1991-02-12.EL INDEPENDIENTE.EL MITO DEL BUEN SALVAJE AGT

Publicado: 1991-02-12 · Medio: EL INDEPENDIENTE

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EL MITO DEL BUEN SALVAJE
EL INDEPENDIENTE, 12 FEBRERO 1991 
TOM PAINE = ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO
Una parte de la opinión europea que se oponía a la guerra del Golfo, por no encontrar razón suficiente para la misma, se está transformando en opinión partidaria de Irak. En la raíz de este cambio operan motivaciones de distinta profundidad psicológica. Algunas, de carácter residual o primario, provienen ingenuamente de los sentimientos instintivos de las masas a favor del más débil en cualquier tipo de competición. Otras, de carácter derivado o compensatorio, trastornan el juicio de las clases medias intelectuales con las ilusiones creadas por el propio sentimiento de culpabilidad de Occidente. Pero todas cooperan en la simplificación maniquea del conflicto para hacer olvidar que el pueblo iraquí sufre, hoy desde luego injustamente, la misma ley del más fuerte que él invocó contra Kuwait.
No es necesario beatificar la causa árabe, ni identificarla con la de Irak, para que la razón occidental, en nombre de sí misma, deslegitime el bárbaro recurso a la violencia por parte de nuestra civilización. El romanticismo europeo sustituyó el mito del buen salvaje por el del buen patriota de naciones «demasiado idealistas» para triunfar en este mundo perverso. La «virtud de los oprimidos», en irónica expresión de Bertrand Russell, se esfumaba tan pronto como griegos, polacos, italianos o irlandeses accedían a su independencia nacional. La emancipación de los pueblos colonizados renovó el mito con extrañas creencias occidentales sobre «la sabiduría de Oriente» o «la conciencia de la tierra de la negritud». Lo interesante de esta mitología está en que nace cuando el poder de los opresores comienza a palidecer, y los remordimientos de conciencia pueden expresar la superioridad de los intelectuales sobre las clases establecidas en la creencia de que los pueblos dominados son racialmente inferiores.
La simpatía de la opinión pública por el pueblo ocupado de Kuwait, o por los pueblos árabes dominados por dictaduras interiores, no debe fundarse en leyendas subjetivas a lo «buen salvaje» para justificar invasiones o intervenciones militares, porque tales intervenciones conducen normalmente a la sustitución del esfuerzo propio de liberación por una nueva dominación del libertador extranjero.