2021-07-08.ESTRELLADIGITAL.EL 11M... LIBERALES DE LA TRANSICION BERNARDO RABASSA

Publicado: 2021-07-08 · Medio: ESTRELLADIGITAL

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BERNARDO RABASSA

El 11M. El rey emérito. El ateneo en 2005. La
izquierda liberal. Liberales de la transición

8 DE JULIO DE 2021, 9:58

El sufrimiento, «pathos», no es epidérmico, y al son de las campanas, el 11M de
2005, se han retorcido nuestras entrañas con las imágenes una y mil veces
repetidas de la sangre y la carne desgarradas, el dolor de los «otros», en la rabia
inmensa de más de dos millones de madrileños avanzando bajo la lluvia, por la
Castellana, con los ojos encendidos de corajuda indignación. Sobre ellos,
proyectaron sus sentimientos apasionados el resto de los españoles, que poco
más tarde, votaban el cambio drástico de opinión y de posiciones, que dieron el
poder al PSOE y a Rodríguez Zapatero la presidencia de un gobierno de esperanza
en la Paz. No habíamos, los madrileños, tenido tanta rabia, desde el asesinato de
Miguel Ángel Blanco, en el que las manos teñidas de blanco clamaban al cielo. No
imaginábamos que luego fuera tan memo.     

       Pero ha ocurrido algo más en 2004, ese ágil año que ya ha pasado, de lo que
pocos son conscientes y que, en mi opinión, es el 26 advenimiento de la
Transición, comenzando en 1978, con la promulgación de la Constitución, y la 30,
del Pacto Preconstituyente. De los síntomas en este momento, si me atreviese,
hablaría en metáfora de la Regencia de D. Juan Carlos I, y del futuro Reinado del
Príncipe Felipe, que se caracteriza en este momento, por el protagonismo
progresivo de este último que, salvo los actos formales propios del Rey, está
representando a la Monarquía en el contacto diario con la calle, tanto a nivel
nacional como intemacional. Un somero repaso a las hemerotecas nos dará

razón, y no se trata ya de un mero aprendizaje, sino del desernpeño de un papel
proactivo y ejerciente. Todos sabíamos, de tapadillo que el Rey se llevaba una
comisión del petróleo de los emiratos, pero no lo había visto por escrito, ni me
podía creer que alguien escribiera sobre ello, hasta que leí el artículo de Juan
Carlos Bermejo en Voz Populi el 26 abril de 2017 titulado:

      “Una historia “real” de corrupción” en el que se dice taxativamente, a un alto
cargo que había intentado hacerse, con una partida de petróleo más barato de los
emiratos: -No sabes la que has montado. Ha estado aquí el hombre del rey, “el
manco”. Me ha puesto a caer de un burro. Que cómo se nos ocurre ir a Oriente
Medio, si ese es terreno vedado. ¡Mira Francisco, no sé quién demonios es “el
manco” !, pero si a mí, ministro de Hacienda, viene un tío a echarme la bronca por
ir a buscar crudo a Oriente Medio con la crisis de suministros que tenemos, lo tiro
por la ventana. ¿Cómo que no sabes quién es “el manco”? Te lo juro por mis
muertos. No lo sé.  ¿Ves? Eres un pardillo. Eres el único tío del país que no sabe
quién es “el manco”. Mira Roberto. Sal de aquí y ni se te ocurra volver a Oriente
Medio a por petróleo. Roberto, que no salía de su asombro, se fue a ver al
vicepresidente.  Fernando, Francisco se ha vuelto loco. He conseguido un
cargamento directamente de la KPC, mientras que los que vienen de los emiratos
siempre nos cuestan un montón entre comisiones e intermediarios. Y va
Francisco, y me dice, que no vuelva por allí porque ha venido “el manco”, que no sé
quién narices es, a echarle la bronca. Fernando no podía aguantar la risa, ante la
cara incrédula de Roberto. La verdad, Roberto, es que eres un pardillo. Todos los
suministros, con comisiones impresionantes, las hace “el manco” en nombre del
rey. ¿Sabes quién se lleva las comisiones? No me fastidies, Fernando. No me lo
puedo creer. Pero ¿tú sabes lo que supone? Si el barril está a 35 dólares y la
comisión es de unos 4 dólares por barril. Fernando, ¿Tú sabes cuantos barriles
caben en un cargamento? ¡Madre mía! Es terrible, cuando la corrupción viene de
arriba del todo.

