1976-10-20.LAVOZDEGALICIA.DECLARACIONES AGT.GUINEA

Publicado: 1976-10-20 · Medio: LAVOZDEGALICIA

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GARCÍA TREVIJANO HABLA DE GUINEA
LA VOZ DE GALICIA. 20 OCTUBRE 1976
PILAR CERNUDA
Al terminar el calificativo de «materia reservada» oficial que pesaba sobre Guinea Ecuatorial, muchos rumores señalan al abogado García Trevijano como uno de los máximos exponentes en todo el proceso de descolonización de Guinea. Un grupo llamado «Alianza Nacional de Restauración Democrática», que dice servir a los intereses del pueblo de Guinea, acaba de hacer público un informe sobre las supuestas actividades político-económicas de Trevijano en Guinea, informe que el abogado, personalmente, ha hecho llegar a todos los medios de comunicación, así como la fotocopia de una réplica que ha enviado al diario francés «Le Monde» y fotocopia de la constitución que él había preparado para Guinea antes de declararse la independencia de este país. De Trevijano se dice que posee una inmensa plantación en Guinea Ecuatorial, que es el protector del presidente Macías, que tiene la exclusiva de los mercados del cacao, café, y azúcar, por medio de un organismo llamado INFOGE. Pero dejemos que sea el propio Antonio García-Trevijano el que nos cuente sus contactos con el Presidente guineano, el que haga historia sobre sus relaciones con el actual Gobierno de la antigua colonia española.
—«A finales de enero o principios de 1967 —comienza a relatar Trevijano—- vino a verme el periodista José Antonio Nováis con un señor que se llamaba Armijo, para contarme que había tres o cuatro guineanos que les habían visitado en nombre de otros compañeros y que estaban buscando, alguien que les asesorase para redactar su constitución. El Gobierno español se había comprometido ya a dar la independencia a Guinea y en aquellos momentos se había formado una comisión qué debía redactar la constitución. Estos guineanos se habían entrevistado con Tierno Galván, Tamames y creo que también con Ruiz Giménez, pero no habían llegado a un acuerdo con ninguno de ellos, y Nováis me dijo que si yo podría recibirles! Dije que sí y me explicaron que el problema consistía en que no tenían dinero. Contesté que era igual, que en mi despacho se han atendido miles de casos por los que no he cobrado un céntimo y además que para mí era un honor intervenir, como español en la descolonización de Guinea.
LA COMISION
—En la segunda ocasión vinieron Armijo y dos guineanos, uno de Fernando Poo y el otro de Río Muni. Me contaron que se iban a Guinea, y que se entrevistarían conmigo a su regreso, que iban a consultar con el resto de los miembros de la Comisión guineana que debía redactar la constitución junto con una comisión española. En el mes de marzo llegó la delegación guineana, formada por unas cuarenta personas, elegidas allí según los criterios del Gobierno español. Vino también una comisión formada fundamentalmente por miembros del Partido Munge, del que formaban parte Andrés Moisés y Esteban Nsue, que son precisamente los que más me atacan ahora.
«Bueno, yo les dije que no conocía nada del tema de Guinea y qué nunca había estado allí, y que antes de nada necesitaba hablar con todos los grupos políticos y étnicos. Y así se hizo, por medio de reuniones larguísimas con todos ellos. Cuando me di cuenta de que esto iba en serio, hice dos cosas: primero, visitar al director general de Seguridad, señor Blanco para decirle lo que había; y segundo, visitar al ministro de Asuntos Exteriores, Castiella, para lo mismo, para explicarle mi situación. A Castiella, le visité acompañado del diplomático Emilio Martín y del que luego fue ministro señor Martin Gamero, que son testigos de aquella entrevista. Castiella me dijo textuamente: «No sabe usted la alegría que me da el que los guineanos hayan acudido a su asesoramiento. Estoy seguro de que su intervención será muy positiva y eficaz en todo este asunto».
