2004-10-05.ABC.EL DISCURSO RUIZ QUINTANO
Publicado: 2004-10-05 · Medio: ABC
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40 Madrid MADRID AL DÍA EL DISCURSO IGNACIO RUIZ QUINTANO Del discurso de Gallardón lo único que uno sabe es lo que ha podido oír en la ra- dio de los taxis. Los taxistas, en efecto, coinciden todos con Gallar- dón en el diagnóstico del viaje al centro. «A Ciriaco, por favor», di- ce el cliente. Y el taxista contesta: «¿A Ciriaco? ¡Ufff! No nos va a que- dar más remedio que pasar por el centro.» ¡Válgame Dios, el centro! El discurso centrista de Gallardón en el congreso de su partido conti- núa sobre la mesa de los forenses, que han procedido a su disección. Porque la realidad del centrismo gallardoniano es bien conocida: multiplicar la socaliña de la con- tribución, ampliar el pesebre de los cómicos y privar de la hora a los transeúntes con la disculpa de que los relojes callejeros no daban bien los cuartos. Pero la teoría, que es lo que importa, resulta más complicada: de ahí la necesidad de proceder a la disección del discur- so de Gallardón, cuyo partido, por ser centrista, reclama una referen- cia al cristianismo en la Constitu- ción europea a la vez que retira de sus estatutos el término «humanis- mo cristiano». Es decir, una vela a Dios y otra al Diablo. Este birlibir- loque intelectual se lo explicó Gar- cía-Trevijano a Julio Anguita en un artículo de prensa: la ideología centrista, le decía, no se ha deriva- do del mundo de las ideas, por lo que no se puede definir, sino del mundo de las jefaturas, y por eso se puede describir. Las ideas que prescriben la ordenación política de una comunidad, por ser dicta- dos de la razón para disciplinar el pluralismo social, han de ser extre- mas para ser racionales. La idea liberal, la socialista, la fascista o la comunista son exageraciones in- telectualmente represivas de la realidad. Como representaciones inteligibles, aunque parciales, de la sociedad, son completamente ajenas a la moderación, que sólo es un rasgo de la voluntad. La sín- tesis no es una idea más moderada que la tesis y la hipótesis. Las ideas políticas sólo pueden ser, por ello, de derechas o de izquier- das. Mas la ciudad contiene el aliento a la espera del informe fo- rense sobre el discurso centrista de Gallardón. MARTES 5/10/2004 ABC DIMES Y DIRETES JOSÉ CABRERA FORNEIRO PSIQUIATRA SALUD MENTAL Y POLÍTICA ¡Yo no se ustedes que pensarán al respecto pero yo empiezo a estar preocupado con la clase política¡ ¡Y es lo mismo donde mire, ya sea en el ámbito local, autonómico, esta- tal o internacional¡ Pase que muchos políticos sean me- diocres, ambiciosos, que no tenga for- mación, que no sepan hacer otra cosa que hablar, incluso pase que en ocasio- nes la moralidad y la ética no sean su fuerte, en alguna medida todos tenemos nuestros problemillas, pero amigos en mi opinión estamos asistiendo a un «no va más», estamos presenciando en to- dos los niveles políticos un espectáculo solo explicable con claves psiquiátricas y psicológicas. Políticos que mienten descaradamen- te y al día siguiente creen firmemente su mentira (pseudología), políticos que creen en complots inexistentes (deli- rio), políticos carentes de afectividad (trastornos de la personalidad), políti- cos con ideas fijas inamovibles (obse- sión), políticos con incapacidad para comprender (debilidad mental), políti- cos con ideas perseverantes y prolijas y dificultades en el autocontrol (inicio de demencia), y así un largo etcétera que se distribuye a lo largo y ancho de este mundo atroz que hemos creado, desde los más cercanos a nosotros hasta los más lejanos. Y esto no es nuevo, el pasado nos ha enseñado con sangre como aquellos di- rigentes con una salud mental precaria han llevado a la cultura al borde de la extinción, recordemos la personalidad paranoica de Hitler, el perfil psicopáti- co de Stalin, el complejo de inferioridad de Mussolini, solo como los más signifi- cativos en el siglo XX, pero el devenir de la historia está lleno de otros ejemplos. Es cierto sin embargo que el adveni- miento de los sistemas democráticos ha mitigado el efecto social de los trastor- nos psíquicos en los dirigentes concre- tos, diluyéndose la responsabilidad en- tre colectivos, partidos y finalmente en el propio ciudadano, votante al fin y al cabo y por lo tanto elector soberano, ex- cusa perfecta e inapelable de la conduc- ta política. También es cierto que hoy el poder es- tá más lejos de los dirigentes políticos específicamente y más cerca de los lob- bies y los intereses económicos interna- cionales, habiéndose volatilizado las banderas, las patrias y las ideas, y que- dando en su lugar las más de las veces oscuros intereses mezcla de injusticias históricas y resentimientos étnicos. Pero la verdad es que en el escenario político vemos con miedo la proyección de personalidades inseguras y/o inma- duras, sentimientos importantes de in- ferioridad o todo lo contrario de «narci- sismo», pensamientos marcadamente paranoides y a veces conductas carga- das de agresividad, convirtiéndose las Asambleas y Parlamentos en anárqui- cas e improvisadas reuniones de «psico- terapiade grupo» pero sin psicoterapeu- ta en las que se confunden la mentira con la histeria, la mediocridad con la an- siedad, las descalificaciones con la inse- guridad personal y la falta de formación con las conductas inapropiadas. ¿Y digo yo no podemos decir o hacer algo los ciudadanos?, ciudadanos que cuando tienen que acceder a cualquier puesto de trabajo por insignificante que sea tienen que pasar múltiples tests, en- trevistas personales, exámenes de acti- tud y aptitud y así un sin fin de pruebas. ¿Qué pruebas mínimas pasan los diri- gentes políticos de nuestras sofistica- das sociedades?: salir bien en la TV, ha- blar sin equivocarse, sonreír aunque les pisen un pie,….y a veces ni siquiera. ¿No deberían los Partidos proponer para dirigentes a los mejores, no a los más maleables, a los más frágiles, a los más vulnerables psíquicamente, o al que ha llevado la cartera del jefe duran- te unos años? Creo sinceramente que en un estado aconfesional y laico, la salud mental es el bien básico por excelencia para forjar al político del mañana. Creo que sobre un hombre sano de mente los elementos éticos y de conducta son inmediata con- secuencia de esa salud. No queremos «guapos», «genios» ni «caudillos», ¿o sí?, queremos todos lo mismo, quere- mos hombres y mujeres que se conoz- can a si mismos, que posean autocríti- ca, que no guarden frustraciones ni ren- cores en el fondo de su alma, que estén formados y sobretodo que crean en el bien común. Y si además en vez de po- sar para una Revista famosa saben ha- cer las cosas mejor que mejor. ¿Hay al- guien así?.....que levante la mano. ¿Quién da más? ABC (Madrid) - 05/10/2004, Página 40 Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. 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