    .    Uno de sus antepasados, aunque ya lejano, Fernando el Católico, en quien se
inspiró Maquiavelo para su obra «El Príncipe», anduvo, a la muerte de Isabel la
Católica, de Gobernador de Castilla, y por tanto del Imperio, ante la incapacidad de
la auténtica reina, su hija Juana «La Loca» y de su marido, Felipe «El Hermoso»,
rey nominal, con quien tuvo que pactar, en tanto que se casaba con Germana de
Foix, y se aliaba con el Rey Luis XII de Francia.

    Los dimes y diretes, las alianzas de la Iglesia, de los Burgos y ciudades contra la
Nobleza levantisca, hicieron de Fernando un maestro de la esgrima política, para
el recuerdo imperecedero de la historia. El traslado a estos días, de esas
situaciones nos informa, de cómo en una monarquía, la Sucesión, las bodas y los
hijos suponen un derrotero cuyos rumbos hay que medir y pesar con cuidado,
pues in uyen en la «real politik», y no es un eufemismo. Regencia, pues, sería el
primer síntoma, que sólo los historiadores de  nes del Siglo XXI podrán calibrar
como real, pues estando como estamos, inmersos en lo cotidiano, nos falta
perspectiva para valorar el fondo de lo que cotidianamente está sucediendo. De
hecho, hasta se le acuso a Fernando de haber envenenado a su yerno Felipe, a
quien dio un vaso de agua, después de un juego de pelota, un criado aragonés.

       La Sociedad, ya no es la misma. El «TRAUMA» del 11 M, salvando las
distancias, tiene efectos, como los tuvo la «Guerra Civil» para el franquismo, o la
«rota» de Annual para el exilio de la Monarquía y la llegada de la República. Algo
se estaba «fraguando» que tenía que ver con la Ley de Partidos Políticos y sus
oscuros sistemas de  nanciación. Al PSOE se le pide, no ya que sea el partido
gobernante, sino que sea «regeneracionista» ante la corrupción ajena, el 3%
catalán, pero también propia, hoy ya demostrado en el caso “Palau”, y si el
presidente del Gobierno no se pone a la cabeza de la manifestación, otros le
arrebatarán la bandera. Y es preferible una «ruptura pactada», como hicimos los
creadores del Centro Democrático en 1976, a la revolución que dejaría nuestras
tierras sembradas de «cadáveres políticos». Por mucho menos cambió el
Régimen en Francia, o en Italia, aun cuando todavía está por demostrar que fue
para «mejor». La Sociedad civil está indignada, por lo menos en los cenáculos de
Madrid, con el doble lenguaje de los partidos, y más concretamente con el
lenguaje de lo «políticamente correcto», pues es, como se llama hoy a la «Gran
Mentira», como nos ilustra García Trevijano en su libro.

         Es curioso, pero hace pocos años me cito en su casa chalet de Somosaguas,
quería ver de formar un grupo político nuevo, le dije que me parecía bien, y ya no
he vuelto a saber de él nunca más. Hasta que supe de su fallecimiento.

      Estamos enredados y enredando en temas que ni nos van ni nos vienen, pues
lo importante es el desarrollo económico y cultural, y no los nacionalismos que
nos separan, o las viejas disputas cantonales.

        La Inmigración. Se reconozca o no, en España  en 2017 vivian ya con
nosotros otros cinco millones de nuevos españoles, que han a anzado nuestra
natalidad en declive, soportando con su colaboración la crisis de la Seguridad
Social, y hecho pasible con su trabajo el crecimiento de nuestras estructuras
productivas. ¿Quién atiende a los turistas en Baleares?

