2001-08-13.LA RAZON.DIÁLOGO GUBERNAMENTAL CON ETA AGT
Publicado: 2001-08-13 · Medio: LA RAZON
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OPINIÓN 12 LA RAZÓN LUNES, 13 - VIII - 2001 OTRAS RAZONES DIÁLOGO GUBERNAMENTAL CON ETA E n el origen de INMIGRANTES Y EMBRIONES la Transición está la causa de los asuntos que gravan el presente y oscurecen el prove- nir. Desde la falta de moralidad en la cla- se dirigente, y la de- gradación cultural de la sociedad, hasta la disolución del sentimiento de España. Sin saber cómo y por qué se hizo inicua- mente la Transición, no se puede enten- der el Estado de Partidos, las Autonomí- as, la ausencia de libertad política en la Constitución oligárquica ni el diálogo ac- tual de cospicuos gubernamentales con Eta. No me obsesiona el terrorismo ni lo considero el problema capital. Pero des- pués de callar durante un cuarto de siglo, sabiendo que mi opinión no sería publi- cada, la situación me permite hablar. Pues la duración de Eta se debe al nota- ble fracaso de la reacción antiterrorista y al triunfo, en el espíritu público, de los fines políticos del terror. El fracaso no necesita ser demostrado. Eta aparece con tanta eficacia operativa como a la muerte de Franco. Es inútil que la propaganda trate de disimularlo. Pero el triunfo político de Eta está de tal modo enmascarado, con las hipocresías y falacias del discurso público, que debe ser evidenciado ante la opinión. Esto me impulsa a demostrar, con aná- lisis que considero irrefutables, la triste tesis de que la finalidad original de Eta ha sido asumida, como supuesto de he- cho, por los partidos del Estado y los pe- riódicos más importantes. Lo inimagina- ble al comienzo de las libertades, el derecho de autodeterminación en una parte del territorio, ya circula como va- lor político de curso corriente. No digo con esto que tales partidos y empresas estén a favor de la Indepen- dencia del País Vasco. Afirmo que, al sostener la existencia del derecho a la au- todeterminación como expresión de la li- bertad en la democracia (lo que es un disparate mayúsculo), están defendiendo el derecho a la Independencia de la Co- munidad autónoma que decida usarlo. Esas fuerzas políticas y culturales, gra- cias a la insistencia de Eta y confiadas en que el derecho a la secesión no equivale a secesión, ya reconocen el derecho de las regiones de España a separarse de Es- paña. Así como el derecho al divorcio no es lo mismo que la separación de hecho, el derecho de autodeterminación no es igual que autodeterminación. Y en este matiz de perogrullo se diferencian de Eta. Matiz que fundamenta el diálogo público actual. GUBERNAMENTALES: «Nunca ob- tendréis la Independencia por las armas, dejadlas y, en un nuevo escenario de paz, reformaremos la Constitución a fin de re- conocer la Independencia de Euskadi, si sale victoriosa de un Referéndum de au- todeterminación». Eta: «no os pedimos que concedáis a Euskadi el derecho a separarse de Espa- ña, ese derecho lo tenemos y lo ejercita- mos con las armas; admitid la separación de hecho y retirad de nuestra patria las instituciones espa- ñolas ; apreciamos que, tras negarla se- cularmente, hayáis legitimado por fin la Autodeterminación con la que os gue- rreamos; sin lucha armada jamás habrí- ais dado ese paso decisivo; así nos habéis confirmado en nuestra creencia de que, si acentuamos las acciones bélicas, avan- zaréis más en ese esperanzador camino, hasta llegar al armisticio donde negocie- mos el traspaso de poderes a un Gobier- no Provisional, representativo de las fuerzas políticas y militares de Euskadi». Ni la policía, ni los jueces, ni las tre- guas, ni la política carcelaria, ni la con- cesión de más competencias autonómi- cas, ni las movilizaciones de la sociedad civil, ni la colaboración con Francia, ni la coordinación de esas siete providen- cias, acabarán con Eta, si además no se cierran con siete cerrojos democráticos las puertas abiertas a la modificación ter- ritorial del Estado, al federalismo y al de- recho de autodeterminación. Ilusiones que animan la causa del terror que pre- tender suprimir. AAnnttoonniioo GGAARRCCÍÍAA TTRREEVVIIJJAANNOO S on hombres y mujeres inmi- grantes. No son embriones. Para su desgracia, porque si tales fueran el Papa y los obispos, las aso- ciaciones Pro-vida le- vantarían voces pode- rosas en su defensa. Incluso algunos extre- mistas pondrían bombas y atentarían contra quienes se permiten no respetar la sacrosan- ta vida embrionaria. Pero ellos, abandonaron el protector y tan protegido claustro mater- no. Cometieron, en términos de Calderón, «el mayor delito del hombre: haber nacido». Grave delito cuando se ve la luz en un paisa- je desolado por el hambre, la miseria, la en- fermedad, cuyas riquezas habían sido arran- cadas por la voracidad del Primer Mundo. El territorio que se levanta ante su imaginación como un paraíso del cual podrían, aun so- metidos a