1998-11-16.LA RAZON.CUATRO LOGOTIPOS DE PRENSA AGT

Publicado: 1998-11-16 · Medio: LA RAZON

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CUATRO LOGOTIPOS DE PRENSA
LA RAZÓN. LUNES 16 DE NOVIEMBRE DE 1998
ANTONIO GARCÍA TREVIJANO
La cabecera de un periódico nunca es tan inocente como una marca comercial. Al comenzar su andadura, puede parecer algo puramente convencional, desprovisto de ideología y obediente a sus virtudes de reclamo, como banderín de enganche en la lucha empresarial por la clientela. Pero al poco tiempo resulta que la mejor definición del periódico es la proclamada en su cabecera. Aunque para bien entenderla haya de alterarse el orden de los factores componentes del logotipo. En lugar de poner el “logos” antes del tipo, lo que predomina sobre la razón que lo ampara es el tipo de periodismo practicado bajo ella. Las logotípias de prensa se transforman en tipologías de periodismo.
El logotipo “ABC”, en 1905, anunciaba un propósito cultural: la alfabetización de una España inculta y deprimida que necesitaba tomar conciencia de sí misma y de su dimensión en el mundo, tras la crisis del 98. Por encima de los avatares de su existencia y de su fuerte ideología conservadora, el “ABC” sigue teniendo un propósito cultural, antes que de poder político, lo cual es digno de admiración. Pero el propósito congénito a su logotipo ha sido traducido, por su práctica periodística, en una expresión abierta a la modernidad en cultura literaria y artística, y cerrada a la vez al pensamiento crítico en cultura política. El nacionalismo cultural de su logotipo derivó hacia el patriotismo institucional de su tipología periodística.
El logotipo «El País», creado tras la muerte de Franco, encerraba el propósito editorial de romper la escandalosa dicotomía entre país real y país oficial, que desde los tiempos de Larra venía siendo la fuente, incesante de donde manaban la incultura nacional y la inconsciencia pública. Por encima de los desorbitados afanes de lucro junto al poder y de su flaqueante ideología posmoderna, «El País» sigue expresando una ideal armonía de lo real con lo oficial, lo cual es pura fantasía del consenso, pero su práctica informativa identificó la España real con la voluntad de poder de un partido, y la verdad cultural, con la opinión oficiosa de unos intelectuales de oficio. El propósito de su logotipo devino así en el actual sectarismo de su tipología periodística.
El logotipo «El Mundo» en sí mismo, puramente convencional, nació hace pocos años con el propósito editorial de sacar a la luz lo que los demás periódicos callaban o publicaban con sordina: la corrupción general y los Crímenes de Estado del inaudito sistema de gobierno montado por Felipe González y el aparato dirigente del partido socialista. Colaboré asiduamente en ese periódico, hasta que el mismo día de la derrota electoral del «felipismo» se destapó la ambición editorial de convertirlo, bajo el gobierno de Amar en lo que «El País» había llegado a ser al calor del gobierno socialista. La neutralidad de su logotipo no podía ya ocultar la parcialidad de su tipología periodística. A pesar del sabio decoro de seguir manteniendo en su órbita a unos talentos independientes como el ejemplar de Gabriel Albiac.
¿Cuál será la tipología periodística que se desarrolle bajo el prisma de objetividad del logotipos LA RAZÓN? El editor dice: «respeto a las instituciones y la Constitución, libertad completa de información y de opinión, con la independencia y ausencia de compromisos secretos de quien no está en la lucha por el poder político». Traducido en términos concretos, esto significa en, mi opinión: defensa de la unidad nacional y la Monarquía, como ABC; liberalismo económico, como los demás periódicos; liberalismo cultural, como ningún otro diario; y frente al viejo sectarismo de «El País» y al nuevo de «El Mundo», liberalismo político. O sea, una Razón liberal situada al margen izquierdo de la Razón conservadora de ABC, entre las dos Razones oportunistas de poder partidista encarnadas en el pseudo progresismo de «El País» y el pseudo reformismo político de «El Mundo». Por esa causa liberal de LA RAZÓN, aquí estará también presente la Razón democrática. Cosa que no pudo aguantar el endiosado creador de «El Mundo», cuando acabó la demiurgía felipista.