     Volviendo al tema en 2005. Nos apoyábamos, sobre todo en el Ateneo, en el
que diserté,  sobre perspectiva liberal del republicanismo, ya que en ese momento,
el liberalismo no puede defender para el futuro, una vez que desapareciera Juan
Carlos I,  sino una III República Constitucional, igual a la que en ese momento
regían en los países más avanzados del mundo: USA, Alemania, Francia, Italia,
pues nuestra historia liberal, que se ancla en el S. XVII con los Ilustrados
Jovellanos, Aranda, etc., cristalizó en la Constitución de 1812,

    Se desarrolló en el S. XIX, en avatares constantes, de lucha contra los “serviles”
de Fernando VII, pronunciamientos y revoluciones, que D. Práxedes Mateo
Sagasta estabiliza en la restauración, desde la I República a la II, ambas
destruidas por sí mismas. Por los cantonalismos la primera, y por la división de
las dos Españas, la II, y en las que los liberales, tuvieron un papel no sólo relevante
sino protagonista, del que hoy pretende adueñarse la “izquierda” o cial del PSOE,
que gobierna el país, y que, apalancada una vez más en la monarquía borbónica,
limita la libertades individuales, que sólo podrían ser realizables en la III República
Constitucional que propugnamos desde aquí y que, basándose en la Constitución
de 1978, termine de una vez por todas con esta inacabable Transición, al país
adulto que ya somos y que se merece, lógicamente, una nueva Constitución,
cuando se plantee el problema de la sucesión.

      Hablando de liberalismo y PSOE, me referiré, pues, como ejemplo de
apropiación, a un libro: La IZQUIERDA LIBERAL, de Javier Moreno Luzón. Un libro
de biografías, de once biografías de los liberales, con los que entroncamos los
liberales del presente, exiliados por la apropiación del concepto izquierda, por el
PSOE en el poder, que muchas veces los hace suyos, olvidando que hay una
pequeña pero inmensa diferencia, y es que no eran, ni somos marxistas. No se
debe olvidar que el socialismo procede de una escisión de la Internacional
Comunista y que la dialéctica marxista enfrenta al capitalismo contra el
proletariado. Claro, que se les han caído los palos del sombrajo, dado que la
riqueza de los países propiciados por los liberales les han dejado sin proletariado
obrero al que redimir, y por lo tanto andan a la caza de ideas falsamente
“progresistas” con las que ilustrar una ideología socialista que ya no tiene ningún

sentido, salvo el totalitarismo de pensamiento único, de las clases medias
enriquecidas, y que han transformado los países occidentales, en mesocracias
que precisan de ideologías, como la liberal, que de ende las libertades
ciudadanas, las de los individuos, dándoles nuevas ilusiones, al hacer del hombre
individual e irrepetible, el centro antropológico del presente, del pasado y del
futuro.

       Es solamente, sintiéndonos uno a uno trascendentes, como podemos
soportar con paciencia o con alegría nuestro paso por este mundo, que de tan
cruel como es a diario, sólo nos podría consolar, la fe en la vida después de la
muerte. Aunque mucho me temo que el hombre posmoderno se ha dado ya
cuenta que esta hipótesis tiene pocas posibilidades de realización. ¡Ojalá pudiera
ser de otra manera! De modo que, si nos ponemos a vivir el día a día, y nos
sentimos trascendentes por ser únicos y con ilusiones éticas y solidarias, o
entraremos en la depresión, o en la dispersión arti cial del hedonismo dominante.

     Once biografías: Canalejas, Melquíades Álvarez, Joaquín M.ª López, Santiago
Alba, Sagasta, Negrín, Salmerón, Flórez Estrada, Manuel Azaña, Victoria Kent y
Fernando de los Ríos. Cada personaje, es biogra ado por un historiador distinto,
pero todos ellos han sido seleccionados por ser progresistas, término polisémico
del que hoy en día se abusa en forma masiva y monopolística, especialmente por
los Socialistas, que intentan apropiarse de esas  guras como propias, cuando no
son, sino intelectuales y políticos de origen burgués, catedráticos, médicos,
ingenieros, que bebieron en las raíces liberales del Siglo XIX: los liberales de Cádiz
y los que formaron el Partido Liberal, hasta la Dictadura de Primo de Rivera. No
fueron revolucionarios, ni siquiera en la República, y en la Monarquía precedente,
ni quisieron instalar una república marxista, como sí lo deseaban Largo Caballero
y los comunistas, Carrillo, Pasionaria, etc. en contra del parecer del propio Stalin,
sino única y exclusivamente, ilusionar a la España de aquél entonces, con el
desarrollo de la ilustración, la educación y la riqueza.