explotación, extraer algunas mi- gajas que les permitan sobrevivir. Y bogaron hacia él. Peligrosamente a bordo de frágiles esquifes que dejaban miles de muertos en la travesía. Pagando a siniestros empresarios de la emigración. Sorteando las barreras y la vi- gilancia policial, llegaron. Y frustradas sus ingenuas esperanzas de encontrar trabajo acamparon a la dura intemperie. Cien de ellos llevaban un año, malviviendo en la Pla- za de Cataluña. Se decidió echarlos. Ensu- BAJA OCUPACIÓN HOTELERA EN EL CESID N o hay motivo para un bajón del turis- pasar por padres de familia y se llevaban in- cluso, por supuesto que como «tapadera», a su mujer y a sus hijos. mo, ni tampoco para pensar que el Ce- sid ha dejado de trabajar en verano. Se lo preguntaba el espía J.B. al saber que, este año, ningún alto cargo de la «Casa» ha tenido la imperiosa necesidad de trasladarse unos días a los centros de vacaciones donde antes era im- prescindible su presencia para según parece, vigilar los movimientos de personajes de inte- rés para los servicios españoles. Porque la ocu- pación «hotelera» de los pisos francos del ser- vicio en la Costa del Sol y otros «centros de interés» ha sido muy baja y ya no están, como antes, pedidos por altos jefes que, empeñados en mantener una cobertura perfecta, se hacían Lo que ocurre este verano no tiene que ver con la ausencia de espías en nuestras costas. Si lo hubo el año pasado, piensa JuanBravo que habrán llegado igualmente esta temporada. La única diferencia es que hay un nuevo jefe en el Cesid, el diplomático Jorge Dezcallar, y que su misión es la reformar la «Casa» de arriba a abajo. En estos casos conviene no moverse mucho del despacho. Y, sobre todo, no dar que hablar a los posibles enemigos. JJuuaann BBRRAAVVOO REBOREDO Y SAÑUDO ciaban y estropeaban la plácida visión urba- na. Sin duda exponían a la luz pública, vapu- leando la cómoda ins- talación burguesa en la sociedad globaliza- da lo que ésta real- mente es. Y para ma- yor escarnio fue una alcaldía de izquierdas, representada, en ausencia de su titular, del PSC, por una alcaldesa en funciones, de fi- liación comunista, miembro de Iniciativa por Cataluña, la que decidió la expulsión. A tal extremo hemos llegado en la traición de los ideales históricos de solidaridad internacio- nalista que dieron sentido a la izquierda. A lo largo de los últimos días hemos asis- tido a intensas polémicas sobre la utilización de embriones para la obtención de células madres, capaces de reponer tejidos enfermos y a debates sobre la clonación. Al mismo tiempo se producían acontecimientos, la marcha de inmigrantes sobre Cuenca, la vio- lenta expulsión de los instalados en la Plaza de Cataluña, que ponían al vivo los sangran- tes problemas del Tercer Mundo, y su brutal abandono en este época del gran desarrollo tecnológico y la globalización. Pero sor- prendentemente apenas han sonado voces de denuncia. Ciertamente no cabría esperarlas de quienes en su «fetolatría» se oponen a los avances de la ciencia desde posiciones reac- cionarias. Y son capaces incluso de conde- nar el aborto y defender la pena de muerte o los bombardeos imperialistas. Pero resulta escandalosa la actitud de la izquierda, cola- borando con la política represiva contra quie- nes pretenden sobrevivir aportando su traba- jo. Y son tratados como delincuentes Estas multitudes que golpean desespera- damente las puertas de la fortaleza en que se ha convertido el Primer Mundo, tras cuyos muros pastan aborregadamente los felices ha- bitantes del Primero, son la mayor refutación de la globalización. De su mitología de la ex- tensión de la riqueza, del derecho a despla- zarse y trabajar. Pero, desarmados por la bru- tal concentración del poder militar y policial que dirige el mundo, ni siquiera pueden es- grimir piedras y palos con que enfrentarse a la represión, tal como hacen algunos sectores de antiglobalizadores. Y son expulsados, mal- tratados como una peste que hay que alejar. ¿No nos hemos instalado en una época en que las fronteras son superadas, en que mer- cancías y capitales pueden viajar sin trabas? Pues abramos nuestras puertas a la invasión libre de los hombres y mujeres del Tercer Mundo. Quizá el espectáculo de masas sea un revulsivo para las conciencias hipócritas unas, cínicas otras, adormecidas cómoda- mente muchas. Quizá la ceguera en la pará- bola de Saramago se convierta en luz. Y nos empecemos a dar cuenta de que la sociedad planetaria no puede seguir coexistiendo en la situación actual. El debate sobre la inmigra- ción en términos de número de inmigrantes aceptable, de acuerdos entre Estados, de re- quisitos burocráticos, resulta singularmente mezquino para el problema de fondo, al cual el dramático hecho de la inmigración con su tendencia masiva responde. Para la realidad que hay que enfocar urgentemente y nos im- pone transformar el actual orden mundial CCaarrllooss PPAARRÍÍSS