el cortocircuito en Rafael Vera o 
más  abajo,  el ex presidente  quedaría  a 
salvo.  Desde hace  muchos  meses,  una 
parte del aparato del PSOE trabaja  con te 
nacidad  indeclinable en una minuciosa 
operación para llevar  al ánimo de los jue 
ces  que  convendría,  por  razones  de Es 
tado,  que  la  marea  no  subiera  hasta 
González  y que,  por eso, condenas  en el 
asunto GAL,  sí, pero sin afectar  a Barrio-
nuevo. 

Dentro de la operación  exculpatoria del 
ex presidente  socialista, se ha  retornado, 
con  ánimo de impresionar a los magistra 
dos y con el pretexto de unas declaraciones 
mías en la revista «Tiempo», aireadas por 
el aparato mediático del felipismo antes de 
publicarse, a la teoría de la conspiración, 
que sólo es fruto del nerviosismo creciente 
de González y del esfuerzo  de sus  incondi 
cionales para salvarle de la quema. 

Pues  bien: como afirmo bien claro en 
esas declaraciones, no hubo  conspiración 
alguna. Fue, en efecto, necesario poner en 
riesgo la tranquilidad del Estado porque, 
presuntamente,  González  había  partici 
pado en crímenes  de Estado y, al denun 
ciarlo  en los periódicos elevando el listón 
de la crítica, sufría  el líder socialista pero 
también el Estado. Ante esas denuncias, el 
felipismo desató desde 1993, y sobre todo a 
partir de 1994, una persecución implacable 
contra los periodistas independientes. Fe 
lipe González fue el escondido arquero que 
disparó las flechas contra la libertad de ex 
presión.  Nos defendimos  creando,  pri 
mero, la Plataforma para  la Defensa del 
Derecho a la Información  de los Ciudada 
nos, respaldada  por las firmas  de cuatro 
mil  profesionales, y luego la Asociación de 
Escritores y Periodistas  Independientes 
(AEPI), donde se agruparon gentes de muy 
diversa ideología y en la que mantuvo, por 
cierto, una actividad lúcida e impecable en 
defensa  de la libertad de expresión  Anto 
nio García Trevijano, que respetó siempre 
mi  monarquismo como yo su republica 
nismo.  Los directivos de  la  AEPI  nos 
reuníamos con relativa frecuencia, a veces 
en mi despacho o en restaurantes, general 
mente en la sede de la asociación en la co 
lonia del Viso, en Madrid. 

Un  órgano del felipismo se refería  a un 
almuerzo  mío con Bárrionuevo.  Vera y 

Corcuera. Desde  que  estalló  el asunto 
GAL,  y como era mi obligación informa-
. tiva, no uno sino muy numerosos almuer 
zos y cenas he tenido con Bárrionuevo y 
con  Vera, en lugares públi 
cos,  con escoltas y mecáni 
cos,  o en mi despacho  de 
ABC.  Siempre les he vatici 
nado lo mismo: «Vosotros 
afirmáis  que el  Ministerio 
del Interior no intervino en 
la  creación  y  funciona 
miento del GAL. Pero si un 
día los jueces establecen lo 
contrario, seréis  las vícti 
mas propiciatorias porque 
Felipe González  volverá la 
cabeza y procurará  desen 
tenderse del asunto.» Ellos, 
justo es reconocerlo, defen 
dieron siempre con firmeza 
a su líder. En varias ocasiones, portadas de 
ABC premonitorias presentaron  a Barrio-
nuevo" como chivo  expiatorio. Las seguri 
dades de que la trama  GAL  no se desen 
trañaría  se fueron  desvaneciendo  mes a 
mes hasta  la inculpación  del ex ministro 
del  Interior,  el juicio  próximo  en el  Su 
premo  y el nublado  horizonte penal de 
González. 

Los  dioses  ciegan a  quienes  quieren 
perder.  El líder socialista se ha visto atra 
pado poco a poco en la densa telaraña de 
los escuadrones  de la muerte y tiene muy 
difícil  zafarse  de ella. Si en enero de 1995 
hubiera reaccionado con lucidez o le hu 
bieran aconsejado  sin adulaciones, en la 
entrevista con Iñaqui Gabilondo, en lugar 
de afirmar  que  se enteró  del GAL  por la 
Prensa, pudo decir: «En 1983, ETA  amena 
zaba la democracia española, acabábamos 
de salir de un intento de golpe de Estado, 
las Fuerzas Armadas seguían  inquietas, 
Francia era un santuario para los terroris 
tas,  caían  asesinados  cada año muchas 
decenas de inocentes... y yo di la orden de 
que se persiguiera a los etarras con todos 
los medios a nuestro  alcance, dentro, na 
turalmente,  del Estado de Derecho y sin 
que nadie se llevara a su bolsillo un duro 
de los fondos  reservados.  En el cumpli 
miento de mis órdenes se han podido co 
meter  algunos  abusos.  Los asumo  com 
pletamente.  Soy el responsable  de  ellos. 
Y,  si fuera  necesario,  convocaré eleccio 
nes  generales  de inmediato para  que el 
pueblo se manifieste  sobre  la acción del 
• 
Gobierno». 

• 

. 

Todo hubiera sido distinto para Gonzá 
lez, para el Estado y para la democracia si 
el  ex presidente  hubiera asumido sus res 
ponsabilidades. Y hoy no hablaríamos ni-
de crispaciones, ni de conspiraciones, ni de 
horizontes penales, ni de tantas cosas que 
han ensombrecido y enfangado  la vida es 
pañola  en los últimos  años. Pero Felipe 
González, instalado en su política  entume 
cida, no supo hacer  lo que  exigía la gran 
deza del hombre de Estado. Y el GAL,  tal 
vez  sea ya para  él el sepulcro donde  sus 
restos mortales  se descomponen entre in 
cesantes intoxicaciones de la conspiración 
imaginada o la maniobra inexistente. 

Luis María  ANSON 
de  la Real Academia  Española 

ABC SEVILLA (Sevilla) - 16/02/1998, Página 27
Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los
contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición
como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los
productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.