        Defendían el progreso, ante la miseria moral del Frente Popular, algunos de
ellos, los que tuvieron que convivir, o enfrentarse con quienes querían implantar el
sistema soviético, en la piel de toro. Se menciona su “krausismo” originario, pero
se olvida que, de ese casi desconocido  lósofo en Alemania, que fue inspirador de
la Institución Libre de Enseñanza,  nacieron también, algunos otros intelectuales,
que han sido injustamente olvidados en el libro antes mencionado: Ortega y
Gasset, Salvador de Madariaga, Justino de Azcárate, Pérez de Ayala, Gregorio
Marañón, el Doctor Teó lo Hernando, que por modestia no aceptó la presidencia

de la República, pero sí Don Niceto Alcalá Zamora, y, por qué no, Julián Marías. A
tres de estos últimos, me cabe el enorme orgullo de haberlos conocido
personalmente, y de poder decir, que aportaron el hilo conductor que, salvando la
dictadura, nos llevó a 1978, a los que habría que añadir a dos catalanes,
Tarradellas y Ramón Trías Fargas, y en Europa, a von Misses, Popper y Hayek.

        Hablare solo de Justino de Azcárate y Flórez (Madrid, 1903 - Caracas, 17 de
mayo de 1989) abogado y político español de ideología liberal, de quien fui muy
amigo primero en la “Pepa” y luego en el Partido Reformista. A quien tenía que
encargar en 1984, con Joaquín Satrustegui, de los actos que me abandonaba
Miguel Roca, para irse en campaña a Barcelona. Al igual que su hermano Pablo de
Azcárate, estudió en la Institución Libre de Enseñanza, de acuerdo con la tradición
liberal y republicana de su familia. Profesor de Derecho Político, en los años veinte
ingresó en el Partido Reformista de Melquíades Álvarez, desde cuyas  las asiste a
la proclamación de la Segunda República en 1931.

      Formó parte, junto a intelectuales como José Ortega y Gasset o Gregorio
Marañón, de la Agrupación al Servicio de la República, plataforma cuyo objetivo
principal era la implantación de la República en España. En 1931, el grupo obtuvo
16 diputados, siendo Justino de Azcárate elegido diputado por León, y
convirtiéndose en el secretario del grupo.   Fue Subsecretario de Justicia en el
gobierno de Manuel Azaña en 1931. Tras la disolución del grupo en 1932, por
divergencias sobre la trayectoria del gobierno izquierdista del primer bienio
republicano, participó en un nuevo proyecto político, la formación del Partido
Nacional Republicano,   impulsado por Felipe Sánchez Román, organización que
de cara a las elecciones de 1936 rechazó integrarse en el Frente Popular, por la
participación en éste del Partido Comunista de España.

     Al estallar la Guerra Civil, el 18 de julio, Azcárate fue nombrado ministro de
Estado (Exteriores) en el gobierno de Diego Martínez Barrio, pero no llegó a tomar
posesión del cargo, ya que se encontraba en León, que quedó inmediatamente en
manos de los sublevados. Pocos días después fue detenido por un grupo de
falangistas en Burgos y trasladado a Valladolid, donde permaneció encarcelado
casi año y medio, hasta que fue canjeado por el falangista Raimundo Fernández-
Cuesta.  Un primo suyo, Gumersindo de Azcárate, no tuvo tanta suerte y fue
fusilado después de haber sido hecho prisionero tras la conquista de Bilbao. Una
vez que fue liberado, en lugar de trasladarse a la zona republicana, permaneció en
Francia y desde allí trató de «trabajar en todo lo que sirviera de acercamiento
entre ambos bandos», a través del movimiento Paz Civil en España.

    Tras el  n de la guerra, se exilió de nitivamente en Venezuela, de donde no
volvería hasta la muerte de Franco.   En 1977 regresó a España y fue designado
senador por designación real en las primeras Cortes que se eligieron durante la
Transición,   integrándose en el grupo parlamentario Agrupación Independiente,
compuesto exclusivamente por senadores de designación real y del que fue
portavoz. En 1979 fue reelegido senador, en las listas de la Unión de Centro
Democrático, por la circunscripción de León.   Posteriormente militó en el Partido
Reformista Democrático, de cuya Comisión Ejecutiva, fue miembro conmigo. De
1980 a 1987 fue el presidente de la asociación por la conservación del Patrimonio
Histórico español Hispania Nostra y en 1982 fue nombrado presidente del
Patronato del Museo del Prado.

