1996-03-11.EL MUNDO.EL COLMO DE LA SANDEZ AGT
Publicado: 1996-03-11 · Medio: EL MUNDO
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EL COLMO DE LA SANDEZ EL MUNDO. LUNES 11 DE MARZO DE 1996 ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO Ha bastado que lo previsible derrote en las urnas a lo previsto para que la incultura política manifieste todo su esplendor en la clase dirigente y en los agentes de la opinión pública. Los que se equivocaron antes del evento electoral, cosa explicable sin vergüenza ni desdoro intelectual, rivalizan en proclamar ahora solemnes majaderías como sumos pontífices de se puede exhibir más ignorancia ni acumular más falsedades en una semana. Empecemos por esa absurda sabiduría o voluntad electoral del pueblo. La suma de la inteligencia y voluntad de los votantes no produce algo distinto, salvo en volumen, de las que tienen. Así, los votantes del PP y del PSOE han querido dar la mayoría absoluta al partido de su preferencia, añadiendo su voto personal al de otras intenciones semejantes. La decisión de los diecinueve millones de españoles que no han conseguido el Gobierno que pretendían, ha fracasado. Si se atribuye al pueblo la decisión de no dar a nadie la exclusiva del Gobierno, su voluntad ha sido interpretada exclusivamente por IU y los partidos nacionalistas que no querían un Gobierno de mayoría absoluta. En tal caso, la voluntad general es la de una minoría de votantes que, partiendo de la falta de voluntad de gobierno de IU, ha puesto el destino de España en la voluntad personal de Pujol. Esa fantástica identidad de la voluntad general de los españoles con la particular de Pujol conduce al imperativo categórico de tener que pactar el Gobierno de Madrid en Barcelona. Allí deben ir todos los aspirantes a participar en el poder español del nacionalismo catalán de derechas, porque allí está residenciada, por decisión electoral, la voluntad de la «generalitat» española. En consecuencia, no puede ser Aznar, cuya voluntad de mayoría absoluta ha sido desautorizada por el pueblo, quien debe pactar su Gobierno con Pujol. Es Pujol, como único intérprete de la voluntad general española, que quiere un Gobierno de coalición, quien debe componer el poder gubernamental del Estado, pactándolo en primera instancia con Aznar, si este acepta sus condiciones. La sabiduría y la madurez del pueblo español, que no puede equivocarse nunca, llega por fin, tras la aberración de la mayorías absolutas de los gobiernos socialistas, a la plena democracia. Que, como todo el mundo sabe, no es el gobierno por medio de la discusión, votación y decisión de la mayoría, sino el arte de la composición, de la negociación, de la transacción y del pacto mediante el diálogo y el reparto del poder y de los bienes públicos. Por fin se recupera el espíritu de la transición pactada y del consenso en el reparto. Pujol encarna hoy a Suárez. Nunca ha existido algo tan hermoso como este espectáculo del pueblo dando el poder sobre España a la más desprendida de sus minorías, a la única que ha procurado el bien común español, a la que mejor ha defendido el pluralismo nacional, linguístico y cultural de España, a la que no ha conocido la corrupción, el clientelismo ni el abuso en los medios de comunicación, o sea, a la minoría catalana pujolista. ¡Que idea más inteligente ha tenido el pueblo español para atajar de raíz la cuestión de la unidad nacional! Ante tanta madurez del pueblo, ¿cómo pensar que pueda rectificar su sabia decisión en nuevas elecciones? Ante la suerte de contar con el hombre providencial catalán, ¿a qué antipatriota se le puede ocurrir la idea de que Anguita asuma el papel de Pujol? Comparada con la generosidad de pasar la página de la corrupción y de los crímenes del Gobierno anterior, ¿quién puede tener la mezquindad de proponer un Gobierno PP-IU para limpiar de felipismo al Estado y reducir el déficit sin menoscabo de la asistencia social? Lo que España necesita es pactar. Nada de programas limitativos o de ideas condicionantes de la voluntad de pacto. La única moralidad está en la voluntad de pactar y de repartir. ¡Esa es la democracia a la española!