2004-02-16.LA RAZON.APATÍA EUROPEA AGT
Publicado: 2004-02-16 · Medio: LA RAZON
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OTRAS RAZONES 26 LA RAZÓN LUNES, 16 - II - 2004 OTRAS RAZONES APATÍA EUROPEA UNA VACUA CAMPAÑA ELECTORAL ¿C ómo de- P ocas personas serias siguen con atención las vicisitudes que en- torpecen y retrasan el proceso de la unidad europea. Cualquier documental sobre la conducta de los ani- males o el origen del cosmos despierta más curiosidad que las informaciones sobre la UE. El aislamiento de los españoles, su lar- ga reclusión en el estrecho habitáculo de la dictadura les hizo creer que su entrada en la comunidad europea les cambiaría la vida y los haría modernos. Ha bastado una gene- ración cultural para que su inicial ilusión se transforme en indiferencia. Aparte de sub- venciones, nada de orden cultural o civili- zado se espera ya de Europa. Aznar ha sin- tonizado con esta apatía y nadie le exige cuentas por su portazo a la Constitución de la UE. La Europa tecno-burocrática que se está construyendo a espaldas de los ciudadanos no puede levantar el entusiasmo que des- pertaría la aurora de una Europa democrá- tica y soberana. Pero no es a causa de estas carencias por lo que Aznar muestra reticen- cias nacionalistas y atlánticas a la perspec- tiva de su unidad constitucional. Pues la de- sea menos democrática (con privilegios para España y Polonia) y sin política exterior y de defensa propias. Dejando de momento la cuestión de la ausencia de libertad política en los ciudadanos europeos, tanto el nacio- nalismo español como el vasco-catalán ali- mentan la indiferencia popular sobre la que se afirma la apatía europea del Gobierno. La emoción nacionalista concibe como derechos los deseos de gozar de privilegios fuera de su ámbito territorial. Sean los de pretender para el Estado español más votos de los que proporcionalmente le correspon- den en la UE, sean los de integrar en esa co- munidad de Estados a regiones o nacionali- dades sin Estado. Cuando exceden a su objeto, el amor y el odio se abrazan a es- pectros autocomplacientes, surgidos por en- canto de vaporosas ensoñaciones que no controla la inteligencia. Ante la falta de emoción que ocasiona la carencia de sobe- ranía europea, tan fantasmal es la reivindi- cación española como la vasco-catalana. Dos caras desgastadas por la historia narci- sista de una misma moneda arqueológica. Los procesos de creación parecen divi- nos. Para muchos pensadores solo ocurren en el arte. Las épocas se llaman modernas por la admiración que despiertan las nove- dades. Era el punto de vista de Baudelaire. Pero como no hay genuina novedad sin ori- ginalidad, y ésta es tan rara en el mundo po- lítico, los tiempos de la novedad por la no- vedad, esos en que cualquier cosa baladí hace historia, son más aburridos y monóto- nos que los de estimación de lo tradicional. ¿Hay alguna novedad creadora en la UE? Sin las creaciones de la libertad no habría mundo moderno. Los europeos dejaron de ser modernos desde que aceptaron y se acostumbraron a la ausencia de originalidad en el mundo artístico y de libertad demo- crática en el político, o sea, desde comien- zos de la segunda mitad del siglo XX. Mientras que los ciudadanos no se rebelen contra las oligarquías políticas que gobier- nan los Estados de Partidos, dentro de ellos no nacerán las emociones colectivas que escoltan y guar- dan las instituciones de la libertad. Sin embargo, aun- que la UE tenga su causa fundacional en los Estados de Parti- dos, el carácter abierto y acumulativo de sus elementos permite abrigar la esperan- za de que, por su causa final, evolucionará hacia la democracia. No hay pues contra- dicción alguna en pedir a los gobiernos que aprueben la Constitución no democrática de la UE, y propiciar a la vez la unión ma- siva de los europeos contra las Constitu- ciones cerradas y bloqueadas de los Esta- dos de Partidos, que no han tolerado la menor transformación de sus estructuras oligárquicas en democráticas desde que se fundaron. La novedad de la UE está en la posibilidad de que, en coyuntura favorable, el aumento cuantitativo del poder econó- mico-demográfico determine la necesidad de su transformación cualitativa en poder democrático. AAnnttoonniioo GGAARRCCÍÍAA TTRREEVVIIJJAANNOO bería ser una seria y responsable campaña electoral? Desde luego bastante distinta de la que empieza a dar sus primeros pasos de cara a los próximos comi- cios. Y en que el análi- sis en profundidad de los problemas que afectan a nuestro país y la exposición de las políticas adecuadas para re- solverlos es sustituida, en la confrontación en- tre los dos partidos mayoritarios, por aéreas ofertas numéricas, cuya viabilidad ni siquiera se explicita. Como si los candidatos fuesen prestidigitadores que se sacan conejos de la chistera. Así, mientras nuestras escuelas pú- blicas se encuentran mayoritariamente en un estado penoso, situación inevitable dada la in- suficiencia de nuestros