     El otro liberal, para sustituciones, fue Joaquín Satrustegui, nacido en el seno de
una familia monárquica, acomodada y con intereses navieros de San Sebastián.  
Su padre fue Enrique Satrustegui Barrié, barón de Satrustegui.   Estudió Derecho
en la Universidad Central de Madrid, obteniendo la licenciatura en 1932. Amplió
sus estudios en Economía y Derecho Público en la Universidad de Georgetown
(Estados Unidos). Durante el periodo republicano formó parte de Renovación
Española. El 17 de julio de 1936, dentro de las operaciones del golpe de Estado
que dio inicio a la Guerra Civil, formó parte, del grupo de jóvenes militantes del
partido monárquico que, liderados por Carlos Miralles, y siguiendo órdenes del
general Mola, ocuparon el puerto de Somosierra,   con el objetivo de facilitar el
acceso a Madrid a las columnas que, desde el norte, debían tomar la capital.
Durante la Guerra Civil, Satrustegui, que había realizado el servicio militar en las
milicias universitarias y obtenido el grado de alférez, llegó a capitán de
complemento dentro de las  las del ejército franquista.

     Deseando restaurar la monarquía en la persona de Juan de Borbón, desde
1940, una vez acabada la guerra se enfrentó a Franco, por lo que fue multado y
detenido en varias ocasiones.

    En 1976 me llevo consigo a Estoril, al restaurante de la Praia de Guinxo “O
Muchacho” donde conocí a Don Juan, que no me gusto un pelo, por las cosas que
decía de sus amigos “que eren muy serviles a su causa” lo que me vacunó contra
la monarquía, aunque visité a D. Juan Carlos en 1978 con Sebastián Enseñat en
nombre del Hogar Balear. Satrustegui fue candidato a las elecciones municipales
por Madrid del 21 de noviembre de 1954,   junto a Joaquín Calvo Sotelo, Juan
Manuel Fanjul y Torcuato Luca de Tena, pero sus interventores fueron expulsados
del colegio electoral ante el temor del régimen de una victoria de esta candidatura.

      Fundó la organización clandestina Unión Española (1957). Eran cuatro,
Zulueta, Miralles y García de Vinuesa, movimiento liberal, que propugnaba la
forma de Estado democrático para España y reconocía a Juan de Borbón,
entonces en el destierro, como legítimo rey de España. Participó en el
denominado Contubernio de Múnich, mayo de 1962, por lo que fue desterrado
durante casi un año en Fuerteventura, junto a Jaime Miralles y Fernando Álvarez
de Miranda, entre otros. 

     Con el paso del tiempo, se convirtió en un activo defensor de la integración de
España en la Comunidad Económica Europea, integrado en las plataformas de
oposición al franquismo y opuesto a la presencia de bases estadounidenses en
España. En agosto de 1976, vinculó Unión Española a la Federación de Partidos
Demócratas y Liberales de Joaquín Garrigues Walker y al Partido Liberal de
Enrique Larroque y Rabassa, constituyendo la Alianza Liberal, de la cual fue
elegido presidente. Había colaborado con la oposición en la Plataforma de
Organismos Democráticos, con la que formó una plataforma, que se presentó a
las elecciones de 1977 como Senador,   siendo elegido candidato más votado por
la circunscripción de Madrid en la coalición electoral Senadores por la
Democracia.

       El 18 de diciembre de 1977  Joaquín Satrustegui creó el Partido Liberal
Progresista (PLP). Fueron elegidos para formar parte del comité ejecutivo del
nuevo partido, además del senador por Madrid, señor Satrustegui, José María
Abad Buil, José Luis Briones Ramos, Diego Carbonell, Augusto Gálvez, Jaime
García de Vinuesa, Félix Monedero, Vicente de Pinies, Javier Ramos, Vicente Roa y
Enrique Toscano. De ellos tres eran del Opus Dei y dos habían pertenecido al
partido liberal (nos los habían colado). En el Senado, se integró en el Grupo
Progresistas y Socialistas Independientes, junto a miembros del Partidos
Socialista Popular e Izquierda Democrática, entre otros.   Tras la disolución de
Alianza Liberal, en diciembre de 1977, fundó el Partido Liberal Progresista, del que
fue nombrado presidente,   pero que también se disolvería más tarde.

