1990-11-22.EL INDEPENDIENTE.COMO LOS TÁRTAROS AGT
Publicado: 1990-11-22 · Medio: EL INDEPENDIENTE
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COMO LOS TÁRTAROS EL INDEPENDIENTE, 22 NOVIEMBRE 1990 TOM PAINE = ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO Los planes de desarme que han prosperado, los que el vencedor impone, son los que el vencido aprovecha para propiciar, sin gastos militares, la recuperación y desarrollo de su potencial económico. La actual preponderancia de Alemania y Japón no habría tenido lugar si sus verdugos en el campo de batalla también se hubieran desarmado, reduciendo a mínima expresión la parte de su renta nacional dedicada a la defensa. La extrema debilidad de la Unión Soviética, consecuencia de su fortaleza armamentista, requiere hoy un tratamiento tan inteligente y drástico como el aplicado ayer a las vencidas potencias del Eje. Sin genio para comprender que jamás debía aceptar un pacto de reducción de armamento concebido en términos de igualdad, Gorbachov sufre la más cruel de sus derrotas. Este tratado, aparentemente equitativo, hunde definitivamente en la miseria a los pueblos del Pacto de Varsovia. Con una economía de subsistencia han de costear una armada, tan imponente como la de la OTAN, potencialmente capaz de arrasar a sus recientes amigos europeos. ¡Y éstos les conceden créditos blandos para que financien con su capital, ya que no pueden con la renta, la dureza de su militarizada agonía! Imposible no acordarse de Montesquieu. «Cada monarca tiene en pie todas las armadas que podría tener si sus pueblos estuviesen en peligro de ser exterminados; y se llama paz este estado de esfuerzo de todos contra todos... Somos pobres con las riquezas y el comercio de todo el universo y pronto, a fuerza de tener soldados, no tendremos más que soldados y seremos como los Tártaros. La consecuencia de tal situación es el aumento perpetuo de los impuestos y... no se cuenta más con las rentas, pero se hace la guerra con su capital. No es alegre ver a los Estados hipotecar sus fondos durante la paz y emplear incluso, para arruinarse, medios que llaman extraordinarios y que lo son tanto que apenas los imagina el hijo de familia más desordenado.»