1990-11-30.EL INDEPENDIENTE.CONFESIONALIDAD DE LOS PODEROSOS AGT

Publicado: 1990-11-30 · Medio: EL INDEPENDIENTE

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CONFESIONALIDAD DE LOS PODEROSOS
EL INDEPENDIENTE, 30 NOVIEMBRE 1990 
TOM PAINE = ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO
Conmovidos por una tierna parcialidad hacia el pasado, del que añoran la confesionalidad del Estado, los obispos confían la regeneración espiritual del presente, cuyos síntomas de corrupción mencionan certeramente, a la confesionalidad de los futuros detentadores del poder político, económico y cultural. Esta desproporción entre la grave enfermedad materialista que describen y el liviano remedio espiritualista que proponen, esta grácil pretensión de combatir el mal del poder por medio de la buena «fe» de los poderosos, constituye la esencia misma de la religión.
El primer cuidado de la religión es, como se sabe, ofrecer curación a la enfermedad incurable, salud eterna a la vida mortal, resurrección a la carne. Comparada con esta mágica promesa, la idea de regenerar la vida pública con plegarias y doctrina cristiana parece realista. Pero el mundo político está corrompido, y corrompe al mundo civil, porque su Constitución no consiste en un sistema «simple» de contrapeso de poderes que evite el abuso de los poderosos, sino en un «compuesto» reparto de prebendas del Estado en una sociedad inerme. Y a la máxima composición, al consenso, corresponde la máxima corrupción.
Confiar en que esta oligarquía de partidos se regenere en una democracia, basada en el control de la mayoría por la minoría, con sólo convertir a los oligarcas a la moral católica, supondría volver a las andadas de la propia corrupción religiosa, es decir, cambiar el cinismo vulgar de hoy por la hiprocresía formal de ayer. Frente a la moral racional, humanista y laica, la Iglesia no ha recorrido aún el arduo camino por el que transitó hasta llegar a comprender, frente a las demás Iglesias, que las religiones podrán ser mejores o peores, más o menos útiles respecto a determinados fines sociales, pero jamás verdaderas o falsas. Esta ambición sólo pertenece, como hipótesis falseable por la experiencia, a la ciencia. Y el documento de los obispos, ejemplar en su denuncia de la corrupción política y en el respeto a la democracia formal, no tiene carácter científico.