1997-01-04.EL MUNDO.CONTRA LA PÚRPURA Y EL ARMIÑO JOAQUIN ARNAIZ

Publicado: 1997-01-04 · Medio: EL MUNDO

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CONTRA LA PÚRPURA Y EL ARMIÑO
EL MUNDO. 4 DE ENERO DE 1997
JOAQUIN ARNAIZ 
Una oportuna y provocativa crítica al régimen de partidos políticos
Hablar de un libro político para un escéptico en tal oscura materia es siempre complicado; hacerlo de un ensayo provocador y tan fundamental en estos momentos como es Frente a la Gran Mentira, de Antonio García-Trevijano, profesor de Derecho y uno de los fundadores de la Junta Democrática y la Platajunta es una empresa casi improbable. Y lo es por muchas condiciones, y no es la menor de ellas que García-Trevijano no ha escrito uno de esos volúmenes de buenas y pías intenciones a los que tan dados son los políticos, sino que afronta escribir en trescientas cincuenta páginas dos sorprendentes líneas de argumentación: «En la primera se descubre la Gran Mentira de que "esto" es una democracia (...). En la segunda se justifica la necesidad de una teoría de la democracia». 
Apoyado y ceñido de un buen acopio de citas, García-Trevijano hace una descripción inmisericorde de la actual situación política española, llegando a decir que «del mismo modo que la dictadura militar fue la continuación de la Guerra Civil por otros medios, esta Monarquía es la sucesión de la uniformidad de la dictadura por medio del consenso». Y afirma que «esto no es una democracia, sino una oligarquía de partidos», y llega a hablar de «la sustancial identidad de función entre un diputado de Hitler o Franco y un diputado de Khol o de González y Aznar». 
Porque el autor encuentra, investigando en la teoría y la práctica de la democracia, desde la Revolución Francesa a la Independencia americana, que la democracia para ser política, y no sólo social, ha de cumplir tres condiciones: «El principio representativo en la sociedad política, el principio electivo en el gobierno y el principio divisorio del poder del Estado». Y agrega: «Sin estos tres principios distintivos de la democracia, aunque tengamos todas las libertades públicas y civiles, no es posible que exista libertad política». 
Habla de «las variadas clases de corrupción que gravan la vida española» y nos recuerda las inmortales palabras de Shakespeare en El rey Lear: «Los vicios pequeños se ven a través de los andrajos, pero la púrpura y el armiño lo ocultan todo». Indudablemente (y además de para el experto en teoría política) para el lector meramente ciudadano e interesado en nuevas soluciones a la actual situación pueden resultar muy interesantes las aportaciones y cambios que sugiere García-Trevijano para mejorar el nivel de acción política. 
Y menciona las siguientes medidas: «La elección directa por el pueblo del primer responsable del poder ejecutivo, que le permita gobernar sin necesidad de obtener ni tener la confianza de la Cámara de representantes, también directamente elegida por los electores para que legisle y controle la actuación de aquél». Esta cámara estaría compuesta de «candidaturas uninominales de diputados de distrito, en lugar de candidaturas de listas de partidos». Añadiendo garantías para la libertad política de los ciudadanos como «el acuerdo para disolución del Parlamento y el Gobierno con el voto de un tercio de los diputados» e incluso a través de un referéndum vinculante.