1991-02-16.EL INDEPENDIENTE.CONTRA LA IDIOTEZ Y LA MENTIRA DE LOS OBJETIVOS CIVILES AGT
Publicado: 1991-02-16 · Medio: EL INDEPENDIENTE
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CONTRA LA IDIOTEZ Y LA MENTIRA DE LOS OBJETIVOS CIVILES EL INDEPENDIENTE, 16 FEBRERO 1991 TOM PAINE = ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO La causa de la paz, por su mayor inteligencia de los intereses comprometidos en el conflicto bélico y por su incomparable grandeza moral, no necesita acudir a la idiotez o a la mentira para denunciar el absurdo y la barbarie de toda guerra que no sea de resistencia o legítima defensa. Es una completa idiotez pensar que el mando norteamericano ha elegido deliberadamente objetivos civiles, como el del refugio de Bagdad alcanzado por dos misiles controlados por inteligencia artificial, para quebrantar la moral de combate del ejército iraquí con actos de terrorismo sobre la población de retaguardia. Esta matanza de personas inofensivas incrementa la cohesión social del pueblo y el ejército adversario y sólo quebranta la coherencia interna de la opinión occidental que sostiene la decisión de pelear de sus Gobiernos. Es una imprudente mentira propagar esa idiotez a sabiendas de que la conducción de la guerra del Golfo viene demostrando, hasta ahora, lo contrario. No que no haya muchas bajas civiles en Irak, pero sí que los bombardeos de retaguardia no son indiscriminados. Por primera vez en la historia bélica contemporánea se ha producido una alteración cualitativa de la «ratio» existente entre potencia destructiva empleada y mortandad civil ocasionada. Este resultado se debe a la decisión estratégica de utilizar solamente bombas de precisión contra instalaciones de interés militar, real o supuesto, cercanas a zonas habitadas. Los mismos que hoy destruyen las estructuras industriales y de comunicación de Irak arrojaron sobre Alemania, durante el mes de junio de 1944, una masa de explosivos diez veces inferior a la que están lanzando en el primer mes de esta guerra. Las víctimas civiles fueron, sin embargo, cien veces superiores. Para cambiar la opinión de las «buenas» personas que desean una guerra «limpia», sin bajas civiles y muy pocas entre soldados propios, es necesario demostrarles que los errores en la guerra no son excepcionales y se pagan. Si se tiene la fortuna de ser ciudadano de un país democrático, sólo existe un medio de no soportar sobre la propia conciencia los homicidios que inevitablemente acompañan a la acción bélica: exigir el cese inmediato, sin condiciones previas, de las hostilidades.