1976-07-24.BN.CALVO

Publicado: 1976-07-24 · Medio: BN

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MORDAZ  ROMERO 
E MILIO  Romero,  periodista  de  alta  cresta,  ha  e s c r i to 

un 
libro  —«Prólogo  para  un  Rey»,  editado  por 
Planeta—,  en  el  que  relata,  en  lenguaje  vivo  y  sa 
broso,  pasajes,  inéditos  en  su  mayoría,  protagonizados 
por  esa  «fauna  política»  — c o mo  se  ha  dado  en  llamar 
l a—  a  la  que  muchos  españoles  no  prestaron  atención. 
Nombres 
c o mo  Pío  Cabanillas,  Fraga 
Iribarne,  Fernández  da  la  Mora,  Arias  Navarro,  Torcuato 
Fernández-Miranda  y  A d o l fo  Suárez  aparecen  ahí  retra 
tados,  calificados  o  simplemente  descritos  con  un  es 
t i lo  al  que  vendría  bien  el  adjetivo  «descocado». 

hombres 

y 

Por  c i e r t o,  que  en  estos  días  el  presidente  del  Go 
bierno  recibió  a  Emilio  Romero  Gómez,  consejero  nacio 
nal,  en  su  despacho  de  Castellana,  3,  seguramente  para 
limar  asperezas  entre  ambos,  suscitadas 
tras  el  cese 
de  EmiliD  Romero  c o mo  delegado  nacional  de  Prensa  del 
M o v i m i e n t o.  «Pero  no  —^ha  dicho  E.  R.  a  B y N —.  Al  pre 
sidente  no  le  importa  que  le  siga  m o r t i f i c a n do  con  mi 
posición  crítica.  M ás  bien  hablamos  de  política,  del  mo 
mento  h i s t ó r i c o.  Que  ¡más  que  un  cambio  de  situación 
se  trata  de  cambio  de  Estado.  Y  para  esa  tarea,  le  dije 
al  señor  Suárez,  cuenta  usted  con  un  Gobierno  muy 
débil.» 

Pero  a  lo  que  vamos,  a  lo  que  cuenta  y  d i ce  Emilio 
libro,  del  que  entresacamos  algunos 

Romero  en  este 
párrafos  y  personajes. 

CABANILLAS 
El  hombre  de  Fraga  en 

el  exilio 

interior 

«Pero  el  Gabinete 

tenía 
otras  dos  personalidades  de 
cuidado,  como  diría  Romano-
nes,  especialmente 
dotados 
para  el  "sotío  v o c e"  y  la  cir 
cunvalación:  Pío  Cabanillas  y 
Antonio  Carro.  El  primero  ha 
bía  sido  hasta  ahora  el  hom 
bre  de  Fraga  en  el  exilio 
in 
terior  del  político  de  Lugo, 
embajador  en  Londres  del  Go 
bierno  Carrero;  estaba  agaza 
pado  con  astucia  en  las  Cor 
tes  Españolas,  en  el  Consejo 
del  Reino  y  en  la  Tabacalera. 
Ahora  saltaba,  desde  el  Con 
sejo  del  Reino,  al  Poder  sobre 
la 
Información.  Se  pegó  al 
presidente  como  una  ostra  del 
Grove.  Fue  el  autor  de  la  Ley 
de  Prensa  de  1966,  que 
tan 
intensamente  y  sinceramente 
ayudamos  a  sacar  adelante  en 
las  Cortes  Torcuato  Luca  de 
Tena  y  yo.  Antonio  Carro  era 
profesor  de  Derecho  Político, 
lo  pondría  a 
y  el  presidente 
su 
lado,  en  el  M i n i s t e r io  de 
la  Presidencia  como  un  "neo-
Laureano".  Gallego 
también. 
Ocupó  la  misma  antesala  pre 
sidencia!  de  López  Rodó.  El 

