2002-07-08.LA RAZON.ARTE DE PENSAR EN UN DIARIO AGT

Publicado: 2002-07-08 · Medio: LA RAZON

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ARTE DE PENSAR EN UN DIARIO 
LA RAZÓN. LUNES 8 DE JULIO DE 2002
ANTONIO GARCÍA TREVIJANO 
Hoy escribo la columna número 300. Doy todo el mérito a la confianza en sí misma de LA RAZÓN, capaz de publicar en serie artículos de pensamiento que contradicen su línea editorial. En el fondo, no se trata de una generosidad del periódico, ni de una coartada política, sino de una fidelidad al principio fundador de que sin libertad de pensamiento ajeno no puede existir la de expresión del propio. Pues lo que entonces se expresaría ya no serían pensamientos de la razón crítica o dialéctica, deducidos del análisis de la realidad, sino meras opiniones de preferencias morales o políticas, ancladas en ideas salidas, como piedras de una honda, de los preconceptos ideológicos y conciertos de intereses que animan la coherencia editorial de cada medio informativo. 
   Gran parte de los editoriales de LA RAZÓN y la mitad de los escritores de «Otras Razones», ahondando el nivel donde se forman las opiniones, han metido en el periódico el arte de pensar ideas de interés público. Un arte sometido a reglas menos severas que las requeridas para elaborar conceptos en tratados sistemáticos, pero que produce pensamientos tan profundos y originales como en los mejores libros de ensayo. 
   La observancia de estas reglas por los editorialistas de LA RAZÓN y por los exponentes de «Otras Razones» ha conducido a una inesperada convergencia en el modo de pensar de tradiciones divergentes en la vida histórica de la razón. Cuando difieren en sus conclusiones, como en la mayoría de los temas tratados, coinciden en la manera objetiva de llegar a ellas. Lo cual evidencia que es el sentimiento inicial y no el camino propio del pensamiento lo que las separa. Y cuando coinciden en las síntesis de sus respectivos análisis lo hacen al modo como se producen habitualmente los acuerdos finales entre hombres y mujeres, o sea, por distintos motivos o incluso por diferentes razones.
   El arte de pensar, sometiendo los sentimientos a la inteligencia, consigue transformar las intuiciones en razones y las opiniones en pensamientos, a condición de que la listeza no cierre el bucle de las ideas veraces o justas antes de que recorran todo el potencial de su desarrollo, y de que las ambiciones mundanas no antepongan las pasiones del interés a las de la verdad y la justicia. 
   Si la geometría nos apasionara a todos, tanto como el amor, el dinero, el poder o la fama, veríamos sin sorpresa cómo la sociedad bienpensante cerraría los ojos o aplaudiría con entusiasmo la obstinación de los geómetras en aplicar a los triángulos las reglas del círculo. Imaginado por Leibniz para denunciar los desvaríos mentales que las pasiones causan a los pensamientos, el disparate de los imaginados geómetras no sería mayor que el de los intelectuales europeos que llaman democracia a una oligarquía de partidos a fin de atribuir a aquélla las reglas y los abusos de ésta. 
   LA RAZÓN es el único medio europeo que ha denunciado la gran falacia argumental del Estado de partidos; la raíz de la mentira fundadora que hace imposible el asomo de veracidad en el discurso público, la adecuación del lenguaje a los hechos y la consistencia de las ciencias políticas. Otra cosa es que, a diferencia de las «Otras Razones», LA RAZÓN transija con los geómetras del Estado de Partidos y apruebe sus leyes, por coincidir en la exaltación de la seguridad (sobre la verdad y la dignidad) que trajo el miedo de los partidos a la libertad en 1977 y al peligro terrorista en 2001. 
   La libertad de pensamiento ha introducido pues en este periódico la polémica clásica entre el arte de pensar lo verdadero («penser vrai») en las «Otras Razones», y el arte de pensar lo ajustado («penser juste») en la línea editorial de LA RAZÓN. Distinta finalidad del pensamiento que impone reglas diferentes en el arte de pensar.