COMO CONOCI A MACIAS
Antes de empezar a redactar la constitución convoqué una reunión de todos los guineanos, y acudieron a mi despacho 28 ó 29 miembros de la Delegación. Convoqué incluso a los miembros del grupo que patrocinaba el Gobierno Español. Fue en esta ocasión cuando conocí a Macías, del grupo «Monalinge». Delante de todos dije que mi trabajo no quería favorecer individualmente a ninguno de ellos, sino a todos y, para que las cosas quedasen bien claras, conté que había dado 200.000 pesetas que se me habían pedido para que pudiesen venir a Madrid miembros de grupos que, me dijeron, no podían pagarse el viaje a España. En esta delegación había cuatro tendencias: tres de ellas financiadas por los intereses colonialistas de España y una cuarta que debían autofinanciarse y a los que di el dinero que me pedían, aunque luego supe que me habían engañado pues esas 200.000 pesetas nunca llegaron a su destino. Pero hablé de ellas en esa reunión, para que no hubiese engaños.
A esta reunión no asistieron ni Atanasio Ndongo ni Saturnino Idongo, ni Balboa, y eso es muy importante que se sepa por lo que contaré después. A Saturnino le conocí por medio de Antonio Fontán, y a los otros dos no los he visto en mi vida. Pues bien, estos tres señores, poco después en la ONU dijeron que en la reunión que se había celebrado en mi despacho y en la que estuvieron (cosa que es absolutamente mentira) yo había puesto un millón de pesetas, encima de la mesa para ellos. Cosa más incierta todavía.
LOS DISTINTOS GRUPOS
Pero sigamos con el desarrollo de los hechos, para dejar todo bien claro. Quiero antes de nada explicar la ideología de cada uno de los grupos respecto a la independencia:
En Presidencia de Gobierno, donde estaba Carrero, se estaba a favor de una independencia falsa, nominal, en la que continuase el mismo tipo de Gobierno, pero con el nombre de «independiente». El líder sería Bonifacio Ondo, al que apoyaba prácticamente el 80 por ciento de las fuerzas colonialistas españolas.	
Otro grupo, cuya cabeza era Atanasio Ndongo estaba patrocinado por Castiella y el Ministerio de Asuntos Exteriores, porque veían muy difícil que pudiera mantenerse pacíficamente Ondo. Atanasio era el que había comenzado la campaña pro-independencia, y era un líder a nivel internacional. Estaba a sueldo del Ministerio, y hay recibos que pueden probarlo, así como fotocopias de documentos. Le apoyaba el pequeño sector colonialista maderero.
El tercer grupo estaba formado por las fuerzas populares, no apoyadas por nadie, y de ellas formaba parte Macías.
LÁ CONFERENCIA CONSTITUCIONAL
En Madrid, los guineanos piden permiso para que yo pueda asistir, como asesor suyo, a la conferencia constitucional, pero el permiso no se concede. Entonces, cada día, como a las nueve de la noche, me traían los textos que se habían redactado durante el día; yo me pasaba la noche íntegra estudiándolos y preparando la réplica jurídica que ellos presentaban por la mañana en la sesión siguiente... Así durante tres meses. Al final se clausuró la conferencia y se impuso la constitución gubernamental, sin contar para nada con nuestra postura. Y se llevó esa constitución a referéndum. Es entonces cuando se envió a Atanasio a Nueva York para defender al Gobierno español ante la ONU y atacar a Trevijano, pero los guineanos cometieron la imprudencia de contar eso a sus familias en cartas que se hicieron públicas y todo el pueblo de Guinea supo cuál era el papel de esos señores en Nueva York.
