2001-08-20.LA RAZON.CONSULTA AL PUEBLO VASCO AGT
Publicado: 2001-08-20 · Medio: LA RAZON
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OPINIÓN 20 LA RAZÓN LUNES, 20 - VIII - 2001 OTRAS RAZONES CONSULTA AL PUEBLO VASCO H ay personas nada tiene que ver con los hechos de existencia no depen- dientes de la volun- tad. LOS INMIGRANTES EXPULSADOS H emos visto las La libertad y la democracia no pue- den resolver lo ab- surdo. Y tan absurdo sería preguntar a los vascos si quieren ser o dejar de ser españoles, como a castella- nos o andaluces. Lo que tiene sentido en una persona singular, deja de tenerlo en los pueblos determinados por la historia antes de que la libertad tuviera un rol que jugar en la formación de las naciones. Lo que ha sido unido por la fuerza de los he- chos, solo el hecho de la fuerza lo puede desunir. Y para separar al País Vasco del resto de España hace falta más fuerza de la que puede desplegar el terrorismo. De las urnas no puede salir jamás la Inde- pendencia de Euskadi, pues en ellas no entrará la cuestión sin victoria del sepa- ratismo en una previa confrontación in- concebible. El lendakari olvida que, sal- vo en las revoluciones de la libertad, un referendum no se convoca para resolver conflictos de poder, sino para legalizar lo ya resuelto por vías de fuerza o compro- miso entre poderes. AAnnttoonniioo GGAARRCCÍÍAA TTRREEVVIIJJAANNOO imágenes ins- tantáneas en la primera plana de los periódicos. En las se- cuencias de la televisión se ofrecía el desarrollo del penoso espectáculo con todo dramatismo. Gentes de color huyen- do desesperadamente, apresadas violentamente por la policía. ¿Qué han hecho o que pretendían hacer? Me pre- gunta un espectador ingenuo. ¿Estaban po- niendo bombas? ¿Robaban y practicaban el pillaje? No, le respondo querían simplemen- te trabajar. Ganarse el sustento en condiciones misérrimas. Y una vez más me vuelven a las mientes las palabras tremendas del teólogo Hinkelanmert: «Hoy día ser explotado es un privilegio». Y, además, estos perseguidos, como co- mentaba en mi anterior artículo, han cometi- do un grave delito: haber nacido y haber visto la luz en el paisaje asolado del Tercer Mundo, expoliado por el Primero. Tienen la piel de un color distinto al nuestro. Al del hombre blanco que ha dominado hoy día el mundo. Y enton- ces se les niega el duro «privilegio» de la ex- plotación. Lo más paradójico es que su traba- jo resulta tan útil como necesario. La Unió des Pagesos se lo ha ofrecido. A pesar del paro hay lugar para estos trabajadores. Pero entre el puesto de trabajo y quien se ofrece para él INFORMAR AL PARLAMENTO El Parlamento italiano está puntualmente informado, a través de los servicios se- cretos de ese país, que, cada seis meses, remiten a los representantes del pueblo un dos- sier en el que se analizan las posibles amena- zas internas y externas, entre ellas la del terro- rismo. En el último informe, cuyo contenido ha trascendido esta misma semana, se apuntaba que el próximo otoño se va a intensificar el te- rrorismo en Italia, en especial el proveniente- de la extrema izquierda y el anarquismo. Y le comentan a Juan Bravoque en Espa- ña se debería realizar algo similar. Los servi- cios secretos y los de información los pagamos todos los españoles y deben desarrollar su la- bor con las necesarias cautelas para que no trasciendan sus investigaciones. Sin embargo, y esto no es nada nuevo, el secretismo sirve muchas veces para esconder ineficacias que no suelen estar originadas en la incompetencia de los agentes y de sus mandos directos. No. Se deben a políticas mal diseñadas, a falta de es- tímulos e, incluso, de liderazgo, entendido éste en todos los sentidos. El Parlamento español y, en la medida de lo posible y conveniente, el pueblo a que representa, deben recibir infor- mes puntuales de esos servicios. JJuuaann BBRRAAVVOO REBOREDO Y SAÑUDO que se eri- gen en líde- res de opinión no porque tengan el há- bito de pensar mejor que de ordinario, ni porque mediten lo que van a decir antes de que las palabras lleguen a su boca, si- no por la potencia del altavoz que usan para acallar voces más razonables. A di- ferencia de EE.UU., donde la calidad de las opiniones suele ir a la par de la in- fluencia cultural del medio que las publi- ca, los diarios triunfantes en los paises que las dictaduras mutilaron de cabezas erguidas, toman como modelo de sabidu- ría su propio criterio de arrastracueros. Cuanto más a ras de tierra, cuanto más rastreras sean las opiniones mayor será su eco en una sociedad y unos círculos de poder anclados en el oportunismo diario. Lo pone de relieve su modo medroso de tratar el referendum de autodeterminación sugerido por el lendakari. En general, los medios informativos son contrarios a esta consulta, pero tienen miedo de parecer antidemócratas o, lo que es peor, españolistas si se oponen frontalmente a ella. Y al criticarla en as- pectos coyunturales (no es el momento, hay que definir