2003-01-30.LA RAZON.DESHUMANIZACIÓN DEL ARTE AGT
Publicado: 2003-01-30 · Medio: LA RAZON
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DESHUMANIZACIÓN DEL ARTE LA RAZÓN. JUEVES 30 DE ENERO DE 2003 ANTONIO GARCÍA TREVIJANO La deshumanización del arte no puede ser reducida a simple epifenómeno de la inhumanidad de la política y la ciencia, que trajo consigo la trascendencia de las masas a la demagogia de partidos y al consumo de mercaderías en la civilización industrial. Las originales reflexiones de Ortega y Gasset, que considero geniales para el tiempo en que las hizo, pertenecen al campo de la sociología del arte, no al de su filosofía. Pues no están basadas en el análisis del texto artístico, sino en el del contexto social donde aquel nace y se desarrolla. Mis investigaciones, en cambio, pretenden explicar las causas endógenas de la deshumanización del arte, los orígenes artísticos de los procesos que han conducido, con la total abstracción del tema iconográfico, al apogeo del arte de la nada y, con el empleo de materiales innobles, a la exaltación del miserabilismo en el arte de objetos. Para sentar las bases de la filosofía del arte actual, que ningún analista de este fenómeno ha establecido de modo convincente, he privilegiado el análisis de la evolución modernista de la escultura, porque es en ella donde se marcan con más nitidez las cuatro fases del proceso deshumanizador del arte, culminadas antes de 1925. Después de la etapa desfigurativa de la imagen humana (primitivismo y futurismo) y de la fase difuminatoria de los géneros artísticos (orfismo sinestésico, esculto-pintura y esculto-música), contra la que se pronunció el inteligente Matisse, el encuentro de Picasso y Tatlin en París (1914) consagró la etapa de miserabilismo en los materiales plásticos, iniciada con colages por Braque y arte del «ready-made» por Duchamp. Finalmente, la etapa de ingravidez o levitación de la imagen iconográfica, sin marco ni pedestal, salió de la imaginación mística del pintor comunista Malevich y de la ascética bolchevique de Tatlin, inventor de las esculturas de esquina flotando en el espacio. Cada una de estas etapas preparó el terreno de la siguiente. Pero han sido las dos últimas las que aniquilaron la razón desinteresada o estética del arte, humanizadora de las representaciones figurativas del mundo, mediante la razón metafísica o científica de la artefactura, deshumanizadora del lienzo o volumen abstractos que sólo reflejan la voluntad de poder del artista. La libertad en los materiales sustrajo al artista la cuestión del estilo. Contra la opinión de Archipenko, el estilo lo impone el material. La forja de hierro no permite talla ni modelado. Y la ingravidez, la causa de mayor deshumanización del arte, lo ha desarraigado del terreno de la verdad. El arte desaparece como vocación y profesión, en beneficio de la artesanía, cuando los artistas plásticos, carentes de imaginación creadora de nuevas formas expresivas, disparan el ansia de originalidad hacia materiales vulgares que puedan dar expresión a texturas o estructuras inéditas. La expansión que esta libertad ha procurado a la pintura y escultura de la ingravidez, ha restringido la cultura artística y la ha hecho retroceder, conscientemente, al modo de producción artesanal de la Edad Media, pero introduciendo en el espíritu del arte la inhumanidad de la abstracción total y de la ingeniería. El fundador en 1919 de la Bauhaus de Weimar, Walter Gropius, lo dijo: «Arquitectos, escultores, pintores, todos debemos volver a la artesanía. El arte como profesión no existe. No hay una diferencia real entre el artista y el artesano. La tarea del artista es una versión intensificada (interdisciplinar) de la tarea del artesano». A la convocatoria reaccionaria del arquitecto revolucionario, acudieron como profesores los artistas de más renombre (Kandinsky, Paul Klee, Feininger y Moholy-Nagy). Hasta que, imitando a Stalin, el nazismo eliminó aquella «caverna de bolcheviques», por ser ejemplo de arte degenerado.