1994-10-28.ABC.DISCURSO IGNACIO SANCHEZ CAMARA

Publicado: 1994-10-28 · Medio: ABC

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PENSAMIENTO: EL DISCURSO DE LA REPÚBLICA. ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO
IGNACIO SANCHEZ CÁMARA
ABC, 28 OCTUBRE 1994      
No son el prejuicio, el escándalo ni el morbo los talantes adecuados para emprender la lectura de un libro de pensamiento, cuya principal virtud es que éstos sean lo más certeros posibles. El ambiente que rodea la publicación del ensayo de García-Trevijano, El discurso de la República, puede distorsionar su cabal comprensión y dificultar la lectura sosegada y desapasionada. El libro es pertinente y merece sobradamente la atención del lector español. Es un buen libro, escrito con pasión y rigor, que, ya sólo por eso se sitúan por encima del nivel medio de publicaciones sobre la realidad nacional y política de la España actual. Desafía y se opone a los principales tópicos imperantes en nuestra dirigida (y manipulada) opinión pública y así cumple la función constitutiva del intelectual que es la de oponerse a ella, y en parte el viejo imperativo unamuniano de la agitación de las conciencias adormecidas. Es un escrito radical, y no sólo en el sentido de que plantea de modo radical los problemas políticos de España. Ofrece una crítica devastadora del modo de gobernar imperante en España y una muy oportuna defensa de la recuperación de la conciencia nacional. Y contiene propuestas de reforma política en tiempos en que hablar de ellas se considera algo así como la violación de un arcano tabú. Méritos tan señalados van acompañados de tesis y análisis problemáticos y, en algunos casos, abiertamente erróneos. La razón es que, como sucede tantas veces en obras de pensamiento, la defensa de una interpretación unidireccional de fenómenos complejos suele conducir a la distorsión.
     Bajo la forma literaria de unas cartas a la nación española, Antonio García-Trevijano enuncia y fundamenta una tesis: provocativa, que viene defendiendo desde tiempo atrás: el Estado español no es democrático. Pero lo más notable no se encuentra en esta afirmación que otros analistas comparten o se aproximan a ella al denunciar el abuso y la impunidad del Gobierno en España y la desnaturalización de la democracia. Burckhardt definió al Estado como el conjunto de los imperantes y su séquito. Tras sus huellas, el autor desvanece la ilusión democrática y sostiene que en España no existe democracia porque no hay libertad política, y no hay libertad política porque el pueblo no puede elegir directamente a sus gobernantes y, en particular, al jefe del Gobierno. Lo peculiar del análisis del autor es su atrevido diagnóstico de las causas. La génesis de la «servidumbre voluntaria» de los españoles se encuentra en «la impostura de la transición», en la falta de una ruptura democrática y en el consenso entre la clase dirigente del franquismo y la oposición de la izquierda. El miedo y la ambición fueron sus motores y, especialmente, el miedo de la izquierda comunista y socialista a la libertad política del pueblo. García-Trevijano laza así un ataque frontal al gran mito de la excelencia de la transición. Pero fallido, porque del hecho de que algo -la corrupción, la degeneración de la moral y las costumbres, el deterioro de la conciencia nacional o lo que sea- vengan detrás de un proceso histórico no quiere decir que se identifique con él. Es cierto que se agitó el fantasma de una improbable guerra civil, pero casi nadie desconoce los gravísimos problemas que habría planteado la ruptura, y que el autor desdeña. García-Trevijano afirma también que los asalariados se encuentran hoy en peor situación de empleo, de renta media y de proximidad al poder que en el momento de la muerte de Franco.
     Quienes emprendan la lectura del libro de García-Trevijano buscando una defensa de la República frente a la Monarquía quedarán defraudados. El presidencialismo, como el propio autor reconoce, no es incompatible con la Monarquía constitucional.