el censo, no es constitu- cional, Eta continúa matando, debe ex- tenderse al pueblo español), la están apro- bando como tema pendiente. Sea por complejo de culpabilidad franquista, in- terés empresarial, miedo a la amenaza te- rrorista o ignorancia de lo que es libertad y democracia, los diarios más vendidos no se atreven a contrariar de frente a los partidos nacionalistas diciendo NO, para siempre, a la celebración de esa consulta antidemocrática. Tal referendum no podrá hacerse aho- ra ni nunca. Y no por temor a que la res- puesta pueda ser contraria a la unidad de España, cuestión de puro cálculo en una relación entre factores variables en el tiempo (lo que obligaría a repetir la con- sulta hasta que la ganara el separatismo), pero sí porque la pregunta, por cuestión de principio, supone una afrenta al ámbi- to de acción de la democracia y al senti- miento histórico de lo español. Pues la ig- norancia están, precisamente, en el hecho de preguntar lo que, a todas las luces de la libertad polí- tica, es impreguntable, porque es indeci- ble. disparate el y No sería serio que se sometiera al pue- blo la decisión sobre la existencia o la in- existencia de Dios. No parecería sensato que decidiera, para España, ser penínsu- la occidental de Europa o cabo finisterre de Asia. Como en el mito de Perceval, las historias de España, Francia, Inglaterra y Portugal han sido respuestas a preguntas que nadie formuló antes de contestadas. No quiero decir que la historia de España sea su referendum, ni que la existencia nacional sea un plebiscito diario –eso fue- ron memeces de Renan, Ortega y Primo de Rivera derivadas de sus ideas naciona- listas de nación, como proyecto subjetivo y sugestivo de vida en común–, pero sí afirmo categóricamente que la libertad se encuentra la kafkia- na administración. La ley de extranjería que sus hipócritas críticos en el Parlamento se es- fuerzan por aplicar a rajatabla en la práctica. Felices en su despóti- ca, inhumana concep- ción del poder, a pesar de llamarse de izquier- das. Y los «papeles» convertidos en un arma mágica para la supervivencia. Naturalmente en estas circunstancias no deja de haber desal- mados que aprovechan la situación para au- mentar la explotación de los trabajadores in- migrantes, convirtiéndoles en esclavos. ¿Es el fin de la aventura esta captura y ex- pulsión de los inmigrantes? Ciertamente no. Volverán la mayoría de ellos a intentar el asal- to a la fortaleza, jugándose la vida en las aguas del mar. ¿Qué se pretende con la expulsión? Hacerles retornar al hambre y la miseria de que han huido. El deber de un soldado prisio- nero es escapar del campo de concentración, el sueño permanente del preso la evasión. Aquí, aún más apremiantemente, la huida es un imperativo vital. Y el problema que no re- suelven leyes de inmigración, ni policías, será permanente mientras se mantengan las actua- les condiciones de abismal desigualdad. Absurda no sólo cruel y salvaje es la civi- lización que vivimos. Aunque Descartes pen- saba que gracias al desarrollo del saber y de la técnica «podríamos gozar sin esfuerzo de los frutos de la tierra» la realidad hasta nues- tros tiempos ha sido la del trabajo de hombres y mujeres, también de niñas y niños, que han levantado nuestro mundo. Inclinados sobre la tierra, hundidos en las minas, laborando al ca- lor de los altos hornos, luchando con las olas del mar. Sin semejante esfuerzo el trabajo in- telectual, que ha aumentado fabulosamente nuestro poderío hubiese sido estéril. Y ambos trabajos, aunque en grados y condiciones muy distintas han sido dirigidos y apropiados por una minoría Pero en nuestros días afrontamos una nue- va situación. Las recientes tecnologías han li- berado, aunque sólo parcialmente –no caiga- mos en mitos– la necesidad y la importancia de la fuerza de trabajo humana. Y sobre todo la función productiva del capital ha sido rele- gada por el más mezquino mercantilismo. Se reduce la producción para mantener los pre- cios. El trabajo se convierte en delito y se mul- ta a quien produce demasiado. El capital se orienta hacia la especulación; la droga y su co- mercio pasan a ocupar lugares decisivos en la economía mundial. Y el mayor esfuerzo pro- ductivo, las grandes inversiones en la política presidida por Bush se dedican a fabricar ar- mamentos y erigir el escudo antimisiles. In- dustrias que exigen menos puestos de trabajo y. produciendo inflación, deterioran la econo- mía general, beneficiando sólo a una minoría. El mundo de la producción y el consumo encoge, así sus fronteras. Mientras la huma- nidad crece demográficamente y el cerrilismo de Woytila impulsa tal crecimiento, sus posi- bilidades de desarrollo en el conjunto plane- tario son cada vez menores. El futuro es cali- ginoso para la mayoría, pero para el Tercer Mundo resulta trágico. Sólo nos salvará la so- lidaridad de las mentes lúcidas del Primer Mundo y el despertar del Tercero a la rebel- día. CCaarrllooss PPAARRÍÍSS