FRAUDE ELECTORAL 
Se consigue que el Comité de los 24, enviase una comisión para el referéndum, pero a pesar de esto, como sólo fueron dos los observadores, hubo fraude y ganó el «sí» a la fórmula que proponía la constitución redactada por los españoles. Yo estaba veraneando en Comillas y vino una delegación para contármelo y pedirme ayuda. Los que vinieron eran precisamente Andrés Moisés y Esteban Nsue. Me dijeron que habían hablado con los observadores de los 24 y que ellos les habían aconsejado que no impugnaran el referéndum, sino que se volcasen en las elecciones presidenciales y que se enviarían para ellas un buen número de observadores de la ONU. Y así se decidió. Nsue y Moisés me pidieron dinero para financiar la campaña, porque no tenían ni un duro. Como después de las 200.000 pesetas yo ya no me fiaba, no les daba dinero, sino que pagaba sus facturas. Por ejemplo, pagué un millón y medio de pesetas de facturas de hotel, facturas que aún guardo. Y en esta ocasión les dije que pagaría las facturas de la imprenta que hiciese los carteles y propaganda, pero que en mano yo no les daba nada. Y así se hizo. Fraga había hecho esfuerzos enormes para instalar en Guinea la Televisión y en esa televisión la única propaganda que se admitía era la de la candidatura «oficial». Yo había aconsejado a los guineanos que escogiesen un único líder, para no dividir los votos, y presentaron a Macías. Había cuatro candidaturas: la de Bonifacio, que se presentaba por Río Muni, porque a última hora Presidencia decidió dividir sus candidatos en dos provincias: Edmundo Bossio, también candidato presidencialista, por Fernando Poo; Atanasio que propugnaba Castiella, y Macías. Después de una alianza de Macías con Bossio y Atanasio, Macías alcanzó la victoria. El era presidente, y nombró vicepresidente a Edmundo, y ministros de Asuntos Exteriores a Atanasio, así se rompieron mis relaciones con ellos, pues como es lógico yo no quería saber nada de Atanasio.
GOLPE DE ESTADO
Sin embargo en marzo de 1969 hubo un golpe de Estado con Atanasio como cabecilla, y con Castiella detrás (también esto es fácilmente demostrable con documentos existentes), que fue abortado, y allí murieron todos; Entonces Macías me pidió que fuese a Guinea, aunque yo iba dando largas siempre. Nunca había estado allí, pero el 12 de octubre de 1969 me concedió una condecoración, con motivo del primer aniversario de la independencia y ya no tuve más remedio que ir.
—¿Cuál es entonces su relación con el Gobierno de Macías?
—Macías me ha pedido constantemente asesoramiento sobre política internacional, sobre relaciones internacionales, sobre asuntos técnicos y jurídicos. Eso es todo.
—¿Cuántas veces ha ido usted a Guinea?
—Cuatro o cinco nada más. Y hace dos años que no he ido, ni siquiera sé cómo son actualmente las comunicaciones de Guinea.
—Usted me ha dicho que ha prestado a Guinea, a Macías, 200.000 pesetas al principio, millón y medio en facturas de hoteles y una cantidad no determinada por la impresión de su propaganda. ¿Qué ha recibido a cambio?
—Nada, absolutamente nada. Todo lo que se dice por ahí es mentira. Y no es cierto que yo haya hecho préstamos, sino «regalos». Di regalos de dinero y de mis ideas. Y Macías sabe que para mí orgullo y mis ideales políticos seria ofensivo para mí que me insinuasen darme algo a cambio.
—¿Se da usted cuenta de que esto es muy difícil de creer?
—Ah, ese ya no es mi problema.
—¿Es cierto que hay en Guinea una plantación a nombre de su cuñada y secretaria, Simone?
—No, es absolutamente mentira. Que lo pruebe alguien si puede.
—¿Qué ha sido lo último que ha hecho usted a favor del Gobierno Macías?
—La Ley de Hidrocarburos, hace un año.
—Se le culpa de llevar todas las comisiones de comercio exterior por medio de un organismo llamado INFOGE.
—Con anterioridad a la independencia existían varias cooperativas administradas por Andrés Moisés. Estas cooperativas, tras la independencia fueron asumidas por el Instituto de Fomento de Guinea Ecuatorial INFOGE, y a su frente estaba Moisés. Este instituto fue creado antes de que yo llegase a Guinea. Le recomendé a Moisés que se utilizara como vehículo para la estatización del comercio exterior y se discutió esta posibilidad. Al fin se decidió hacer un sondeo con países que no fuesen España y yo personalmente, con Moisés y el gobernador de Río Muni, Miguel Eyegue hicimos una gira europea para ver qué posibilidades había de llevar el comercio independientemente de España. Fui con ellos a París, Londres, Hamburgo, Munich y Suiza, para presentarles gente que podrían asesorar sobre este asunto y al mismo tiempo ver a los importadores. En Londres estuvimos con los de la bolsa del cacao y el café; en París con los círculos madereros; en Hamburgo con la Cámara de Comercio que nos prepararon un almuerzo con madereros; en Munich con compradores de derechos de la madera y en Suiza con el presidente mundial de la Nestlé. Luego me entero de que Bossio, dueño de la primera factoría del cacao en Fernando Poo y otros ministros habían presionado al Gobierno para que todo esto no se llevase a cabo y no se aprobó la recomendación que yo había hecho. Eso fue todo.