CALVO  SERER 

Del  más 
In 
telectual  a  la  Junta  Democrática 

integrismo 

feroz 

«Cuando  Fernando  Herrero 
Tejedor  era  M i n i s t ro  Secre 
tario  General  del  M o v i m i e n t o, 
tras  el  cese  de  José  Utrera, 
el  Vicesecretario  G e n e r al 
Adolfo  Suárez  y  yo  acudimos 
a  almorzar  con  Antonio  Gar 
cía  López  y  Dionisio  Ridruejo, 
la  Socialdemo-
dirigentes  de 
invitar  a  esta 
cracia,  para 
la  oposición 
organización  de 
a  que  tomara  parte  en  el  pro 
ceso  asociativo  y  pluralista 
del  Régimen,  ya  que  si  su 
filosofía  era  socialista  y  de 
mocrática,  no  era  marxísta  o 
liquidadora  de  la  libertad;  así 
lo  habían  declarado.  El  Régi 
men  en  esos 
instantes  esta 
ba  dispuesto  a  tragar  oposi 
ción  en  dosis  iniciales  pruden 
tes  hacia  una  expansión  gra 
dual.  El  parecido  de  la  Social-
democracia  española  venía  a 
ser  el  de 
la  Socialdemocra-
cia  alemana  después  de  pur 
garse  en  el  C o n g r e so  de 
Bag  Godesberg.  Dionisio  Ri 
druejo  nos  dijo  de  entrada 
que  el  Régimen  estaba  muer 
los  muertos  no  se 
te  y  con 

presidente  del  Gobierno  me 
dijo  en  su  casa  del  Plantío, 
en  "La  C h i r i p a ",  tres  días  an 
tes  de  constituir  el  Gobierno, 
que  éste  sería  " f u e r t e ".  Efec 
tivamente,  hizo  un  Gobierno 
f u e r t e;  después  observé  que 
era  fuerte  solamente  de  per 
sonalidades.  Fue  una  selec 
relevante,  pero  podría 
ción 
ocurrirle 
lo  que  al  fútbol  es 
pañol  en  Amberes,  donde  me 
dia  docena  de  ellas  harían  vir 
tuosismo  y 
individual. 
juego 
El  presidente  los  mandó  a  to 
dos  a  la  caseta  antes  de  los 
dos  años  y  realizó  dos  crisis 
parciales.» 

pactaba.  «Hacerlo  ahora  — d i 
j o—  sería  hipotecarse 
fatal 
mente  para  el  futuro.»  Por  to 
do  esto  se  obligaba  ai  Régi 
men  a  hacer  una  democracia 
intramuros.  Algunas  persona 
lidades  del  propio  sistema, 
que  habían  ostentado 
funcio 
nes  eminentes  en  la  historia 
del  Régimen  y  en 
la  A d m i 
tampoco 
nistración  Pública, 
aceptaban  el  Estatuto  del  De 
recho  de  Asociación.  La 
fa 
m i l ia  Garrigues  salía  a  la  su 
perficie  política  con 
ideolo 
la  ame 
gía  democrática  «a 
ricana»,  y  con  una  opción  a 
tomar  parte  en 
los  aconteci 
mientos  f u t u r o s.  Pero  la  opo 
sición 
fundaba 
extramuros 
dos  pactos,  uno  de  ellos  de 
inspiración  comunista  en  ese 
maridaje  alucinante  de  Santia 
go  Carrillo,  dirigente  máximo 
del  P.  C.  y  Rafael  Calvo  Se-
rer,  del  Opus  Dei  y  el  más 
feroz  integrista  intelectual  de 
los  años  40  y  50.  Se 
llamó 
!s  «Junta  Democrática»  y  el 
«engrasador  de 
e j e s» 
— c o mo  dice  esa  canción  ame 
r i c a n a—  era  García  - Trevija-
no.  El  otro  pacto  se 
ilamaba 
«Plataforma  de  Convergencia 
Democrática». 

los 

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Blanco y Negro (Madrid) - 24/07/1976, Página 28
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