1995-07-31.EL MUNDO.DELENDA EST TYRANNIS AGT

Publicado: 1995-07-31 · Medio: EL MUNDO

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«DELENDA EST TYRANNIS»
EL MUNDO. LUNES 31 DE JULIO DE 1995
ANTONIO GARCíA-TREVIJANO 
Si las instituciones políticas no permiten prevenir los crímenes de los gobernantes, hay que cambiar de instituciones. Si las leyes no pueden expulsar del Estado a un gobernante criminal, hay que cambiar de leyes. Si los magistrados no se atreven a juzgar los crímenes del gobierno, hay que cambiar de magistrados. Si las costumbres admiten un solo día de gobierno criminal, hay que cambiar de costumbres en un solo día. Y si los gobernados toleran ser presididos por el gobierno de un criminal, que no tiene más poder que el que ellos le dan, hay que proclamar ante todo el mundo que ése es el pueblo ideal para que en él reine la tiranía.
Un magistrado, uno solo que emita juicio de inculpación criminal contra el gobierno del crimen puede derrocar ciertamente al tirano, pero no a  embargo, una voz libre, una sola voz de libertad política puede derrocar, con el tirano, a  magistrado lo tenemos. Aunque su voz sea ahogada en el coro supremo, ya ha salvado con su honor personal el de  ¿dónde suena en España, fuera de la conciencia individual, el emancipador grito popular de libertad que espante al tirano? ¿Qué movimiento de libertad cautelará el proceso de tiranicidio judicial? ¿Dónde encontrará compañía la voluntad de liberación de la tiranía?
No, desde luego, en esa solemne retórica de la pequeña libertad de partido y de la gran sumisión ciudadana, a la que se llama, no se sabe por qué, Parlamento. No, tampoco, en las Universidades de verano, abiertas al turismo de la cultura y cerradas a los seminarios-semilleros de la rebelión civilizada y de la insumisión juvenil. Y menos que en ninguna otra parte en los sindicatos del temor de clase y del tópico de la clase obrera, porque donde más agudamente se manifiesta la conciencia de reivindicación laboral menor es en el sentimiento de la necesidad de libertad política. ¿Dónde entonces encontrar un conato, unas brasas de libertad política? ¿Acaso en el arcaico nacionalismo vasco que levanta su débil voz contra subalternos del tirano cuando es vasca la sangre derramada por la tiranía? ¿O tal vez en el pretencioso nacionalismo catalán que sostiene, él solo, al tirano para que la idea de la antes culta Cataluña quede vinculada por siempre al crimen y a la corrupción? ¿Dónde están agazapados y a la espera los decembristas del 14-D? Nunca sería más rentable, para la moralidad y dignidad nacional, una imponente manifestación contra la corrupción del gobierno de la tiranía y contra la inoperante oposición institucional. Pese a todo, la libertad terminará colándose por cualquier aliviadero. 
¿Es consciente el Monarca de la podredumbre que ciñe su Corona y de la descomposición órganica que se guarece hoy bajo su armiño? Que nadie se llame a engaño. Las clases instaladas en el Estado y en los puestos de mando social jamás perciben el sordo rumor que precede a los terremotos políticos. Hay que tener los pies y los oídos pegados al terreno de la juventud y de la sinceridad para presentirlo. La resistencia antidemocrática y deshonesta de Felipe González, su desafuero aforado, está destruyendo las bases de sustentación institucional de  paso más, como el que se adivina por ejemplo en el Supremo, hará irreversible  entonces estará permitido. No hay mayor imprudencia que la de los jurisprudentes defensores de las razones de Estado. Esa mentalidad es la misma que justifica el terrorismo de Estado. Se está viendo a dónde conduce. La consigna de salvar a Felipe González sonará como llamada a rebato en torno a  falta mucho talento de anticipación y mucho coraje, cosas que no florecen en las oligarquías de partido, para que el concitador imperativo «Delenda est tyrannis» no se lleve por delante, incluso sin proponérselo, a