2018-04-07.EL MUNDO.DINAMITAR LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN ANSON
Publicado: 2018-04-07 · Medio: EL MUNDO
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DINAMITAR LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN EL MUNDO. 07/04/2018 Página, 24 LUIS MARÍA ANSON ¿FUE Calvo Serer en los años 40 espía de Franco, introducido en el entorno de Don Juan? El Jefe de la Casa Real Española le entregó bajo lacre una carta para que se la hiciera llegar al conde de Fontanar. En ella informaba de una delicada conversación con lord Mounbatten sobre la decisión de los aliados de liquidar a Franco, una vez derrotada la Alemania nazi. La carta le llegó a Blas Pérez, ministro de la Gobernación, que mantenía amistad íntima con Fontanar y al que informó secretamente de lo sucedido. Calvo Serer quiso disculparse y visitó en su casa al conde de Fontanar, que le abrió la puerta, le dejó en el rellano de la escalera, escuchó sus balbuceos y sin decir una palabra dio un portazo en las mismas narices del presunto espía. El escritor se movilizó a izquierda y a derecha para que Don Juan le hiciera miembro de su Consejo Privado. Aún más, en los años 60 se presentó a grupos políticos europeos como consejero privado del Jefe de la Casa Real Española. Pero Don Juan nunca se fio de él y jamás accedió a incorporarle a su Consejo Privado. Derivó Calvo Serer, en fin, hacia la izquierda y consiguió la amistad de Antonio García- Trevijano, abogado especialmente lúcido y sagaz. Colaboraron juntos durante varios años. Se adueñó Calvo Serer del diario Madrid, después de hacerle una jugarreta especialmente sucia a Luis Valls Taberner. Justo es reconocer que el diario Madrid, bajo el control de Calvo Serer y Antonio Fontán, intentó una operación seria de oposición a la dictadura. Miguel Ángel Gozalo, gran profesional del periodismo, fue capaz de darle al diario el pulso que necesitaba. Fraga y Sánchez Bella bramaban. El Caudillo por la gracia de Dios y Generalísimo de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire, en trance ya de cadaverización, decidió suspender la publicación del diario. Trevijano vio con claridad cómo había que responder. Y, según su versión, fue él quien decidió volar el edificio en el que se había editado Madrid. Hablé con él, un poco desconcertado por su propósito. "Hay que crear la gran imagen fotográfica –me dijo–. La voladura del Madrid ante el mundo internacional significa que Franco ha dinamitado la libertad de expresión".