presupuestos para edu- cación, y los que nos dedicamos a la enseñan- za vemos como se ha degradado la capacidad de redacción en las nuevas generaciones, se promete por Rajoy que los niños y niñas van a empezar a aprender el inglés a los tres años. Sería de temer que, dentro de esta guerra de fútiles ofertas, la oposición anunciara como iniciación para el estudio de tal lengua la edad de dos años, dejando para los tres el estudio PALABRA DE ZP N os quejábamos de que la campaña es- taba un poco sosa, cuando en estas apareció Pepe Blanco presentándonos el lema del PSOE y el acrónimo del candidato y nos animó la cuestión. Para nada quiere esto de- cir que le quite méritos a Llamazares y su lema para IU «Palabra», el mismo que utilizó Aznar en el 89 aunque aderezado con «la estrategia del champiñón» que atribuye al PP, lo cual in- dica que IU está hecha una seta, pues copia has- ta lo que critica. Y es que tenemos unos líderes que no nos los merecemos. Mientras, otros tra- tan de ser originales, como los socialistas, con lo de ZP. Y lo han conseguido sobradamente: el chorro de chistes que han proliferado a costa de la ocurrencia no tiene desperdicio y a ZP le atri- buyen de todo menos el significado que el PSOE pretende, o sea, el de Zapatero Presiden- te. ¡Qué se le va a hacer! Te gastas una pasta en «expertos internaciona- les» y te salen con ZP. Pe- ro lo estupendo es lo de «Merecemos otra España mejor», pues aquí no hay más remedio que preguntarse cuál es esa «otra» España, ¿la que quiere el socio del PSOE Ca- rod-Rovira, es decir, ninguna? ¿La de las 17 agencias tributarias o 17 Tribunales Supremos de Zapatero? Es comprensible que el PSOE uti- lice la palabra «España» para tranquilizar des- pués de sus concesiones a los radicales o sus propuestas disgregadoras. Lo malo es que pien- san que «Zon la Pera». Palabra. LLuuiissaa PPAALLMMAA REBOREDO Y SAÑUDO complementario del francés, italiano y ale- mán. ¿Una divertida caricatura? Ya no lo es el debate pintoresco so- bre el número de orde- nadores de que van a disponer los alumnos en las escuelas, en que se ha entrado en una guerra de cifras Un or- denador por cada dos alumnos, uno para cada alumno, se podría llegar en este delirio a dos por alumno. Y se olvida que estamos a la cola del desarrollo en nuevas tecnologías. ¿Se ha hecho inalcanzable el elemental de- recho a una vivienda? Compitamos para ver quién ofrece más cientos de miles de vivien- das en alquiler o en compra en condiciones fa- vorables Las promesas se disparan grotesca- mente sobre el papel. Pero no se explica cómo se va a combatir el precio del suelo y poner freno a las enormes ganancias y a la corrup- ción de los constructores. Ni mucho menos se afronta la patología de un desarrollo en que la construcción alcanza un papel preponderante sin beneficiar al conjunto de la sociedad. ¿Hay preocupación por la inseguridad ciudadana? Después de haber reducido el número de efec- tivos en la Fuerzas de Seguridad, en favor de los servicios privados, el PP anuncia un au- mento de policías, sin confesar su anterior re- ducción. Y los grandes problemas se evaporan en es- ta competición de ofertas, en la cual, que yo sepa, sólo Llamazares se ha negado a entrar calificándola de «subasta». Decisivamente se rehuye el problema de aumentar los ingresos del Estado, tan bajos en relación con los paí- ses de nuestro entorno, y que son necesarios para obtener adecuados servicios públicos. Muy por el contrario, se habla por el PP de «bajar los impuestos», tendiendo una trampa al ciudadano que habrá de compensar la insu- ficiencia de tales servicios a costa de su bolsi- llo. Una función fundamental de un sistema fiscal progresivo es conseguir una mínima re- distribución de la riqueza. Que la derecha se oponga a ella forma parte de su lógica, pero no debería ser ésta la actitud de la izquierda, que en el caso del PSOE no se atreve a aco- meter tal problema. Y es que el esfuerzo de ambos partidos mayoritarios por situarse en la ficción del centro y arrancar votos al contrin- cante desvirtúa toda nuestra política. Y, ¿qué diremos de la necesidad de progra- mar un eficaz modelo de desarrollo? Estamos viviendo de las ayudas de la Unión Europea, como nos recordó Schröder, del turismo y la construcción. Mientras en el delirio de la ofer- ta capciosa habla Rajoy del «pleno empleo», se marchan empresas y no trabajan nuestros astilleros. Se hunden nuestras fuerzas produc- tivas. Y dedicamos cifras mezquinas a la in- vestigación, sin la cual no cabe desarrollo a largo plazo. La política es arte de elegir y programar el funcionamiento y camino de una colectividad, sobre la base económica de recursos escasos y la social de múltiples intereses que llegan a ser contradictorios. Entonces ni económica- mente cabe el milagro de los panes y los pe- ces, ni socialmente es posible sustituir el com- promiso y el proyecto de sociedad por la universal sonrisa que contente a todos los sec- tores sociales. CCaarrllooss PPAARRÍÍSS