        Finalmente, se integró en Unión de Centro Democrático (UCD), partido que
abandonó tras el desastre electoral de octubre de 1982. Fue diputado de UCD por
Madrid en la primera legislatura, en la que fue vocal en las comisiones de Asuntos
Exteriores y Constitucional. Estaba casado y tuvo cuatro hijos, uno de ellos Miguel
Satrustegui. Perteneció conmigo al comité directivo del Partido Reformista y
sustituyo en numerosas ocasiones a Miguel Roca, que fallaba más en sus
asistencias que una escopeta de repetición. Falleció en Madrid, el 11 de marzo de

1992, siendo sus cenizas enterradas en el donostiarra cementerio de Polloe.
Había sufrido poliomielitis en su infancia y caminaba con suma di cultad, lo que
no le impedía como buen liberal estar siempre disponible para cualquier actividad.
Todavía le recuerdo tirando las  ores al mar en la Caleta de Cádiz cuando fuimos
a la “PEPA”, después de nuestra visita a Gibraltar  

      El franquismo impidió a los no exiliados, cualquier desarrollo liberal, pues de
inmediato éramos tachados, censurados, vituperados, impidiendo que nuestros
escritos vieran la luz, hasta la muerte del dictador. No obstante, el contubernio de
Múnich puso al descubierto a algunos de ellos, que por asistir al mismo se vieron
desterrados. Los nombres de aquellos que bordearon la legalidad deben ser aquí
citados: Joaquín Satrustegui, Juan Antonio de Zulueta, Joaquín Garrigues Walker,
Enrique Larroque de la Cruz, Fernando Chueca Goitia, Antonio Fontán, Rafael
Calvo Serer, Carlos Ollero, Bernardo Rabassa, Antonio García Trevijano, Luis
González Seara, Jaime Miralles, Vicente Pinies, Joaquín Muñoz Peirats, y un largo
etcétera, entre los que se cuenta como testigo y necesario cooperador el que esto
suscribe que no pudo ir a Múnich pues estaba trabajando en Brasil, y que al
rebuscar en la hemeroteca,  rmamos entre 32, el 2 de julio de 1976, un
mani esto, reclamando referéndum, reforma constitucional, amnistía y libertades.
Allí nos acompañaban socialistas como Felipe González, Paulino Garagorri y
Enrique Tierno Galván, Democristianos como Oscar Alzaga y Ruiz Jiménez,
Socialdemócratas como Paco Fernández Ordóñez, y Comunistas como Armando
López Salinas y Ramón Tamames. El NEXO, pues, existió y ni la Dictadura, ni los
nostálgicos del franquismo en 1976-77, ni el 23F, pudo con nosotros.

     Desde entonces ha llovido mucho, pero las distintas intentonas liberales: UCD
primero, en solitario después en las elecciones generales de 1979, el Partido
Liberal, en el que compartía cartel en Madrid con José Alcalá Zamora (catedrático
de Historia) y Emiliano Aguirre (el antropólogo descubridor de Atapuerca), Mis
grandes carteles difundieron mi imagen por todo Madrid, aunque con escaso
resultado. La Federación de Clubs Liberales, con Antonio Garrigues; el CDS, con
Suárez; y el Partido Reformista, con Miguel Roca, las Fundaciones Salvador de
Madariaga, Foro Jovellanos (Eduardo Punset y más tarde el que suscribe) y
Ortega y Gasset, defendiendo el legado del Colegio Estudio y la Institución Libre
de Enseñanza),  jalonaron y jalonan  la imposibilidad del centro izquierda liberal,
pues es el sistema  electoral, con la actual ley, el que prima las minorías localistas
y que castiga a los partidos nacionales que no son hegemónicos.

      Como ya es sabido, con ochocientos mil votos, Izquierda Unida tiene 2
Diputados, y CIU, con idéntica cifra, tiene once. Hay que destacar, sin embargo,
que existen en el PP algunos notorios liberales, de los que Esperanza Aguirre,
Rodrigo Rato y Eduardo Zaplana eran  guras destacadas. Rodrigo y Eduardo, se
encuentran hoy investigados por los tribunales por hechos de corrupción, la
verdad es que nunca lo hubiera imaginado.

   OPINION   ESTRELLA DIGITAL   BERNARDO RABASSA   HISTORIAS DE MI VIDA LIBERAL

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