—¿Aprueba usted la forma de gobierno actual del presidente Maclas? ¿Ha construido Macías la Guinea que usted soñaba, a la que ayudó a independizarse?
—Es evidente que tengo un conocimiento de África mucho más cercano a la realidad que el que tenía cuando redacté aquella primera constitución. África no se puede juzgar desde la óptica europea, nuestros valores morales no son los mismos. Es un error juzgar los esquemas africanos con arreglo a nuestros valores. En África es y es imposible el pluripartidismo.
—¿Redactó usted la segunda constitución guineana?
—No, no tuve nada que ver con ella. Yo sólo redacté una constitución que no se aprobó nunca, porque la primera fue la que impuso el Gobierno colinialista español en aquella conferencia constitucional.
—Nuestras informaciones indican que usted se llevó una fuerte comisión de la constructora francesa a la que se encargó la construcción del palacio presidencial de Bata y el puerto...	.
—Mi sorpresa fue encontrarme en el año 1969 con que se había contratado a una empresa en París la construcción de las dos cosas. Puse mis reparos técnicos porque no se había hecho ningún estudio sobre el lugar en el que se iba a construir y no me parecía aquello muy serio. No he tenido ninguna intervención en eso; no sólo no tuve sino que, como abogado, les hice (al Gobierno de Guinea) una reclamación contra la empresa constructora por revisión de precios. Lo cual contrario a lo que dice usted de que yo recibí comisiones por parte de esta constructora... más bien al contrario.
—Una nueva acusación. Hace unos días, se celebró en Madrid una rueda de prensa organizada por el secretariado de Estado Danien Mba Oyono, que atacó a nuestro Gobierno, a ciertos sectores de la prensa, al PSOE y que sin embargo estuvo llena de alabanzas hacia usted. ¿Organizó usted esa rueda de prensa?
—No: yo estaba en Valencia. Daniel llamó a mi secretaria, Simone, y le dijo que quería hablar conmigo, pero ella le explicó que yo estaba fuera. Daniel le dijo que había decidido convocar una rueda de prensa pues había leído varias cosas que se habían escrito contra Guinea y contra mis implicaciones allí. Le dijo también que en la embajada le habían proporcionado una lista de periodistas, que leyó a Simone por teléfono, pues ella conocía casi a todos y quería su consejo. Y desde el hotel en que se hospedaban, la hermana de Daniel llamó a la prensa. Ni Simone ni yo intervinimos para nada. Que quede muy claro. No he hecho ni un solo negocio en Guinea. Los que me atacan se autodefinen como demócratas cristianos, liberales y socialistas. Pues bien, en todo el continente africano no hay un solo hombre de esta significación. No he hecho negocios con Guinea, insisto, les he ayudado, y les ayudo, con mis conocimientos de abogacía y les asesoro en materia jurídica y técnica. Eso es todo. Y si alguien me ataca, tengo documentos para probar que lo que digo es cierto, y con sus ataques sólo conseguirán ponerse en ridículo.	■
—¿Qué tipo de documentos?
Eso no se lo voy a decir; se harán público sólo si es necesario.
CORRECCION A LA ENTREVISTA CON GARCIA TREVIJANO
21 OCTUBRE 1976. MADRID (De nuestra Redacción).
En relación con las declaraciones del abogado García Trevijano que ayer publicamos, el letrado nos dice que no dio 300.000 pesetas a Maclas, como por error se dijo, sino a dos guineanos llamados Justino y Salomé que vinieron a Madrid antes de celebrarse la conferencia institucional. García Trevijano afirma también que Maclas nunca le pidió ayuda material económica. 
PILAR CERNUDA